Luis Brunett Pérez
“…el problema no sólo es saber que es más sustentable, sino cuánto y durante qué tiempo”
Las dificultades que enfrenta el concepto de sustentabilidad se pueden sintetizar en dos niveles. El primer nivel corresponde a aspectos de corte teórico metodológico, entre ellos se pueden citar los siguientes: a) el desarrollo de marcos de análisis que permitan integrar aspectos cualitativos y cuantitativos; b) la integración de enfoques multidisciplinarios para su aproximación; c) contar con criterios que permitan una valoración objetiva; d) integración de los datos para su análisis y procedimientos estadísticos a seguir; e) contar con umbrales que permitan establecer cuánto falta para llegar a un nivel ideal (De Camino, 1993; Gameda, 1995; Dumasky, 1998; Masera, et al., 1999). En el segundo nivel, se reconoce la escasez de propuestas metodológicas que permitan estudiar en forma práctica e integral el estado de sustentabilidad que guardan los sistemas de producción, para identificar en qué partes son débiles y en cuáles son fuertes (Schaller, 1993; Munashinghe, 1995).
A partir de estas dos dificultades se identifican una serie de propuestas metodológicas encaminadas a diseñar marcos de análisis que identifiquen y califiquen los componentes sociales, económicos y ambientales dentro de los sistemas de producción. Sin embargo, también se reconocen vacíos y necesidades de ajuste a estas herramientas. Por lo que se afirma que la mejor forma de establecer las limitaciones de tales propuestas, es a través de su aplicación en diferentes casos de estudio, de manera que se pueda establecer su efectividad y mejorar su proceder a través de las modificaciones pertinentes.
En este caso se ha optado por trabajar la evaluación a través de la propuesta “Marco para la Evaluación de Sistemas de Manejo Incorporando Indicadores de Sustentabilidad” (MESMIS) (Masera et al, 1999). Este modelo ha sido utilizado en varios estudios de casos para evaluar sustentabilidad en sistemas de producción campesinos (Masera y López-Ridaura, 2000), de los que resultan varias observaciones y recomendaciones hacia el marco de evaluación. Como consecuencia de lo anterior, en este trabajo se parte de algunas de estas experiencias prácticas, así como de las consideraciones metodológicas planteadas para un mejor análisis de la sustentabilidad de los sistemas de producción campesinos.
Bajo estas condicionantes es que se han seleccionado a los agroecosistemas campesinos de producción de leche con eje en la producción de maíz. En ellos, las vacas son utilizadas como un elemento para aprovechar los esquilmos agrícolas, las arvenses de la milpa, los pastos nativos de diferentes áreas y la mano de obra disponible. Por su parte, los bovinos proporcionan leche, carne y fertilizante orgánico así como energía combustible. Además son un medio de capitalización y de status social (Castelán, 1997).
Estos agroecosistemas han sido considerados como una opción de Desarrollo Rural Sostenible por sus características y capacidad de adaptación a condiciones adversas (Arriaga, 1997). Aunque en otros estudios (Castelán, 1996) se les cataloga como “altamente sustentables” en lo económico y en lo social, más no en lo ecológico, por el alto consumo de fertilizantes químicos. También, se reconoce que aún existe un escaso conocimiento de su funcionamiento, como de la problemática que les afecta y las posibilidades de impulsar un Desarrollo Rural más sustentable a partir de este esquema de producción (Castelán, 1996 y 1997).
Ante esta problemática se plantea la necesidad de seguir avanzando en el conocimiento de estos agroecosistemas, para lo que se requiere de una evaluación más objetiva de su sustentabilidad.
Para efectos prácticos se han diferenciado dos agroecosistemas:
El agroecosistema convencional (AC) esta caracterizado por el uso del suelo dedicado al cultivo de maíz (Zea mays) para grano y destinado al autoconsumo, venta y alimentación animal, mientras que la producción de leche se realiza por medio del rastrojo y grano molido de maíz, y el pastoreo de sus vacas en pastos nativos de áreas no aptas para la agricultura, procesos de descomposición social y una alta participación de los miembros de la familia en el proceso productivo.
El agroecosistema modificado (AM) es derivado de una serie de innovaciones tecnológicas que se vienen incorporando, desde 1990, al sistema original por la vía de diferentes instituciones de investigación y de fomento como un medio para intensificar la producción de leche ante la problemática del maíz. El agroecosistema se ha modificado a través de la incorporación de praderas de riego de ballicos perennes y anuales (Lolium perenne y L. multiflorum) solos y asociados con trébol blanco (Trifolium repens), para pastoreo intensivo, así como el uso de cercos eléctricos para realizar pastoreos rotacionales, el tratamiento de esquilmos agrícolas con urea a fin de incrementar su digestibilidad, almacenamiento de forraje por medio de silos, manejo de registros productivos, programas de alimentación, y análisis económicos de la unidad, entre otras acciones.
Frente a estos dos escenarios de producción de maíz y leche, es que se ha planteado el objeto de estudio, para esclarecer sus potenciales y limitantes a través de una evaluación de la sustentabilidad más objetiva, a fin de identificar los puntos fuertes y débiles de cada agroecosistema y, de esta manera fortalecer aquellos aspectos que permitan cubrir mejor sus objetivos y metas.
En este contexto, se planteó realizar un trabajo sobre la sustentabilidad a nivel de unidad de producción. Existe un acuerdo entre los estudiosos del tema, en cuanto a que los efectos en este nivel influyen de manera determinante en los niveles subsiguientes de los agroecosistemas. Munashige (1995) sostiene que no es posible la síntesis de resultados que no han sido obtenidos en escala de unidad de producción y que el análisis a nivel micro, permite entender mejor al sistema de producción, lo que facilitará su articulación en un contexto más amplio.
A partir de este interés, y de la importancia de llevar a cabo un análisis integral de los agroecosistemas de producción de maíz y leche, se plantean los siguientes objetivos y preguntas: