EL RIESGO DE DESASTRES: UNA REFLEXIÓN FILOSÓFICA
Carmen Delia Almaguer Riverón
En la teoría sobre los desastres y los riesgos, se han incorporado gradualmente los aportes de las ciencias naturales, técnicas y sociales, hasta llegar a modelos y conceptos más complejos y holísticos.
Sin embargo, en opinión de Maskrey (1998) la investigación sobre los desastres y los riesgos aún ha de producir un cuerpo de teoría y terminología sólido y de amplía aceptación.
• El enfoque de las ciencias naturales
La investigación inicial sobre el riesgo de desastres fue dominada por los aportes de las ciencias naturales por lo que era común que estos fueran considerados como sinónimos de eventos físicos extremos denominados “desastres naturales”, así en el enfoque de las ciencias naturales, un terremoto, erupción volcánica, huracán u otro evento extremo era de por sí un desastre, de esta forma, la investigación sobre los desastres se centró en el estudio de los procesos geológicos, meteorológicos, hidrológicos y otros procesos naturales que generan estos peligros, la investigación sobre el riesgo se centraba en la ubicación y distribución espacial de las amenazas, su frecuencia, magnitud e intensidad.
Este enfoque resultó reduccionista al inscribirse en el paradigma positivista “…mediante la conceptualización de los desastres como eventos inevitables, no previsibles y extremos que interrumpen procesos políticos, sociales y económicos "normales", el enfoque difunde una visión de los desastres como eventos discretos, fundamentalmente desconectados de la sociedad” dejando al margen cuestiones de responsabilidad social o política respecto al riesgo”. (Maskrey, 1998:10)
Este enfoque mantiene cierta presencia, de tal modo que continúan utilizándose tanto en la literatura como en el discurso expresiones como “los efectos de un desastre" o "el impacto de un desastre" que indican en opinión de Lavell (1996) que los peligros naturales sean abordados como sinónimos de desastre.
• El enfoque de las ciencias técnicas
Bajo el influjo de las ciencias técnicas, se consideró que el desastre se producía si había un impacto medible en el medio ambiente, la sociedad o la economía donde se manifestara el peligro. La investigación, en este sentido, dio un salto importante, al considerarse los eventos extremos como catalizadores que transforman una condición vulnerable en desastre. El riesgo empezó a ser definido como función tanto del peligro como de la vulnerabilidad, así se considera que (RIESGO = P x V).
Mientras que los modelos de riesgo de las ciencias naturales fueron básicamente modelos de amenaza o peligros, las ciencias técnicas presentaron modelos conceptuales que incorporaron la vulnerabilidad
La pareja conformada por el peligro y la vulnerabilidad que equivalen al estado de un sistema en una situación particular expuesta a un peligro, da al riesgo un aspecto multidimensional. Los factores de vulnerabilidad pertenecen a campos diversos (naturales, materiales, sociales, funcionales, en materia de decisiones, etc.) e influyen no solo considerándolos individualmente, sino también en interacción los unos con los otros, conformando así un sistema, en opinión de Chardon (1998).
El enfoque de las ciencias técnicas difiere del enfoque de las ciencias naturales en el hecho de que se centra en el impacto y efecto de los eventos asociados a los peligros, y no en el evento mismo. Sin embargo, es preciso subrayar que el enfoque considera que los peligros, siguen siendo la causa de los desastres, mientras que el concepto de vulnerabilidad está utilizado solamente para explicar el daño, las pérdidas y otros efectos.
Como tal, el objetivo social de muchas investigaciones de las ciencias técnicas ha sido el diseño de medidas estructurales y otro tipo para mitigar las pérdidas causadas por eventos extremos y, por ende, lograr que la sociedad sea segura. Este enfoque reconoce la existencia de responsabilidades sociales y políticas para evitar las pérdidas.
• El enfoque de las ciencias sociales
El geógrafo Gilbert White, en los años 50 y 60 realizó un importante análisis sobre los desastres. El trabajo de White se centró en la percepción social de los peligros y cómo dichas percepciones influían en las decisiones que toma una población determinada para que su medio fuera más seguro o más peligroso. Sus investigaciones enfatizaron en que los desastres tienen causas humanas y no sólo naturales, y que las sociedades y comunidades expuestas a determinadas amenazas no son homogéneas. Esto implica que diferentes grupos sociales realizan una gestión muy diferenciada de los riesgos que enfrentan y que, por ende, la vulnerabilidad sea un valor de carácter social, que no puede reducirse al grado de pérdida que podría sufrir un determinado elemento o grupo de elementos expuestos a un peligro.
Los desastres son el resultado de la ruptura del equilibrio entre la naturaleza y la sociedad expresada en la incapacidad de la sociedad de ajustarse y adaptarse adecuadamente a su entorno, tal consideración constituye hoy una línea de indagación de características multidisciplinarias con una fuerte presencia de profesionales de las Ciencias Sociales, que promueve la idea de que los desastres representan “problemas no resueltos del desarrollo” en tanto la vulnerabilidad no es una variable exógena sino que por el contrario está fuertemente anclada en elementos estructurales inherentes a modelos de desarrollo.
Parte de la explicación del desequilibrio que representa los desastres, reside en la consideración de que la naturaleza existe para ser dominada y utilizada, la cual está en la base de la llamada crisis ambiental de la actualidad. Otra parte de la explicación reside en el imperativo de las modalidades de crecimiento económico en boga durante las últimas décadas, pero esencialmente desde el inicio de la Revolución Industrial, tipificada entre otras cosas por la acelerada transformación de la sociedad de una relación inmediata con la naturaleza, en una donde dominan las relaciones mediatas; la urbanización, la búsqueda de la ganancia a corto plazo; el empobrecimiento de grandes masas de la población, su marginalización en el territorio y su inseguridad frente a la vida cotidiana.
Los peligros o amenazas, en resumen, hacen referencia en términos genéricos, a la probabilidad de la ocurrencia de un evento físico dañino para la sociedad, y las vulnerabilidades, a la propensidad de la sociedad o un subconjunto de ésta de sufrir daños debido a sus propias características particulares. El concepto de vulnerabilidad, es un concepto de gran complejidad que debe estudiarse en un contexto amplio que comprenda los aspectos humanos, socioculturales, económicos, ambientales y políticos vinculados con las desigualdades sociales basadas en la edad, el género, y los recursos económicos entre otros. (Anexo 1)
No obstante las consideraciones antes hechas, es importante reconocer que si bien los modelos conceptuales desarrollados bajo el enfoque social dan énfasis a las variables y procesos que configuran los patrones de vulnerabilidad, en ocasiones y en opinión de Maskrey (1998) subrayan tanto las causas "sociales" de los riesgos, que a veces tienden a perder de vista a las amenazas, y las interrelaciones entre amenaza y vulnerabilidad por lo que este autor considera la necesidad de un enfoque holístico del riesgo que permita incorporar los aciertos de los enfoques desarrollados por las ciencias naturales, técnicas y sociales.
Maskrey (1998) propone un modelo que denomina “escenarios de riesgo” donde las relaciones dinámicas entre vulnerabilidades y capacidades, peligros y oportunidades, mitigación y sobrevivencia pueden ser caracterizadas como escenarios de riesgo en el contexto de una determinada unidad social.
En el modelo de escenarios de riesgo propuesto por Maskrey (1998) las amenazas o peligros, están ubicadas en la confluencia de los procesos sociales y naturales. Los patrones de intervención humana y en general los modelos de desarrollo soportados en la irracionalidad tecnológica, alteran de manera fundamental las características de los peligros.
Así, para Maskrey (1998:20-21) “…mientras que una tempestad tropical intensa puede considerarse como un evento natural, las inundaciones y deslizamientos que provoca serían determinados no sólo por factores, como la topografía y la geología, sino también por el tipo de cobertura vegetal y uso de la tierra, factores que son socialmente y no naturalmente determinados. La deforestación, extracción de agua subterránea, sobrepastoreo, minería a tajo abierto, destrucción de manglares y construcción de infraestructura, como represas y carreteras, son todos procesos que pueden generar nuevas amenazas y exacerbar las existentes”.
En otras palabras, los mismos procesos sociales, políticos y económicos, que generan la vulnerabilidad, también influyen en las amenazas y a la vez, los procesos naturales también influyen en la vulnerabilidad.
En la mayoría de los casos, afirman en igual sentido Cardona y Barbat (2000), la reducción de la vulnerabilidad está ligada de manera indisoluble a la intervención de las necesidades básicas de desarrollo prevalecientes. Así Cardona (2003:9) considera que “…la vulnerabilidad de los asentamientos humanos está íntimamente ligada a los procesos sociales que allí se desarrollan y está relacionada con la fragilidad, la susceptibilidad o la falta de resilencia de los elementos expuestos ante amenazas de diferente índole. (…), la degradación del entorno, el empobrecimiento y los desastres no son otra cosa que sucesos ambientales y su materialización es el resultado de la construcción social del riesgo, mediante la gestación en unos casos de la vulnerabilidad y en otros casos de amenazas o de ambas circunstancias simultáneamente…” y en términos generales de la irracionalidad de una “cultura” engendrada por la modernidad.
La necesidad de un enfoque holístico del riesgo y la dialéctica peligro – vulnerabilidad argumentada por Maykrey (1998) y Cardona y Barbat (2000), permiten afirmar que el marco adecuado para abordar desde la perspectiva filosófica el riesgo de desastres lo constituye la relación naturaleza - cultura – desarrollo al considerar que la sociedad y su cultura frente a la naturaleza configuran tanto la vulnerabilidad como los peligros presentes y futuros a partir de los modelos de desarrollo hasta ahora concebidos.