Eduardo Rafael Ávila Rumayor
3.1 La experiencia educativa como recurso metodológico en la investigación.
La alternativa que se presenta como variante metodológica para asumir el proceso de cambio y la correspondiente interpretación de los resultados obtenidos, no pretende en modo alguno entrar en contradicción con los modelos, métodos o enfoques investigativos que hoy sirven de sustento a la práctica pedagógica.
La justificación es preciso buscarla en la necesidad de convertir a los sujetos investigados en actores de su propio desarrollo, en este caso a partir de la implicación que tienen en la solución de un problema que se concreta en los escenarios donde se desenvuelven.
La variante clásica de hacer ciencia en el ámbito pedagógico se basa en una realidad reducible a hipótesis cuantificables, deducibles de un número posible de axiomas que aseguren fiabilidad y validez. La idea de desechar la utilización de la variante experimental responde, en primer lugar a la naturaleza del problema, partiendo de que se contextualiza para un grupo poblacional con caracterís-ticas diferentes del resto de las comunidades
Se parte de la premisa de que los agentes involucrados sean ejecutores de la acción educativa, con el objetivo expreso de capacitarlos para movilizar su potencial creador en función de la solución de nuevos problemas desde su propia visión.
Esta perspectiva posibilita, además, la incorporación en el quehacer de los actores implicados de un conjunto de técnicas desconocidas que se convierten en herramientas para la solución de pro-blemas, convirtiéndolos en potenciales transformadores de su entorno pedagógico, se toman las ex-periencias concretas de los agentes personales del proceso pedagógico con la consiguiente traduc-ción del sistema de creencias, valores y las rutinas que conforman el “día a día” escolar.
La lectura y análisis de resultados de investigación que utilizan una u otra variante del enfo-que participativo o que simplemente desechan el diseño experimental nos ha permitido conocer que no existe una unidad de criterios en cuanto a la denominación de la forma de intervención e interpre-tación de los resultados.
Se parte de asumir de forma operativa el concepto de experiencia educativa como la alterna-tiva metodológica empleada como recurso investigativo en aquellos casos que la naturaleza del problema no permite la utilización del diseño experimental y que consiste en la implementación de actividades de reflexión–acción–reflexión en el contexto.
Dentro de las características que la distinguen se encuentran:
Se asume en función de la narración, descripción, comparación y análisis crítico de los datos obtenidos a partir de los métodos, tanto cuantitativos como cualitativos.
La generación de conocimiento parte de la implicación de los sujetos actuantes, complemen-tándose conocimiento cotidiano y conocimiento científico.
Se recurre al empleo de métodos no estandarizados propuestos por el equipo de investigación y que se ajustan a las necesidades de obtención de significados que posibiliten el proceso de trans-formación del objeto investigado.
Se tuvo en cuenta que el enfoque de investigación–acción sugiere un proceso que parta de la praxis hacia la reflexión y nuevamente a este primer punto, como fundamento de validación. Asu-miendo el proceso investigativo como un proceso de acercamiento progresivo a la realidad, como forma o vía para transformarla, pero a la vez con el marcado fin de construir un nuevo conocimiento que dirigirá dicha transformación. Este conocimiento tiene la característica de ser construido por los propios agentes y en los escenarios donde se desenvuelven.
El proceso de indagación teórica nos permitió determinar el sentido holístico del fenómeno en construcción, de ahí que su solución proyectiva debe pasar invariablemente por el prisma de la tría-da familia–escuela–comunidad, como principales escenarios de construcción del proceso de forma-ción laboral.
La población está comprendida y se compone por los alumnos de la Educación Primaria que son miembros de comunidades declaradas dentro del área de las regiones del Plan Turquino de la provincia Holguín. (Ver anexo # 2). Se tuvo en cuenta además, los padres de estos alumnos, el per-sonal docente y directivo de sus escuelas; así como, el conjunto de instituciones sociales y económi-cas y su fuerza laboral.
En la selección de la muestra se siguió el criterio intencional, atendiendo a los objetivos de la investigación, las características del problema, el enfoque de investigación adoptado y la relación que guarda la problemática con el marco de actuación del investigador. Se seleccionaron dos grupos de escolares de 5to y 6to grados con 12 y 17 alumnos de matrícula respectivamente, de la comuni-dad de Naranjo Agrio en el municipio Sagua de Tánamo.
El proceso de acercamiento al problema se fue concretando a partir de la indagación con los actores y sobre todo, de las sesiones de trabajo con el grupo conformado. Se proyectaron acciones tanto de reflexión como de transformación, que resultan necesarias para el desarrollo adecuado del proceso de formación laboral.
Las diferentes sesiones conforman la metodología, en la medida que transitan desde posicio-nes que facilitan la labor diagnóstica, pasando por la etapa de formación del proceso hasta culminar con la evaluación de los resultados obtenidos. En todos los casos tienen una estructuración sistémica a partir de seguir un objetivo común que es la formación laboral de los escolares de la Educación Primaria.
El desarrollo de las sesiones del grupo posibilitó que se transitara de un estadio en que el pro-blema era solo reconocido por sus manifestaciones externas y el nivel de afectación tanto al nivel de desarrollo de la comunidad como su significativa repercusión en la proyección personal de los indi-viduos, hacia un enfoque que procura dar respuesta a la forma en que los sectores o agentes implica-dos concretan su modo de intervenir, renovándose y verificándose en cada nueva acción generada.
La investigación parte desde posiciones generalizantes que abarcarán las estructuras de la co-munidad, tomando como centro el Grupo de Trabajo Comunitario (GTC); pasando por las organiza-ciones y grupos, con énfasis en el grupo escolar y el contexto familiar; hasta llegar al nivel indivi-dual, tratando de penetrar los resortes que estimulan y regulan la actividad de los individuos. Se enfatizo en estos tres niveles el aspecto de sus planos subjetivos y significante.
El tratamiento a los resultados, el análisis de la información y su estructuración para la inter-pretación se abordó desde una perspectiva que permitiera valorar los cambios cualitativos aparecidos en los sujetos participantes y que sugieren cambios de actitudes, variaciones en el discurso, empleo de nuevos significantes relacionados con el fenómeno objeto de estudio y comportamientos grupa-les, entre otros.
El nivel de validez se concreta en el acercamiento progresivo de la realidad objeto de trans-formación al modelo que se manifiesta en el referente teórico–metodológico sobre el cual se sustenta la investigación; así como, en el nivel de proyección de la acción por parte de los agentes o actores del proceso, lo que manifiesta la movilidad y el grado de interiorización de la situación problémica inicial.