Eduardo Rafael Ávila Rumayor
El ideario pedagógico cubano se ha configurado a partir de tres líneas fundamenta-les de pensamiento. En la primera de ellas se encuentra los presupuestos e ideas de los grandes pedagogos decimonónicos y de principios del siglo XX.
El segundo punto referencial que sustenta el modelo pedagógico actual lo constituye la pedagogía marxista y los postulados del enfoque histórico cultural de L. S. Vigotsky, asumidos a partir del triunfo de la Revolución y que ha sido enriquecida y desarrollada durante este periodo. Se le añaden los análisis y valoraciones del Che sobre la formación del hombre comunista en Cuba y los elementos reformadores introducidos a partir de las ideas de Fidel.
Por último, es necesario reconocer un determinado aporte del ideario pedagógico y la experiencia latinoamericana llegada a través de los congresos internacionales de Peda-gogía y el intercambio académico entre profesores e investigadores cubanos y latinoame-ricanos.
La estructuración del proceso de formación laboral como fenómeno didáctico se ajusta a las exigencias del modelo de la escuela primaria, que expresa “un proceso edu-cativo activo, reflexivo, regulado, que permita el máximo desarrollo de las potencialida-des de todos los niños, en un clima participativo, de pertenencia, cuya armonía y unidad contribuya al logro de los objetivos propuestos con la participación de todos.
Esta concepción declara su carácter activo a partir de tomar como núcleo metodoló-gico central que las transformaciones que ocurren en la escuela, son, esencialmente, producto del trabajo que ella realiza, como resultado de las interacciones entre los factores internos y los factores externos.
En este presupuesto se destaca la interrelación necesaria entre los componentes personales y no personales del proceso con los contextos en los cuales se lleva a cabo su formación y una concepción curricular que comprenda; los elementos expresados en los programas de las asignaturas y que se dirigen al logro del fin y los objetivos de la escuela primaria; y la atención a las particularidades y diferencias que se producen entre los esco-lares, en dependencia de su nivel de desarrollo intelectual, las características de la familia, las condiciones socioculturales del contexto donde vive, así como las características del personal docente que dirige el proceso.
En el plano psicopedagógico del proceso de formación laboral, el análisis se dirige fundamentalmente a valorar la incidencia en el desarrollo de la personalidad del proceso de formación laboral, la unidad de lo afectivo y lo cognitivo como fenómeno que favorece la integración de lo laboral y a determinar las principales insuficiencias que en el plano didáctico lastran su alcance formativo.
Al valorar la formación laboral como uno de los procesos que incide en el desarrollo general de los escolares, partiremos de asumir la complejidad en el estudio psicológico de su personalidad y la necesidad de abordarlo sin reducirla a elementos aislados, sin negar el estudio de los procesos y propiedades psíquicas en sus especificidades y particularida-des generalizadas.
En el estudio de la personalidad un principio teórico y metodológico que facilita su comprensión lo constituye la declaración de la unidad de lo afectivo y lo cognitivo. “Solo sobre la base de este principio puede comprenderse a la personalidad como sujeto de la actividad, como sujeto activo que se autodetermina y que mantiene una relativa autonomía en el medio que lo rodea.”
Este principio, sistematizado por el psicólogo cubano Fernando González Rey y to-mado como elemento en el proceso pedagógico, facilita asumir al sujeto en su totalidad por lo que todos los procesos, propiedades y contenidos que en él ocurren tienen inciden-cia y repercusión en el resto. El insuficiente desarrollo o la rigidez en el tratamiento de al-guno de los rasgos o cualidades que integran y distinguen la personalidad puede provocar una alteración en su pleno desarrollo.
El conocimiento de la relación dinámica que se establece entre las esferas inductora y ejecutora, posibilitará la dirección de los intereses de los escolares hacia el plano de lo laboral, facilitándole además, los recursos necesarios para el conocimiento de los conteni-dos que caracterizan los procesos productivos y laborales. En la medida en que el proceso docente educativo logre dirigir o potenciar en los escolares las vías para trazarse metas y acciones que orienten su formación laboral, se garantizará orientaciones valorativas y pro-cesos de autorregulación de la personalidad eficientes.
De forma general abordaremos cómo se manifiesta el proceso de formación laboral en la configuración de los aspectos funcionales y estructurales de la personalidad.
Desde el punto de vista funcional en lo relacionado con los indicadores rigidez–flexibilidad y estructuración temporal de un contenido psicológico, el proceso de formación laboral actúa a partir del establecimiento de acciones que posibiliten la construcción de un proyecto de vida, que incluye la determinación de la actividad laboral a realizar, a partir del ajuste constante de las estrategias a las condiciones en que se desarrolla el proceso for-mativo presente, en función del alcance de metas futuras.
Desde el punto de vista de la mediatización de las operaciones cognitivas en las fun-ciones reguladoras y la capacidad de estructurar el campo de acción se plantea la capaci-dad que tienen los sujetos, a partir de los contenidos y valores asociados a las distintas actividades laborales, de configurar una visión del mundo que lo rodea. Permite además, la asunción del conjunto de habilidades, hábitos y cualidades asociadas a esas actividades lo que facilitará “organizar alternativas diversas de comportamiento ante situaciones nue-vas y ambiguas” en el desempeño eficiente dentro de las relaciones sociolaborales.
En el proceso de formación laboral de los sujetos también se manifiesta una estruc-turación consciente activa de la función reguladora de la personalidad cuando estos son capaces de encontrar respuestas ante las vivencias negativas o inexplicables que se ma-nifiesten en el proceso de concreción del proyecto de vida planteado, independientemente del grado de elaboración del mismo.
Desde el punto de vista estructural, las unidades psicológicas primarias (manifesta-ciones psicológicas) actúan en la regulación del comportamiento de los sujetos, a partir de su grado de desarrollo. En las actividades laborales que ejecutan los escolares se expre-san en mayor o menor medida “un conjunto importante de sus necesidades, constituyendo una importante fuente de vivencias de gran contenido emocional.”
A partir de las características y los contenidos de las profesiones que sean objeto de atención por parte del escolar se pondrán en activo los procesos cognoscitivos que le permitirán ampliar la experiencia que poseen sobre las mismas e incorporar de forma creativa nuevos elementos que la enriquezcan.
En este nivel las acciones deben estar orientadas hacia el desarrollo de intereses, vivencias, conocimientos y el desarrollo de capacidades básicas relacionadas con las acti-vidades laborales. Con ello se lograrán como cualidades la flexibilidad, la persistencia, la capacidad para resolver problemas, la disciplina, la responsabilidad y la laboriosidad.
El segundo nivel enunciado por González Rey es el de las formaciones psicológicas. “Los diferentes grados de complejidad que poseen las formaciones psicológicas de la per-sonalidad permiten clasificarlas en dos tipos fundamentales: generalizadoras y particula-res.”
En las formaciones psicológicas particulares se manifiestan con un alto grado de de-sarrollo las intenciones, las convicciones, los ideales y la autovaloración. Desde el punto de vista de las formaciones psicológicas generalizadoras el carácter se expresa desde la regulación inductora y las capacidades generalizan la regulación ejecutora de la personali-dad.
Los presupuestos anteriormente expresados han configurado una práctica pedagó-gica, en lo relativo al proceso de formación laboral, que expresa una relación indisoluble entre el desarrollo de la personalidad y la ejecución de acciones dirigidas a potenciar el proceso de formación laboral.
El proceso formativo de la personalidad de los sujetos se concreta en la actividad pedagógica, por lo que es preciso valorar consecuentemente cómo son abordadas estas particularidades psicológicas, en específico en la dirección del desarrollo de lo laboral.
Uno de los elementos que debe ser abordado al analizar la instrumentación didáctica del proceso de formación laboral lo constituye el principio estudio trabajo, contenido en el ideario martiano y la tradición marxista que asume la pedagogía cubana actual. En investi-gaciones realizadas sobre este principio, se ha determinado que su alcance “se materiali-za en la práctica pedagógica cuando los alumnos consolidan en el taller lo que aprendie-ron en el aula, cuando comprueban en la práctica sus conocimientos teóricos, cuando cultivan con sus propias manos el campo y aprenden directamente lo que en la clase les fue explicado, cuando en la fábrica, vinculado al obrero, aprenden a conocer su trabajo y a valorarlo, tanto por su importancia social como económica.”
En esta interpretación se expresa un análisis reducido del verdadero alcance del principio estudio–trabajo. Tal afirmación se hace a partir de una concepción de la relación entre teoría y práctica, que establece una separación entre ambas categorías y en el mejor de los casos solo presupone la materialización de la práctica a partir de la teoría.
Se expresa, además, una relación entre escuela y contexto que solo reconoce como saber válido el que es trasmitido como contenido de las asignaturas. Las experiencias de los alumnos y, en menor medida, las del mundo del trabajo que son poco valoradas en la configuración de la formación de los escolares. Es positivo destacar el reconocimiento de la necesidad de valorar la actividad laboral no solo por su importancia económica sino también por su impacto social.
Por otra parte se plantea que “la vinculación dinámica de las actividades teórico–prácticas en las diferentes asignaturas; la Educación Laboral, El Dibujo Básico, los conte-nidos de agropecuaria, que poseen un carácter politécnico y laboral en este nivel” , cons-tituyen elementos potenciales en la implementación práctica del principio estudio trabajo.
En este reconocimiento solo se incluyen asignaturas de índole técnica, con lo cual se potencia el aspecto del desarrollo de capacidades físicas y del conocimiento tecnológi-co, obviándose la riqueza de la actividad laboral, a partir del conjunto de relaciones que en ella se operan.
Para lograr una interrelación adecuada del principio estudio–trabajo y en consecuen-cia la acertada instrumentación del proceso de formación laboral “es necesario que todas las actividades laborales que se programen por la institución docente se interrelacionen bajo un sistema y se complementen entre sí. Este primer paso en la concepción del proce-so docente educativo es lo que permite que se pueda lograr la combinación efectiva del principio estudio trabajo.”
El proceso de formación laboral se implementa en la escuela teniendo en cuenta también las leyes y principios de la didáctica y se dirige fundamentalmente a “la trasmisión y adquisición, por parte de los alumnos, del conjunto de valores, normas, conocimientos, habilidades, procedimientos y estrategias que se necesitan para analizar, comprender y dar solución a los problemas de la práctica social, y que están encaminados a potenciar el saber hacer y cómo hacerlo.”
En esta definición se abarca consecuentemente la amplitud de la dirección del pro-ceso de formación laboral, englobando el más amplio espectro de la personalidad de los escolares y recalcando no solo la dirección de lo que el sujeto recibe en término de valo-res, habilidades y conocimientos, sino que busca también enriquecer el herramental nece-sario para el autodesarrollo.
Este proceso se materializa a partir del vínculo dialéctico que se manifiesta entre los componentes personales y no personales del proceso docente educativo con el contexto social y tiene en cuenta además, como principios didácticos que lo rectoran el del carácter científico de la enseñanza y el principio de la relación entre teoría y práctica.
En la Educación Primaria el proceso de formación laboral debe “contribuir a la for-mación integral de la personalidad del escolar, fomentando, desde los primeros grados, la interiorización de conocimientos y orientaciones valorativas que se reflejen gradualmente en sus sentimientos, formas de pensar y comportamiento, acorde con el sistema de valo-res e ideales de la revolución socialista.”
La formación laboral, en el momento del desarrollo de 5to a 6to grados, debe contri-buir: en primer lugar, a mostrar una actitud laboriosa y responsable ante las tareas que se le encomiendan, así como ante el ahorro de materiales escolares y medios técnicos puestos a disposición de las escuelas. En segundo lugar, cuidar y ahorrar materiales esco-lares, el agua y la electricidad, así como cumplir con las medidas de higiene y protección de su persona. En tercer lugar, dominar los elementos esenciales sobre la preservación de la vida y el entorno a partir de la apropiación de un sistema de conocimientos y habilidades intelectuales y procedimientos lógicos con los cuales pueda interpretar y conocer la natu-raleza, la sociedad a sí mismo. Por último, construir sencillos artículos para la solución de algunos de los problemas que se presentan, en su hogar, en la escuela y en la comunidad.
Para las escuelas primarias ubicadas en el contexto sociocultural de la zona del Plan Turquino es preciso que se tenga en cuenta las formas de organización de las actividades, tanto docentes como extradocentes, atendiendo al hecho de que un alto porciento de ellas contempla la organización por grados multígrados, lo que diversifica el grado de desarrollo a alcanzar y por ende la complejidad de las tareas a ejecutar.