Tesis doctorales de Economía


ACUMULACIÓN Y SOCIALIZACIÓN DE CAPACIDADES DURANTE LA GESTIÓN TECNOLÓGICA: CASO CEMEX

Carlos Arturo Torres Gastelú




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Capítulo III Inserción de las GEM en el posicionamiento económico global

En los últimos 30 años se han venido derrumbando numerosas y diversas barreras al intercambio de mercancías, servicios, e información; este proceso ha sido impulsado por la enorme ola de innovaciones tecnológicas (sobre todo en los sectores de la electrónica, informática y telecomunicaciones) incentivando nuevas formas de organizarse, de trabajar y de administrar las empresas. Particularmente, la década de los ochenta fue un periodo de grandes desafíos para las empresas nacionales. La crisis de la deuda en 1982, la de los mercados bursátiles de 1994 y la apertura de las fronteras –con el consiguiente aumento en la competencia–, impulsaron una serie de estrategias, encaminadas a lograr la permanencia, e incluso el crecimiento, sobre todo en las Grandes Empresas Mexicanas (GEM).

Es por ello relevante identificar las principales acciones de las GEM y en particular el polo regional industrial de Monterrey, puesto que alcanzaron un marcado crecimiento de exportaciones y de participación de los mercados internacionales; en parte, por los apoyos gubernamentales pero, sobre todo, porque lograron desarrollar las capacidades suficientes para adaptarse a los entornos cambiantes en breves espacios de tiempo. Esto, finalmente, ayuda a comprender cómo CEMEX generó un cúmulo de capacidades de gestión, organizacionales y tecnológicas durante el entorno económico del periodo sustitutivo de importaciones, al periodo de apertura.

 

 

III.1 Comportamiento económico de México

Elementos clave del desarrollo económico mundial

Hasta la década de los setenta del siglo pasado, la economía global estuvo dominada por las corporaciones estadounidenses verticalmente integradas que controlaron el capital, los mercados y los flujos de materia prima (Pozas, 2002: 25). Este diseño vertical del sistema mundial de producción se ha transformado en los últimos 25 años, hasta convertirse en una compleja red de empresas de diversos tamaños, ubicadas en distintos países. La tradicional empresa vertical típicamente norteamericana, cedió al fin su lugar a un complejo sistema de subcontratación internacional caracterizado por la descentralización de la producción y de la tecnología.

Esta descentralización en el ámbito de la producción, llegó acompañada de una intensa centralización del capital en el ámbito mundial, que se llevó cabo a través de la fusión cada vez más frecuente de grandes corporaciones transnacionales. Esas fusiones de capital determinaron que, a pesar de la descentralización de la producción, el control del mercado tendiera a ser ejercido por la empresa más poderosa dentro de la cadena productiva. Son estas empresas gigantes quienes organizan la producción dentro de la cadena y determinan los precios, ejerciendo fuerte presión sobre sus proveedores a fin de que reduzcan costos, aumenten su productividad y disminuyan sus precios (Pozas, 1999:115).

Esta nueva internacionalización implicó que las empresas locales se convirtieran en importantes intermediarias entre las empresas extranjeras y los mercados domésticos y, al mismo tiempo, fueron plataformas de exportación en la región . Tal internacionalización se construyó sobre los fundamentos de las estrategias nacionalistas de desarrollo que rigieron en los países latinoamericanos durante la etapa de la sustitución de importaciones. Por lo que la economía global se sustentaba en las empresas locales que debieron existir antes en cada uno de estos países para poder establecer alianzas. Es decir, debieron acumular capacidades tecnológicas, de gestión y organizacionales expresadas en el desarrollo de sus propias organizaciones, sus habilidades de mercadotecnia y sus instalaciones, con el fin de tener algo que ofrecer a sus potenciales aliados transnacionales.

El período de sustitución de importaciones y las políticas de proteccionismo implementadas por los gobiernos nacionalistas, crearon empresas maduras que incentivaron a las CTN (corporaciones transnacionales) a buscar socios locales (Evans, 1995:185). Las grandes empresas nacionales con participaciones importantes en el mercado doméstico se convirtieron en los socios naturales potenciales para las corporaciones transnacionales. Esas empresas de acuerdo con Pozas (2002:27) tenían mucho que ofrecer a sus aliados extranjeros; por ejemplo, su profundo conocimiento de los mercados locales, sus propias redes de clientes y proveedores, sus contactos en el gobierno y su comprensión del sistema de relaciones laborales prevalecientes en el país.

Al mismo tiempo, eran valiosas por su capital humano, su experiencia en administración y sus profesionales calificados. Es decir, todo el cúmulo de experiencia y capacidades locales para desempeñarse eficientemente en el país, aunque quizás no con la infraestructura ni apoyos financieros suficientes para competir globalmente. Este proceso de internacionalización permitió que las empresas nacionales, recibieran flujos de capitales y la transferencia de la tecnología y el saber cómo (know how) que necesitaban para operar su nuevo equipo. Los aliados extranjeros extendieron, además, los mercados de las empresas locales en el exterior y constituyeron canales de exportación.

Un ejemplo de este nuevo proceso de internacionalización, es abordado a lo largo de este capítulo haciendo énfasis en cómo un puñado de grandes empresas mexicanas lograron internacionalizarse. Posteriormente, en el desarrollo del documento está la descripción de cómo una de estas empresas logró la globalización (CEMEX), basada en un proceso de crecimiento transnacional vía inversión extranjera directa (IED) mediante la acumulación y socialización de sus capacidades de gestión, organizacionales y tecnológicas, para conseguir una mejor posición dentro de las cadenas de producción. La exitosa internacionalización del capital que logró el grupo cementero, significó posicionarse en los mercados internacionales y evitar su absorción por parte de alguna de las grandes empresas mundiales de la industria del cemento.

Los elementos clave del desarrollo económico mundial se pueden resumir así:

• Concentración de capital, creación de poderosas empresas globales y creación de redes de subcontratación entre las empresas.

• Surgió el patrón de internacionalización basado en ventajas de primer orden, en lugar de la fuerza de trabajo barata

• Incremento en el número de fusiones y adquisiciones entre las compañías más grandes del mundo, lo que provocó que grandes empresas mundiales ejercieran su control y provocaran una nueva jerarquía mundial

• El modelo financiero mundial se caracterizaba por la fluidez del capital financiero internacional y el extraordinario incremento de las fuentes privadas de estos flujos, que tendían a desplazar el financiamiento oficial para el desarrollo (Pozas, 2002:25-46).

• La Inversión Extranjera Directa (IED) se había ya convertido en una forma ampliamente utilizada por un diverso grupo de corporaciones multinacionales .

• La compraventa de productos y componentes ya no se realizaba en mercados abiertos, sino en el interior de las cadenas globales de producción, y por medio de relaciones preestablecidas entre clientes y proveedores.

• La firma más poderosa dentro de una cadena global de producción tendía a jugar el papel central en la coordinación de toda la red, determinando montos, precios y estándares de calidad de los productos en la cadena (Pozas, 2003:47).

Consecuentemente, la tendencia monopolística de la producción internacional confirió un control excesivo a un pequeño grupo de corporaciones transnacionales y disminuyó el margen de los gobiernos nacionales, para adoptar estrategias efectivas de desarrollo. Esto provocó que el nuevo modelo modificara la relación tradicional entre los países del primer y tercer mundo, dejando a estos últimos en una posición más vulnerable por la carencia, en parte, de las correspondientes instituciones globales que regularan a las grandes corporaciones transnacionales.

En este marco del desarrollo económico mundial, teóricamente esto da lugar a una obligada transferencia de tecnología a las subsidiarias y sus proveedores, independientemente de si éstos se encontraban ubicados en países centrales o periféricos, modificando la tradicional dirección de los flujos de componentes periferia-centro y alterando, por consiguiente, la tradicional división internacional del trabajo (Pozas, 2002).

Aunque de acuerdo con este punto de vista, este resultado depende no solamente de incrementar los flujos de inversión extranjera directa y el capital, la tecnología y el saber cómo (know how) administrativo asociados a éstos, sino también de asegurar que las industrias y los mercados en los cuales participan las corporaciones transnacionales operen eficientemente (UNCTAD, 1998:19). Sin embargo, como se señala en secciones posteriores, este argumento no contemplaba a la situación previa de atraso tecnológico y desigualdad en la distribución de la riqueza en que se encontraban los países latinoamericanos. Por lo tanto, interesa comprender ahora cómo se consumó la transición del modelo económico cerrado, al modelo económico abierto en las GEM.

Problemas del modelo de sustitución de importaciones

El periodo de sustitución de importaciones que abarcó desde mediados de la década de los cincuenta hasta inicios de la década de los ochenta, se caracterizó en los aspectos comercial y financiero por:

1. Una desvinculación progresiva de los países latinoamericanos de la economía internacional.

2. El intento de implementación de ambiciosos programas de industrialización.

3. Una paulatina disminución de la participación de las exportaciones hasta en un 50%.

4. La declinación del superávit comercial de la región latinoamericana.

5. La incapacidad de obtener ninguna cantidad significativa de crédito en los mercados financieros internacionales.

La desvinculación de América Latina (AL) con la economía mundial durante el periodo de sustitución de importaciones, ocasionó severos problemas.

Entre ellos están:

• Intensificación de las presiones de la competencia y un retiro masivo de capital de los sectores de producción y comercio.

• La dependencia tecnológica se intensificó: al ser incapaces de generar innovaciones propias, el programa de industrialización requirió la importación de bienes de capital, lo que con el tiempo dio lugar a una nueva forma de dependencia. Esta nueva dependencia empezó, progresivamente, a obstaculizar el crecimiento del producto, los ingresos fiscales, el empleo, las inversiones y el ahorro interno.

• El endeudamiento combinado de los sectores públicos de los países latinoamericanos creció en términos reales a una tasa de 12% por año (Pozas, 2002:85); durante ese período y en varios países, ese endeudamiento generó fuertes presiones inflacionarias.

• Desequilibrio de la balanza de pagos, producto de un crecimiento lento de las exportaciones. En parte fue ocasionada por el descuido de las tradicionales actividades de exportación del sector agrícola.

• Las protegidas corporaciones industriales contribuyeron al crecimiento de la productividad; pero, al mismo tiempo, controlaron los canales de comercialización y los usaron para limitar el acceso a nuevos competidores domésticos.

• La falta de políticas encaminadas a transformar los excedentes en fuentes estables de riqueza (Rendón, 1997), en buena medida porque el agotamiento del ciclo de expansión industrial era evidente.

• El crítico endeudamiento de las principales empresas privadas y de todos los gobiernos latinoamericanos.

Durante el período que abarca de 1974 a 1982, el modelo cerrado sustitutivo de importaciones, entró en una crisis estructural profunda y todas las grandes empresas y grupos empresariales nacionales, privados y públicos fueron el principal vehículo de expresión de la crisis. Por una parte, revelaron un atraso tecnológico que les impedía competir internacionalmente y, por la otra, cristalizaron la expresión financiera de las contradicciones estructurales del modelo, revelándose excesivamente dependientes del crédito externo (al igual que el Gobierno Federal) e incapaces de cubrir sus deudas. Esto, sumado a la caída de los precios internacionales del petróleo, detonaría la crisis de deuda externa en 1982.

La recesión de la economía internacional en 1982 agravó los problemas de la economía mexicana, al afectar el volumen de comercio mundial. Por lo tanto, el país presentó un creciente déficit, tanto interno como externo; no pudo seguir financiándose con el endeudamiento externo ni interno. Además, hubo una caída de los precios internacionales del petróleo, un alza de las tasas de interés, la devaluación de la moneda, y la más importante: la enorme deuda externa (Rendón, 1997). La repentina suspensión de préstamos a mediados de 1982 obligó a los países latinoamericanos a pagar el servicio de su deuda externa con el producto de sus exportaciones; por tanto, América latina fue forzada a abandonar su modelo de crecimiento basado en el endeudamiento, e implementar un drástico proceso de ajuste que revirtió su crecimiento y los niveles de vida de la población. A pesar de esto, después de una década de estancamiento, varios países de la región empezaron a dar muestras de recuperación. El resurgir del crecimiento económico a principios de los noventa parece estar asociado a los primeros influjos netos de capital internacional desde 1981 (Pozas, 2002:85).

Por otra parte, las grandes empresas mexicanas (GEM) se vieron favorecidas durante el periodo del modelo de sustitución de importaciones, básicamente porque lograron consolidarse en su mercado interno y acumularon capacidades de gestión, organizacionales y tecnológicas que les facilitarían el camino para ingresar en el modelo económico abierto. Los problemas que presentaron estos grupos, de acuerdo con Rendón (1997) fueron: dificultades financieras, contracción del mercado, competencia externa y restricciones del control de precios. En primer término, los problemas financieros de las grandes empresas mexicanas se debieron a su rápido crecimiento. Para su expansión no se apoyaron en recursos propios, sino en créditos externos. A medida que aumentó la tasa de interés internacional y la depreciación de la moneda, la deuda externa y los intereses aumentaron considerablemente, poniendo en peligro la existencia de estas empresas. En secciones posteriores revisaremos las medidas adoptadas, tanto por parte del Gobierno mexicano, como por parte de las estrategias aplicadas en las empresas.

Otro gran problema fue la contracción de las ventas por la reducción del mercado interno, derivado de los controles salariales y de la alta inflación (hasta antes del pacto de solidaridad económica de los ochenta). Por otra parte, la competencia externa constituyó un inconveniente para las GEM, acostumbradas a un mercado protegido. Estas empresas fueron afectadas desde 1984 por la apertura de las fronteras y la entrada potencial de empresas transnacionales (sobre todo a finales de esa década). Además, diversos grupos fueron influidos por el control de precios entre ellos; tanto los que se encontraban en las ramas de alimentos, como la rama cementera, metalúrgica, etc. Cabe resaltar que CEMEX también fue afectado por su adhesión al pacto para la estabilidad y crecimiento económico (PECE), ya que el control de precios atrasaba su ritmo de crecimiento, pues el precio del cemento mexicano se encontraba por debajo del internacional .

Ante la problemática derivada del cambio de entorno, las GEM tuvieron que revisar y reformular sus estrategias. La prioridad de estas maniobras se enfocaba en la estabilidad y permanencia de estas empresas y en la renegociación de sus deudas, solicitando el apoyo del Gobierno Federal. Las modificaciones implementadas por las GEM en su estructura, organización y principalmente en el incremento de sus exportaciones, reducirían el impacto negativo que tuvo la devaluación de 1987 y la crisis por fuga de capitales de 1994. Sin embargo, el resto de las empresas –y particularmente la sociedad mexicana–, fueron severamente castigadas, disminuyendo su nivel de vida.

Transformación de la industria mexicana

El obligado proceso de cambio en el que se incorporó el país desde 1982, tomó desprevenida a la sociedad mexicana y a la gran mayoría de las empresas, acentuando la dependencia estructural (económica, científico-tecnológica y cultural), lo cual expresa los niveles de subdesarrollo y adherencia a los países centrales a los que estamos atados.

Las características del nuevo paradigma de producción (extractado de Villalobos y Brown, 1998; Basave, 2001; y Gutiérrez, 1999) que surgió en México fueron las siguientes:

• Transformación de las empresas grandes con sistemas de producción a gran escala, en empresas de menor tamaño con sistemas flexibles de producción y economías de alcance.

• Cambio de énfasis en la perspectiva del mercado: del nacional al internacional

• Modificación en la producción: descentralizada en la empresa a la descentralización de sus bases o bien su subcontratación

• Transformación de la planta de trabajadores: de una estable, a la creciente contratación de trabajadores temporales

• Conversión de la organización jerárquica del trabajo en nuevas formas más flexibles

• Modificación en la actividad competitiva exclusiva, mediante nuevas estrategias de competencia en cooperación con otras empresas y la conformación de alianzas y redes.

Una de las metas que se plantearon –tanto la nueva política económica del Gobierno mexicano desde mediados de los años 80 como el conjunto de las grandes empresas privadas nacionales–, fue la de convertir a México en un país exportador de manufacturas. El Gobierno mexicano puso en marcha los primeros mecanismos de fomento a las exportaciones, que fueron aprovechados por las principales empresas; en una sección posterior se hace un recuento de las principales acciones emprendidas por el Gobierno para inducir el cambio e inserción de la industria mexicana en la economía mundial.

En apoyo a la implantación del nuevo paradigma de producción, el Gobierno realizó un progra¬ma económico de orientación neoliberal de corte monetarista, cen¬trado en dos objetivos fundamentales:

1. Reducir la inflación poniendo en marcha una serie de políticas públicas para alcanzar una disminución de la demanda agregada. Dentro de ellas destaca la reducción del gasto público y la compresión de los ingresos salariales.

2. Propiciar el cambio estructural del aparato productivo por la apertura comercial y la cancelación progresiva de medidas protec¬cionistas en todos los productos agrícolas, industriales y de servi¬cios, a excepción de los bancarios y de telecomunicaciones, por la desregulación financiera y la privatización de las em¬presas públicas (extractado de Gutiérrez, 1999:11-15).

Esta serie de acciones conjuntas por parte del Gobierno y las GEM, provocó un auge exportador mexicano, el cual ha sido la punta de lanza para la penetración en los mercados extranjeros. Se inició a partir de 1989, pero significativamente desde 1994, un intenso proceso de inversiones directas en el extranjero por este grupo de empresas. Este proceso de incursión en otros mercados extranjeros llevó un nuevo dinamismo a los grupos empresariales mexicanos , ocupando varios de ellos un lugar destacado entre las mayores empresas transnacionales a nivel mundial [UNCTAD, 2004]. Por otra parte, las transnacionales extranjeras dieron un giro en cuanto a sus estrategias de inversión, y también en la orientación respecto de sus ventas desde mediados de los años ochenta, para convertirse en plataformas de exportación desde sus plantas subsidiarias en México (Basave, 2001: 85).

Los procesos que propiciaron la expansión de las grandes empresas mexicanas de acuerdo con Villalobos y Brown (1998); Basave (2001); y Gutiérrez (1999) fueron:

• Centralización de capital y su endeudamiento externo.

• Diversificación; es decir, su inversión en sectores y ramas de la producción distintos de aquellos en los que tenían una presencia tradicional.

• Peso específico en el auge exportador mexicano en la economía nacional.

• Dinamismo inversor en el exterior (IED).

• Modalidades de integración adoptadas para la competencia externa.

• El número de las asociaciones estratégicas con capital extranjero llevadas a cabo.

Otras características relevantes en el desarrollo del modelo abierto en el contexto de la pérdida de poder y autoridad nacional en el caso mexicano, ocurrieron debido a:

1. Fortalecimiento de la autoridad y poder de una clase so¬cial transnacional que ejerce una presión de supremacía sobre los estados-nación a través de sus productos altamente competitivos en precio y calidad, así como en los flujos de capital financiero.

2. Los productores nacionales tuvieron que competir por el acceso de capital financiero y asumir los riesgos de conseguir solamente montos de capital esencialmente especulativo, lo que paulatinamente va incorporándolos a la clase social transnacional.

3. Esto provocó que no fueran más las naciones las que competían entre sí, sino, por el contrario, la competencia se daba entre las ramas productivas (extractado de Gutiérrez, 1999:11-15).

La incursión en el modelo macroeconómico de las economías abiertas propició el surgimiento de una segunda generación del núcleo exportador mexicano: cerveza, productos metálicos estructurales, fibras duras, aparatos electrodomésticos y cemento (Argüelles & Gómez, 1994:44). Entre 1983 y 1987 los grupos empresariales privados en México demostraron su capacidad de respuesta y su poder financiero así como su peso específico en la economía nacional (Basave, 2001:75), por lo que este aspecto será abordado en la sección dedicada a las GEM. En este contexto en el Cuadro 4 se presentan las principales acciones que tuvieron que realizar para mejorar su estructura productiva, competencia y mercado.

Finalmente, lo que se logró en este proceso de transición de las empresas en México fue el desarrollo de un conjunto de capacidades. La acumulación de los potenciales desplegados durante el periodo de sustitución de importaciones, junto con las nuevas facultades acrecentadas por un selecto grupo de empresas mexicanas, provocó un cambio cultural, organizacional y tecnológico que redundó en la supervivencia y, en algunos casos, en una destacada participación en el ámbito internacional.

Dentro de estas capacidades desarrolladas por las empresas mexicanas se destacan:

• Sistematización de las rutinas de detección y solución de problemas.

• Perfeccionamiento de un potencial de aprendizaje mediante la operación (learning by using) y la introducción de cambios (learning by change)

• Ampliación de capacidades en el campo de la distribución

• Visión integral de la tecnología, entendida como la aplicación del conocimiento para resolver problemas en la penetración y dominio de mercados, utilizando su capacidad de producción y venta.

Por otra parte, la transformación de la industria mexicana provocó un relevante y sin precedente desarrollo del país en cuanto a cantidad y variedad de transacciones industriales en el comercio exterior; modificaciones importantes en la estructura industrial por la creciente influencia en la producción y el Comercio Exterior de las estructuras de oligopolio diferenciadas; y el inicio y consolidación del proceso de modernización en varios sectores industriales.

A pesar de esto, la realidad es¬tructural de los países en vías de desarrollo –y de México en particular–, no sólo ha permanecido, sino que se ha agudizado con la globalización eco¬nómica. La excepción al caso lo constituyen aquellas grandes empresas nacionales que fueron apoyadas por las políticas públicas y que ya contaban con una trayectoria previa de acumulación de capacidades tecnológicas, lo que les permitió –como veremos más adelante– aprovechar estos cambios, generar estrategias agresivas de crecimiento y, de esa manera, incorporarse a las demandas del modelo abierto. Pero para el resto de la sociedad mexicana, esta forzada e improvisada incorporación del modelo abierto en el país, implicó una serie de retrocesos desde la década de los ochenta en lo relativo al crecimiento, al bienestar social y al problema del endeudamiento externo (Gutiérrez, 1999: 11-15).

Los cambios realizados en la reestructuración del país y en la industria mexicana sentaron las bases para una gradual superación de los indicadores macroeconómicos de la crisis y una reestructuración profunda de los grupos empresariales. Aunque, debido a la modalidad adoptada en el conjunto de reformas y a su velocidad e implementación, agudizó las tradicionales asimetrías de la economía nacional y provocó que la modernización de los sectores excluidos fuera más difícil de remontar (Basave, 2001:75).

Participación del gobierno en el desarrollo industrial

Hasta principios de la década de los setenta, el poder y la autoridad que regulaban el desarrollo industrial dependían, en parte, de las medidas proteccionistas emitidas por el Gobierno Federal. La incursión en el modelo económico abierto demandó hacer ajustes en las políticas públicas y en propiciar un ambiente atractivo para los capitales externos mediante la IED en la industria nacional e incrementar el volumen de capital en la BMV (Bolsa Mexicana de Valores).

Las principales políticas públicas (recopilado de Chudnovsky, 1999:185) que surgieron en apoyo a la internacionalización de las empresas mexicanas fueron:

a- Las políticas gubernamentales de rescate de las empresas con deudas en dólares aplicada desde 1983, mediante el programa Fideicomiso para la Cobertura del Riesgo Cambiario (FICORCA).

b- Privatización de empresas públicas no financieras (estas privatizaciones condujeron a incrementar significativamente el tamaño de algunas empresas).

c- Privatizaciones de los bancos, quedando en manos principalmente de un grupo de grandes empresas mexicanas habilitando la formación de grupos financieros.

d- Renegociación de la deuda externa en el marco del Plan Brady, permitiendo que las GEM regresaran a los mercados financieros internacionales voluntarios en los que obtuvieron importantes préstamos para financiar sus proyectos de inversión en el país, así como las compras y fusiones de empresas en el exterior.

e- Reformas a las regulaciones del Comercio Exterior para permitir el acceso de inversión extranjera directa al país por medio de la reducción del nivel de aranceles.

f- Negociaciones , firma e ingreso del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), lo cual incrementó la competencia para las GEM y aceleró la llegada de IED al país.

g- Reducción o supresión de medidas tradicionales que regulaban el acceso de la inversión extranjera directa al país.

Las condiciones nacionales e internacionales se convirtieron en elementos determinantes para el cambio del modelo de industrialización a seguir. Teniendo como prioridad el pago de la deuda externa, se promovió un cambio estructural para la reestructuración y la modernización del aparato productivo y, como resultado de estas políticas:

a. Se redujeron los niveles salariales y el mercado interno.

b. Ocurrieron devaluaciones del tipo de cambio para hacer frente a las dificultades en la balanza de pagos.

c. Se eliminó o disminuyó la intervención estatal en el sistema de precios.

d. La inflación que se pretendía que bajara, se controló hasta la puesta en marcha del pacto de solidaridad económica en 1988.

e. La economía ingresó al GATT en 1986, se liberaron los permisos de importación a gran cantidad de fracciones arancelarias y en enero de 1990 se modificó la ley sobre inversiones extranjeras, para facilitar el ingreso del capital extranjero. Así pues, sobre todo después del primer lustro de los años ochenta, la estrategia de desarrollo económico del país se orientó hacia el exterior, con la idea de que, al enfrentar la competencia externa, se impulsaría el desarrollo de la industria nacional (recopilado de Rendón, 1997).

Esta estrategia estatal de reforma económica ha sido planteada por Peres (1998:423-437) en dos periodos. El primero abarca desde 1983 hasta 1985/1986 (este primer período se cierra en el bienio 1985/1986, pues el lapso entre la crisis cambiaria de mediados de 1985 y el ingreso al GATT en 1986, significó un momento de ruptura en la política económica mexicana) y se caracteriza por las acciones de la nueva élite de las GEM para incrementar su poder dentro del estado, en un contexto con fuertes limitaciones y condicionamientos a su estrategia de reforma. El segundo período (1986-1994) se caracteriza porque esa élite consigue un pleno poder y radicaliza su aplicación de las estrategias de cambio estructural, especialmente los campos referidos al liderazgo las GEM.

El elemento común en las acciones estatales durante estos períodos fue que, bajo diferentes formas, dichas acciones se orientaron sistemáticamente a unir las políticas de competencia en dirección de una economía abierta y no reglamentada. Esto al tiempo que se aplicaban políticas específicas para promover el liderazgo de las grandes empresas mexicanas, procurando que éstas se reestructuraran conforme a las necesidades de la nueva configuración competitiva del país con el exterior. El resultado de la aplicación de estas políticas, podría resumirse en que las mismas promovieron un reajuste en las condiciones tradicionales de competencia del oligopolio, desde una economía cerrada y con fuerte intervención estatal hacia una economía abierta y relativamente no reglamentada con predominio de las empresas privadas, lo que contribuyó decisivamente a que las grandes empresas privadas nacionales se reubicaran exitosamente frente a las nuevas condiciones nacionales e internacionales (Chudnovsky, 1999: 185).

Las acciones del Gobierno estaban orientadas a impulsar el cambio hacia un mayor juego competitivo en los mercados, buscando promover el liderazgo de estas grandes empresas. Sin embargo, al abrirse la participación de los socios extranjeros, rara vez se interesaban en una empresa local que no contara con una participación importante en el mercado doméstico, en general más del 40%, aunque variaba dependiendo del tipo de producto. La participación del mercado generalmente implica contar con extensas redes de diversos tipos en la región o en el país, así como con recursos humanos preparados, y un nivel de desarrollo tecnológico aceptable. Esto, evidentemente, excluyó a la mayoría de las empresas nacionales haciendo susceptible de asociación a un número limitado de establecimientos industriales. De este modo, el esquema de concentración del capital a escala global tiende a reproducirse en el ámbito nacional, generando una tendencia al incremento de las desigualdades regionales.

Por consiguiente, la IED se convirtió en un arma de dos filos; por un lado, indujo a la internacionalización de las grandes empresas mexicanas; y, por el otro, dejó expuestas a la gran mayoría de las empresas que no se encontraban aptas para competir en un mercado mundial. Esto ocasionó que fueran cambiando las posiciones relativas de las GEM y las empresas extranjeras dentro del tejido empresarial y económico nacional, lo que constituyó un indicador de amenaza estratégica a las empresas mexicanas en la competencia global. Además, trajo como secuela el hecho de que se ampliaran las inversiones de empresas extranjeras ya radicadas en el país, y se produjeran nuevas inversiones, pero también empresas extranjeras compraron paquetes de control de empresas nacionales, que no pudieron sobrevivir a esta renovada competencia (Chudnovsky, 1999: 185).

El resultado global de las políticas aplicadas por el estado desde 1983, cambió la operación del sistema a favor del mercado, llevó a una economía más expuesta a la competencia internacional, al tiempo que favoreció la consolidación de un liderazgo caracterizado por grandes empresas del oligopolio (Peres, 1998:438). El Gobierno esperaba que, al potenciar una rápida consolidación de liderazgo en las principales empresas industriales, impulsarían el desarrollo integrado del conjunto de la economía nacional. Sin embargo, tan solo escasas GEM (entre ellas CEMEX) lograron fortalecer una posición en el mercado internacional; el resto, fue absorbido por las grandes transnacionales mundiales. A pesar del ingreso de participación de grandes empresas transnacionales, se incrementa el poder económico que ejercen las grandes empresas mexicanas en el país, porque además de controlar el mercado nacional, incursionan con éxito en los mercados internacionales.


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