Luis Brunett Pérez
Desde la década de los setenta, se observa el desarrollo de un nuevo enfoque para el estudio de la agricultura a través de una perspectiva más amplia que se conoce como Agroecología. De acuerdo con Guzmán (1999), la conformación de la Agroecología obedece a las reflexiones teóricas y a los avances científicos de diferentes disciplinas, que en conjunto han contribuido a conformar su actual cuerpo teórico y metodológico.
Un elemento importante que permeó a la Agroecología, es el pensamiento ecologista, que dotó de una perspectiva crítica a la racionalidad científica sobre la que se construyó a la agricultura moderna (Allen et al., 1991).
A partir de una concepción más avanzada de la noción del desarrollo, en general, se conformó la Agroecología como una herramienta para analizar y organizar un nuevo modelo de agricultura y de desarrollo rural (Guzmán et al., 1999). Uno de sus aportes importantes es que su enfoque permite introducir los aspectos sociales como variables explicativas para analizar y diseñar programas de desarrollo rural (Gleissman, 1992 y 1999; Altieri, 1995).
Según Altieri (1995), como mejor se puede definir a la Agroecología es como “una disciplina que proporciona los principios ecológicos básicos de cómo estudiar, diseñar y manejar agroecosistemas que sean tanto productivos como conservadores de recursos y además socialmente justos y económicamente viables”. Para ello se deben integrar diferentes perspectivas disciplinarias y métodos, a fin de analizar los procesos agrícolas de una manera más amplia e integral, por lo que incorpora a los procesos agrícolas, los ciclos de nutrientes, la transformación de la energía, los procesos biológicos y los aspectos sociales, para ser estudiados como un todo.
Este enfoque busca la optimización de todo el agroecosistema y no la maximización de la producción de un componente en particular, por lo que sostiene, que la atención no sólo se debe dirigir a la productividad, sino incorporar a la mayoría de elementos que participan en su interior (Altieri y Nicholls, 2000). De tal modo, que el objetivo no sólo es evaluar el estado de los agroecosistemas, sino proponer estrategias que eleven su sustentabilidad (Altieri, 1995; Guzmán et al., 1999).
Cabe mencionar, que el enfoque de la Agroecología se centra en el diseño de soluciones de acuerdo con las necesidades y aspiraciones de las comunidades, así como en las condiciones biofísicas y socioeconómicas imperantes; por lo tanto, las propuestas deben ser de orden local y particular. Este enfoque considera de importancia determinadas variables específicas, como son: condiciones ecológicas, relaciones económicas, relaciones de poder, organizaciones sociales y aspectos culturales, entre otras, para el diseño de paquetes tecnológicos (Gliessman, 1999; Altieri y Nicholls, 2000).
Otro elemento a considerar por la Agroecología, es: el conocimiento campesino, el cual, se asume, es derivado de una variedad cultural que ha coevolucionado con las condiciones naturales, por lo que es necesario darle presencia en el desarrollo técnico-científico (Altieri, 1995).
En el mismo sentido se encuentra la influencia de la mujer en la toma de decisiones y la distribución del trabajo al interior de las unidades de producción y las aspiraciones del productor, como factores relevantes en el estudio de los agroecosistemas.
Por lo que Gliessman, 1999; y Núñez, 2000, afirman que el diseño de agroecosistemas con base en la Agroecología debe de ser culturalmente adaptable y socialmente aceptable.
Para poder asumir el compromiso de integrar y mejorar las prácticas que conlleven los principios de la Agroecología, se parte de los siguientes principios metodológicos (Guzmán, et al, 1999).
o Un enfoque sistémico, ya que permite la identificación de los componentes, su complejidad y su jerarquización.
o Un acercamiento holístico, donde se asume que las partes no pueden entenderse fuera de su totalidad, la cual es distinta a la suma de las partes.
o Una visión multidisciplinaria, a partir de sostener que los sistemas sólo pueden conocerse a través de la visión que aportan diferentes áreas del conocimiento.
o Una acción participativa, en que los campesinos son sujetos y no sólo objetos del proceso de investigación.