Ana Mercedes Díaz de Iparraguirre
2.4.1. El nuevo concepto de extensión universitaria
Las reflexiones que desde distintas posiciones han realizado estudiosos del tema universitario, han llegado hasta el cuestionamiento del concepto tradicional de extensión y fundamentalmente las prácticas dominantes. Estos cuestionamientos se inscriben en los análisis sociológicos y antropológicos acerca del papel de la educación en la sociedad, análisis que trasciende su condición como simple fenómeno escolar o pedagógico (Tûnnermann, Carlos; 2000:183).
La educación, como parte de la superestructura social, tiene por su propia naturaleza una relativa autonomía con respecto al todo social y por ello, la capacidad de contribuir e incluso de impulsar el cambio social; ello porque la relación educación-sociedad no es mecánica, es dialéctica. La Conferencia Latinoamericana de Extensión Universitaria y Difusión Cultural realizada en México en 1972 declaró que: “Las universidades son instituciones sociales que corresponden a partes del cuerpo social y que la extensión es una de sus funciones. Por tanto, ella es fundamentalmente histórica y se da inmersa en el proceso social de los respectivos pueblos y en general de América Latina” (Citado por Tûnnermann”, 2000:184).
La extensión como función integradora, puede contribuir a mantener el estado de cosas existente o a propiciar cambios sociales dirigidos a crear conciencia colectiva en relación a los diversos problemas que impiden la realización plena de las comunidades humanas. En una sociedad cuyo proyecto nacional esté dirigido a la transformación social, a la disminución de las desigualdades y al logro del respeto en la comunidad internacional, la Institución Universitaria a través de sus funciones puede jugar un papel conservador o acelerador de los procesos de cambio social.
Si la Universidad selecciona este último camino, la extensión deberá desarrollar acciones para articularlas con la sociedad, acciones destinadas a contribuir a concienciar y desalinear a los hombres y mujeres de esa sociedad a fin de que puedan comprender su situación real e histórica y actuar sobre la realidad para transformarla. Desde este punto de vista la extensión forma parte de un proceso educativo donde la comunicación dialógica constituye su centralidad. Vista así, la extensión es la función que permite la relación dialéctica de la institución universitaria con la sociedad en su conjunto, a través de la integración de la docencia y la investigación.
Mediante la función de extensión, los estudiantes y profesores, a la vez que prestan un servicio público a los distintos sectores de la sociedad, obtendrán nuevos conocimientos y experiencias que contribuirán con la transformación curricular, con la adopción de nuevas o distintas prácticas pedagógicas, con el surgimiento de líneas de investigación y programas de extensión, permitiendo incorporar novedosos métodos y prácticas que hacen posible la constante renovación del proceso de construcción, comunicación y transferencia del conocimiento.
La extensión, como función que hace posible la relación dialéctica universidad-sociedad, permite la obtención de aprendizajes que refuerzan la responsabilidad social y los valores éticos y morales que deben acompañar la práctica de todo profesional universitario. Si acordamos que la extensión como función universitaria forma parte del proceso educativo su esencia debe ser la intercomunicación abierta, franca, fresca, horizontal entre la universidad y todos los sectores de la sociedad. Se trata del despliegue de la acción social de la universidad, del ejercicio de su función pública por medio de una interacción con todos los demás integrantes del cuerpo social para cumplir y asumir su compromiso de participación en el proceso social de creación de la cultura y de liberación y transformación radical de la comunidad nacional.
Por este nuevo papel, la extensión universitaria está llamada a contribuir con el gran propósito de la transformación social y nacional. Por ello, y en reconocimiento del inmenso poder de la extensión como función universitaria es capaz de ayudar a la construcción de una sociedad diferente a la actual, basada en el aprendizaje permanente, al expresar la decisión de “lograr una mayor interrelación de las instituciones de educación superior con las comunidades de entorno”.