Alejandro Díaz Garay
En sus inicios, la migración internacional, a escala mundial, era un fenómeno social localizado en el viejo continente, derivado del espíritu colonizador europeo después de siglos de oscurantismo en la era medieval. Países como España, Portugal, Inglaterra y Francia, impulsados por los nuevos descubrimientos científicos, empezaron a incursionar en expediciones que les llevó a descubrir el “nuevo mundo”. Las remesas eran los metales preciosos de América, las especies de Asia, los esclavos de África. El impacto de esos flujos mundiales trajo consigo la mezcla de razas, lenguas, religiones y culturas.
En el último cuarto del siglo XX, las dinámicas migraciones internacionales a escala mundial se caracterizaron por el concurso de la mayoría de los países subdesarrollados, cambiando drásticamente el patrón migratorio inicial. Dentro de este concierto de naciones, destaca la migración de México hacia Estados Unidos por su historicidad, masividad y vecindad (Durand y Massey, 2003). Por otra parte, México y la India son los principales captadores de remesas a nivel mundial. En contrapartida, los países que destacan por ser emisores de remesas son Estados Unidos y Arabia Saudita (FMI, 2003).
1.1 Experiencias investigativas del impacto de la migración y las remesas
1.1.1 Principales posiciones teóricas y conceptuales
La mayoría de los estudios sobre migración internacional se han centrado sobre tres aspectos: el motivo por el cual las personas migran más allá de sus fronteras, el proceso de asimilación de los inmigrantes, el impacto de la migración en los lugares de origen y destino. Ante la problemática migratoria vale decir de antemano que no existe una teoría integral de las migraciones que se aplique unívocamente a todos los aspectos del fenómeno. Pretender buscar una síntesis sería un error (Portes y DeWind, 2006). Así concluía el Seminario Internacional de Princeton (mayo 2003), donde participaron antropólogos, politólogos y sociólogos, con el objetivo de repensar los enfoques teóricos de las migraciones internacionales. En contrapartida, recomendaban la aplicación de teorías de “nivel medio” y el desarrollo de conceptos ante las nuevas formas adoptadas por el fenómeno en los últimos años.
Posiciones teóricas
A continuación se presentan los enfoques teóricos generalmente aplicados en los últimos años en el tratamiento de los estudios migratorios, vistos con una óptica parcial ya sea desde el lado del país receptor de mano de obra (demanda laboral), o bien, desde el lado del país expulsor de mano de obra (oferta laboral), pero sin lograr explicar el proceso migratorio en su conjunto.
Teoría económica neoclásica
Es la más antigua de las teorías y la dominante en la temática. Durand y Massey (2003) mencionaron a Lewis, Ranis y Fei, como los primeros exponentes. Utilizaron la teoría para hablar del desarrollo económico y contemplaban la migración interna entre sectores de la economía y no entre países. También mencionan a Todaro y Maruszko, quienes explican la migración internacional con individuos racionales que deciden desplazarse debido a un cálculo costo-beneficio que los lleva a esperar ingresos netos positivos. La renta es homogénea y se evalúa en términos absolutos; la toma de decisiones sólo es individual y se concibe una competencia perfecta de mercados. La migración se concibe como un mecanismo de equilibrio por medio del cual se produce un ajuste entre ambas dimensiones. De acuerdo con este enfoque, a medida que se produce una eliminación de dichas diferencias, los incentivos económicos del movimiento internacional tienden a reducirse y, en consecuencia, también disminuye la migración a gran escala.
Nueva economía de la migración
Esta teoría se refiere a que la toma de decisiones de migrar se da a nivel familiar. Sus principales exponentes son Stark (1991) y Taylor (1987). Sostienen que los hogares recurren a la migración de sus miembros para reducir los riesgos que imponen las imperfecciones de los mercados en los países de origen. Este enfoque ha cuestionado algunos supuestos básicos y conclusiones de la teoría neoclásica. Por ejemplo, plantea que la existencia de diferenciales salariales no es una condición necesaria para dar lugar a desplazamientos hacia el exterior. Además, esta posición teórica sostiene que los hogares envían a sus miembros al extranjero no sólo para incrementar sus ingresos, sino también para mejorarlos en términos relativos respecto al de otros hogares con experiencias migratorias que viven en mejores condiciones y, por lo tanto, para reducir su situación de pobreza relativa a nivel comunitario. Ello sugiere que si el proceso de desarrollo aumenta las diferencias socioeconómicas del ingreso entre grupos sociales, puede ocurrir que ello opere como un incentivo para la migración de los miembros de las familias relativamente más pobres.
Mercados laborales segmentados
Modelo teórico que posee la visión de los países industrializados. Sostiene que existen factores de atracción ejercidos por los países receptores, tales como abundante mano de obra, barata y flexible. Para Piore (1979), su principal exponente, las fuerzas que alimentan a la inmigración no obedece a las necesidades de empleo de los países de origen sino a los requerimientos de mano de obra de los países de destino. Portes y Bach (1985) sostienen que los enclaves étnicos tienen trabajos de bajo estatus caracterizado por salarios bajos, inestabilidad crónica y condiciones de trabajo desagradables. Se forman debido a concentraciones geográficas e inmigraciones claramente definidas en el tiempo y en términos de clase. Los inmigrantes que trabajan dentro del enclave aceptan salarios bajos ante la posibilidad de un progreso e independencia posterior.
Sistemas mundiales
Teoría inspirada en el marxismo. Durand y Massey (2003) señalan que sus exponentes principales son Baran, Furtado, Cardoso, Gunder Frank. En general, sostienen que las fuerzas del capitalismo global actúan para “desarrollar el subdesarrollo” en el Tercer Mundo. Esto resume la teoría de la dependencia. Una nueva percepción de este enfoque lo plantea Wallerstein para quien la migración está relacionada a la macroorganización de las relaciones socioeconómicas, la división geográfica del trabajo y los mecanismos políticos del poder y de la dominación. De forma tal que la migración internacional es una consecuencia estructural de la expansión de los mercados en la jerarquía política global (Idem.). Otros autores se enfocan hacia cómo se ejerce la influencia de los mercados globales sobre la tierra, las materias primas y la fuerza de trabajo en el interior de las regiones periféricas.
Causalidad Acumulada
Este enfoque teórico afirma que con el tiempo la migración internacional tiende a mantenerse a sí misma, de forma tal que posibilita movimientos adicionales. Su principal exponente es Myrdal, más recientemente Massey, Stark, Durand, entre otros (Durand y Massey, 2003). Cada nuevo inmigrante reduce costos y riesgos de migraciones posteriores de parientes, amigos y paisanos. La mejoría en la economía familiar gracias a la migración respecto a otras familias es factor que induce a la emigración. Una vez que alguien ha emigrado es más propenso a emigrar de nuevo, y las posibilidades de que realice un viaje adicional se incrementan con el número de viajes ya realizados. La inmigración cambia la definición social del trabajo porque genera un tipo de empleos que son rechazados por los nativos. La “curva migratoria” inicia en niveles bajos y llega a un punto muy elevado antes de volver a declinar, generando una “joroba migratoria” (migratory hump) que los países experimentan en el transcurso del desarrollo económico.
Marco Conceptual
Dadas las características del proceso migratorio internacional observadas en la comunidad transnacional de San Juan Unión, la base conceptual del presente estudio estará regida por la teoría del:
Capital social
Concepto que denomina un conjunto de recursos intangibles en las familias y en las comunidades que ayudan a promover el desarrollo social entre los jóvenes. Sus principales impulsores son Loury, Bordieu y Coleman (Durston, 2000). Es la suma de recursos reales o virtuales que corresponden a un individuo o grupo en virtud de su pertenencia a una red duradera de relaciones más o menos institucionalizada de conocimiento y reconocimiento mutuo. La característica principal del capital social es su convertibilidad: puede traducirse en otras formas de capital (remesas). La gente accede al capital social por su vinculación a redes e instituciones sociales que luego se convierten en otras formas de capital para mejorar o mantener su posición en la sociedad. A través de lazos sociales (auspiciatorios, cadenas) los migrantes lograron acceso al conocimiento, la asistencia y a otros recursos. Massey, Alarcón, Durand y González fueron los primeros en identificar las redes migratorias como una forma de capital social (Massey y Durand, 2003).
A continuación se definen los conceptos principales que son utilizados en esta investigación:
Patrón migratorio tradicional. Los flujos migratorios provenían de la “región histórica”, que comprende los estados de Zacatecas, Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Durango, San Luis Potosí, Aguascalientes y Colima. El perfil de la población migrante era eminentemente rural, masculina y temporal. Durante un periodo los cruces fronterizos fueron bajo contrato, avalados por México y Estados Unidos. Las actividades eran mayoritariamente agrícolas (Durand, 2003).
Nuevo patrón migratorio. El nuevo patrón de los migrantes mexicanos consiste en una estancia definitiva, la participación de entidades llamadas “emergentes”, una mayor afluencia en los flujos, el incremento proporcional de mujeres, el mayor nivel de escolaridad, una mayor participación de estados fronterizos, una mayor cantidad de comunidades de origen, la participación en los desplazamientos de zonas urbanas, una disminución de la proporción de actividades agrícolas (Corona, 1994, Gómez y Tuirán, 2000). Los flujos migratorios se han ampliado participando entidades emergentes como Chihuahua, Distrito Federal, Estado de México, Morelos, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Veracruz y Querétaro (Rodríguez, 2003).
Emigración internacional. Acción mediante la cual una persona deja de residir en la República Mexicana para establecer su residencia habitual en otro país (INEGI, 2001b).
Remesas familiares. Son enviadas por los migrantes a sus familias para sostenimiento; cuando éstas se utilizan para inversión generalmente se destinan al mejoramiento de las condiciones de vivienda, compra de terrenos, capital de trabajo y activos fijos de negocios familiares o pequeñas unidades agrícolas (CEPAL, 2000).
Remesas colectivas. Tienen su origen en las colectas que realizan los migrantes en Estados Unidos, a través de sus organizaciones, con el fin de patrocinar alguna acción, proyecto, evento o festividad colectiva en sus localidades de origen. Se pueden distinguir tres destinos genéricos: patrocinio de fiestas cívicas o religiosas, obras comunitarias y proyectos de tipo empresarial (CEPAL, ob. cit.).