Wilian de Jesús Aguilar Cordero
El llegar al final de un camino, donde el andar estuvo plegado de sorpresas que me permitieron retornar a mis momentos de existencialismo, pesimismo y afortunadamente de prospectiva con una actitud proactiva que me permitió llegar a la meta, al preciado tesoro del saber, la tesis de doctorado, que representa la culminación de un esfuerzo académico y familiar, iniciado un enero del 2003, cuando comencé los cursos de posgrado en El Colegio de la Frontera Sur-Unidad Campeche.
Sin pensar en orden jerárquico quiero agradecer a los profesores del programa doctoral en Ciencias en Ecología y Desarrollo Sustentable, en especial a mis profesores de los cursos, de Seminario Avanzado de Estudios de Género, Dra. Esperanza Tuñón Pablos; Sustentabilidad, uso y regeneración de ecosistemas, Dr. Johannes Cornelis Van Der Wal y Ecología Humana, Dr. Francisco Gurri García.
Al Dr. Delfín Quezada y Dr. Eduardo Bello, quienes durante estos años fueron pieza importante en la discusión y análisis de la tesis de doctorado, con sus valiosos comentarios académicos y apoyo moral. En especial al Dr. Othón Baños, quién también confío en mí y dedicó gran parte de su tiempo, sobre todo en los últimos y difíciles meses, me guió, reencaminó y orientó en la redacción final de la tesis de Doctorado, gracias a todos Ustedes.
A mi director de tesis, el Dr. Francisco Gurri quien al inició de esta travesía me alertó del difícil camino que emprendía, gracias.
Un agradecimiento fraternal a mis colegas y amigos, al Dr. José Castillo Caamal y M en C. Arturo Caamal Maldonado con quienes siempre encontré un dialogo sincero y disposición a compartir conocimientos, además de sus acertados comentarios durante las múltiples revisiones que hicieron a lo largo de la construcción de los capítulos de la tesis y de los artículos sometidos a las revistas indexadas al CONACYT.
También quiero mencionar a mis compañeros de trabajo en el Campus de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la Universidad Autónoma de Yucatán, Dr. Juan Jiménez Osornio, Mtra. Patricia Montañez, Alfonso Castillo, Mtro. Héctor Estrada y en especial, al Dr. Gerardo García y Rosy Canul con quiénes encontré el apoyo para seguir la travesía emprendida, gracias.
Al Antropólogo Jorge Amaya Balboa, amigo y auxiliar de investigación por el apoyo invaluable en las salidas de trabajo de campo que hicimos para la obtención de los datos para el análisis de la presente tesis de doctorado.
Por supuesto que debo un amplio agradecimiento a mi familia, mi fortaleza, mi complemento, MI TODO, mi esposa LIZBETH quién a lo largo de todos estos años siempre me animó y aconsejó que no decayera, además de que revisó y corrigió en varias ocasiones la redacción de la tesis, debido a mis constantes “horrores ortográficos” y de redacción. A mi hija Yumilbeh y mi hijo Uyits Ka´an quienes aguantaron las ausencias y horas de trabajo frente a la computadora, y que cuando sentían que estaba desanimado y decaído, estaban siempre junto a mi, sonriendo y animándome, gracias, familia, LOS AMO.
Quiero hacer mención especial a dos seres extraordinarios que me enseñaron a luchar y mantener consistencia de principio a fin en las decisiones importantes en mi vida, mi padre, José Patricio Aguilar Aguilar (+) y mi madre, María Buenaventura Cordero Méndez (+), siempre estarán en mi ser y en mis acciones, LOS AMO TAMBIÉN; y por supuesto a mis hermanos Pablo y José, hermanas, Ángela, Guadalupe, Rocío, Carmen y Neidy que siempre se han preocupado por mantener los lazos familiares en las buenas y en las malas, gracias familia.
El apoyo financiero recibido por el Programa para el Mejoramiento del Profesorado (PROMEP), al PIFI-FOMES y a ECOSUR-Unidad Campeche. En especial, quiero subrayar mi eterna gratitud a las autoridades del Campus de Ciencias Biológicas y Pecuarias de la Universidad Autónoma de Yucatán, en especial al M en C. Fernando Herrera y Gómez y al Dr. José de Jesús Williams quienes siempre me brindaron el apoyo económico, logístico y laboral para concluir con éxito el doctorado.
Finalmente y de la manera más sincera y respetuosa, mí profundo agradecimiento a los campesinos y campesinas de la comunidad maya de Sahcabá, Hocabá, Yucatán, México, en especial a las mujeres del ex grupo artesanal Ixchel y los campesinos del grupo Yaxcol, en especial a Fabián Balam y a Doña Elidé, por su valiosa colaboración y por recordarme que el conocimiento campesino tiene dueño y que es muy importante no sólo “exprimir” sus conocimientos, sino que hay que retribuir de manera más justa y equitativa dicho intercambio.