Luis Brunett Pérez
TRABAJOS DE EVALUACIÓN DE LA SUSTENTABILIDAD EN SISTEMAS DE PRODUCCIÓN DE LECHE
La mayoría de los trabajos de evaluación de la sustentabilidad en la producción de leche se han concentrado en sistemas intensivos y en aspectos de corte ecológico.
Por ejemplo, Heitschmidt (1996) evalúa las prácticas agrícolas relacionadas con la ganadería (producción de forrajes), mediante el diseño de una matriz de entradas y salidas de energía que presenta el sistema leche. Utiliza como variables el consumo de energía de la maquinaría y equipo, así como la de los concentrados para consumo animal de tal modo, que determina un coeficiente de consumo de energía del sistema.
El análisis de Hermans (1993) compara cuatro sistemas a nivel experimental, con diferentes grados de intensificación, utilizando tres indicadores: carga animal (unidades de forraje/ganado por hectárea), producción de leche y carne por hectárea y margen económico por hectárea.
Otro grupo más ha puesto especial atención en el ciclo del nitrógeno, a través de la identificación de las diferentes fuentes de este elemento que ingresan al sistema, como son: los concentrados y la aplicación de estiércol, entre muchas otras (Dou, 1996; Berensten 1994). En este mismo sentido se encuentran trabajos que abordan problemas ambientales derivados de la explotación lechera al cuantificar la entrada y salida de Nitrógeno, evaluando la volatilización del amonio del estiércol y sus efectos en el suelo, agua y aire (Berentsen 1996; Jarvis 1996).
Levins (1996), centra su estudio en un análisis de tipo financiero de los establos evaluados y propone cuatro indicadores para establecer el grado de avance a la sustentabilidad: (a) dependencia de programas gubernamentales, (b) uso de maquinaria, químicos y energía, (c) generación de empleos y (d) balance entre alimentos y producción.
Otras investigaciones han ampliado su enfoque a la incorporación de aspectos ecológicos, sociales y económicos y sus interrelaciones, a partir de los efectos en el ambiente y en la viabilidad financiera por la alta entrada de Nitrógeno, Fósforo y Potasio que ingresa al sistema vía alimentos y fertilizantes y que afecta a la economía de los productores, así como las posibles enfermedades que se presentan por la contaminación de metales pesados, virus, bacterias y parásitos, como consecuencia del mal manejo del estiércol (Fox et. al., 1993).
Por su parte, González (1998), desarrolla una serie de indicadores para evaluar dos sistemas de producción de leche en pastoreo en condiciones experimentales, uno considerado de bajos insumos (alternativo) y el otro, un sistema tradicional de la región (convencional). Su evaluación es a través de catorce indicadores cuantitativo y cualitativo construidos por medio de los siguientes criterios: eficiencia energética, eficiencia nutricional, eficiencia económica, impacto ambiental, calidad de los recursos naturales, estabilidad financiera, bienestar animal y distribución del ingreso. Expresados con indicadores, como ingreso de nitrógeno, de energía, margen bruto, tasa interna de retorno, relación beneficio-costo, calidad de suelos, estado físico y de salud de los animales.
Una evaluación de sustentabilidad del sistema de producción de leche a nivel de finca, en Colombia, utilizando la propuesta metodológica del Marco para la Evaluación de Sistemas de Manejo Incorporando Indicadores de Sustentabilidad (MESMIS), es la que realizó Pérez (1999), quien comparó 5 fincas utilizando 46 indicadores, abundando en los aspectos productivos y zootécnicos del sistema. Para ello desarrolló un modelo de simulación alimentado con una serie de restricciones derivadas de los indicadores.
Por su parte Villa (2001) realiza también una evaluación de la sustentabilidad en los agroecosistemas de horticultura-ganado lechero en Tenango del Valle, México. Trabaja con el (MESMIS) y compara el agroecosistema hortícola contra el agroecosistema hortícola-ganado lechero. Concluye que no hay grandes diferencias entre ambos agroecosistemas, ya que los dos se basan en un alto consumo de agroquímicos, presentan altos rendimientos y la producción está destinada para el mercado más que al autoconsumo. Aunque identifica cuatro puntos débiles en la sustentabilidad de cada agroecosistema que pueden comprometer la viabilidad de los mismos. En materia de la producción de leche centra su atención en la rentabilidad de esta actividad a partir de un análisis de costos y retornos, así mismo, estudia el manejo y los efectos en el suelo por la aplicación de abono orgánico. Concluye que los puntos críticos para la ganadería lechera son: (a) el alto uso de alimentos balanceados y (b) escasez de la mano de obra para atender a los animales. Situaciones que comprometen su viabilidad, a pesar de los altos ingresos generados por la actividad lechera.
Un estudio más, que aborda a la producción de leche, es el realizado por Perales et. al., (2000), estudian el sistema agrosilvo-pastoril del Sur de Sinaloa para proponer alternativas más sustentables. La evaluación se realizó aplicando el MESMIS. Las innovaciones tecnológicas propuestas para el sistema pecuario giran en torno a la mejora de la alimentación del ganado a partir del establecimiento de cultivos forrajeros como: pradera, sorgo y maíz para ensilaje. Dentro de este trabajo destaca un análisis de los costos que implican la incorporación de las tecnologías y sus beneficios en la estabilidad del sistema, así como la incorporación del uso del modelo de simulación (EPIC) para simular la pérdida de suelo y el rendimiento de forraje. La evaluación consistió en la estimación de 22 indicadores de diferente índole.
En todos los casos se desarrollan y proponen métodos e indicadores para la medición de la sustentabilidad, por lo que se consideró de suma importancia diferenciarlos y analizar sus propuestas y resultados a fin, de contar con elementos que permitan la construcción de indicadores propios, para la evaluación de la sustentabilidad de los agroecosistemas campesinos de maíz y leche de la región del Valle de Toluca.