Susana Delfina Bautista Alvarado
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Históricamente la UNAM ha sido más que una institución de enseñanza superior entre otras . Esto es: “La UNAM en la historia de México ha contribuido notablemente a la comprensión y recreación de nuestra historia, de nuestras tradiciones, de nuestro pensamiento, de nuestro arte, de nuestra literatura, y no sólo ha formado a miles de científicos, tecnólogos y profesionistas, sino que ha sido el lugar central para la discusión y renovación de las ideas, de los valores y de las formas de expresión humanística y artística que constituyen el meollo de la cultura nacional”.
La UNAM puede ser entendida como un eje de la cultura nacional, puesto que es la principal institución en México donde se recrean, se renuevan, se debaten, se inventan y se proyectan los valores y las ideas clave para fraguar el país auténtico y plural unido en torno a un proyecto compartido en el que se funda su identidad .
De acuerdo a León Olivé, la UNAM en la actualidad pasa por una transición que pone en riesgo su papel como pilar de la cultura, presentándose dos opciones, o su aniquilación, o su conversión en sólo una máquina más para producir profesionales competentes para los mercados de trabajo – pero sin capacidad para discutir y hacer aportes al proyecto de país , lo cual representa, de acuerdo a Olivé, un riesgo para la identidad nacional .
El problema en la UNAM no es más que el enfrentamiento básico a escala nacional entre dos modelos de país, los cuales tienen sus correspondientes reflejos en dos modelos de universidad . De tal manera que, en el caso del primero; México enfrenta un dilema ante su incorporación en la sociedad planetaria: “o nos dejamos arrastrar por la tendencia dominante de la globalización y permitimos que se nos imponga un modelo de sociedad desde fuera, perdiendo nuestra identidad y nuestra autenticidad nacionales, o nos integramos a la sociedad global – que todavía es multicultural – aportando lo valioso de nuestra cultura, y manteniendo nuestra identidad nacional y nuestra autenticidad al decir que por nosotros mismos, los mexicanos, qué país deseamos y cómo queremos que sean nuestras relaciones con el resto del mundo”.
Mientras que en el segundo, dentro del país también se enfrenta “el dilema de permitir la imposición de una sola visión cultural, o crear nuestro proyecto nacional con la participación y el enriquecimiento de todas las cultural que forman parten de México”.
De tal manera que la primera opción da como resultado un México en parte eficiente, pero donde no se discuten los fines que se buscan con esa eficiencia, un país sin profundidad en los valores, inauténtico y sin una identidad propia . Mientras que la segunda opción permite que florezca el México culturalmente riquísimo “y que se integre al mundo globalizado sin perder su identidad, enriqueciendo a la sociedad planetaria con sus aportes, y beneficiándose también del intercambio con las demás culturas del planeta”.
Respecto a como influyen estos dos modelos de país y sus posibles opciones en la UNAM, Olivé comenta que en dado caso de optar por la primera: “se necesita acabar con la UNAM o transformarla radicalmente, haciendo que desaparezca de su seno el pensamiento crítico, así como su enorme potencial creador de riqueza cultural en las humanidades, en las artes, en la ciencia, en la tecnología, en el fomento de valores que compartimos con el resto del mundo”.
Mientras que de optar por el segundo modelo de país y la segunda opción:
“México necesita a la UNAM, pues es indispensable para fundamentar sólidamente y desarrollar este segundo modelo de país. Esto es lo que significa que la UNAM sea un eje de la cultura nacional, pues es el punto de encuentro, de comprensión y de cohesión de la diversidad”.