LAS COOPERATIVAS DE SEGUNDO GRADO COMO FORMA DE INTEGRACIÓN:
ESPECIAL REFERENCIA AL EFECTO IMPOSITIVO
Raquel Puentes Poyatos
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2.1. INTRODUCCIÓN.
En el capitulo que vamos a desarrollar queremos poner de manifiesto la situación actual que tienen las sociedades cooperativas agrarias, que forzadas por el entorno económico en el que vivimos, de globalización y de concentración empresarial, están abocadas cada vez más a una evolución. Y diremos evolución y no cambio porque el movimiento cooperativo en su misma esencia posee los instrumentos precisos para hacer frente a este nuevo escenario pero resistiéndose a utilizar tales instrumentos en pro de un desarrollo económico que se hace necesario para su supervivencia. Nos referimos en este sentido a la SCSG como el medio más idóneo que tienen actualmente las sociedades cooperativas de base para el desarrollo de sus fines, frente a otros procesos.
2.2. LA INTEGRACIÓN A TRAVÉS DE LAS SOCIEDADES COOPERATIVAS DE SEGUNDO GRADO.
El movimiento cooperativo y por ende, el movimiento agrario cooperativo, ha tenido entre sus medios de progreso y de supervivencia la integración, uno de cuyos instrumentos es la SCSG. Hoy en día es cuando se pone de manifiesto su necesidad con mayor fuerza que nunca, y es que están produciéndose en el entorno, en el mercado y de forma más intensa aún en el mercado agrario una serie de circunstancias que empujan a las empresas agrícolas en general, no solo a una modernización de sus estructuras sino a un cambio de filosofía.
En uno de los mercados donde la intervención pública tiende a reducirse tan significativamente y de forma tan acusada; donde los consumidores, preocupados por su salud y por el medio ambiente, son cada vez más exigentes con los productos que adquieren; en este contexto no cabe la permanencia (al menos a largo plazo) de una empresa que no sea rentable, que no se oriente hacia el mercado, en lugar de limitarse a producir y que no lleve a cabo actividades de transformación y de producción en un intento de adueñarse de un mayor valor añadido de la cadena de producción-consumo.
Bajo esta perspectiva, son incuestionables las dificultades de los agricultores para llevar de forma individual todas estas transformaciones, pero es que las dificultades de las sociedades cooperativas agrícolas de base no son mucho menores. Y es aquí donde nosotros apelamos por un desarrollo del principio cooperativo de “intercooperacion societaria”, materializado éste en la creación de SCSG como medio idóneo para conseguirlo. No obstante, aunque existan otras formas de intercooperación y de integración –como veremos a lo largo de éste capítulo– creemos que ésta presenta una serie de ventajas frente a las demás, y es especial frente a la fusión. En este sentido, Meliá Martí (2003, 1) señala que “De entre todas las fórmulas concentratorias por las que pueden optar las cooperativas, las cooperativas de segundo grado son las que han tenido una mayor implantación, habiendo existido tradicionalmente un rechazo inicial por la fórmula de la fusión, por exigir un mayor grado de compromiso al conllevar la extinción de al menos una de las cooperativas participantes”.