EL TIEMPO LIBRE EN CONDICIONES DE FLEXIBILIDAD DEL TRABAJO: CASO TETLA TLAXCALA
María Áurea Valerdi González
La historia del tiempo libre es la parte más importante de nuestra vida.
(Diderot)
1.1 Introducción. La preocupación por el tiempo.
En gran parte de la producción teórica actual sobre el tiempo libre en los países desarrollados, resalta el hecho de que en la historia de la humanidad el trabajo no ha sido más que un mal necesario, pues en realidad se tiende hacia un proceso liberador del mismo, en el sentido de escapar del trabajo para llegar a lo más elevado del ser humano, hacia el goce del tiempo de verdadera libertad: el ocio (Cuenca 2000, Jáuregui 1999, Levine 2001). La crítica que pudiera hacerse a estas posturas es su visión universalista, en la que se pretende que lo que pasa allá (en los países desarrollados) pueda pasar aquí (en los países de América Latina), comprensible desde la visión de occidente, pero con limitantes cuando se aplica a países latinoamericanos, pues los beneficios del desarrollo capitalista son desiguales.
Los estudios sobre el tiempo libre son muy recientes, se puede considerar que desde principios de la industrialización, en cambio lo relacionado con el valor del tiempo en general, ha sido un motivo de preocupación para los hombres en distintas épocas de la historia. Las primeras concepciones de la medición del tiempo están ligadas a las necesidades de prever los fenómenos de la naturaleza, como la aparición de la lluvia y la supervivencia, las actividades del campo y del pastoreo. En los grandes imperios teocráticos, se creía que el ritmo del tiempo era dictado por los dioses para controlar la vida social, en una idea utópica de orden, justicia y libertad. “Entre los egipcios, el tiempo seguía el ritmo de las exigencias agrícolas” y en la edad de hierro Cronos se vuelve el Dios del tiempo (Antaki 1998: 12).
El estudio del tiempo para las ciencias naturales ha sido también un tema de importancia. Hasta principios del siglo XX la gente creía en el tiempo absoluto, como una forma única, en la que todos estarían de acuerdo en que el intervalo que pasa entre dos sucesos es igual. Fue el descubrimiento de la velocidad de la luz lo que condujo al desarrollo de la teoría de la relatividad y con ella cambiaron los conceptos de tiempo y espacio. “En la teoría de la relatividad no existe un tiempo absoluto único, sino que cada individuo posee su propia medida personal del tiempo, medida que depende de dónde está y cómo se mueve”. En lugar de un tiempo absoluto “…cada observador tendría su propia medida del tiempo, que sería registrada por un reloj que él llevase consigo… de este modo, el tiempo se convirtió en un concepto más personal, relativo al observador que lo medía” (Hawking 1998: 44, 182).
Pero el tiempo es sobre todo una construcción social, obedece a las relaciones sociales que los hombres establecen bajo determinadas condiciones históricas y sociales y su significado ha cambiado desde que la Iglesia Cristiana en el año 532 (Antaki 1998), descubrió que el tiempo era un instrumento importante de poder. Esta nueva regla impuso la organización del día y definió los horarios de trabajo. Tanto el poder civil como la iglesia cristiana se disputaban el control del tiempo para sus propios fines.
Ligado a la naturaleza o a las necesidades de supervivencia, explicado por las ciencias exactas o bajo el poder de la iglesia cristiana o el poder civil, el valor del tiempo ha merecido formas variadas de explicación. Por ello, se han creado diferentes concepciones desde diversas ópticas, el tiempo entonces se percibe como: personal o social, litúrgico o secular, arquetípico o histórico, estacional o mecánico, cíclico o lineal, inter subjetivo u objetivo (Lowe 1982). Sin lugar a dudas el reloj primero y el cronómetro después marcaron la gran diferencia en la concepción del tiempo. Lo importante es, hacer ver cómo bajo determinadas circunstancias histórico-sociales, se adquiere el valor del tiempo en general y del tiempo libre en especial.
En las siguientes líneas retomaremos algunos de los planteamientos clásicos sobre el tiempo de trabajo y el tiempo de ocio bajo las circunstancias que lo vieron nacer, con la intención de señalar que el binomio trabajo-tiempo libre no es una preocupación reciente, se ha estudiado con la idea de que ese tiempo libre o de ocio es la aspiración máxima del human being, una inquietud sobre la que se han vertido distintas opiniones, aquí nos interesa rescatar que el tiempo libre o de ocio no es la antítesis del trabajo sino que trabajo y ocio son complementarios.