Ana Mercedes Díaz de Iparraguirre
Las conexiones entre la educación superior y el mundo del trabajo se cuentan entre las cuestiones clave del debate cada vez que se trata de los desafíos en cuanto a innovación en ese nivel de la educación. No obstante, un examen más detenido revela que las evaluaciones de la situación no son sistemáticamente negativas y que las percepciones y opiniones predominantes acerca de las conexiones entre la educación superior y el mundo del trabajo son polémicas en muchos aspectos.
Es digno de mención, sin embargo, que numerosos expertos y actores estén de acuerdo acerca de las grandes direcciones que la educación superior debe seguir en respuesta a los desafíos cambiantes del mundo del trabajo.
En ese sentido, la UNESCO (1998), prevé que la educación superior deberá:
• Considerar el acceso equitativo según los antecedentes socio educativo y laboral como una cuestión clave.
• Continuar diversificándose estructuralmente y, por consiguiente, con respecto a las condiciones de estudio y a los cursos impartidos.
• Dedicar más atención a las competencias genéricas, a las capacidades sociales y al desarrollo de la personalidad.
• Modificar su función con el paso hacia una sociedad de aprendizaje durante toda la vida.
• Preparar a los estudiantes para la creciente mundialización e internacionalización económica y social.
• Servir a los estudiantes a través de una variedad creciente de medios más allá de la enseñanza y el aprendizaje en el aula, por ejemplo, mediante la comunicación fuera del aula, el asesoramiento, la oferta de diversas formas de experiencia de trabajo y de vida, o el apoyo en la búsqueda de empleo.
• Establecer modos regulares de comunicación entre la educación superior y el mundo del trabajo.
El consenso más amplio ha surgido con respecto a las principales direcciones a seguir. Hay que trabajar para especificar los medios de superar las barreras existentes y encontrar soluciones prometedoras. De igual forma, las condiciones en diversos sistemas económicos y etapas de desarrollo económico, regiones del mundo, culturas y sociedades en ciertos sectores de los sistemas de educación superior, así como en diversas esferas, culturas disciplinarias y ámbitos profesionales, pueden exigir soluciones específicas.
Por otra parte, las perspectivas divergentes a largo plazo también sugieren expresiones como "crisis de la sociedad del trabajo", "sociedad de riesgos", "sociedad profesional" o "sociedad del conocimiento". Por otro lado, las instituciones de educación superior interpretan de modo diferente su papel con respecto al mundo del trabajo. Otras veces, la disposición a responder a las demandas cambiantes está generalizada, así como la preocupación acerca de las presiones para que sirvan a fines prácticos. No obstante, la mayoría de los expertos convienen en señalar que la educación superior deberá estar bien informada de las expectativas del mundo exterior a fin de adoptar anticipadamente el papel necesario y responder así a la exigencia de preparar a los estudiantes para futuras tareas laborales.