César Jiménez Sanz
3.1. Estimación y análisis económico del blanqueo de capitales
19. Evaluar el montante de capitales que puede ser blanqueado actualmente, tanto a escala mundial como nacional, es una labor que ha sido considerada por algunos organismos especializados como el GAFI y la ONU, de empresa casi imposible.
21. En su informe de febrero de 1997 sobre tipologías de blanqueo de dinero, el GAFI consideraba que la falta de medios empíricos hacían muy dificultoso evaluar una cifra aproximada sobre a blanquear procedente del tráfico de drogas; con anterioridad, el mismo organismo en su informe de 1990 y utilizando tres métodos indirectos: producción mundial de droga, demanda de consumo por parte de los drogodependientes y volumen decomisado de droga dio como resultado una cifra para blanquear de aproximadamente 85.000 millones de dólares al año, procedentes de la venta de cocaína, heroína y cannabis por un importe de 120.000 millones de dólares anuales en Estados Unidos y Europa, de los cuales entre el 50 y el 70% serían la cantidad dispuesta para el blanqueo . Según los cálculos realizados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y por la Organización de Naciones Unidas (ONU), anualmente se blanquean en el mundo más de 600.000 millones de dólares conseguidos por el crimen organizado, esta cantidad representa el equivalente a un tercio de las reservas en divisas de todos los bancos centrales, de esta cantidad, según cálculos de la ONU entre 350.000 y 400.000 millones de dólares son beneficios del narcotráfico, cifra que de acuerdo con los cálculos de este organismo representa el 8% del comercio mundial. Estos cifran datan de los años 90, fecha en la que se hicieron los últimos estudios, sin que se conozcan hasta la fecha nuevas investigaciones fiables sobre las cifras de los delitos.
En 1996, más de 2.000 magistrados europeos firmaron la Declaración de Ginebra, este documento estimaba la cifra de 1,3 billones de dólares diarios la circulación de capitales en los mercados de cambio, cifra totalmente desconectada de la economía real y estimando el llamado Producto Criminal Bruto en un 15% del comercio mundial, no inferior a 800.000 millones de dólares, calculándose que 180.000 se destinan a pagar a los traficantes y a los profesionales de las sociedades legales que colaboran con las organizaciones criminales y que 120.000 se revierten directamente en las organizaciones criminales, siendo susceptibles de blanqueo en la economía legal.
De acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas para el control de la droga se evalúa en un billón de dólares al día el montante de los ingresos del crimen inyectados en los mercados financieros de todo el mundo. Por el lado de la demanda, el informe de la ONU de 1997 estimaba la cifra probable de consumidores de drogas ilegales entre el 3,3 y el 4,1% de la población mundial, unos 218 millones de personas .
En nuestro país, expertos policiales tratando de reunir información suficiente sobre los recursos económicos de 28 organizaciones delictivas detectadas, llegaron a los siguientes datos: la cifra de su patrimonio ascendía a 765 millones de euros, y se preguntaban a cuánto ascendería el patrimonio del crimen organizado en España. Una estimación posterior hecha sobre 209 grupos delictivos cuya existencia se había detectado en España y que estaban compuestos al menos por un mínimo de 10 miembros cada uno, apuntaba la cifra estimada de 5.711 millones de euros de patrimonio, casi un billón de pesetas .
El Servicio Ejecutivo de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias (SEPBLAC) estimaba en el año 2002 que las ganancias anuales de los narcotraficantes en España ascenderían a 10.810 millones de euros o 1,8 billones de pesetas.
La Fiscalía General del Estado en la presentación de la Memoria correspondiente al año 2001 cifraba un aumento de la criminalidad económica del 11% respecto al año anterior, a pesar de que durante el año 2000 este tipo de delincuencia disminuyo un 3,5%, rompiéndose la tendencia de años anteriores en los que se venían registrando ligeros descensos en los delitos contra el orden socioeconómico. Según la citada Memoria de la Fiscalía, el blanqueo de capitales creció un 57% respecto del año anterior y los delitos contra la Hacienda Pública aumentaron un 54%.
Como puede apreciarse las cifras ofrecidas no son coincidentes y seguramente sólo dejan ver la punta del iceberg, los datos ofrecidos proceden de distintas fuentes policiales y judiciales en su mayoría y con no pocas imprecisiones en cuanto a los métodos de cálculo para su estimación debido, lógicamente, a la dificultad de obtener datos contrastados; no olvidemos que se trata de un mercado ilegal y por tanto sólo es posible hacer meras estimaciones. De todas formas su magnitud ofrece un panorama demoledor en cuanto a que nos indican el alto riesgo que padecen sociedades como la nuestra ante esta lacra que supone el blanqueo de capitales.
El blanqueo de capitales es una de las manifestaciones públicas socialmente más notorias de los delitos financieros producto de la criminalidad organizada. Esta notoriedad es producto de las grandes cantidades de dinero efectivo que generan delitos como el tráfico de drogas, de armas, el proxenetismo, el tráfico ilegal de inmigrantes y el fraude fiscal entre otros.
El hecho constatado de la marginalidad económica de gran parte del producto interior bruto de muchos países, con economías sumergidas que llegan hasta el 60% en algunos casos, hacen del blanqueo de capitales una herramienta obligada en el proceso de entrada o conversión de capitales delictivos a la economía oficial o legalizada de cada país.
Al estudiar el impacto económico del blanqueo de capitales los datos que se manejan hacen todos alusión a países de economía capitalista, dejando de lado, aún contando con su gran importancia, las cifras, análisis y peculiaridades que tiene esta figura dentro del resto del mundo no occidental, países asiáticos y africanos en los cuales no es posible, ni de forma remota medir el impacto producido en sus economías, ya sean estas con apariencia capitalista, pues algunos de ellos, caso Afganistán, el producto del tráfico de drogas comporta casi exclusivamente su balanza comercial.
El análisis económico de cualquier fenómeno social requiere unos mínimos condicionantes para que éste sea posible. Esos mínimos se refieren a la posibilidad de contar con unas observaciones reales y fiables, quiere decir unas fuentes de obtención de datos que permitan realizar tal análisis. En cuanto a los métodos, cualquier observación puede obtenerse o valerse de distintos métodos, algunos directos como sería la encuesta personal realizada a pie de mesa electoral y otros indirectos como medir los consumos de una determinada marca para obtener su demanda.
Las limitaciones que comporta el análisis económico del blanqueo de capitales se refieren tanto a la definición y consideración del objeto del delito, las valoraciones o precios de los productos objeto de blanqueo y las consecuencias y efectos económicos de la entrada de los capitales ilícitos en la economía legal, que solamente podemos estimar aproximadamente y con grandes lagunas.
En primer lugar, la determinación de qué es blanqueo de capitales encuentra en las distintas legislaciones distintas definiciones del delito, lo que de entrada supone un problema al encontrarnos con distintas consideraciones del ilícito penal. Así, en uno de los delitos de mayor trascendencia, como es la producción, consumo y tráfico de drogas, existen grandes discrepancias sobre su tratamiento penal, que va desde el consumo legal de hoja de coca en Bolivia y Perú y su absoluta prohibición en los países occidentales hasta la venta legal de cannabis en Holanda y el tratamiento penal de países como España, que tratan de forma muy poco proporcionada, en relación con otros delitos, la tenencia y consumo de drogas, asimilando las penas por tenencia de drogas a las de otros delitos de mayor peligrosidad social, en un intento de disminuir la demanda de consumo de estos productos; en el mismo sentido, determinadas sustancias (drogas sintéticas), son utilizadas en determinados ámbitos, como el deportivo, para mejorar el rendimiento por prescripción facultativa, siendo los mismos productos considerados como ilegales en otros países. Esta falta de definición entre lo que es droga y medicamento dificulta la observación.
En cuanto a la observación de los precios, la medición es dificultada por el desconocimiento de los procesos económicos de compra y venta y del valor añadido real que siguen los productos, desde la producción, transformación y destino final o comercialización, en el caso de la droga, y de los procesos de intermediación que siguen otros productos tangibles o intangibles, pues todo ello corresponde al ámbito del ilícito y por tanto oculto.En cuanto a la metodología seguida en la obtención de datos, obviamente debemos descartar los métodos directos de aproximación a los autores del delito y quedarnos, como han hecho los estudios realizados por la ONU, FMI e INTERPOL obtenidos a través de observaciones indirectas, hectáreas de producción de droga, precios de oferta y demanda y número de consumidores, los más fáciles de determinar, siendo los estadios intermedios, transporte, comisiones de intermediarios, valor añadido en cada fase y conocimiento de la competencia, entre otros, los más difíciles de determinar.
No se oculta que existen delitos como el tráfico de armas, la prostitución y la inmigración ilegal de personas que generan una cantidad de fondos todavía mayor que las drogas, si tenemos en cuenta las informaciones de los responsables de su persecución, sin contar con el terrorismo, que utiliza vías no convencionales, además de las típicas del blanqueo, para lograr su financiación, dando lugar a lo que se ha llamado nueva economía del terror, en la que se ha constatado el más casi absoluto desconocimiento de las fuentes que financian las redes terroristas; la utilización de los sistemas hawala, ancestrales redes bancarias paralelas de corresponsales, ahora puestas de manifiesto y atención debido a la escalada terrorista y el peculiar tratamiento fiscal de las organizaciones benéficas de los países islámicos dificultan sobremanera su control.
Desde una perspectiva microeconómica los efectos económicos del blanqueo de capitales se dejan sentir de forma muy importante en el sector privado. La tendencia a una economía sumergida es la primera característica y el primer factor que obstaculiza la localización de los activos en los que se invierte el producto de los delitos.
La entrada de dinero negro o ilegal en la economía distorsiona y altera los criterios de inversión, riesgo y rentabilidad económica. El dinero negro participa en todo los estadios económicos, desde el minorista, por las compras de bienes de consumo o duraderos, en especial, determinados artículos suntuarios, a la compra al por mayor, a través de sociedades de compras creadas para tales fines, a tales efectos, el dinero negro circula con toda naturalidad por el entramado económico y sólo cuando se enfrenta a una declaración legal de impuestos, a una compraventa ante notario ficticia en el precio o cualquier acto que suponga la acreditación legal de la procedencia del dinero es cuando surgen los problemas para el blanqueador de dinero.
En la perspectiva económica la presencia de organizaciones delictivas en los circuitos económicos y comerciales desalienta los planes de los inversores que pretenden incorporar capitales legales en cualquier estadio de la economía, una de las razones es la desestabilización de los mercados donde se encuentre invertido en el dinero ilícito, ya que en ocasiones existirán desequilibrios tanto del lado de la oferta como de la demanda, motivado por la presencia de estos capitales ilícitos. Para la ocultación y posterior entrada de capitales ilegales un ejemplo significativo es la creación de sociedades interpuestas, sociedades instrumentales, fantasma o fachada.
Estas compañías permiten la entrada de dinero procedente del blanqueo, siendo este integrado en su contabilidad legal, permitiéndoles la venta de los productos a precios muy por debajo de la competencia, produciendo un grave deterioro al equilibrio de los mercados, ya que incluso la venta de sus productos con pérdida permite conseguir el objetivo del blanqueo; así es frecuente la facturación ilegal, la compra de facturas falsas, el impago del IVA, las contabilidades B, con la consiguiente incidencia fiscal que estas operaciones tienen; también característica es la entrada de dinero ilícito por medio de la sobrefacturación de las ventas, siguiendo el ejemplo de las antiguas lavanderías de la mafia norteamericana de los años treinta. Otro efecto macroeconómico negativo se refiere al deterioro de las condiciones económicas o a los efectos adversos sobre el libre ejercicio de la competencia.
La libre competencia se fundamenta en la confianza en que el competidor cumple con las reglas del mercado. La obtención de recursos ilegales otorga una ventaja competitiva sobre aquellos otros competidores que no cuentan con tal fuente de recursos, esta financiación incide sobre los costes finales de los productos o servicios, ventaja que no gozan aquellos que deben obtener sus recursos a precios de mercado. También en este caso puede producirse un efecto de contagio hacia otros sectores de la economía, no sólo en el interior del país sino que puede trasladarse tal efecto a otro país con el cual existan relaciones comerciales o financieras.
Las consecuencias que genera a la libre competencia son, por una lado, la falta de equidad por los menores costes en la obtención del dinero, falta de estimulo en la inversión legítima y creación de posiciones monopolísticas de mercado.
Desde el punto de vista macroeconómico, las consecuencias que comporta la entrada en el circuito financiero de flujos monetarios ilegales, si cabe son más importantes que los efectos internos en la economía, y esto así debido al grado de interdependencia de las economías, por lo menos, las de los países desarrollados y en cuanto a los países de menor desarrollo el daño puede ser mayor, precisamente por su escaso desarrollo y debilidad de sus mercados.
El blanqueo de dinero es un problema no solamente en los principales mercados financieros y centros financieros extraterritoriales, sino en los mercados en desarrollo, debido a la todavía incipiente apertura de sus economías y mercados, pudiendo llegar a ser un blanco fácil para la entrada de capitales ilícitos; otro motivo, es el menor grado de supervisión que tienen sus mercados financieros en comparación con los de los países más desarrollados en esta materia.
Los más importantes riesgos macroeconómicos son:
-Debilitamiento de la integridad de los mercados financieros : Éste, quizás, sea uno de los más dañinos en los países emergentes y en desarrollo. La entrada de capitales ilícitos en los mercados financieros puede alterar gravemente los índices de cotización de los valores, con la consiguiente distorsión de los criterios de inversión; asimetrías en la información debido a la información privilegiada en manos de los blanqueadores y falta de credibilidad del sistema en general; al final pueden presentarse problemas de liquidez y quiebras bancarias . Los daños al sistema financiero vendrán dados por pérdida de negocios rentables, problemas de liquidez por las salidas de fondos, dificultad en las relaciones de corresponsalía, mayor aumento de los costes de investigación y auditoria, posibles incautaciones de bienes, pérdida de préstamos, disminución de la cotización del valor en los mercados financieros, etc.
-Pérdida de control de la política económica : En algunos países de mercados en desarrollo es posible que estas ganancias ilícitas empequeñezcan los presupuestos gubernamentales, con el resultado de que los gobiernos pierden el control de la política económica. De hecho, en algunos casos, la magnitud misma de la base acumulada de bienes de las ganancias introducidas ilegalmente puede emplearse para acaparar el mercado o monopolizar las pequeñas economías. Así, las consecuencias macroeconómicas del blanqueo de capitales respecto a la política económica son: errores en la formulación de esta política debido a los fallos de medición de las estadísticas derivadas de las actividades de blanqueo; modificaciones en la demanda de dinero que parecen no guardar relación con cambios en las variables fundamentales; volatilidad de los tipos de cambio y de las tasas de interés debido a transferencias imprevistas de fondos a través de las fronteras, así los blanqueadores reinvierten los fondos donde sus planes tienen menos posibilidad de ser detectados, en lugar de hacerlo donde la tasa de rendimiento es más elevada; el blanqueo de dinero puede acrecentar la amenaza de la inestabilidad monetaria, creando bases de pasivos inestables y estructuras de activos poco sólidas de instituciones financieras, debido a la distribución inadecuada de recursos ocasionada por la distorsión artificial de los precios de los activos y demás productos financieros, en este caso se provocarían crisis sistémicas e inestabilidad financiera; el resultado son cambios inexplicables en la demanda monetaria y mayor inestabilidad de los flujos de capital internacional, las tasas de interés y los tipos de cambio. La imposibilidad de predecir esta actividad, aunada a la inherente pérdida del control de la política, pueden hacer difícil establecer una política económica adecuada.
Los flujos monetarios ilegales suelen ser altamente especulativos y tener una gran inestabilidad en su permanencia, lo cual incide, además del sector privado, en las cuentas públicas, de hecho las balanzas de pago de algunos países registraban saldos negativos que representan miles de millones de dólares: entre 1977 y 1989, más de 800 millones de dólares desaparecieron de las contabilidades nacionales de algunos países. -Distorsión económica y menor crecimiento económico : Este efecto puede tener consecuencias tanto en las economías nacionales como en las internacionales. Los que blanquean dinero no están interesados en generar beneficios de sus inversiones, sino en proteger sus ganancias. Por tanto, "invierten" sus fondos en actividades que no necesariamente rinden beneficios económicos para el país donde están los fondos. Consecuencia de los cambios de inversiones sólidas hacia inversiones de baja calidad que ocultan las ganancias con la evidente distorsión de los precios de los productos y afectando indirectamente al crecimiento económico. La distorsión económica provocada en los precios genera una deficiente asignación de los recursos.
-Pérdida de ingresos fiscales : Por definición el dinero procedente del blanqueo de capitales permanece al margen de la economía legal y tributaria y por tanto exenta de tributos. El blanqueo de dinero disminuye los ingresos fiscales y, por tanto, perjudica indirectamente al resto de los contribuyentes, ya que el Estado, en virtud de unos menores ingresos, puede verse obligado a aumentar los tipos de gravamen o cualquier otro tipo de impuesto para compensar tales pérdidas; se añade la dificultad de recaudación de tales impuestos, por la imposibilidad de determinar, en ocasiones, las bases imponibles. Ahora bien, es posible, que en determinadas ocasiones y en algún tipo de producto o sector, las bases imponibles se vean incrementadas por la entrada de dinero o compras derivadas del blanqueo de dinero, en estos casos, el blanqueador esta dispuesto incluso a pagar el impuesto con tal de contar con la legitimación de los capitales. Además de ello, dicha deficiencia tributaria provocará fallos en la asignación del gasto público debido a la declaración inexacta e inferior a la real.
-Riesgos en los procesos de privatización : La introducción de reformas en las economías de algunos Estados mediante la privatización ha sido aprovechada para la introducción de capitales delictivos en tales procesos. Esta situación se ha visto favorecida por los mayores medios económicos de las organizaciones delictivas para hacer una mejor oferta que la de los compradores legítimos para la compra de empresas públicas, privando así al país de lo que debería ser una empresa legítima basada en el mercado.
-Riesgo para la reputación : El riesgo de reputación es la posibilidad de que una publicidad negativa, sea o no exacta, sobre las prácticas comerciales y asociaciones de un banco, ocasione una pérdida de confianza en la integridad de la institución. Este es uno de los efectos más perversos, por las consecuencias a largo plazo que puede acarrear, que puede afectar, tanto al país en su conjunto como a las instituciones financieras, que son el principal foco del blanqueo. La confianza en los mercados y la importantefunción económica que cumplen pueden verse erosionados por actividades como el blanqueo de dinero, los delitos financieros, el fraude financiero generalizado, la especulación bursátil que proporciona el manejo de información privilegiada. El deterioro del riesgo reputacional a que dan lugar estas actividades disminuye las calificaciones de las emisiones de deuda o rating que permiten el acceso a los mercados internacionales.
Ligado al sistema financiero y relacionado con el riesgo de reputación, se encuentra el riesgo operativo, relacionado con la posibilidad de pérdidas causadas por procesos internos inadecuados o fallidos, o debidos a personas o acontecimientos externos, darían lugar a dificultades en las relaciones de corresponsalía o servicios interbancarios con el consiguiente aumento de costes financieros; el riesgo legal, vinculado a la posibilidad de litigios, sentencias desfavorables, incumplimientos de contratos y sanciones que pueden generar pérdidas y aumento de gastos, todo ello derivado de las relaciones queridas o no con delincuentes financieros, este riesgo podría llegar a la retirada de la licencia bancaria por parte de las autoridades de supervisión; el último de los riesgos del sistema financiero se refiere al riesgo de concentración, que es la posibilidad de pérdidas debido a una exposición crediticia reducida a un solo o a unos pocos prestatarios, en este caso fallidos por actividades de blanqueo y producidos por la falta de información sobre los prestatarios o grupo de prestatarios, sus relaciones y fuentes de ingresos.Además de los anteriores existen riesgos y costes sociales asociados al blanqueo de capitales, siendo los más notables el incremento de los costes sociales por una mayor necesidad de dotaciones policiales, judiciales y supervisoras, desequilibrios en la distribución de la riqueza del país, aumento de los gastos estatales de atención social, encarecimiento de algunos servicios públicos y en último extremo un efecto corruptor sobre el conjunto de la sociedad.
Autores como Blanco Cordero y Díez Ripolles entienden que la incorporación del dinero sucio a la economía legal socava las condiciones fundamentales del sistema económico de mercado, afirman que la introducción de bienes provenientes de actividades ilícitas en la actividad económica regular incide negativamente, por un lado, en la estabilidad, solidez y confiabilidad del sistema financiero y, por otro, sobre la libre competencia.
En el caso de la estabilidad y solidez del sistema financiero, no sólo se traslada a este subsistema económico los problemas que se plantean respecto de la economía en general, sino que se presenta el problema adicional del riesgo reputacional ya apuntado anteriormente. Los bancos son organizaciones con carácter institucional que necesitan de una legitimidad social para el desarrollo de sus actividades. Esta legitimidad social se manifiesta a través del reconocimiento y la confianza general del público, además del reconocimiento que le otorgan los organismos encargados de la supervisión. De otra forma, si estas instituciones se encontrarán afectadas o relacionadas con actividades ilegales se desencadenaría un proceso de deslegitimación y pérdida de confianza difícil de recuperar; este proceso puede contagiar al resto de los agentes financieros y generar una crisis general del sistema financiero, en ocasiones y con demasiada frecuencia, ligada al descrédito de las autoridades políticas y financieras del país.
Se puede argumentar que la deslegitimación del sistema financiero es un riesgo que existe como consecuencia de un discurso que concibe al blanqueo de capitales como algo nocivo, pero que en el caso de que tal discurso negativo no existiera y se considerará legítima tal actividad y favorecedora del desarrollo económico, no daría lugar al mencionado riesgo reputacional en la actividad bancaria.
Por otro lado, hay opiniones contrarias a las consecuencias negativas del blanqueo de capitales , con el argumento de que para nada afecta a los sistemas financieros, a la banca y a la inversión en Bolsa la entrada de capitales ilegales junto con los capitales legales en el entramado financiero, pongo como ejemplo, la carretera por donde circulan coches de distintas marcas, de todo tipo y cilindrada, en modo alguno, su procedencia y las características de los coches, deben afectar a la circulación normal.
La posición de algunos autores en contra de la conceptualización negativa de los efectos de blanqueo de dinero esta sustentada en la opinión según la cual la entrada de fondos en el sistema financiero o en la economía legal es altamente beneficiosa ya que, de una parte, aumenta la oferta monetaria con la consiguiente reducción de las tasas de interés, y por otro lado, dicha reducción de las tasas de interés abarataría el coste de las inversiones en otros sectores de la economía.
Por tanto, estos autores no ven diferencia alguna entre el “dinero limpio” y el “dinero sucio”, y en consecuencia, el blanqueo de capitales debería de carecer de una valoración negativa. El verdadero problema económico del blanqueo de capitales, para estos autores, se encuentra en el ámbito fiscal y debe ser función de los órganos responsables de la labor inspectora de tributos el conseguir que determinados actos, financieros o comerciales, sean gravados fiscalmente. Esta perspectiva fiscalista mantiene que tanto el dinero limpio como el dinero sucio tiene el aspecto positivo de contribuir a la creación de riqueza y a sufragar el gasto público; y desde esta óptica, la política a desarrollar en relación con el blanqueo de dinero estaría íntimamente relacionada con la política fiscal; así por ejemplo, supongamos que de la renta salarial obtenida por un sujeto, este decide dedicar una cantidad (x) para la compra de artículos de consumo, concretamente alcohol y tabaco, fuertemente gravados fiscalmente, y destinar otra cantidad (y) para la compra de cannabis para su consumo, obviamente sin impuestos; así diríamos que el capital (x) se reintegra a la economía de forma legal pues además ha sido gravada doblemente, primero al consumidor (impuesto sobre bebidas alcohólicas e impuesto sobre las labores del tabaco) y después al vendedor (impuesto sobre su renta personal o empresarial); en cambio, por el capital (y) el “camello” habrá obtenido un ingreso no gravado, ni en origen ni en destino, que utilizará para su consumo o inversión y que se reintegrará a los flujos económicos sin perturbación alguna, ya que además este capital (y) proviene originariamente de la llamada economía legal.
Es evidente que algunos de los efectos descritos en el ámbito macroeconómico se produzcan únicamente en determinados países en desarrollo con sistemas financieros muy estrechos y supervisión débil de las entidades financieras, así como en países donde, por ejemplo, la producción de droga es una partida importante y fuente de obtención de ingresos presupuestarios, donde estos capitales ilícitos tengan alguna incidencia importante; por el contrario, los analistas y expertos sostienen que los efectos descritos tienen una nula o muy pequeña incidencia en los países desarrollados aún a falta de estudios sobre el particular.