Luis Brunett Pérez
PROPIEDAD: Productividad
CRITERIO: Productividad
1.- Rendimiento de maíz
Las unidades evaluadas muestran un rendimiento promedio de grano de maíz para el ciclo agrícola P/V 1999, de 4.62 toneladas por hectárea para el AC y de 4.32 para el AM.
Los rendimientos son superiores a los promedios en el Valle de Toluca, donde se reportan producciones de 3.6 toneladas por hectárea (SAGAR/DDR I 1998). Sin embargo, son ligeramente bajos comparados con los rendimientos potenciales definidos por el INIFAP para la región, que con ciertos requerimientos edafoclimáticos y con la aplicación del paquete tecnológico recomendado son de 6.0 ton/ha (INIFAP 1995). Cabe mencionar que en las parcelas muestreadas se realiza el cultivo del maíz con un alto uso de las prácticas y técnicas propuestas dentro del paquete tecnológico (semillas mejoradas, labores mecanizadas, fertilizantes químicos).
De esta forma, puede suponerse que incrementos mayores implicarían un aumento de insumos con sus correspondientes consecuencias económicas y ambientales. Por lo tanto, se puede afirmar que la productividad del maíz es adecuada en ambos agroecosistemas.
PROPIEDAD: Productividad
CRITERIO: Productividad
2.- Rendimiento de leche
La tabla No. 5.5 muestra que el AM presenta un mejor rendimiento de leche/vaca: en promedio un 65 por ciento mayor al del AC, para el año de 1999. Esto puede deberse a varios factores, entre los que destacan la intensificación de la producción de leche con relación al maíz, una mejor alimentación del ganado aun en época de estiaje, un mayor cuidado en el manejo reproductivo, una mayor calidad genética de las vacas y un número más constante de vacas en producción por unidad.
Para el año 2000 en el AC existe, en términos generales, un aumento en la producción por vaca/lactancia en 4 de 6 unidades, situación atribuible a un mayor interés por la producción de leche que por el cultivo del maíz, así como a un proceso de introducción de las praderas de pastoreo para mejorar la alimentación de los animales. Si bien no se realizaron estudios a profundidad sobre el efecto de esta innovación tecnológica, los productores manifestaron haber observado un aumento de la producción de leche, que variaba entre uno y dos litros por vaca/día, y una reducción de alimento concentrado de hasta el 50 por ciento, durante la época de pastoreo o corte de la pradera.
Conviene mencionar que los datos del AM son superiores a los encontrados por Arriaga et al., (1998), quienes identificaron producciones de 3,600 a 3,900 litros por lactancia. La razón puede deberse a que la información de este trabajo, corresponde a los datos declarados por el productor.
PROPIEDAD: Productividad
CRITERIO: Rentabilidad
3.- Rentabilidad del Maíz
Con este indicador se trató de estimar el costo del cultivo de maíz, para posteriormente incluirlo en la producción de leche. Para efectos prácticos, sólo se presenta un promedio de los costos en los dos agroecosistemas, asignando un costo de oportunidad a la mano de obra familiar, al grano y al rastrojo.
Las columnas de monto y efectivo obedecen al cálculo siguiente: en el monto se asigna un valor a todo lo que se considera gasto, mientras que en la columna de efectivo aparece la cantidad que realmente desembolsó el productor.
En la tabla 5.6 se observa un mayor costo de producción en monto para el AM, sin embargo, al recurrir al costo en efectivo, se observa un menor gasto. La situación obedece, básicamente, a que las unidades del AM consumen menos diesel, ya que los tractores son de modelos más recientes.
En cuanto a la relación beneficio–costo, se observa que el cociente es mejor en el AC con 1.33, mientras que el AM presentó 1.19. Este análisis también indica que aun en este tipo de agricultura sigue siendo mejor invertir en esta actividad que dejar el dinero en un banco para obtener los intereses bancarios, por lo que sigue siendo mejor opción invertir en la agricultura. En el análisis no se consideró el costo de la renta de la tierra.
La gran mayoría de las unidades estudiadas reciben el apoyo de PROCAMPO. Del total de las unidades sólo una no recibe este apoyo, dos no tienen incorporada toda su superficie y el resto reciben apoyo a toda la superficie de la unidad. Sin embargo, aun aplicando el subsidio de PROCAMPO, —que para el año 1999 fue de $708.00 por hectárea y para el año 2000 de $778.00—, la rentabilidad del maíz se ha visto seriamente disminuida por el constante aumento del precio de los fertilizantes y la caída del precio del grano. En los dos años de medición, el precio de los fertilizantes aumentó 7.5 por ciento, mientras que el precio del grano disminuyó 15 por ciento. En este sentido, la información proporcionada por los productores coincide con los datos de SAGARPA (DDR No I 2001).
Propiedad: Productividad
Criterio: Rentabilidad
4.- Márgenes de la producción de leche
Los siguientes datos corresponden al análisis económico de la leche en monto, es decir aplicándole valor a los insumos propios y a la mano de obra familiar. En la tabla 5.7 se observa una enorme variabilidad en los márgenes obtenidos por unidad de producción.
Los márgenes negativos que presentan tres unidades del AC son consecuencia de sus altos costos de producción, mientras que en el AM, sólo una unidad resultó con un margen ligeramente negativo, en 1999. Es conveniente resaltar que el retorno (precio de la leche) fue superior en el AM en los dos años de evaluación, lo que a su vez permite mejores márgenes.
Otros factores que influyen son: (a) el manejo de recursos —como son mano de obra familiar y forraje disponible— y (b) el costo de los insumos.
En cuanto al análisis económico de la producción de leche en efectivo, es decir, considerando, exclusivamente lo que desembolsa el campesino en dinero y que corresponde más a la lógica con la cual el productor analiza el comportamiento financiero de su unidad. Al respecto, en la tabla 5.8 se observa que existen mayores márgenes de ganancia en la mayoría de la unidades. Llama la atención el caso de dos unidades en el AC, la unidad GA, que para el segundo año no produjo leche porque vendió el ganado para solventar problemas familiares. Por otra parte, la unidad LA es la única que presenta márgenes negativos, debido al bajo nivel de producción y del precio de la leche.
La percepción que tienen los productores sobre la rentabilidad de sus unidades, es que de lo que reciben de pago por concepto de la leche, la mitad corresponde a los gastos que genera la compra de alimento balanceado, en tanto que el resto, lo consideran ganancia, además de las crías que pueden ser vendidas o destinadas a la recría. Evidentemente, este análisis de los productores no incluye su mano de obra, ni su forraje, tampoco gastos de insumos menores, como jabón, mantas, agua, monta y botes.
En un estudio realizado en el AC, para determinar el costo de producción de la leche, aplicando la metodología de costos fijos y costos variables, las unidades resultan con utilidades de 5 por ciento Renobato (2001). Conviene aclarar que en la lógica económica de los campesinos, no aplican el costo de la mano de obra ni de los insumos agrícolas y menos la depreciación de las instalaciones y el costo de reemplazos.
Otros análisis más que ayudan a comprender el comportamiento económico de las unidades respecto al uso de sus recursos y su rentabilidad, es el margen por día trabajado. El dato fue obtenido sólo para el año 2000.
Figura 5.5: margen por día trabajado en el 2000 ($/día)
Los datos muestran un mejor retorno de la mano de obra familiar dedicada a la producción de leche en el AM. Con respecto al AC, destaca el caso de la unidad GA, que se eliminó, ya que no produjo leche, y el de la unidad LA, que presenta valores muy bajos respecto al grupo. En cuanto al AM, la unidad EA ha sido catalogada como sobresaliente, comparativamente con el resto de las unidades, por el manejo de su ganado, la cantidad de superficie, el número de cabezas y la eficiencia económica que presenta Espinoza et al., (1997). Eliminando estas distorsiones se puede establecer que las unidades del AM perciben ingresos, en términos generales, un 70 por ciento más que las del AC por su día de trabajo. Así mismo, el ingreso es superior al de un jornal en el campo ($ 60.00 diarios) durante el periodo de investigación.
PROPIEDAD: Productividad
CRITERIO: Eficiencia
5.- Relación de energía cosechada/energía invertida
La eficiencia energética entre las unidades se muestra en la tabla 5.6. Un análisis general revela que existe una mejor relación de la energía que entra y que sale en el AM, ya que presenta valores entre un 35 y 40 por ciento superiores a los obtenidos en el AC. Sin embargo, al hacer un análisis más detallado se aprecia que en el AC, y específicamente, en el año de 1999, la unidad CE presentó valores significativamente más altos que todos los encontrados. La explicación se encuentra en que durante 1999 esta unidad elaboró su propio alimento y vendió una gran cantidad de animales, lo cual no es una constante en las unidades de producción.
Tabla 5. 9: Eficiencia energética (Mcal/ha) expresado en miles
Los datos obtenidos por unidad para el egreso de energía en los dos años de evaluación, muestran que la mayor parte es a través de la salida de grano para el AC, mientras que para el AM, es por medio de la leche.
Esta relación inversa corresponde a una especialización de la producción de leche de las unidades del AM y a que el grano de maíz se está aprovechando más en la alimentación animal que en la venta del mismo, no así en las unidades del AC, en que una cantidad importante del maíz se incorpora al mercado. Para el año 2000, esta tendencia cambió ligeramente como parte de un proceso de adaptación de las unidades del AC a la producción de leche.
Un análisis más detallado de los datos permite reconocer que en promedio, se observan mejores valores en el AM. Destacan las unidades FV y VR, en ambos agroecosistemas, ya que presentan valores superiores a los del resto de las unidades. La explicación para el primer caso, radica en la salida de grano de maíz, así como de animales; mientras que para el segundo, la eficiencia se da como consecuencia de una alta producción de leche. Otra conclusión a la que se llega es que el AM, produce más pero también consume más energía.
PROPIEDAD: Productividad
CRITERIO: Eficiencia
6.- Relación de nitrógeno cosechado vs. nitrógeno invertido
Como se observa en la tabla 5.10, existe una enorme variabilidad de los datos por unidad de producción respecto a la cantidad de nitrógeno que ingresa y egresa. Las razones del ingreso de nitrógeno pueden obedecer a diversos factores, como son: la superficie destinada al maíz, las mezclas de fertilizante, la superficie para la pradera, el número de animales a los que se les proporciona concentrado y el lapso de tiempo. La salida de nitrógeno, por su parte, está en función de otros factores, entre los que cabe señalar: la producción de leche, maíz, estiércol y animales. Estas últimas condiciones son determinadas por una serie de mecanismos que obedecen a situaciones económicas y sociales. Tal es el caso de la unidad VG del AC, que presenta una relación alta, debido a que vendió una buena parte del estiércol. No así el caso de la unidad VR del AM, cuyos valores son consecuencia de una relación más eficiente: bajo consumo de nitrógeno y altos niveles de producción.
Se observó en los dos ciclos de evaluación que los mayores valores de consumo de nitrógeno se encuentran en los fertilizantes dedicados al cultivo de maíz, donde se concentra entre el 86 y 96 por ciento del total de nitrógeno para el AC; mientras que para el AM, el consumo de fertilizante nitrogenado para el maíz se registra valores entre 54 y 77 por ciento. Sin embargo, a pesar de estas diferencias entre agroecosistemas, los valores se modifican en cuanto al ingreso de nitrógeno por concepto de alimento balanceado: el AM alcanza valores entre 16 y 19 por ciento; y el AC, entre 5 y 6 por ciento. Por lo tanto, el AM presenta un mayor ingreso de nitrógeno por concepto del alimento balanceado (para mayores detalles consultar el anexo B).
Tabla 5.10: Eficiencia en el uso del nitrógeno (Kg/ha)
En cuanto a los diferentes insumos que componen al total del nitrógeno que ingresa al sistema, los siguientes gráficos muestran que el mayor ingreso es por concepto de fertilizante, sobre todo el que corresponde al cultivo de maíz. Para el AM se observa que el nitrógeno que ingresa para la pradera y del alimento concentrado representa cantidades importantes.
Grafico 5.2: Ingreso de nitrógeno por insumo
Grafico 5.3: Egreso de nitrógeno por producto (kg/ha)
En cuanto a la salida de nitrógeno, se observa que en el AC se distribuye en varios conceptos, mientras que en el AM, la mayor parte de su salida ocurre a través de la leche.
PROPIEDAD: Resiliencia
CRITERIO: Fragilidad del sistema
7.- Fluctuaciones climáticas y su impacto en la producción
Para el ciclo agrícola primavera/verano del 2000, el rendimiento de grano se afectó en un 42 por ciento para el AC y en un 48 por ciento en el AM, debido a dos factores de índole climático: una fuerte helada y un adelanto de las lluvias (en el anexo B se expone una relación cronológica del comportamiento climático). Se estimaron los efectos económicos, de estas condiciones, así como la capacidad de recuperación de los agroecosistemas frente a ellas. De acuerdo con los campesinos las inclemencias referidas ocurren por lo general cada cuatro años.
Gráfico 5.4: Efectos de las heladas y del exceso de lluvias en la producción de maíz en las unidades de producción
Los efectos fueron mayores en el AM, como consecuencia de que se sembró antes, debido a que se cuenta con agua para preparar los terrenos, por lo que la planta se encontraba en una fase más sensible. El efecto mayor fue en la economía de los productores, ya que aunque cubrieron las necesidades de la familia y de los animales con grano del ciclo pasado, las perturbaciones desestabilizaron seriamente a todas las unidades de producción; si bien, no todas las parcelas de las unidades de producción resultaron dañadas. El análisis se centró en los predios monitoreados para rendimiento.
Aunque hubo un impacto en el subsistema de maíz, se observó que tiene buena capacidad de recuperación. Prueba de ello es que se sigue sembrando y se han obtenido buenas cosechas en los años siguientes.
Por lo que toca a las praderas ya establecidas, no se reportaron efectos por estas inclemencias. Cabe mencionar que las praderas en el AC se sembraron en el año 2000, pero tampoco se alteró su desarrollo a pesar de que algunas permanecieron inundadas por espacio de un mes. Esto comprobó a los campesinos la capacidad de adaptación de las praderas a condiciones extremas.
Los elementos referidos no permiten hacer un juicio definitivo sobre quiénes resultaron más afectados por las fluctuaciones climáticas, pero sí reconocer la resistencia de las praderas a las heladas e inundaciones. Bajo este criterio, se podría sostener que si bien ambos agroecosistemas sufrieron pérdidas en el maíz, las unidades del AC presentaron una mayor resiliencia, ya que mostraron una mejor respuesta ante las adversidades climáticas mencionadas.
Tabla 5.11: Efectos de perturbaciones climáticas en los agroecosistemas
Agroecosistema Convencional Agroecosistema Modificado
Efectos de las fluctuaciones climáticas Medio Bajo
PROPIEDAD: Adaptabilidad
CRITERIO: Calidad del suelo
8.- Cambios físicos y químicos de las propiedades del suelo
El análisis de los datos obtenidos para el caso del potencial de Hidrógeno (pH), sugiere que a pesar del uso constante de fertilizantes nitrogenados en el cultivo del maíz, no se muestra un proceso de acidificación significativo en el suelo, si se le compara con su respectiva besana.
Hasta ahora el pH no es un factor limitante en los dos agroecosistemas, pero será necesario estar al pendiente de estos cambios químicos en el suelo. Es posible que el mantenimiento del pH en el suelo se deba a la adición de fertilizante orgánico.
Se requieren estudios que traten con la debida profundidad los diferentes aspectos edafológicos, a fin de iniciar medidas preventivas sobre la degradación de este recurso.
Gráfico 5.5: Comparativo del pH en maíz y besana.
En cuanto a la comparación de las características físicas entre la pradera y su respectiva besana, se aprecia un mejor grado en el pH en el del AC que en el AM, aun cuando las praderas en el AM presentan una antigüedad de por lo menos 4 años de establecidas. Una posible explicación es que los terrenos del AC, donde se establecieron las praderas, se ubican en la parte baja del ejido, lo que permite que reciban materia orgánica y nutrientes de las partes altas, además de que se consideran áreas de agostadero.
Al igual que en el maíz, los datos no son concluyentes e invitan a continuar las investigaciones.
Gráfico 5.6: Comparativo del pH en pradera y besana.
Con relación a la cantidad de materia orgánica en el suelo del cultivo de maíz y su besana, los resultados muestran que es deficiente en ambos agroecosistemas, si se le compara con su respectiva besana. Considerando un valor ideal de 3.5, presentan promedios generales de por lo menos un 50 por ciento por debajo de este valor (ICAMEX, 1997), mientras que las besanas alcanzan valores más cercanos al ideal. La pérdida de materia orgánica es un fenómeno común en gran parte del Valle, como consecuencia de la acidificación y mineralización del suelo, por el mal uso de fertilizantes químicos (Velásquez, 1999).
Grafico 5.7: comparativo de materia orgánica en el maíz
Los resultados sobre materia orgánica en los predios destinados a las praderas, apuntan a ser mejores en el AC, que en el AM. La posible explicación de ello, es que la pradera se estableció en zonas bajas y en terrenos que tenían tiempo sin cultivarse.
Grafico 5.8: Comparativo de materia orgánica en pradera
En el mismo sentido, sería conveniente continuar estudiando los efectos que a lo largo del tiempo provoca el establecimiento de praderas como mejoradoras del suelo. En especial el proceso de fijación de nitrógeno por parte de las bacterias del género Rizobium y la reducción de fertilizantes nitrogenados, así como la disminución de la pérdida de suelo, por ser la pradera un cultivo perenne.
PROPIEDAD: Resiliencia
CRITERIO: Eficiencia en el uso del agua
9.- Consumo de litros de agua contra litros requeridos por la planta
Los datos obtenidos sobre los aforos y la estimación del agua que ingresa a la parcela, permiten inferir que, en promedio, la lámina bruta de riego es de alrededor de 19 cm; mientras que el requerimiento que se define a través del Uso Consultivo del Agua para el cultivo de praderas con características de suelo y temperaturas similares a la zona de estudio, es de 4.6 cm. Con base en esta información, se puede concluir que las unidades del AM consumen casi cuatro veces más agua. Por su parte, la eficiencia de conducción es, en promedio del 60 por ciento; en otras palabras, del agua que sale de la toma se pierde un 40 por ciento por fugas, evaporación y filtración. Los datos de eficiencia de conducción coinciden con los estudios realizados por las áreas operativas de la SAGAR.
Cabe mencionar que son muchos los factores que influyen en la cantidad de agua que consume una parcela. Entre ellos se encuentran: si es o no el primer riego de la temporada, la temperatura ambiente, la presencia o no de canaletas revestidas para conducir el agua, la pendiente del terreno, la textura del suelo y la frecuencia de riegos, entre otros.
Respecto al AC, los datos que se obtuvieron no permiten hacer un análisis comparativo de los agroecosistemas, ya que el agua para riego proviene de un río y una presa, lo que dificultó la obtención de datos.
Existen vacíos de información que obligan a dejar abiertas líneas de investigación sobre el recurso agua, como son: la capacidad de recuperación del acuífero del AM, los niveles de recarga, la eficiencia energética de la bomba y los efectos de establecer sistemas de riego tecnificado. Hacen falta, pues, elementos de juicio para determinar las posibilidades de seguir aumentando la superficie de cultivos de riego, y en especial las praderas en ambos agroecosistemas. Es reconocido el hecho de que en la región el consumo de agua para riego es alto, ya que aún se utiliza el riego por inundación.
PROPIEDAD: Confiabilidad
CRITERIO: Disponibilidad de forrajes
10.- Capacidad de carga
Los datos arrojados de los estudios que realizó la Comisión Técnica de Coeficiente de Agostadero (COTECOCA), muestran un proceso de sobreutilización del potencial productivo forrajero en ambos ejidos, aunque se agudiza en el ejido de Benito Juárez (AC), al rebasar en mayor proporción la frontera de capacidad de sustentación. En consecuencia el AC presenta una tendencia a sobrepastorear sus pastizales naturales con la probable pérdida de su biodiversidad, además de favorecer la erosión de suelos.
Tabla No. 5. 12: Datos de la sobrecarga forrajera de los agroecosistemas
Por lo que toca al ejido de San Cristóbal (AM), se infiere que el menor porcentaje de sobreexplotación de sus recursos forrajeros obedece a que buena parte de la carga animal se encuentra soportada en el uso de las praderas, en la reducción de prácticas de pastoreo en áreas comunales y en la incorporación de técnicas de conservación y mejoramiento de forrajes (silos y tratamientos de rastrojos con urea).
En conclusión, el AM presenta una tendencia más sustentable en este indicador, ya que excede en menor grado la capacidad de sustentación del ecosistema. Mientras que en el AC, el hecho de no dejar descansar los pastizales nativos para una recuperación, está incidiendo en las posibilidades de continuar con el esquema de producción actual.
PROPIEDAD: Autodependencia
CRITERIO: Uso de insumos externos
11.- Consumo de Agroquímicos
Para el cálculo de este indicador se consideró a los productos externos que utiliza el productor en la prevención de plantas indeseables. Los productos comerciales comúnmente empleados son Hierbamina y Gesaprim (2-4d-diamina y atracina). Estos productos representan un 2.6 por ciento del costo del cultivo. Como se observa en la Tabla 5.13, la aplicación de estos productos en ningún caso rebasa las cantidades recomendadas por el paquete tecnológico. Por lo que se consideró que el uso de dichos productos, al no ser excesivo, no provoca un impacto serio al medio ambiente.
En lo relativo a los químicos para combatir plagas del suelo, se observó que durante el proceso de evaluación los productores no utilizaron este tipo de sustancias, ya que la presencia de plagas no fue importante. De acuerdo con los productores e información técnica especializada, las plagas más comunes son la gallina ciega (Phyllophaga spp.) y el alfilerrillo (Diabrotica spp.). La presencia de estos insectos está determinada por factores climáticos, en especial el aumento de temperatura y la sequía. Durante los dos ciclos de evaluación no se presentó ninguno de estos dos fenómenos.
PROPIEDAD: Autodependencia
CRITERIO: Uso de insumos externos
12.- Consumo de fertilizantes químicos.
Como se puede apreciar en el anexo B (consumo de fertilizantes), la aplicación de fertilizantes es parecida en ambos agroecosistemas. Un análisis más detallado revela que los productores utilizan diferentes mezclas de fertilización. Estos consumos, comparados entre sí, permiten reconocer las carencias de nutrientes.
Es importante destacar que el paquete tecnológico propuesto para la región, recomienda la fórmula de 120-60-30, lo que significa: 260 kg de nitrógeno, 110 kg. de fósforo y 50 kg de potasio (ICAMEX 1997).
Gráfico No. 5.9: Consumo de nutrientes en maíz. (........recomendado)
En las tres figuras anteriores se puede observar que ninguna de las unidades proporciona las cantidades recomendadas de nutrientes, por lo que es necesario trabajar en el diseño de mezclas que respondan a las características de los suelos y los requerimientos de las plantas, a fin de prevenir el impacto al medio ambiente y reducir gastos innecesarios en aporte de nutrientes.
En especial, habrá que desarrollar trabajos sobre los efectos del nitrógeno, ya que no se puede soslayar que los procesos de lixivización y de nitrificación son un problema serio, derivado de la utilización del nitrógeno en la agricultura.
USO DE FERTILIZANTE EN PRADERAS
Respecto al uso de fertilizantes en las praderas, se observó que la única fuente de nitrógeno es la urea. La cantidad proyectada por hectárea, para fines de comparación, presenta una gran diferencia. La fórmula recomendada por el CICA es de 598-46-60, que equivale a 1,300 kgs. de urea por año. Esta dosis está basada en una producción de forraje de 12 toneladas de materia seca, con una carga de 4 vacas por hectárea y con un pastoreo continuo los doce meses del año Albarrán (2002).
Los productores del AM usan en promedio menos del 50 por ciento del nitrógeno recomendado. Mientras que en el AC, las cantidades de nitrógeno fueron aún menores, en promedio sólo un 30 por ciento del recomendado. Ello obedece a que el uso de fertilizantes constituye una innovación en las estrategias de producción, lo que implica un alto grado de incertidumbre, por lo que la inversión en este tipo de insumo fue mínima.
Un elemento a destacar es el nulo aporte de fósforo y potasio en los dos agroecosistemas, a pesar de que se recomendó su aplicación en los ciclos de evaluación.
El porqué los productores del AM utilizan menos del 50 por ciento del fertilizante recomendado, puede deberse a los siguientes motivos: (a) el productor tiene la percepción de que mientras el desarrollo de la pradera sea constante no necesita fertilizante. Esto es común en el periodo de verano a otoño (época de lluvias); (b) en el periodo de invierno, la pradera sufre un aletargamiento, por lo que su crecimiento se detiene, ante lo cual el productor considera que no es conveniente aplicar fertilizante. De tal forma, que la aplicación de químicos se concentra entre los meses de abril y junio, acompañada de los riegos.
Tabla 5.15: Consumo de nitrógeno en pradera
En estudios previos se observó que con el manejo que propone el Centro de Investigación en Ciencias Agropecuarias se obtienen 8.0 toneladas de materia seca en un periodo de 6 meses (mayo a noviembre), usando 525 kg de urea Figueroa (2002); mientras que con el manejo que realiza el productor se obtienen 5.6 ton/MS en el mismo periodo con 300 kg de urea Lo que representa un 30 por ciento menos de forraje, pero con un 42 por ciento menos de urea.
Aquí surge la pregunta, ¿qué tan conveniente es aumentar la productividad de la pradera mediante el uso intensivo de insumos externos, el aumento de costos y el correspondiente impacto ambiental? Desde el punto de vista de la sustentabilidad, lo que se busca es reducir los impactos ambientales y promover el reciclaje, lo que obliga a continuar con trabajos que definan el óptimo de producción con el mínimo uso de urea y la combinación con fertilizantes orgánicos.
PROPIEDAD: Autodependencia
CRITERIO: Uso de insumos externos
13.- Consumo de concentrado
Con relación a este indicador se observa que existe una gran variación en la información de las unidades, con rangos que van de 0.53 gramos hasta 3.01 kg para el año de 1999 en el AC, y de 3.09 a 3.56 kg en el AM; y de 0.22 a 3.7 kg y 2.39 a 4.88, respectivamente para el 2000. Ello permite afirmar que el mayor consumo de concentrado es en el AM. Consecuentemente, este agroecosistema depende en mayor medida del exterior, por lo que los aumentos económicos en este insumo repercutirían más seriamente en las unidades del mismo, —aunque visto en conjunto, esta dependencia se compensa con los niveles de productividad de las vacas—. Por su parte, el AC opera con una estrategia basada en el grano de maíz para la alimentación de las vacas en producción, de ahí sus bajos consumos de insumos externos, pero con producciones de leche bastantes menores por vaca/lactancia.
Tabla 5.16: Consumo de concentrado
Otro aspecto a destacar es que el precio del concentrado es parecido en ambos agroecosistemas. El mecanismo de adquisición del alimento concentrado es a través del botero, lo que implica un cargo adicional del alrededor de 5 por ciento más, que si se comprara directamente con el distribuidor.
PROPIEDAD: Autodependencia
CRITERIO: Dependencia del CICA
14.- Grado de dependencia del CICA
Para el cálculo de este indicador se consideraron los diferentes apoyos que han requerido los agroecosistemas para la introducción del paquete tecnológico promovido por el CICA. La tabla 5.17, muestra los subsidios recibidos. En términos generales, el AM recibió un nueve veces más apoyo que los del AC. Mientras que en el año 2000, la proporción bajó a sólo un 65 por ciento. Lo anterior se debió a una mayor presencia del CICA en el AM, y al retiro de algunos apoyos como consecuencia de la finalización de diferentes programas de investigación.
El 80 por ciento del subsidio para el AM, corresponde a asistencia técnica; 15 por ciento, a semilla para pradera; 4 por ciento a plástico para elaboración de tratamientos de rastrojo y el restante, a bultos de urea para los mismos.
Para el AC, los apoyos en el primer año de evaluación fueron a través de un programa de desparasitación del ganado, mientras que en el segundo año, se dieron mediante la provisión de semilla para pradera.
Este indicador deja claro que existe un proceso de apoyos dirigidos por parte del CICA, al AM, lo que implica un mayor grado de dependencia.
Tabla 5.17: Monto de subsidios del CICA a los agroecosistemas ($/año)
PROPIEDAD: Adaptabilidad
CRITERIO: Reciclaje
15.- Reducción de fertilizantes
Los datos que se observan en la tabla 5.18 no permiten hacer aseveraciones concluyentes, ya que existe una serie de condicionantes que el productor establece para tomar la decisión de reducir o no la aplicación de fertilizantes químicos en su parcela con el uso de abono orgánico. Entre estas condicionantes se pueden citar: (a) la cantidad de estiércol disponible —lo que evidentemente está en función al número de animales de la unidad—, (b) la forma de aplicación del estiércol en el predio el ciclo anterior —cubriendo toda la parcela o sólo en el surco—, y (c) la apreciación que tiene el campesino acerca del grado de desgaste que presenta su suelo. Las dos variables que observa el campesino son: disminución de la producción respecto al ciclo anterior y presencia de salitre en la parcela.
Tabla 5.18: consumo de estiércol en el maíz
Bajo tales condicionantes resulta imposible dar un dato definitivo sobre la reducción de fertilizantes químicos, con respecto al uso de abono orgánico. Aunque procurando un análisis más objetivo, se puede establecer que en promedio el 44 por ciento de los productores del AC, si reduce la aplicación de fertilizante inorgánico; mientras que en el AM, el 50 por ciento de los productores realizan esta práctica.
Independientemente de este resultado, se pudo observar que en algunas unidades de producción se llevan a cabo otros procesos de reciclaje, como la recolección y quema del estiércol. El uso de estiércol seco para combustible de fogones permite la cocción de diferentes alimentos, a muy bajo costo (el del trabajo realizado). En el mismo sentido se encuentra la quema del olote (raquis) del maíz. Estas estrategias constituyen un importante mecanismo de ahorro en la compra de gas, y son más comunes en el AC que en el AM ( 4 de 6, en el AC, y 1 de 6, en el AM). De acuerdo con Hernández (2001), estas prácticas permiten a las unidades ahorrar un tanque de 20 Kg. por mes, lo que representa alrededor de $ 120.00. La apreciación general de los productores es que la “quema” la realizan los más pobres, dado que la combustión de estiércol provoca un cierto sabor y olor en lo que se cocina.
Tomando como referencia que un principio de sustentabilidad es reducir el consumo de insumos externos y promover el reciclaje, las unidades del AC tendrían una mejor calificación en cuanto a su nivel de sustentabilidad, pero visto de otra manera, este reciclaje resulta ser una práctica obligada por las pobres condiciones económicas de la unidad. La información recogida de las entrevistas realizadas en diferentes unidades que “queman”, revela que las amas de casa preferirían comprar gas licuado, si tuvieran mayores ingresos. Por tanto, se trata de una práctica económica que resulta también, ecológica.
PROPIEDAD: Equidad
CRITERIO: Distribución de costos y beneficios
16.- Tipo y cantidad de ingresos del exterior
En los dos ciclos de evaluación las unidades de producción del AM no requirieron de financiamiento externo para mantenerse, mientras que para las unidades del AC si fue necesario.
Tabla 5.19: ingresos extraagropecuarios
Fuente: Hernández, 2001
Desde el primer ciclo de evaluación se concluyó que dentro de la economía de los productores de ambos agroecosistemas se desarrolla una variedad de estrategias para estabilizar la dinámica productiva de sus unidades. Tales estrategias se realizan con enorme confidencialidad, por lo que resulta difícil dar seguimiento y confiabilidad a la información Hernández (2001). Para el año 2001, los datos sobre ingresos extraagropecuarios se corroboraron y se confirmó que las unidades siguieron recibiendo apoyo económico. Esta situación permite asegurar que los ingresos que genera la actividad agropecuaria al interior de las unidades del AC no son suficientes para cubrir sus requerimientos de efectivo, por lo que la mano de obra disponible debe desplazarse a otro tipo de actividades fuera de la comunidad, para conseguir un incremento en el nivel de ingresos. Si bien este fenómeno no es tan evidente dentro de las unidades del AM, se observó que las unidades VR, GC, y GR realizan trabajos extraagropecuarios en menor escala y de manera temporal. Aun con estas consideraciones, se puede afirmar que las unidades del AM están en posibilidades de autofinanciarse.
PROPIEDAD: Adaptabilidad
CRITERIO: Variación de la demanda
17.- Porcentaje de litros de leche no vendidos
Como se observa en la tabla 5.20, para el ciclo de evaluación del 2000 los porcentajes de leche no colocada en el mercado son bajos, con la producción total, en ambos agroecosistemas.
Tabla 5.20: Porcentaje de leche sin comercializar en cada agroecosistema, 2000 (lt/año)
El caso más severo se identifica en la unidad GR del AM, en que la leche no comercializada alcanza hasta el 2 por ciento del total de la producción. Es importante destacar que la leche no vendida entra a otros circuitos; entre ellos, la elaboración de queso ranchero para venta y autoconsumo, y la alimentación de becerros, cerdos y perros. Los registros denotan que los días en que mayor cantidad de leche se queda en la unidad son los domingos y las fechas de vacaciones escolares. Los productores comentan que el año 2000 fue atípico, ya que casi no les quedó leche.
La observación directa y los datos registrados, permiten concluir que la cantidad de leche sin comercializar no llega a provocar desestabilización de los agroecosistemas, —al menos en el año de evaluación—, ya que resulta ser tan pequeña que puede ser consumida por las mismas unidades de producción. Es conveniente señalar que el precio de la leche a lo largo del año, no hubo variación.
PROPIEDAD: Equidad
CRITERIO: Evolución del empleo
18.- Número de Jornales asalariados
La siguiente gráfica muestra que, en términos generales, se aplica más mano de obra familiar en el AC. Mientras tanto, en el AM, la relación fue diferente, ya que se destinó menos mano de obra familiar y se pagó más mano de obra externa. Para el segundo año, la proporción de mano de obra familiar utilizada y la mano de obra contratada, cambió en los dos agroecosistemas. El análisis también muestra que tres unidades de producción del AM ocupan la mano de obra familiar de manera más eficiente y generan más empleos.
Gráfica.- 5.21.- jornales trabajados
En el AC destaca la unidad GA que, con una sola vaca, destinó su mano de obra durante el año al cuidado y mantenimiento del animal, mientras que la unidad EA del AM sólo destina 33 jornales al año por vaca, pero contrata más mano de obra. Cabe mencionar que el costo del jornal es mayor en el AM, como consecuencia de un mejor desarrollo económico del ejido. La posibilidad de generar un mayor número de empleos constituye un elemento importante para la sustentabilidad social. Los datos recabados muestran que en el AC, se contrataron en promedio 37 y 35 jornales en los años 1999 y 2000 para actividades relacionadas con la producción de leche, mientras que en el AM, se pagaron 172 y 176 jornales para el mismo periodo.
PROPIEDAD: Autodependencia
CRITERIO: Continuidad del sistema
19.- Percepción de los productores
Los resultados de las entrevistas muestran una gran diferencia sobre las posibilidades de continuar con la actividad de los agroecosistemas, que van desde los 5 años, el fin del PROCAMPO o hasta un periodo de 30 años, como máximo. Las unidades donde se perciben menores posibilidades de viabilidad son las que se desenvuelven con bajos niveles de productividad y rentabilidad (GA y LA del AM).
En ambos agroecosistemas los productores manifiestan el temor de que se presente una sobreproducción de leche al dedicarse un mayor número de personas a esta actividad. Existe una vaga idea de lo que es el Tratado de Libre Comercio y sus implicaciones, particularmente la posibilidad del desplazamiento del nicho de mercado de la leche bronca como consecuencia de presencia de productos lácteos que no requieran ser hervidos y la facilidad de encontrarlos en establecimientos cercanos al hogar; en el mismo sentido, se encuentra la aplicación de los reglamentos sanitarios en torno a la leche. Ambas condiciones no son limitantes para los productores, ya que asumen que su producto es “bueno” por que no le adicionan agua. Dicho de otra manera, los productores aún no contextualizan las condiciones de competitividad a las que tendrán que enfrentarse.
Ante la pregunta, ¿a qué se dedicaría sí se llegara a terminar la actividad de la lechería?, la respuesta más frecuente fue: a la engorda de bovinos, ya que se cuenta con la experiencia y las instalaciones. En cuanto qué se necesitaría para continuar dentro de la actividad lechera, las respuestas más comunes fueron: a) la obtención de créditos para comprar mejores vacas, b) el desarrollo de tecnología apropiada para estos sistemas y c) estímulo al consumo de leche bronca.
La opción de tecnología para la transformación de la leche en diferentes productos lácteos no es una prioridad para los campesinos, ya que argumentan que la elaboración de quesos no es rentable, además de que consume mucho tiempo y mano de obra, lo que provoca que descuiden sus vacas.
Por otra parte, una constante en las entrevistas recogidas, fue la necesidad de un mejor precio de la leche; los productores coinciden en un aumento de 30 por ciento, ya que de otra manera consideran que están trabajando para el botero
Agroecosistema Convencional Agroecosistema Modificado
Percepción del futuro de la actividad Media Alta
PROPIEDAD: Equidad
CRITERIO: Producción para el consumo
20.- Autosuficiencia de maíz y leche
En ambos agroecosistemas, la producción de maíz permite abastecer el consumo requerido por la familia. De acuerdo con datos de campo se estimó que cada familia consume en promedio de 1 a 1.5 toneladas de grano al año, cantidad que es por demás superada por el rendimiento de la superficie de tierra cultivada por unidad familiar. En ninguna de las unidades se reportó la compra de maíz durante los dos ciclos.
En cuanto a la leche, también se cubrieron las necesidades de la familia, aunque se observó una enorme variabilidad en su consumo. En promedio en el AC se consumen 422 ml/día por persona mientras que en el AM se ingieren 715 ml/día. Ambos muy por encima de las recomendaciones de la FAO. Por lo que los dos agroecosistemas están en posibilidades de cubrir una parte importante de la dieta de los productores y sus familias.
Tabla No. 5.21.- Autosuficiencia alimentaria
Agroecosistema Convencional Agroecosistema Modificado
Autosuficiencia en maíz 100 % 100 %
Autosuficiencia en leche 100 % 100 %
PROPIEDAD: Equidad
CRITERIO: Calidad de vida
21.- Condiciones laborales
Dentro de los dos agroecosistemas se presenta un patrón parecido, tanto en el plano cultural, (existen lazos de parentesco entre diversas familias de los dos ejidos) como en lo laboral y en el migratorio (salida al D.F. y Valle de Toluca). Dentro de las actividades más comunes destaca el oficio de albañil. Bajo estas consideraciones, los productores están en posibilidades de comparar el trabajo de la lechería contra el trabajo asalariado externo.
La opinión general de los productores es que el tener vacas proporciona una serie de beneficios personales y familiares, ya que les permite estar más cerca y al pendiente de su familia, así como organizar mejor su tiempo para realizar algunas otras actividades dentro y fuera del ejido. Otro aspecto que consideran de importancia los productores, es que no están bajo las órdenes de otra persona; así mismo, se evitan la incomodidad de vivir fuera de su casa toda la semana (comer mal y dormir donde se puede) y regresar sólo los fines de semana. Otra condición que resaltan los productores es que el botero les paga los sábados, lo que les permite contar con dinero para cubrir sus gastos. En cambio, el maíz no les deja lo suficiente y el ingreso lo reciben hasta su venta, después de casi un año.
Ambos agroecosistemas requieren la presencia del jefe de familia; sin embargo, el AM tiene la ventaja de que aporta mayores márgenes de ganancia y no supone el “cuidado de los animales”, por el hecho de incorporar los cercos eléctricos como una estrategia productiva, lo que redunda en varios beneficios: no mojarse en épocas de lluvias, no asolearse, no caminar tanto, mayor tiempo para dedicarse a otras a actividades, de modo que la mano de obra disponible tiende a eficientizarse más que en el AC.
Estas apreciaciones coinciden con trabajos realizados anteriormente Arriaga et al., (1997) para el AM, mientras que para el AC, se ha confirmado que la producción de leche representa una alternativa al trabajo urbano asalariado, que en la actualidad escasea o demanda mano de obra especializada y joven. Hernández (2001); Pastrana (2001); Inclán (2002) y Ríos (2003).
En las entrevistas realizadas se observa una clara tendencia a que los hijos en edad productiva no estén en la zona, en especial dentro del AC. La apreciación de los productores es que los hijos regresarán a continuar con la actividad agropecuaria. Sin embargo, en los datos recogidos en las entrevistas, muestran que no existe gran interés de los hijos por mantener las actividades agropecuarias de las unidades de producción Ríos (2003).
En general, la dinámica familiar, los materiales de construcción de los hogares, los bienes y servicios, y los implementos para la producción son de mejor calidad en el AM. Condiciones que obligan a pensar en una mejor calidad de vida de los campesinos del AM (ídem).
Agroecosistema Convencional Agroecosistema Modificado
Condiciones laborales Media Alta
PROPIEDAD: Autodependencia
CRITERIO: Intermediarismo
22.- Margen de ganancia apropiada por el intermediario vs productor
Una de las preocupaciones que los productores más plantearon a lo largo del estudio, fue que la relación comercial entre ellos y los boteros no era equitativa, por lo que se construyó este indicador con la intención de saber si la actividad del intermediario es más rentable que la del productor.
Los datos obtenidos corresponden al caso de un botero que recoge, en promedio, 320 litros de leche diarios.
Tabla No. 5.22 Margen bruto de ganancia de la leche por parte del intermediario ($/día).
Conviene mencionar que este análisis es para un día entre semana normal, es decir, en periodo escolar, ya que los domingos se colocan entre 40 y 50 por ciento menos, debido a la disminución de las ventas, lo cual representaría una pérdida relativa, ya que la leche es convertida en quesos. De igual manera, el análisis no consideró otras fuentes de recursos extras que obtiene el botero, como son: los $ 2.00 a $5.00 por bulto de alimento que le cargan al productor por concepto de traslado o los diferentes precios que paga por litro de leche, el cual varia entre los $2.70 y los $3.10.
El análisis sirve para dar cuenta que la actividad de botero es rentable, ya que, a pesar del tiempo que se destina (normalmente de 5 a.m. a las 2:00 p.m.) y de los riesgos que implica el que no se coloque toda la leche (como tener un accidente automovilístico), los ingresos son atractivos si se considera que en la ciudad la mano de obra se paga a razón de $55.00 diarios.
La relación de los márgenes de ganancia que percibe el productor, respecto a la del botero, son ligeramente inferiores para el primero ($1.21 por litro en promedio). La diferencia estriba en el volumen de litros que maneja cada uno.
A pesar del margen de ganancia, los boteros estiman que no es negocio y que por lo tanto no es posible aumentar el precio de la leche que se le paga al productor, lo cual, de acuerdo a la información obtenida, no es tan cierto. Por otra parte, las entrevistas revelan que los boteros evaluados tienen en promedio 5 años de dedicarse a esta actividad y que su situación económica es mejor que la de los productores. De igual manera se observó que existe una sólida organización informal entre los boteros, para definir importantes aspectos, entre los que cabe citar: el precio de la leche, los mecanismos de control sobre los productores y el respeto a las rutas, tanto de recolección como de venta.
Finalmente se puede afirmar que ambos agroecosistemas son dependientes de los intermediarios, ya que son la única vía para colocar la leche en el mercado. De igual manera, el proceso de toma de decisiones sobre cuánto producir y en qué épocas, las establece el botero en función de la demanda. La diferencia radica en que en el AM se paga mejor la leche (en promedio 10 centavos más por litro de leche), porque las unidades presentan producciones de leche más constantes a lo largo del año, la ubicación de las unidades es más compacta y, por ende, las rutas son más cortas, además de que existen mejores caminos. Todos estos factores benefician a los boteros.
PROPIEDAD: Adaptabilidad
CRITERIO: Capacidad de cambio
23.- Proporción de adopción de tecnología
Dentro de los dos años de evaluación, se buscó que los productores del AC incorporaran dentro de sus esquemas productivos una serie de prácticas destinadas a aumentar la productividad y la rentabilidad del sistema, a partir de la incorporación de praderas y el tratamiento de rastrojos de maíz con urea. Para ello, se optó por establecer un cuarto de hectárea en cada una de las unidades evaluadas del AC, a partir del segundo año de medición, consiguiéndose que el 85 por ciento de las mismas adoptaran a las praderas como opción forrajera. En cuanto a los tratamientos de los rastrojos con urea, como una estrategia para aumentar la digestibilidad de éstos, se logró introducir esta práctica en 4 de las 6 de las unidades, con una respuesta favorable en el proceso de deslignificación. Para el AM, la atención se centró en la incorporación de maíces forrajeros, en especial la variedad VS 2000, en sustitución de los maíces para grano. Se montaron 4 parcelas demostrativas de una hectárea cada una. Desafortunadamente, la presencia de fenómenos climáticos no permitieron obtener resultados, pero los productores manifestaron su interés por comprar este tipo de semilla para el próximo ciclo, ya que tenían conocimiento de que podrían obtener hasta un 30 por ciento más de forraje.
En cuanto a la respuesta sobre este indicador, se puede decir que la adopción de tecnología fue alta, ya que se aceptaron las dos propuestas tecnológicas y los productores mostraron satisfacción en los resultados obtenidos, al grado que en el AC, productores ajenos a la evaluación han optado por comprar la semilla para el establecimiento de sus propias praderas, y han aceptado las recomendaciones técnicas para un mejor manejo de éstas.
Considerando los costos del establecimiento y mantenimiento de la pradera registrado por el CICA, se estima que el costo de la implantación de un cuarto de hectárea de pradera es de $ 1,878.00, que prorrateado a 5 años da un monto de $ 375.00 anuales, cantidad que de acuerdo a los productores no representa una erogación fuerte y se compensa con la disminución del concentrado y el aumento en la producción de leche; además de que muchas actividades son compatibles con su quehacer cotidiano.
Si bien, los productores del AM tienen mayor tiempo trabajando con esta innovación tecnológica, aún se observa cierta resistencia al pastoreo continuo y a la aplicación mensual de fertilizantes; mientras que en el AC, la práctica del pastoreo en praderas ha empezado a formar parte del nuevo esquema productivo.
Tabla 5.23: Grado de adopción de tecnología
Agroecosistema Convencional Agroecosistema Modificado
Adopción de tecnología Alta Alta
PROPIEDAD: Equidad
CRITERIO: Organización social
24.- Mecanismos de acceso a los recursos productivos
En ambos ejidos, se supone que existe un patrón formal para la discusión y solución de los diferentes problemas y asuntos del ejido, a través de la asamblea como máxima autoridad del núcleo ejidal. Para ello se utilizan los procedimientos tradicionales, de convocatoria a la asamblea y votación. El esquema opera para todas las decisiones que se toman en la población.
En cuanto al acceso a los recursos, se manifestó que cualquiera podía tener vacas, siempre y cuando tuviera con qué mantenerlas. A lo que, es preciso analizar un par de restricciones para los productores del AC: (a) todo el ejido está ya parcelado, y tiene propietarios, por lo que utilizar llanos o montes, resulta cada vez más difícil, ya que implica un pago a su poseedor, independientemente de que sus recursos forrajeros presentan un deterioro por la sobreutilización COTECOCA (2000 B), (b) sus aprovechamientos hidráulicos enfrentan serias restricciones, ya que en los años de evaluación la presa que era el principal abastecedor de agua se encontraba con filtraciones, y uno de los dos pozos estaba clausurado por falta de pago de la luz. Ambas situaciones reducen las posibilidades de contar con más ganado lechero o de aumentar la producción existente.
Respecto al AM, las condiciones son diferentes: es un ejido pequeño, parcelizado, donde las únicas áreas disponibles para un pastoreo en pastos nativos son el campo de fut-bol y sus alrededores (es necesario pagar para tener acceso a éstos). El agua para riego representa una dificultad interna, que se expresa en las épocas en que se prepara la tierra para la siembra de maíz, ya que requieren de un riego de presiembra, que corresponde a la época de mayor consumo de agua (marzo-abril) para las praderas, la cual no es suficiente para todos.
Bajo estas condicionantes se puede sostener que en ninguno de los dos agroecosistemas el acceso a los recursos es equitativo, por factores distintos, entre uno y otro. En ambos ejidos se desarrollan mecanismos para ajustarse a estas limitaciones, como es el caso del AC, en que algunos productores acceden a áreas de otros ejidos, ya sea pagando o no. Por lo tanto, no es un problema de acceso a los recursos, sino de disponibilidad de éstos.
Tabla 5.24: Grado de acceso a los recursos productivos
Agroecosistema Convencional Agroecosistema Modificado
Acceso a los recursos productivos Medio Alto
PROPIEDAD: Equidad
CRITERIO: Organización social
25.- Mecanismo de toma de decisiones
De la información obtenida a través de las observaciones y entrevistas de campo, se constató que el ejido de San Cristóbal (AM), presenta dos condiciones particulares, la primera, que se conforma por un reducido número de familias con un cierto grado de parentesco entre ellas; y la segunda, que el núcleo de población es compacto, lo que facilita la comunicación y la distribución de servicios, y ello, a su vez el desarrollo de una serie de mecanismos para la toma de decisiones, más ágil y acertadas.
En cuanto al ejido de Benito Juárez, a través de las visitas y de los diferentes talleres se identificó un proceso de deterioro de las relaciones al interior de la comunidad, así como una expulsión más severa de mano de obra, lo que ha traído consigo una serie de dificultades para la toma de decisiones y para la organización interna. Al respecto, es conveniente considerar la hipótesis de que "la migración rural tiende a afectar la cohesión de las comunidades y su estructura de autoridad, lo que se manifiesta a través de un debilitamiento cada vez mayor en el manejo de los recursos naturales colectivos” Toledo (1994). Esta situación, en sí constituye un fenómeno de descomposición del tejido social.
Por lo tanto, es posible afirmar que en el agroecosistema convencional (AC). Esta ocurriendo este fenómeno, ya que se observa una mayor salida de fuerza trabajo hacia otros sectores de la economía y, aunque siguen apoyado a las unidades de producción, cada vez es más evidente la disminución de los mecanismos para controlar y organizar el acceso a los recursos naturales. Prueba de lo anterior es la pérdida de un pozo para riego por la falta de pago de tres recibos de luz y la baja asistencia a las reuniones convocadas por las autoridades ejidales.
La toma de decisiones en el AC es más escasa, debido a que las relaciones internas del ejido han sufrido un severo deterioro, por una serie de experiencias de corrupción entre autoridades y representantes de grupos de la comunidad, con funcionarios gubernamentales y bancarios. De igual manera, se identifica un proceso de migración severo, lo que ha propiciado la escasa participación de los ejidatarios.