Eduardo Rafael Ávila Rumayor
2.l Bases metodológicas para la instrumentación del proceso de formación laboral.
El proceso educativo exige que se realice con la mayor efectividad posible. Su implementación debe ser integral y dirigirse a elevar los niveles de desarrollo de las distintas esferas de la personalidad de los escolares.
La instrumentación de este proceso debe tener en cuenta determinados ele-mentos que condicionan su puesta en práctica. La selección de los aspectos más trascendentales a tener en cuenta para su efectivo tratamiento dentro de la escuela no puede ser un suceso que se realice a priori, sino que debe partirse de aquellos presupuestos que sustentan su abordaje, las bases que se relacionan a continua-ción se construyen teniendo en cuenta los presupuestos epistemológicos que sir-ven de sustento a la investigación y que fueron analizados en el capítulo anterior.
Partiremos de declarar los elementos centrales a tener en cuenta en el plan-teamiento práctico del proceso de formación laboral, así como, de las principales direcciones de trabajo a seguir para garantizar la eficiencia de las acciones que se ejecuten.
1. El proceso de formación laboral tiene una estrecha relación con el contexto comunitario.
En este contexto se desarrollan una serie de relaciones que potencian el co-nocimiento de las características económicas, y de desarrollo de la comunidad que, de aprovecharse, se convierten en elementos que permiten vincular al alum-no, directamente al desarrollo de su entorno.
Son altamente significativas las tradiciones asociadas al trabajo que caracte-rizan las comunidades rurales de montaña
La implicación de todos los actores encargados de desarrollar el proceso do-cente–educativo en la consecución de la adecuada preparación de sus miembros para enfrentarse a los retos que la vida propone, nunca puede llevarse a cabo ale-jado de las características y necesidades del entorno de la escuela.
2. El ámbito familiar adquiere relevancia en la consecución de una ade-cuada formación laboral.
La experiencia familiar con respecto al trabajo, la transmisión de la cultura la-boral y las tradiciones familiares convierten a la estructura familiar en un espacio recurrente en el desarrollo de la formación laboral. En ella los padres influyen de manera directa en la elección de las profesiones, potencian, a partir de los niveles de exigencia en el estudio de sus hijos, que puedan acceder a los empleos que sus hijos se propongan.
Con una adecuada orientación de cómo ejecutar el proceso de formación la-boral también se puede incidir positivamente al no imponer determinadas normas y estilos en la dirección de la formación de sus hijos.
3. Naturaleza didáctica del proceso de formación laboral.
La concreción del proceso de formación laboral encuentra espacio para su ejecución en disímiles contextos, pero solo a partir de su ordenamiento como as-pecto a desarrollar por parte de la escuela alcanza el grado máximo de desarrollo. La articulación de las acciones a ejecutar tiene salida a partir de la organización sistémica del conjunto de escenarios con potencialidades para su desarrollo: es-cuela, familia, comunidad.
4. Relación directa entre el proceso de formación laboral y el desarro-llo de la personalidad.
En la actividad laboral el individuo alcanza el desarrollo de todas sus poten-cialidades, los niveles de satisfacción que adquiera repercutirán directamente en la estabilidad emocional y el cumplimiento de las tareas que se asuman.
La personalidad de los escolares se desarrolla en todas sus facetas aten-diendo al nivel de relación que se establece con sus compañeros, la actividad labo-ral se convierte en espacio que posibilita que el alumno asuma patrones que le fa-cilitan la comunicación, una ubicación en la estructura laboral, comprender que el trabajo en solitario no es factible, comprenderse como propietario de los medios y del resultado de la producción y fundamentalmente, por asumir una postura de productor que lo aleje de ser un ente pasivo dentro de la sociedad.