Ana Mercedes Díaz de Iparraguirre
Ésta, ha sido definida por la CEPAL/ OREALC (1992), como un proceso de actuación intencional sobre los miembros de una comunidad humana, principalmente sobre los jóvenes, con el propósito de desarrollar su personalidad, capacitándolos para el trabajo y adaptándolos para la vida social. Es un proceso, que acompaña a las sociedades concretas durante su evolución y que de alguna manera refleja cambiantes estructuras de dichas organizaciones, sus contradicciones y problemas, su crecimiento y diversificación constantes. Igualmente, la educación como estrategia de desarrollo para incrementar la competitividad y la inclusión social, convierte al conocimiento en insumo fundamental del proceso productivo, con lo que la inversión en capital humano es “más que nunca” necesaria para el progreso tecnológico, la competitividad y el crecimiento. Por otra parte, la educación, se considera también un instrumento privilegiado para el desarrollo de capital social y de la cohesión social; contribuyendo a mejorar las relaciones de reciprocidad, la confianza, la tolerancia y la integración social.
En este orden, Morles (1998), afirma que el “desarrollo y la evolución social particularmente seguido por las fuerzas productivas, la ciencia, la tecnología y la cultura en general, han conducido a la prolongación progresiva del tiempo que cada individuo debe estar dentro del sistema”. (pág.86).
Es evidente que la primera e ineludible tarea de la educación es enseñar un conocimiento capaz de criticar el propio conocimiento, evitando la doble enajenación: La de la mente por sus ideas y la de las ideas por la mente. Así pues, el primer objetivo de la educación del futuro, consistirá en dotar a los alumnos de la capacidad para detectar y subsanar los errores e ilusiones del conocimiento y, al mismo tiempo, enseñarles a convivir con sus ideas, sin ser destruidos por ellas.
Por esta razón, la educación ha sido considerada como un elemento de transformación social para realizar y alcanzar modificaciones estructurales que le permitan a la sociedad su evolución.
Ahora bien, dada la amplitud de la educación, se puede señalar los siguientes tipos: social, cultural política, moral, y profesional. Con respecto a la educación profesional, se puede decir, que es una educación orientada a preparar a las personas para la vida profesional. Entre sus objetivos se encuentra la capacitación de los individuos para que enfrenten el ambiente dentro o fuera de sus organizaciones; En relación a esto, Chiavenato I. (2001), afirma “la formación profesional es ….., que busca preparar y formar al hombre, para el ejercicio de una profesión, en determinado mercado de trabajo; Sus objetivos son amplios. ….., calificar al hombre para una futura profesión”. (pág.67). Según lo expuesto por el autor, se puede inferir que las universidades son las encargadas de formar profesionales en diversas ramas del conocimiento, mediante la oferta de una serie de programas, cursos, que deben ser adaptados a los requerimientos de la sociedad y los cambios imperantes del mercado.
Teniendo en cuenta lo expresado anteriormente y entendiendo que el conocimiento, es selectivo se puede decir, que la capacidad de selección y procesamiento de información se relaciona con una manera específica de entender la realidad social y de actuar sobre ella. En esto la educación superior, juega un papel preponderante. Se la considera como “la fuerza del futuro”, pues constituye uno de los instrumentos más poderosos para realizar el cambio. Uno de los desafíos más difíciles consiste en modificar el pensamiento de manera que enfrente la complejidad creciente, la rapidez de los cambios y lo imprevisible que caracteriza al mundo. En vista de esto, es fundamental reformular las políticas y programas educativos a mediano y corto plazo para favorecer a las futuras generaciones.
Morín (1999), señala que ante el aluvión de información circulante es necesario discernir cuáles son las informaciones clave, mientras que ante el número ingente de problemas, es necesario diferenciar los que son problemas clave. Por cuanto, hay que seleccionar la información, los problemas y los significados pertinentes desvelando el contexto, lo global, lo multidimensional y la interacción compleja. Como consecuencia de ello, la educación debe promover una "inteligencia general" apta para referirse al contexto, global, multidimensional y a la interacción compleja de los elementos. Esta inteligencia genera l se debe construir a partir de los conocimientos existentes y de la crítica de los mismos, cuya configuración fundamental es la capacidad de plantear y resolver problemas, para lo cual , la inteligencia utiliza y combina todas las habilidades particulares del individuo.
Para Morín (1999), la educación consiste en poner en práctica los medios propios para asegurar la formación y el desarrollo de un ser humano; donde el enseñar permite transmitir al alumno conocimientos de modo que él los comprenda y asimile, sin embargo, su alcance es limitado, pues sólo se restringe al aspecto cognitivo. Así mismo, afirma que la enseñanza es un concepto insuficiente y la palabra educación es excesiva y carente a la vez, por lo que le acuña el término de “enseñanza educativa”. Señalando que la misión de esa enseñanza educativa, va a ser el transmitir no el saber puro, sino una cultura que permita comprender la condición humana, ayudando a vivir, y a la vez, favorecer un modo de pensar abierto y libre.
En vista de lo expuesto, se puede asegurar que la Universidad, a través de la educación, contribuye a regenerar, reexaminar, actualizar y transmitir conocimientos que inducen a niveles de crecimiento, competitividad y desarrollo sostenible de las comunidades, reduciendo con ello, los niveles de pobreza y promoviendo una distribución más equitativa de los ingresos.