Alejandro Díaz Garay
Las cifras de las remesas en nuestro país, han sido cuestionadas por Tuirán, Santibáñez y Corona (2006), quienes cuestionaron la metodología con la que el Banco de México calcula las remesas llamadas “familiares”, entendiendo por estas los envíos de dinero por parte de los emigrantes mexicanos hacia sus hogares en México, afirmando que no todos los recursos son “remesas familiares”, sin descartar que mediante esta forma de envíos cabría la posibilidad de también estar fluyendo otro tipo de transferencias privadas, inclusive de tipo ilícito.
4.4.1 El impacto del envío de remesas familiares
Durante el Programa Bracero, las remesas eran enviadas por el empresario, el contratista o el administrador por correo y no por medios electrónicos. La frecuencia del pago a los trabajadores era por decena, no por semana, ni por quincena. Los familiares acudían a la oficina de correos del municipio de Iguala para cobrar los giros cada diez días. Los principales empleos y tipos de empresas donde se ubican los migrantes de San Juan Unión son: obreros en fábricas, meseros en restaurantes, albañiles y colocadores en la construcción, campesinos en ingenios azucareros, y en menor medida limpieza en oficinas, operadores de maquinaria pesada, panaderos, obreros en minas y almacenistas en bodegas. Los ingresos que obtienen por el fruto de su trabajo mensual van desde $500 dólares hasta los $4,000. El promedio fue de $1,800 dólares al mes.
Actualmente los envíos de remesas en el caso de San Juan se hacen en un 37.5 por ciento a través del banco, un 25 por ciento vía casas de cambio, el 12.5 por ciento por telégrafos y 12.5 por ciento mediante tiendas de abarrotes. Las frecuencias de envío van desde una semana hasta un año. Los que mandan cada semana son los esposos y mandan a la esposa y a los hijos, quienes llegan a depender únicamente del ingreso vía remesas. Los que reciben cada quincena representan el 36.8 por ciento; al mes el 26.3 por ciento, al año 15.8 por ciento, al medio año 10.5 por ciento, cada dos meses 5.3 por ciento y cada semana 5.3 por ciento. Los que mandan cada año son quienes tienen ya a sus familias nucleares viviendo en Estados Unidos, y mandan a familiares lejanos con los que no guardan una relación directa de dependencia. Los montos de envío oscilan desde los $100 dólares hasta $1500 dólares, pero el promedio mensual es de $500 dólares (figura 4.12).
La mamá es quien decide en el 68.9 por ciento de los casos, en qué se va a gastar el dinero producto de las remesas; en el 12.5 por ciento de los casos deciden ambos, en otro 12.5 por ciento decide el hermano y en el 6.1 por ciento el papá.
Las remesas familiares que impactan a las familias de la comunidad de San Juan Unión se gastan en su mayoría en satisfacer las necesidades básicas de los hogares, principalmente en alimentos y salud (figura 4.13); en menor proporción dichos ingresos se destinan para el vestido y la vivienda. Otros destinos marginales de las remesas familiares son el ahorro y el negocio.
El envío de remesas de los migrantes a sus familias, al igual que el uso y destino final de estos ingresos es una decisión privada, donde ninguno de los tres niveles de gobierno tiene autoridad para intervenir sobre cómo se van a gastar esos dólares, y menos asesorar que se deban invertir productivamente. Pretender pasarle la responsabilidad del Estado a la comunidad migrante es evadir las responsabilidades de garantizar bienestar social a los ciudadanos.
Respecto al impacto que las remesas han tenido en los habitantes de San Juan Unión, el 59 por ciento de los encuestados manifestaron haber mejorado su calidad de vida gracias a éstos ingresos, el 27.5 por ciento mencionó que muy poco y el 13.5 por ciento dijo que su nivel de vida sigue igual que antes (figura 4.14).