PERSPECTIVA DE LA MIGRACIÓN MÉXICO-ESTADOS UNIDOS. UNA INTERPRETACIÓN DESDE EL SUBDESARROLLO
José Luis Hernández Suárez
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A lo largo de este trabajo hemos plasmado nuestro análisis sobre la migración México-Estados Unidos desde la perspectiva del subdesarrollo por medio de la cual nuestras hipótesis han sido demostradas. Enseguida ofrecemos algunas conclusiones sobre esta investigación.
Decir que la migración de trabajadores mexicanos hacia Estados Unidos se debe a la carencia de empleos en México o a la gran variedad de formas de subempleo que no garantizan un nivel de vida digno puede parecer una perogrullada. Si bien algunos investigadores prefieren no abordar la migración a partir de la problemática del empleo, otros en cambio aceptan que en el éxodo de trabajadores mexicanos hacia Estados Unidos el gran problema es la carencia de fuentes de trabajo. “Ese es el meollo del asunto”, dijo alguna vez Jorge Bustamante en una entrevista en CNN con Carmen Aristegui. Pero respecto de la explicación de la migración internacional hay muchas cosas pendientes. Los desacuerdos surgen tan pronto se intenta dar respuestas al por qué de la carencia de empleos.
Acerca de la teoría de la migración internacional no se ha escrito la última palabra. La teoría neoclásica, la nueva economía de la migración, la teoría de los mercados duales de trabajo, la teoría del sistema mundo capitalista, el enfoque de redes, la teoría institucional, la de la causalidad acumulada ni mucho menos la teoría de sistemas ofrecen una interpretación satisfactoria cada una por su cuenta. En eso estamos de acuerdo con Massey et al. y sus seguidores, que no son pocos. Pero no compartimos con ellos la opinión de que haciendo una mezcla de todas las teorías mencionadas se puede llegar a construir la gran teoría de la migración internacional ni mucho menos admitimos la sentencia de que estudiar al fenómeno desde otra óptica sea inválido.
En su aparente posición abierta a los postulados de diferentes teorías para construir la gran teoría de la migración internacional Massey et al. son parciales puesto que, por ejemplo, en su collage dejan fuera a la teoría de la dependencia y no reivindican todos los aportes que la misma hizo en relación a la migración de mano de obra calificada en donde denunciaban la interminable transferencia de recursos por este tipo de migración desde los países que ellos llamaban dependientes hacia los países desarrollados.
Paul Singer, uno de los principales representantes de la teoría de la dependencia, esbozó algunos puntos interesantes para explicar la migración internacional en un estudio especialmente dedicado a la migración interna. Singer mencionó que la creación de empleo está sujeta al destino dado a la plusvalía que resulta del proceso de industrialización. Desafortunadamente no se detuvo a analizar su afirmación ni otros estudiosos o seguidores de la teoría de la dependencia, hasta donde sabemos. Nosotros pensamos que no pudieron ir más allá en sus análisis debido a que parten de la circulación del capital y al desplazarse hacia el ámbito de la producción se enfrentaron con barreras infranqueables.
Centrando su análisis en la forma que el capital asume en los países subdesarrollados Víctor M. Figueroa descubre que éstos presentan tal condición debido a que no han desarrollado el trabajo general, el trabajo científico aplicable a la producción, y que deben adquirir incesantemente los productos generados por él en los países desarrollados. Estas son compras sin venta, son transferencias de valor y por lo tanto, son transferencias de capacidad de inversión interna y de creación de empleos. Esto implica que en el subdesarrollo la población de reserva aumente a niveles absolutos en relación a las necesidades del capital mientras que en el desarrollo el ejército de reserva es atenuado.
Una de nuestras principales contribuciones en esta investigación consiste en haber aplicado la teoría del subdesarrollo de Figueroa al estudio de la migración internacional de trabajadores mexicanos hacia Estados Unidos. Desde esta perspectiva hemos sostenido que la migración México-Estados Unidos es resultado de las transferencias de valor que en el primer país provocan disminución del empleo mientras que en el segundo implican un sobre aumento. Igualmente, la migración de trabajadores de alta calificación no tiene otra base más firme que la carencia de centros de investigación y laboratorios de progreso destinados a desarrollar productos aplicables a la producción.
Hemos argumentado también que en una fase histórica de crecimiento basada en el sector exportador y en la apertura indiscriminada de las fronteras a la producción extranjera acompañada por una reorientación del Estado para favorecer a los grandes capitales nacionales y extranjeros necesariamente habría de desbordarse la emigración al reducirse para miles de trabajadores y sus familias las posibilidades de vivir dignamente en México. También sostenemos que en un contexto como el descrito las remesas en una primera fase habrían de crecer para posteriormente tender a disminuir a medida que aumenta la migración de familias para establecerse permanentemente en Estados Unidos disminuyendo sus lazos con México. Y finalmente, aunque a los migrantes les afecta el empeoramiento de las condiciones de vida y trabajo en Estados Unidos por la salida de capitales hacia otras partes del mundo, en especial a Asia, a miles de trabajadores les sigue representando mejores oportunidades que las que existen en México. De hecho para muchos ya no existen dichas oportunidades.
Desde esta perspectiva se observa que la migración de trabajadores mexicanos es debida a contradicciones que se dan en el proceso de acumulación en México donde el capital no puede dar cabida a una sobrepoblación que adquiere dimensiones absolutas, pero que buena parte de ella es necesaria en los Estados Unidos adquiriendo allá dimensiones relativas provocando un agrandamiento del ejército de reserva a niveles que le permiten a ese país contar con mano de obra más barata que le reduce costos para hacer frente a la competencia de los demás países desarrollados.
La larga historia de la migración de trabajadores mexicanos hacia Estados Unidos ha estado estructuralmente condicionada por la forma subdesarrollada del capital en México que ha hecho que la producción siempre sea insuficiente para generar puestos de trabajo dado que no evita la formación de una sobrepoblación absoluta.
Pero en la fase de crecimiento que vive México desde principios de la década de los ochenta del siglo XX la migración se desbordó debido a la orientación general de producir para el mercado externo abriendo a la vez las fronteras a la entrada de productos que compiten directamente con bienes elaborados por productores nacionales la mayoría de los cuales vieron seriamente afectados sus ingresos y condiciones de vida puesto que no contaban con niveles de desarrollo de sus medios de producción semejantes a los de sus competidores internacionales. Adicionalmente el Estado se caracterizó en esta fase por una gran actividad a favor de los intereses de los grandes capitales nacionales y extranjeros. En pocas palabras, la mayoría de los productores nacionales no tenían medios ni condiciones para competir con la producción extranjera.
Por otro lado, al instalarse la tendencia de los capitales establecidos en los sectores más dinámicos de operar con más alta composición orgánica el crecimiento de la producción no generaba empleo y la mayor competencia por los mismos forzó la tendencia de los salarios a la baja y el empeoramiento de los niveles de vida de los trabajadores, algo en lo que el Estado jugó un rol importante.
Las aspiraciones de enormes cantidades de trabajadores desempleados o subempleados así como de los que como objetivo explícito de las políticas del Estado eran expulsados de las áreas rurales no pudieron ser satisfechas por las empresas maquiladoras establecidas mayoritariamente en las ciudades fronterizas del norte de México, caracterizadas por raquíticos salarios y pésimas condiciones de trabajo, ni por la agricultura empresarial o la economía informal en las que los salarios y las condiciones de trabajo son igualmente detestables.
Ni en las actividades campesinas ni en las urbanas fue posible dar empleo a miles de trabajadores. Al contrario, en varias regiones del país imperó la violencia del Estado y de caciques por hacerse del dominio de recursos de comunidades forzando de este modo la salida de miles de trabajadores hacia el norte del país para posteriormente cruzar hacia Estados Unidos antes que quedarse a perder la vida en su lugar de origen. En muchos de los casos esto se vio reforzado por la devastación provocada por fenómenos naturales.
En otras regiones y entidades del país la emigración no ocurrió de la manera violenta que se menciona en el párrafo anterior pero igualmente muchos trabajadores no tuvieron otra alternativa que satisficiera su proyecto de vida que no fuera recurrir a la migración.
Ante toda esta serie de problemas que han enfrentado los trabajadores el desbordamiento de la migración hacia el vecino país del norte era inevitable.
Y al crecer el número de migrantes era de esperarse el crecimiento de las remesas. Sin embargo, también respecto a este fenómeno se esperan dos tendencias: una es al estancamiento de las remesas en las regiones con larga historia migratoria en las que ha crecido la migración de familias llevando a un debilitamiento de los lazos familiares de los migrantes en Estados Unidos y por lo tanto a una disminución de sus responsabilidades para con personas que viven en México; la otra es la tendencia al crecimiento de las remesas en las regiones de más reciente migración dado el ritmo impresionante en que ahí han crecido los flujos migratorios y donde los migrantes todavía mantienen fuertes lazos familiares para caer también en la tendencia a la baja. Argumentamos, empero, que el comportamiento de las remesas estará influido fuertemente por la ley migratoria que impere en Estados Unidos, donde tienen serias preocupaciones por la gran cantidad de recursos que sin contrapartida se les están escapando ya que este país se ubica en el primer lugar de origen de las remesas familiares a nivel mundial. Por supuesto que en México este tema genera todavía mayores inquietudes debido a la gran necesidad que este país tiene de las remesas familiares.
Sin embargo, respecto a los montos de las remesas familiares oficialmente reportados surgen serias dudas de que sean de tal magnitud. La forma como se han estado midiendo refuerza el escepticismo y se cree que probablemente se están contabilizando otros tipos de envíos. Hemos ofrecido información y cálculos con base en cifras oficiales que nos llevan a concluir que las remesas familiares que se reportan por entidad no se corresponden con el número de migrantes que cada estado tiene en Estados Unidos.
Por lo que respecta a la migración de trabajadores calificados queremos resaltar que México no puede retener a este tipo de trabajadores toda vez que históricamente aquí no se ha desarrollado el trabajo general. En las condiciones de la fase del crecimiento orientado a la exportación la fuga de cerebros mexicanos se vuelve más intensa porque la gran movilidad del capital a nivel mundial así lo requiere y cuenta con el poder económico y político para hacerlo. Por otra parte, los países más desarrollados están compitiendo férreamente a nivel internacional por hacerse de este tipo de trabajadores y mejorar sus niveles de productividad que les signifiquen mejores posiciones en el mercado mundial.
La migración de trabajadores altamente calificados pone en evidencia la incongruencia de Estados Unidos respecto al fenómeno migratorio. Como la carencia de estos trabajadores en aquél país es muy alta les abren de par en par las fronteras arguyendo que no permitir la libertad de movimiento va en contra de los derechos humanos de las personas mientras que a los trabajadores de baja calificación les levantan un muro.
Indudablemente los flujos de migrantes mexicanos se han desbordado por la forma tan brutal como ha operado la acumulación en la fase de crecimiento volcada al mercado externo, pero con estas medidas Estados Unidos está presionando sobre sus trabajadores para lograr mayores niveles de competitividad en el mercado internacional. Además, ello se refuerza en la medida que muchas empresas están trasladando inversiones a Asia y flexibilizando sus procesos de trabajo abatiendo también los niveles de empleo dentro de Estados Unidos y las condiciones de trabajo.
Desde esta perspectiva, Estados Unidos tiene en México una gran reserva de mano de obra de la que dispone cuando la necesita y en la forma que quiera.