PERSPECTIVA DE LA MIGRACIÓN MÉXICO-ESTADOS UNIDOS. UNA INTERPRETACIÓN DESDE EL SUBDESARROLLO
José Luis Hernández Suárez
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Alejandro Canales sostiene que la migración de población mexicana a Estados Unidos es de carácter eminentemente laboral con base en tres indicadores: primero, por el continuo incremento tanto en términos absolutos como relativos de la población nacida en México pero censada en Estados Unidos, ya que en 1990 se reportaban 4.6 millones de mexicanos en ese país, representando el 2.0% de la población estadounidense y el 5.5% de la mexicana, mientras que en 1998 la Encuesta Continua de Población detectó a 7.4 millones de mexicanos, esto es el 2.7% de su población y cerca del 8% de la mexicana; segundo, por la mayor proporción de hombres que mujeres, de 120 por cada 100 y; tercero, y el más importante en este sentido, por la baja presencia de niños en los inmigrantes mexicanos, y, en cambio, la concentración de la migración en los grupos de edades de entre los 20 y los 45 años, las edades de mayor actividad económica. Estas cifras, escribe Canales, son diferentes a las de los mexicoamericanos y los inmigrantes asiáticos.
La afirmación queda más reforzada cuando escribe acerca de las distintas actividades en las cuales se insertan los trabajadores mexicanos en Estados Unidos y los cambios que se dan en ellas, tanto al interior como al exterior del ámbito de trabajo, esto es, en las de menor remuneración de toda la población estadounidense e inmigrada y las de peores condiciones de trabajo y prestaciones sociales. Pero la mejor evidencia de que se trata de emigración laboral lo constituye el sorprendente crecimiento de la migración en un contexto en el cual la generación de empleos de calidad en México estuvo prácticamente ausente.
Si es emigración eminentemente laboral significa que los trabajadores partieron en busca de trabajo para obtener el sustento, ya sea porque en México no tenían ocupación o porque aún teniéndola, el nivel de las remuneraciones era muy bajo e insuficiente para cubrir las necesidades de la familia o alcanzar el nivel de vida deseado. Esto habla de una economía mexicana incapaz de crecer creando empleos en la cantidad y calidad que la población requería. Por ejemplo, en sólo dos días de abril de 1996 el Servicio de Inmigración y Naturalización (SIN) de Estados Unidos deportó a 400 mexicanos indocumentados por la garita de Mexicali, Baja California, y sin embargo al preguntarles si pensaban volver a cruzar la frontera la mayoría dijo que sí, y que el propósito de pasar a Estados Unidos se debe a la falta de oportunidades de empleo en México.
Poner al empleo en el centro de la explicación obliga a buscar lo que pasó en el país para que no se crearan los suficientes empleos y con la calidad necesaria para garantizar la sobrevivencia digna de la población. El estudio de esta parte se basa principalmente en información de prensa para ver qué sucedió en los principales sectores y regiones del país, esperando reforzar y profundizar la visión que se obtiene a partir de las encuestas nacionales de empleo del INEGI.