Luis Brunett Pérez
La definición del objeto de evaluación se realizó a través de un proceso de identificación y diferenciación de los agroecosistemas. Las preguntas centrales para este apartado fueron: ¿Cómo son los agroecosistemas de maíz y leche? ¿Cómo funcionan? y ¿Cuáles son las diferencias biofísicas, socioeconómicas y tecnológicas?. Para estar en posibilidades de realizar esta caracterización se continuo utilizando la metodología de Diagnóstico Rural Rápido (Anderson y McCraken, 1994). Los elementos para la descripción, fueron los siguientes: los componentes biofísicos del sistema, los insumos y productos, las relaciones entre componentes, las prácticas agrícolas y pecuarias y las características socioeconómicas de los productores.
IV. 5.2.1.- Puntos Críticos
Para la definición de los puntos críticos de los agroecosistemas, las preguntas guías que se formularon fueron: ¿cuáles son los procesos sociales, económicos, tecnológicos y ambientales que están influyendo de manera positiva o negativa en la dinámica de los agroecosistemas?. Dada la amplitud de esta pregunta, se tuvo que trabajar en varios niveles de análisis, aunque siempre priorizando la apreciación de los campesinos. La estrategia utilizada fue la entrevista abierta, aplicada a productores seleccionados, técnicos de campo de la SAGAR y la SEDAGRO, funcionarios del FIRA y de la Fundación Mexicana de Desarrollo Rural, e investigadores del INIFAP y el CICA. Se realizaron 25 entrevistas entre marzo y mayo de 1999. A partir de la información obtenida, se agruparon los objetivos de investigación, siguiendo los lineamientos de la estructura lógica de aproximación para la evaluación de los proyectos de desarrollo rural. De igual manera se realizaron discusiones al interior del grupo de investigación para definir los indicadores que fueran factibles, con base en las posibilidades económicas y tecnológicas del proyecto.
IV. 5.2.2.- Definición de Criterios
Los criterios se definieron a partir de la revisión de diferentes trabajos de investigación Hermans (1993) Arriaga et a, (1996); Berensten (1996); González (1997); Lampkin (1998), Masera et al, (1999); Pérez (1999), Perales (2000); CEDLA, s/f;; entre otros y del consenso con los productores de la zona de estudio. Los primeros criterios fueron: rentabilidad, rendimientos, eficiencia energética y de nutrientes, dependencia, organización. Para el siguiente ciclo de evaluación se agregaron otros criterios como: estado del suelo, calidad de vida, generación de empleos, adopción de tecnología, futuro del sistema, intermediarismo y seguridad alimentaria, con la finalidad de contar con mayores elementos que permitieran un mejor análisis. Se hizo énfasis en los aspectos económicos, como una necesidad sentida de los campesinos, por conocer el costo de producción de leche y su margen de ganancia.
IV. 5.2.3.- Indicadores
El marco de referencia para la selección de los indicadores fue el conjunto de propiedades de los agroecosistemas propuesto por Masera (1999). El criterio sobre el cual se definieron los indicadores consistió en que fueran fáciles de obtener y que mostraran un efecto sobre el problema de investigación.
El diseño y medición de los indicadores se dividió en dos etapas: En la primera, que inició en el mes de mayo de 1999 y concluyó en abril del 2000, se evaluaron 12 indicadores. Para la segunda etapa se midieron 25 indicadores, entre el mes de mayo de 2000 y abril de 2001. De esta manera se contó con dos ciclos de evaluación, uno que permitiera contar con un diagnóstico de los agroecosistemas y otro, con la incorporación de innovaciones al agroecosistema convencional, para proceder a su comparación y análisis.
Los procedimientos para obtener los datos de cada indicador se basaron en análisis de laboratorio, entrevistas, realización de talleres, observaciones de campo, asistencia a asambleas ejidales, seguimiento en hojas de control, permanencia de fines de semana. Los resultados fueron analizados en forma particular para cada indicador.
IV. 5.2.4.- Integración de Resultados
Para la integración de la información y su presentación, se recurrió a definir valores deseados a través varias estrategias; entre ellas: reconocer el nivel económico y productivo que desearían los productores en sus unidades de producción, información de expertos (investigadores del INIFAP, CICA y de Técnicos del gobierno) obtenida en forma escrita o verbal, así como la revisión de trabajos de investigación que pudieran orientar la conformación de un dato objetivo para definir de forma concreta el nivel en que se encuentra el indicador correspondiente.