LA TUTORÍA A ESTUDIANTES DE ECONOMÍA EN LA UNIVERSIDAD DE SONORA
José Darío Arredondo López
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La Escuela de Economía tiene como antecedente el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad de Sonora, de ahí surgen las primeras iniciativas que implican la presencia de profesionales de la Economía en los procesos de planeación económica del Estado de Sonora, estrechamente ligadas al Plan de Diez Años del gobernador Luís Encinas Johnson, exrector de la UNISON, que pretendía llevar por la ruta de la industrialización y el mejoramiento de las condiciones del entorno urbano de la entidad (Universidad de Sonora, 2002).
El instituto fue fundado en 1960 y ahí laboraron los maestros fundadores de Economía, Gerardo Gaona Lizárraga, Ramón Figueroa Rendón, César Rubio García y Francisco Navarrete Santana.
El licenciado Gaona fue el impulsor del proyecto fundacional y autor del primer plan de estudios de la carrera, así mismo ocupó el puesto de director (septiembre a diciembre de 1970) de la naciente escuela, que fue fundada en 1970, iniciando actividades académicas el 21 de septiembre de ese mismo año. Al siguiente semestre, el licenciado Gaona se retiró y fue sustituido por Ramón Figueroa Rendón por el período 1971-1974, y fue quien impulsó la primera y segunda reforma al plan de estudios, en 1971 y 1972 respectivamente.
Sobre el arribo del Licenciado Ramón Figueroa Rendón a la dirección de la naciente escuela, un periódico tabloide de la época da cuenta del hecho, informando que era originario de Ciudad Obregón y que cursó estudios de economía en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), con estudios de postgrado en la Escuela Nacional de Agricultura, en Chapingo. La nota periodística da también la buena nueva de que, poco después de haber tomado posesión del cargo, el Licenciado Figueroa dio a conocer el nuevo plan de estudios para el segundo semestre, en el que se incluyen “dos nuevas y fundamentales materias: Historia de la Economía y el Centro de Economía Aplicada, que deberá servir al alumno para unir la teoría con la práctica” (Noticiero del Noroeste, 11/02/71).
En el tiempo de la fundación de la Escuela de Economía la oferta universitaria era sumamente modesta y privaba el marco normativo derivado de la ley orgánica número 39, aprobada el 14 de agosto de 1953 y vigente desde el 14 de septiembre de ese año, con una estructura simple que tenía a la cabeza el Consejo Universitario presidido por el rector y en las unidades académicas los consejos técnicos presididos por los directores de escuela (Castellanos, 1992; Moreno, 1985; 2007).
El 26 de julio de 2000, en Ciudad Obregón, Sonora, me entrevisté con el Licenciado Figueroa, a fin de que, de la propia voz de uno de los testigos y actores privilegiados del acontecer universitario de la segunda mitad de los años sesenta y primeros años de los setenta, tuviéramos una semblanza de lo que fue su participación en la fundación de la Escuela de Economía y las condiciones de los primeros años de funcionamiento. Se usarán las siglas “DA” para indicar al entrevistador, y “RF” en las referencias al licenciado Figueroa.
DA: Cuándo y cómo llegaste a la Universidad de Sonora.
RF: Yo llegué a la Universidad de Sonora aproximadamente en marzo de 1966, estaba recién egresado de la Escuela Superior de Economía del Instituto Politécnico Nacional y me fui a Hermosillo, con la buena fortuna de que muy pronto me pude colocar en la Universidad de Sonora, en lo que era el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales. Este Instituto estaba dirigido por el Ing. Armando Hopkins Durazo. Ahí ingresé como auxiliar de investigación y por allá en septiembre, cuando se iniciaron las clases, me dieron la oportunidad de impartir la materia que se llamaba Economía General en la Escuela de Derecho y Ciencias Sociales, de tal manera que combinaba mi trabajo como investigador y como docente en esa escuela. Después también pude dar clases en la Escuela de Contabilidad, y así fue como llegué yo a la Universidad de Sonora como investigador y como docente.
DA: En general, ¿cuál es tu impresión de esa Universidad en la época que llegaste? ¿Economía existía, si no existía cuáles pudieron haber sido los determinantes para que esto ocurriera?
RF: Bueno cuando yo llegué, la escuela de economía no existía. La escuela se creo en septiembre de 1970. Cuatro años después. Pero lo curioso es que ya existía un instituto de investigaciones económicas.
DA: ¿Y qué era lo que hacían en el instituto?
RF: El Instituto de Investigaciones Económicas. Por lo pronto el Ing. Hopkins, como Ingeniero, se supone que no tenía el perfil para dirigir un Instituto de esa naturaleza, pero él estaba muy interesado. El hecho es que yo le admiro al Ing. Hopkins el hecho de ver iniciado dentro de la universidad esos trabajos, porque quizá a él le interesaba como político. El Ing. Hopkins en esa época ya había ocupado el puesto de elección popular que era diputado local, no sé por qué distrito, creo que el de Magdalena y él estaba dentro del Partido Revolucionario Institucional. Tenía por ahí una comisión dentro del partido: era en el Departamento de Estudios Económicos del partido, no sé si en aquella época pertenecía o dependía del CEPES [Centro de Estudios Económicos y Sociales], el caso es que él llevaba a cabo este tipo de investigaciones tanto en el partido como dentro de la universidad, y yo le reconozco esa función que tenía. A pesar de ser ingeniero tenía muchas inquietudes sobre la economía de Sonora.
Yo recuerdo que en aquella época, dentro del proyecto de trabajo, estaban haciéndose monografías de los municipios mas importantes del Estado de Sonora y, cuando yo ingresé, el ingeniero me comisionó para que hiciera una investigación del impuesto predial del Estado de Sonora, que quedamos en que esa investigación me serviría a mi también como tesis para obtener mi titulación en el Politécnico y, efectivamente, yo elabore todo lo que era el programa a desarrollar, el proyecto y todo y me dedique a recabar la información, etcétera, con la influencia que él tenía en el medio, principalmente en Hermosillo, pude lograr información en el gobierno del estado sobre lo que era el catastro, la información sobre el impuesto predial. El caso es que también había ese tipo de investigación y tenía una bibliografía muy importante, inclusive para lo que era el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad de Sonora. Otra investigación que me tocó llevar directamente junto con otras personas en coordinación con el Banco de México y el instituto, fue la matriz de Insumo-Producto del Estado de Sonora, donde se llevó a cabo toda la primera parte que fue recabar información estadística sobre la producción agrícola, ganadera, industrial, de servicios, etc., y se formó un conteo muy interesante, en coordinación con personal del Banco de México que estaba ahí en Hermosillo. Una vez que se tuvo esta información, nos fuimos a México, al Banco de México, al Departamento de Estudios Regionales que fue donde terminamos ese estudio. Creo que si evaluamos, en el tiempo que yo estuve ahí, el trabajo de ese instituto, para mí que era misión con cierto respeto, con cierta información respetable, porque éramos economistas los que estábamos ahí, más el Ingeniero y el Lic. [Gerardo] Gaona [Lizárraga], precisamente que fué el primer director de la Escuela de Economía. Él trabajaba de medio tiempo porque trabajaba en el gobierno del estado, en el Gobierno de Luís Encinas Johnson.
Después llegó otro investigador que estuvo muy poco tiempo ahí, era de Sinaloa y salió. No conozco las causas. Después estuvo el Lic. [César] Rubio [García] y nos tocó recabar de toda la información para el estudio de planeación de la Universidad de Sonora dirigido por Pablo Latapí que, por cuestiones políticas probablemente, no se aplicó. El caso es que estábamos en un momento difícil; por ejemplo, dentro de la Universidad de Rector estaba el Dr. [Moisés] Canale [Rodríguez], pues él tenía convicciones políticas y, cuando yo estaba en la ciudad de México en el Banco de México trabajando, recibí la noticia de que había renunciado el Dr. Canale. Estaba laborando en la Matriz de Insumo-Producto y apenas la estábamos “armando” como dicen, y lo mismo sucedió con el Ing. Hopkins: renunció también. La Universidad comenzó a entrar en un proceso difícil.
Al frente de la Institución quedó comisionado nada más, temporalmente, el Lic. Gilberto Gutiérrez Quiroz actual Senador, un político de aquella época y que sigue siendo. Él me informaba sobre los acontecimientos y a través de él yo recibía los pagos que mandaban para mi manutención allá en México. Estuve un tiempo por allá. Eso fue el 67 cuando la invasión a la Universidad de Sonora por parte de la fuerza armada. Estaba muy álgido el problema en Hermosillo, el problema de la sucesión gubernamental [del gobierno de Luís Encinas hacia el de Faustino Félix], etc. El caso es que hasta esos momentos el Instituto de Investigaciones Económicas entra en una crisis. Cuando yo regresé no sabía a quien dirigirme como jefe. El caso es que regresé de México, me reporté y ahí quedé.
Después de Canale, el Lic. [Roberto] Reynoso Dávila ocupó la rectoría y bajo su rectorado se hicieron los trámites para que se hiciera el famoso estudio de planeación de la Universidad de Sonora. Pablo Latapí era el Director del Centro de Estudios Educativos, A.C. Una asociación civil con domicilio en la ciudad de México. Una persona muy capaz, era doctor en educación por la Universidad de Bonn en Alemania, un jesuita, por cierto, muy capaz. En ese nuevo estudio, nosotros los que quedábamos en el Instituto de Investigaciones Económicas, se nos comisionó para que auxiliáramos al Dr. Latapí, y ahí estuvimos trabajando con él hasta que tuvimos toda la información estadística, etc. La entregamos ahí en las mismas oficinas del Instituto de Investigaciones económicas y se elaboró de hecho ahí el estudio de planeación, se entregó en la rectoría y después de ahí no supe. De hecho, yo creo que se archivó, no sé si tú lo conozcas. Lo mismo sucedió con la Matriz de Insumo-Producto: no supieron aprovecharla ni el Gobierno del Estado, ni los industriales, ni los comerciantes. Había ahí una información muy interesante sobre la matriz insumo producto. De hecho es un estudio cuantitativo de la economía regional sonorense, y pues ahí se quedó.
Hasta ahí, una vez que se terminaron los estudios, pues la Universidad de Sonora tenía muchos conflictos, muchos problemas: ese era el ambiente que había.
De hecho, la Universidad de Sonora estaba en un crecimiento muy importante desde el punto de vista poblacional estudiantil. Aunque había nada más 6 carreras a nivel profesional estaba creciendo, porque era aquella época en que el país tenía altas tasas de crecimiento poblacional, y la Universidad era la única institución de educación superior que había aquí en Sonora, en los años 60. Entonces, todos los que podían estudiar, y los que no podían pues también se iban a ver cómo le hacían, pero estudiaban. Yo recuerdo que cuando me metía al aula en la Escuela de Derecho tenía que salirme y llevar a los alumnos, que eran grupos de 80, al auditorio de la Escuela de Ciencias Químicas. No sé, probablemente las autoridades tenían problemas presupuestales, problemas políticos para obtener apoyo presupuestal para desarrollar la Universidad. Era un ambiente difícil. Claro, mucho alumnos se dedicaban a estudiar pero en esa época, en esos años 66, 67 que vino la sucesión [gubernamental de Sonora], ya había mucha inquietud estudiantil, a través de la prepa, mucha inquietud estudiantil. Después los grupos que estaban dentro del movimiento estudiantil fueron arrollados por fuerzas más superiores dentro de la política del Estado, pues ya conocemos el movimiento del 67 dirigido por los aguiluchos, por Patricio Estevez. Los dirigentes todavía andan por ahí, algunos acomodados otros desacomodados pero ahí andan. Ese era el ambiente estudiantil, el ambiente político, el ambiente económico, de la Universidad de Sonora cuando yo llegué.
Cuando yo llegué la escuela de economía pues todavía no existía. Una vez que el Lic. Gerardo Gaona Lizárraga [el primer Director de la escuela de Economía] renunció para irse a la ciudad de México a una comisión en el Banco de Crédito Agrícola, cuyo titular era el Lic. Encinas Johnson. Se fue para allá. Después yo me quedé comisionado. Era rector entonces el Dr. [Federico] Sotelo [Ortiz].
El Dr. Sotelo me dio el nombramiento de Director comisionado. El Consejo Universitario es el que aprueba; entonces se propone una terna y se hace el nombramiento de Director de una escuela. En aquella época, por la situación que prevalecía, probablemente, el Rector tenía la autoridad para dar nombramientos temporales, comisionados, entonces yo estuve de Director Comisionado funcionando los 3 años que estuve en la Dirección de la Escuela de Economía. O sea, en cualquier momento la Rectoría me podía decir “se te acabó la Comisión”. No era el Consejo, no se sometía al Consejo. Acepté, y con ese carácter ingresé a la Escuela de Economía y por supuesto, porque teníamos carencia de maestros, tuve que hacerla de director y de maestro, impartiendo algunas materias. Esa era la situación.
DA: ¿Qué época era esa cuando estuviste como Director Comisionado?
RF: De febrero aproximadamente del 71 a marzo del 74, renuncié a la Comisión como comisionado de la Dirección, 3 años aproximadamente.
DA: ¿Cuáles son las autoridades de acuerdo a la normatividad de la época?
RF: Estaba el consejo técnico, el consejo técnico que era una autoridad en la escuela, todos los acuerdos que se llevaban a cabo del reglamento, se discutían dentro del seno del Consejo Técnico integrado por maestros y por alumnos y el Director. Los acuerdos que se tomaban ahí, yo los llevaba a rectoría para su ejecución si es que procedía. De hecho no había subdirector. Cuando ingresé había nada más un grupo de estudiantes. Es todo. 50 alumnos, muchos de ellos eran maestros normalistas. Un grupo que tenía ciertas influencias ahí, políticas, dentro de la escuela, por las conexiones que tenían dentro del Partido [Revolucionario Institucional]. ¿Quiénes ocuparon los puestos de autoridad? Como te digo, nada más había dos instancias. ¿Qué características tenía el plan de estudios? En forma general tenía un carácter técnico, primero así en forma general, porque yo desconozco cómo lo elaboró el primer director. Tengo entendido que el primer director fue el que propuso ese plan de estudios ante el Consejo Universitario y se aprobó, pero desconozco quiénes lo auxiliaron a él para la elaboración de este plan de estudios, las asignaturas, las horas asignadas a cada materia, las evaluaciones, etc. Yo recuerdo así poco, que platicando con el Lic. Gaona, me decía que él quería darle un carácter más técnico aunque yo veía que el número de materias, esa orientación más técnica como contabilidad y administración, estadística; en el transcurso de los tres años que estuvimos, se estaban revisando constantemente los problemas de la escuela de economía. Una escuela que nació nomás con la bendición, yo creo, del rector, porque no teníamos recursos.
Respecto al primer plan de estudios de la escuela, Pedro Moctezuma (que fue alumno en la primera generación y, posteriormente el primer jefe de departamento conforme la ley orgánica 4) nos comenta que, efectivamente, el Licenciado Gaona se había encargado de formular el primer plan de estudios, tomando un poco de algunos planes de estudios que se impartían en diversas universidades, como la UNAM, la Universidad de Guadalajara, la Universidad Autónoma de Puebla, principalmente, pero recuerda que “él [Gaona] mencionó como cinco universidades, entonces [...] empezó a tomar lo que a él le pareció que podía conformar el plan de estudios y así se armó el plan” (Moctezuma, 2000).
Continúa Ramón Figueroa:
Estábamos en una de las aulas del ala norte del Edificio Principal y ahí estaba la dirección, casi en dos aulas, estaba la dirección y una pequeña biblioteca y el aula, eso era todo. La planta de maestros, en el primer semestre era principalmente materias de contabilidad y teoría económica la más importante. Matemáticas y las matemáticas pues, son un recurso técnico dentro de la economía, de la ciencia económica. Muy importante, pero... Estadística.
Teníamos problemas de maestros, cuando nos fuimos ya a las materias como geografía económica, teoría monetaria, etc.; ya requerían de especialistas, gente más especializada. Recuerdo que en una ocasión el Lic. Rubio y yo tuvimos que ir a México en un Volkswagen que tenía yo; nos fuimos a conseguir a maestros. Llegamos primero a la Universidad de Sinaloa a la escuela de Economía, había un problema muy fuerte, de los enfermos. Creo que estaba peor la Escuela de Economía en cuanto a desorganización que la nuestra, no en el aspecto cultural. De ahí nos fuimos a Guadalajara y de ahí a la UNAM, y entrevistamos al Director de la escuela de economía que era el Lic. [José Luís] Ceceña, el papá. Nos atendió muy bien, nos recomendó algunos maestros, platicamos con los maestros, y ya para entonces estaba el Lic. Castellanos como Rector [de la Universidad de Sonora].
No fue fácil porque, pues tenía que ofrecerse a los maestros cierta seguridad. Venirse desde tan lejos para acá generalmente ellos acostumbrados a otro clima, venirse para acá, etc., y hubo algunos que aceptaron, otros no los aceptaron. Acuérdate que el Rector principalmente es el que decide si se acepta o no a un maestro, al menos en aquella época, y se tuvieron que ir, devolver. Muchos problemas de ese tipo. Tenía problemas en la impartición de la Teoría Social y Económica de Marxismo, etc. Y con todos. Una Escuela huérfana. Los maestros y un servidor nos juntamos: ¡no echarnos para atrás! Vinieron maestros como el profesor [Carlos] Ferra, muy preparado por ser marxista. Picopancho [Francisco] Navarrete. Personas que han impulsado mucho desde el punto de vista académico a la escuela naciente.
Problemas de tipo ideológico. La influencia de los grupos enfermos de Sinaloa, la proliferación de ideologías nuevas, entre comillas, dentro de la sociedad sonorense, la gran difusión que con motivo de la apertura del presidente Echeverría se dio tan fuerte que comenzaron a entrar a nuestro país publicaciones de más allá del muro de Berlín, de la Cortina Hierro, publicaciones de la Habana, difundiendo las teorías de la ciencia económica de tipo marxista. Todo eso necesario para la formación del estudiante de economía, de los futuros economistas, con todo y su revisionismo de los textos que nos mandaban de Rusia, etc., era una novedad, para los estudiantes, en el aspecto ideológico, político, los métodos de la economía política etc. Era aquello una efervescencia, por eso es que se dieron esos movimientos dentro de la Universidad de Sonora, de grupos que se radicalizaban en un momento dado, y se confundieron con aquél momento del aperturismo después del 68.
Creo que todo esto, Darío, nos muestra una situación muy importante. Si nos preguntamos cómo surge la Escuela de Economía de la Universidad de Sonora, quién la funda, o qué, yo creo que no es una persona. Es el momento histórico que está viviendo la Universidad de Sonora. Acuérdate de las escuelas más radicalizadas en 1967, aunque no existía la escuela de economía que se supone que era donde se discutían las diferentes corrientes económicas, políticas, ideológicas, etc., pero acuérdate cómo surgen, en ciencias químicas, radicalizados; la escuela de derecho, donde se supone que se podían discutir más esas corrientes, sí se dieron. Y una vez ya funcionando la escuela de economía, comienzan a surgir, en la escuela de economía, con los maestros, alumnos, ya posiciones más científicas de la ciencia económica. Si esto lo ponemos como una función matemática, yo creo que la Escuela de Economía estuvo en función de muchos elementos, muchos factores, el apreturismo del gobierno federal, el antecedente del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad de Sonora, las pocas carreras que ofrecía la Universidad de Sonora, 6 carreras de tipo profesional: estaba la escuela de Administración de Ranchos, que era técnica, allá en santa Ana, estaba la escuela de trabajo social que también era técnica, podían ingresar de la secundaria, ya después se profesionalizó; estaba la escuela de Enfermería también que no era licenciatura. Esas 3 escuelas. De hecho, la Universidad de Sonora tenía una oferta muy pobre de carreras y la población creciendo y creciendo. Entonces probablemente por ahí va la causa por la cual la determinación de fundar la escuela. Además como en toda universidad, debe ofrecer más alternativas para estudiantes, escoger sus carreras; Economía como un elemento que venga a ensanchar los conocimientos universales.
Yo recuerdo que la economía que se daba cuando yo ingresé, cuando comencé a dar clases en la escuela de Derecho, en la escuela de Contabilidad, eran unos programas muy pobres de economía que estaban ahí. Cuando comenzamos a ver el Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la URSS, comenzó a verse otro panorama, yo recuerdo que cuando dije, “bueno y el programa”, “sácalo” me dijeron. Bueno, nada más me salí del plan y me comencé a basar en algo más científico en economía, en general. Conceptos muy generales de la economía. Quizás por la escasez de economistas que había, los maestros de la escuela de Derecho con todo y sus buenas intenciones, quizás por el propio programa que tenían, la materia de economía se veía muy de refilón. El caso es que la presencia ya de la escuela de Economía con alumnos, maestros, una bibliografía que, yo recuerdo, era muy escasa. Comenzamos a organizar la biblioteca, muy especializada, a tal grado, para mi juicio creo que era, después de la Biblioteca Central, la biblioteca de la escuela de economía, por mucho, muy bien organizada, con muy buena atención.
Las personas que eran estudiantes de la escuela la atendían y los propios maestros sugerían la adquisición de textos, etc., y todo eso, aunque no teníamos apoyos económicos, materiales, como podíamos llevábamos a cabo nuestro trabajo. Como director ese fue mi desempeño principalmente. Yo suplía cuando no teníamos un maestro, yo la hacía ahí de comodín: di Teoría Monetaria, di Teoría Económica, di Geografía Económica.
DA: ¿Cuáles eran los grupos beligerantes dentro de la escuela en la época en que usted fue autoridad?
RF: Creo que había cierta armonía dentro de los grupos. En la primera generación, no había un enfrentamiento, puede decirse, entre estudiantes. De hecho el grupo de alumnos que ya eran maestros [normalistas], que se inscribieron a la escuela de economía y que provenían del partido, de la CNOP.
Creo que al menos en primero y segundo semestre no había mucho que decir: traían ya ciertas ideas. De hecho Ruelas, José Ruelas, incluso quizá por no poder platicar con los propios alumnos por la terminología que utilizaba y además los muchachos apenas comenzaban a adentrarse en las teorías del valor, en los conceptos de la economía política, etc.; no había discusión entonces. Cuando ingresó la 2ª generación, a la cual perteneciste [se refiere a Enrique Montesinos, presente en la entrevista y alumno de la segunda generación, 1971-1976], como era muy pequeña, había más unificación, había más cohesión, como eran... ¿cuántos eran?
Enrique Montesinos: Éramos 17 y quedamos como 10, pero el primer año estábamos 57. Realmente, del 73 estás hablando.
RF: No recuerdo yo si haya habido algún conflicto fuerte entre alumnos o entre maestros, yo creo que no había condiciones todavía para elementos de discusión ideológica, política, etc., todavía.
Los grupos beligerantes se daban a nivel universidad: rectoría, el Consejo Universitario, la ley orgánica, etc. La forma en que los grupos universitarios fueron absorbidos por las fuerzas políticas de aquella época y los utilizaron, para un “movimiento estudiantil” que, para mi juicio, no estaba organizado. Fue apoyado por ciertos grupos políticos interesados en obtener la gubernatura, estuvo fuerte el problema. A nivel universidad si había grupos beligerantes tanto dentro como fuera: grupos externos que se metieron a la universidad, como grupos internos que lanzaron fuera de la universidad. ¿Qué perseguían? Pues, yo recuerdo que no había grupos beligerantes, lo que sí dentro de la escuela había grupos que se interesaban en el plan de estudios, analizar la estructura del plan de estudios y las asignaturas que estaban acomodadas dentro de los semestres, en los contenidos o materias que según ellos, deberían de ir, en lugar de sexto semestre, en cuarto semestre, como apoyo para las que se iban a ver y algunos contenidos de algunas materias. Pero eso era al interior de la escuela. Todavía seguía siendo chiquita la escuela. Después algunos de ellos se enrolaron dentro de los movimientos. De hecho, la forma en que los estudiantes de la Escuela de Economía, los maestros inclusive se metieron al movimiento, fue cuando se discutió la ley orgánica de la Universidad. Cuando se formaron las comisiones de maestros y alumnos para la revisión de la ley orgánica. Todos estos sucesos relevantes de la lucha política en la que participé directamente, yo como director; yo fui de los que apoyaron la nueva ley orgánica [...]Traigo yo aquí un borrador de lo que proponíamos nosotros; no la traigo, pero yo recuerdo que, esta ley que se propuso, que se elaboró, “proyecto de reforma universitaria basado en el análisis de la situación existente en la Universidad de Sonora presentando a la asamblea plenaria y a la base estudiantes por el comité coordinador del consejo directivo de la FEUS para su discusión y crítica”, yo recuerdo que ya una vez, un documento a la opinión pública, le llamamos lo que era, como se aprobó por la coordinación esta [probable referencia a la Comisión Mixta] y luego se sometió al Consejo Universitario. El Consejo Universitario la aprobó con mucha reticencia pero la aprobó, pero al irse al Congreso ya tenían hecha otra. Yo participé en ese evento puede decirse, en manifestaciones que se hicieron partiendo de la Universidad hasta el Palacio de Gobierno, yo recuerdo una manifestación muy grande, de unas 5,000 gentes, que íbamos por todo el Bulevar Transversal hacia la calle Matamoros, luego bajamos por la calle Serdán y llegamos al Palacio, y recuerdo que era una chulada, que nos tomaban fotografías. Resulta que muchos fotógrafos eran parte de la Policía Política, y el caso es que nosotros salimos en muchas fotos. En una ocasión me dijeron que andaban una fotografías mías, en Gobernación. Era manifestación de protesta que para mi juicio tenían fundamento y pues no eran manifestaciones de alumnos que se dedicaran a destrozar, absolutamente. Eran pacíficas, se llegaba allá, había un orador, se planteaba el objetivo que se tenía con la manifestación, etc., el caso es que en esa forma yo participé siendo Director de la Escuela de Economía, y como estaba en favor de esa ley. A los pocos días renunció Sotelo y luego vino [Lic. Alfonso] Castellanos [Idiáquez]. Como siempre yo apoyé la ley pues tuve problemas con la Rectoría, a principios del 73, 74, puse mi renuncia al rector: no hubo problema para aceptarla.
Hasta ahí esos 3 años, yo recuerdo esas manifestaciones muy importantes, muchos alumnos, mucha gente, pidiendo pues, una Ley Orgánica más democrática.
Mira, en lo que respecta a qué tipo de influencia recibían del exterior, pues acuérdate que el 68, aunque todavía no existía la escuela de economía, estaban muy recientes todos los movimientos, tanto en México, como en Francia, E.U., todo un movimiento mundial; en Alemania, no se si en Argentina. El caso es que había toda una inquietud de movimientos estudiantiles que influyeron, como estaban recientes para que se presentaran inquietudes dentro de la Universidad de Sonora para la elaboración de una nueva ley donde la Escuela de Economía participó muy activamente, los alumnos y profesores. Esa fue la influencia a cambios muy radicales, esos estudiantes franceses dirigidos por aquel Jean Vendit, algo así, aquél que tenía una poesía muy importante que decía: “prohibido prohibir”. Fue un movimiento renovador, nuevo en el mundo, y la Universidad de Sonora no fue ajena a ese movimiento. Digamos que había maestros que estaban muy al tanto de esos movimientos y ya los medios de comunicación eran más rápidos como para obtener información de lo que pasaba en otras partes.
En el poco tiempo que estuve me tocaron las renuncias de los rectores, principalmente de orden político. A la renuncia del Dr. Sotelo toma la rectoría el Lic. Castellanos. Es nombrado por el Consejo Universitario y obtuvo el apoyo unánime casi del Consejo Universitario, el profesor Castellanos era una personalidad, maestro de la escuela de Derecho, una trayectoria limpia, honesta, y se hizo copartícipe de todo un proyecto que traían de la Universidad de Sonora con el gobierno de Carlos Armando Biebrich. Otras cuestiones aquí de las influencias que residían del exterior: la información bibliográfica que ya Echeverría había creado, había autorizado libros y más libros y las demás editoriales como el Fondo de Cultura Económica que imprimió libros como el Capital, yo tengo todavía los tres tomos elaborados por el Fondo de Cultura Económica. Las obras de Lenin, los clásicos, todas las Teorías Políticas, económicas, sociales, las estaban leyendo constantemente los estudiantes, maestros, etc., una época muy interesante a mi punto de vista.
El presidente Echeverría independientemente de todo su papel que jugó, tuvo ese mérito que, claro, yo creo que fue presionado por la circunstancia. Él al tomar las riendas del gobierno tenía que contar con una imagen poco diferente a la que había dejado a su antecesor, principalmente con motivo del 68. Manejar el aperturismo, abrir un poco más todo, pero controlado obviamente. Si nosotros comparamos el Plan de Estudios que teníamos a pesar de toda esa bibliografía que teníamos sobre el marxismo-leninismo, de hecho la Teoría Económica prevaleciente en nuestro país y aquí en la región, pues eso es el keynesismo. Nosotros, si nos damos cuenta, si recordamos, qué nos enseñaron o cómo era el plan de estudios, el contenido de una materia, pues la inversión, su determinante, el desarrollo económico, la inversión, la ley de la oferta y la demanda, las curvas, nos atiborraba, curvas por aquí, curvas por allá y eso venía en el programa; comercio internacional, es toda la teoría capitalista. De hecho lo que se enseña en la escuela de economía en aquella época, pues es la teoría, toda la economía política burguesa, esa es, y más ahora con la globalización. Se manifiesta en los partidos, por ejemplo: ¿Cuál partido comunista hay en México? Ya no hay. Ni siquiera están los llamados partido de izquierda, pues hasta Fox es de izquierda, según él.
Como que no había mucho miedo de que se enseñaran la teoría marxista, la teoría marxista de la economía política, las críticas al keynesismo; pues no sé si se verán actualmente en los programas de estudio de la escuela de economía, las teorías revisionistas, comunistas, etc., pero queda toda esa influencia en los estudiantes y cómo, de acuerdo con la teoría marxista, hay opción a otro sistema que, inclusive estoy de acuerdo que es una teoría, se da cuando las condiciones están presentes, si no se dan las condiciones, no se da, o no se dieron, la caída del muro de Berlín, el partido comunista soviético, ahí están. No hay que olvidar que las leyes de la dialéctica no las puede detener, no se dan, se descubren y ahí están, y lo que hay que hacer es conocerlas para ver como encausarlas, de tal manera que no causen tanto daño a la población, a la sociedad en conjunto; como la ley de la gravedad, hay que conocerla y si no la conocemos no podemos encausar esa ley, no podemos encausar canales de riego, etc. En fin, así es como una ciencia, yo creo la economía, creo que es muy importante la enseñanza de la teoría marxista: que vean la economía como una ciencia, ciencia marxista, ojalá no se vaya a excluir del plan de estudios.
DA: ¿Qué diferencias encuentra entre el pasado y la actualidad del Departamento de Economía?
RF: Hay intereses cualitativos y cuantitativos, el número de maestros y alumnos ha crecido mucho, cualitativos creo que la Escuela de Economía, con motivo de su crecimiento un mejor presupuesto, los tiempos han cambiado, etc. Yo comparo como recibí la Escuela de Economía en el aspecto físico, presupuestal, etc., a esto. Sin duda alguna actualmente la escuela, físicamente está mejor, yo tengo conocimiento de investigaciones muy interesantes, muy importantes en desarrollo. Han surgido y están dentro del Departamento de Economía actualmente, elementos valiosos que no deben descuidarse, al contrario, las autoridades deben darle más impulso a esto, mayores recursos para que se haga investigación científica dentro de la Universidad, investigación que además, traiga beneficios a la sociedad, a la sociedad sonorense principalmente, que con sus impuestos hace que la escuela funcione ahí en la Universidad.
En lo político, creo que ha habido estabilidad, tanto en los mandos de la rectoría, en la dirección del Departamento de Economía, ahora es así, Departamento no Escuela, ya hace tiempo no he conocido yo conflictos mayores en lo político y en lo académico lo que te digo sobre los avances que ha habido, se reflejan en los grupos de maestros que se dedican a la investigación, la publicación de sus investigaciones, por ahí tenemos a Miguel Ángel que ganó un premio al nivel estatal. Ojalá se siga estimulando a profesores con este tipo de premios y que siga la escuela renovándose, etc. Yo lo veo así, en forma muy general; el departamento de economía, su planta docente, sus alumnos, ahí si, unos no salen bien. Es algo que no se puede evitar, unos salen muy dedicados obviamente, de todo se da en la viña del señor.
¿Cuál sería el saldo histórico de la escuela de economía?, pues también está involucrado en lo que te contesté ahorita. Sin duda ha crecido cuantitativa y cualitativamente la escuela, el hecho de que estemos platicando aquí en una entrevista, demuestra el interés que tiene la escuela, al menos conocer su pasado, su presente y ojalá que pudiéramos conocer su futuro. El trabajo que están elaborando ustedes, obtener un historial, pues 30 años de la escuela de economía es muy interesante porque podemos ver nuestros errores, o nuestras carencias anteriores y superar esas carencias, y creo que nunca es suficiente lo que se tiene. Es necesario que alumnos, maestros autoridades de la escuela presionen a las autoridades para que obtengan mayores recursos, para que los maestros se superen académicamente; yo les pediría a los maestros que respondan a esos estímulos, que la sociedad a través de la Universidad te lo está dando y que le reditúen a la sociedad con el trabajo que se realiza con los recursos del pueblo. Esto es muy importante, porque si los maestros nomás reciben estímulos, recursos para trabajar y ese trabajo no se traduce en beneficios mutuos, no trae caso. Hacer investigaciones más apegadas a las necesidades, a los problemas de la sociedad. ¿Qué cosas quedan por hacer, qué causas habría que retomar? Pues las cosas que quedan por hacer; es lo que te manifestaba, lo que te acabo de decir: una exhortación a que toda la comunidad de la Escuela o del Departamento tome conciencia de que la formación de ellos es de la sociedad, hay que remitir a la sociedad lo que la sociedad les dio.
¿Qué causas habría que retomar? Desconozco ahorita problemas substanciales de la Universidad de Sonora. Se discutió mucho ahora en la campaña presidencial sobre la educación y pues en su afán los candidatos de obtener votos, pues algunos llegaron a manifestar “la educación debe de ser gratuita, hasta la educación superior”. Ojalá fuera gratuita y que la educación fuera totalmente laica. Quitarle todo ese manto ideológico, religioso, como se llame. Lo que más me interesa a mí dentro de lo que es una carrera de economistas es que los economistas no abandonen el objetivo de la ciencia económica, como una ciencia que estudia objetivamente la producción, distribución, etc. Las leyes que hay en todo eso. Que no hay que olvidar que es una ciencia, que los fenómenos de la producción no surgen de ideales: es algo objetivo, y así debemos de ver la economía, y por supuesto darle también un carácter práctico, que los alumnos que egresen, tengan la seguridad de que van a ser empleados. Que estén formados para trabajar en una empresa, e influir en que la empresa tenga más conciencia acerca de lo que son los trabajadores, los empleados, etc., que los reditúe de acuerdo con su capacidad. Creo que eso siempre ha sido una causa que siempre estará vigente, deberá estar vigente en la conciencia de maestros y los de estudiantes que estén, sino pues no se es una Universidad. Una Universidad donde no se estudia la ciencia será una escuela, una academia de comercio.
DA: ¿Consideras que el actual Plan de Estudios representa un avance respecto al anterior?
RF: Sin conocer al detalle y sin poder explicar, creo que deber ser superior. Lo que interesa, aquí es que todo ese plan se aplique, que ese plan lo apoyen y que cada una de las materias estén en manos de maestros que conozcan desde luego. Es un poco difícil explicar esto, ¿representa un avance? Debe de ser.
DA: ¿Qué mejoras se pudieran hacer en el Plan de Estudios vigente?
RF: No creo que tenga ahorita elementos para explicarlo. Creo que los comentarios están ya explícitos en las últimas palabras que dije. La exhortación que hago a maestros, alumnos y autoridades para que el Departamento de Economía represente una vanguardia en los estudios de las ciencias sociales, porque no hay que aislar a la ciencia económica nada más solita, no hay que olvidar que está íntimamente relacionada con toda sociedad. Cuando lo tenemos desde el punto de vista histórico, hay que reconocer que desde que la sociedad es sociedad, ha producido, y que las estructuras económicas están fuertemente ligadas a las estructuras políticas, sociales, etc., y como ciencia se tiene que ver en su totalidad como una formación social.
Hasta ahí, Darío, si tienes una pregunta que hacer. Creo que, como comentario final, es difícil establecer por qué surge la escuela de economía, en forma muy específica. Son varios factores que influyeron para que se creara la escuela. Creo que ningún fenómeno social es producto de una sola persona. Algunos han de creer, o han de explicar que la Escuela de Economía o el Instituto Tecnológico de Sonora, o la Universidad de Sonora, es producto de una sola persona, se les ocurrió y ya. Son exigencia de la evolución social, progreso, necesidad social. No de una persona (Figueroa, 2000).
Con eso ya dimos por terminada la entrevista, con lo que, recapitulando, tenemos que la enseñanza de la Ciencia Económica tiene lugar en Sonora, a partir de las necesidades expresas en el Plan de Industrialización de Diez Años del gobernador Luís Encinas. Los años sesenta fueron el escenario de un intento oportuno de dar cuenta de los recursos con que contaba nuestra entidad, con la nada despreciable idea de hacer planeación del desarrollo y de tener una perspectiva científica que orientara el quehacer gubernamental, bajo supuestos esperanzadores.
El órgano encargado de ejecutar dichas actividades fue el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad de Sonora, que viene siendo de gran relevancia en la década, como apoyo técnico del gobierno del Estado en materia de estudios socioeconómicos de las regiones y el descubrimiento de sus potencialidades económicas.
Se pudiera decir que en esos tiempos la institución universitaria y el gobierno del Estado hablaban, en materia de desarrollo económico, un mismo idioma. El gobierno tenía la voluntad política de hacer economía y la Universidad proveía la inteligencia para hacerla.
El licenciado Figueroa renunció al cargo al entrar en vigor la Ley 103, orgánica de la Universidad de Sonora, con lo que termina el período de los directores de escuela para entrar en vigor las coordinaciones ejecutivas, ocupando el puesto de primer Coordinador Ejecutivo el licenciado César Rubio García (1974).
El licenciado Humberto Carlos Mur Gutiérrez, exiliado político de nacionalidad boliviana, ocupa la coordinación ejecutiva de Economía en 1975, tocándole presidir el egreso de la primera generación, tras de lo cual regresó a la UNAM de donde procedía. Se hizo cargo de la Escuela el licenciado Lauro Manuel Silva Escalante, de 1975 a 1977. Durante su coordinación se implanta el cuarto plan de estudios de Economía.
A fin de conocer los detalles de la época y el ambiente de la Escuela de Economía, el 29 de septiembre de 2000, entrevisté al Lic. Silva Escalante, obteniendo lo siguiente:
(Las siglas DA son del entrevistador, mientras que las de LS corresponden al entrevistado)
LS: Mi llegada a la Universidad de Sonora fue una cosa muy casual, yo egresé de la Universidad de Guadalajara y allí estaba trabajando en ese tiempo, estoy hablando de 1974, estaba de académico, de maestro, de catedrático en la escuela de turismo de la Universidad de Guadalajara y aparte era Jefe del Departamento de Investigaciones Turísticas de la misma Universidad, de la misma escuela. En una ocasión yo viniendo de vacaciones a Agua Prieta, me entró el gusanito de regresarme a Sonora, después de tantos años de estar en Guadalajara, ya tenía yo como 7 años en Guadalajara, y mi primer idea fue de acudir al Gobierno del Estado a una dirección de Desarrollo Económico, se llamaba o de fomento económico en aquel tiempo, a buscar trabajo, yo llegué un sábado aquí me acuerdo muy bien, cosa curiosa, llegué un sábado, llegué al Palacio de Gobierno y estaba solo, con la sorpresa de que no trabajaban los sábados, yo pensé que si trabajaban los sábados, anduve subiéndome por diferentes partes y encontré al profesor Ernesto López Riesgo, el profesor ni en el mundo me hacía ni me hace hasta la fecha yo creo, pero me saludó porque había una amistad mutua, el Subsecretario de Educación, en ese tiempo, Subdirector de Educación, todavía no había secretarías, era Rodolfino Yánez el hermano del ahora que fue senador por acción nacional y había sido maestro mío en la Secundaria de Agua Prieta, ya lo saludé a él y me presentó al Profesor [Ernesto] López Riesgo; y que andas haciendo, pues ando buscando chamba, y me dice, oyes nunca has dado clases, ahorita estoy dando clases, fíjate que la Universidad de Sonora acaba de abrir la carrera de Economía, tiene poco tiempo y andan buscando maestros en Economía; oiga y a quien veo, ve con Alfonso Castellanos Idiáquez, y ese señor dónde está, ese señor es conocedor de todos, está en tal parte, ahí es su casa, ahí está, fui con el Rector. Me recibió, platiqué con él y me dijo, efectivamente, estaba necesitando gente, pero él no era el encargado de esa cuestión sino que era Hugo Pennock Rico que iba a ser coordinador de la escuela, que fuera con él, y ya me dijo donde vivía Hugo Pennock y fui con Hugo Pennock, con “ridiculum” en mano y toda la cosa ¿no?, y ya platiqué con Hugo, me dijo que iba a ver la cosa y que él me llamaba después, le di mi teléfono de allá de Guadalajara y seguí mi ruta porque yo ya iba a Guadalajara ya de vacaciones, seguí mi ruta y por allá a finales de febrero de 1974 me llamó Hugo Pennock y me dijo vente, te tienes que venir ya a tal parte y te vamos a dar un tiempo completo, agarré mis chácharas y ahí te vengo para Hermosillo, ya para esto como cosa anecdotaria, yo no sabía, ni estaba enterado en que la Universidad estaba en paro, y no sabía que Castellanos Idiáquez estaba en su casa como rectoría, ahí tenía sus oficinas, yo pensé que por ser sábado por eso estaba en su casa, pero resulta que estaba exiliado yo no me lo sabía, ya aparecí y me mandó con Ramón Figueroa, en ese tiempo el coordinador de la escuela, subí, la escuela de economía estaba en el edificio principal te has de acordar y fui con Ramón, me trató muy atento, muy amable y el me mandó con el Secretario General de la Universidad que no me acuerdo del nombre del señor ahorita, luego regresé con Ramón y ya se comenzó hacer cargo él, me enseñó, las materias del programa de estudios a ver que materia me podría interesar, en que materia podría ayudar, y para mi, ahí fue mi primer sorpresa, mi primer choque, porque yo allá daba la materia de Metodología y Técnicas de la Investigación, entonces luego, luego pensé en Metodología, cuando vi el programa de metodología, yo no sabía nada de ese programa que estaba implantado aquí, era otro concepto totalmente de la metodología que yo conocía, la mía era la metodología de Pardinas y cosas de ese tipo lo que dábamos y mas bien técnicas de investigación y lo de método científico y ese tipo de rollos, de materialismo dialéctico y todo ese tipo que para mi no sabía, el plan de estudios de la ciudad de Guadalajara, nosotros no llevábamos Marxismo, no tenía ese enfoque, tenía un tipo de enfoque más hacía el aspecto empresarial en parte y hacia el aspecto gubernamental en otra parte y el plan de aquí era muy histórico, más filosófico y ese tipo de cosas no, en ese tiempo, yo entonces pues, no contaba, lo más afín para mi, vi economía, Introducción a la economía y la misma gata y dije ¡hay caray!, como que aquí no hallo mi perfil no, pues por fin decidí yo por Comercio Internacional, por Teoría Económica V, que se llamaba en aquel tiempo que era Macroeconomía, bueno a esto si, a esto si le entiendo, a lo otro no le entiendo, así es como yo entre a la escuela de economía como maestro de tiempo completo. Con un rechazo de entrada porque venía yo de una Universidad reaccionaria, que quedó opuesto al movimiento del 68, por una serie de cosas le había mandado un telegrama Díaz Ordaz, por lo tanto yo ya venía etiquetado a reaccionario por egresar de esa institución y luego para el colmo de mis males y hay que recordar yo tenía 27 años, mi falta de experiencia lo que tu quieras, mi primer presentación pública aquí en Hermosillo fue en una plática en el PRI, peor tantito para aquellos momentos dentro de la escuela de economía y luego inmediatamente ahí fue mi primera aparición pública en un panfleto, como se llamaba en ese tiempo donde me acusaron de priísta, reaccionario y la fregada, ahí fue mi primer rechazo, recién llegado.
DA: Pecado Capital
LS: Pecado capital, ese fue mi inicio. El estado de las cosas en la universidad era realmente conflictivo, cosa que yo no sabía, había un fuerte rechazo a la política del rector, había cambios muy importantes en ese momento, sale el secretario de la Universidad, sale el secretario de Recursos Humanos, entra en escena un Secretario Flores, alto político Dr. Alfonso Molina, entonces es un cambio en la Universidad, en la secretaria de la Universidad de Sonora y en ese transitar los cambios de planes de estudio creo que ya la escuela para esas alturas ya llevaba dos o tres planes de estudio en escasos 4 años que tenía la escuela, tenía una inestabilidad muy fuerte, a los pocos, quizás al mes, mes y medio que llegué yo cae Ramón Figueroa, o sea lo quitan de ahí, la expectativa que yo tenía de que fuera Hugo Pennock no fue, algo pasó ahí y entonces salí yo de coordinador de la escuela, entonces todo ese a mi me movió y yo sinceramente me equivoqué debí haberme ido a dar clases a la escuela de Contabilidad y ahí hubiera estado más tranquilo porque era una efervescencia y yo de política no sabía nada, ahí fue que aprendí un poquito el aspecto político, a malearme en la política porque yo no tenía esa formación, entra César Rubio con buenas ideas para resituar la escuela y trae al maestro Humberto [Carlos] Mur Gutiérrez, lo trae de maestro de tiempo completo y se incorpora a la planta docente con nosotros. Por circunstancias, me estoy yendo con varios puntos aquí, no. Por circunstancias curiosas César Rubio dura muy poco tiempo en la coordinación de la escuela, porque se le presenta la oportunidad de ir a hacer un curso, o una maestría a Francia, entonces se va, entonces se propone a Humberto como coordinador, había una especie de, no se si sería Consejo Técnico o que sería el caso es que había una especie de asambleita de maestros y él fue el que, o sea él ratificó el nombramiento, se mandaba una terna en su tiempo, entonces universitarios, digo al rector y el rector regresaba la terna de acuerdo a la ley, era muy sencillo el nombramiento. Entra Mur para esas alturas Mur me propone a mí como Secretario de la escuela de economía y me aprueban los maestros de que entre de Secretario y ahí comencé yo a meterme en el aspecto administrativo. Las características del plan de estudios en ese tiempo era un plan de estudios muy cargado definitivamente o sea hacia la historia era, histórico-social se puede decir el perfil de la carrera, y muy cargado a lo que era la economía política. Había un fuerte rechazo de parte del alumnado y básicamente de, no de la primer generación, si no a partir de la segunda, tercera, etc., de las generaciones que había, no les gustaba la técnica, estaban peleados totalmente con la técnica, y estaban peleados con la Matemáticas, estaban peleados con la Estadística, con la Teoría Económica ni se diga, entonces era una situación muy difícil el entorno dentro de la escuela, hasta ese panorama nos pusimos a ver que posibilidades tendríamos de quitar, nosotros veíamos al alumnado un poquito dogmático o un mucho dogmático y entonces Humberto Mur empezó a trabajar sobre un nuevo plan de estudios, un plan de estudios donde ya había vertientes (que duró muchos años creo ese plan de estudios), vertientes de teoría económica, de política económica, del área de matemáticas y una serie que le daban más fortaleza y más éxito a ese plan me tocó a mi operarlo, el diseño y todas esas cosas prácticamente lo vi con un antecedente de traértelo ese nuevo plan de estudios que estaba haciendo la UNAM en aquel tiempo, nada más que nosotros nos adelantamos a ese plan antes de que lo metiera la UNAM lo metimos un año antes más o menos que la UNAM y yo creo que ese plan de estudios fue fundamental, para que la escuela de economía comenzara a agarrar un desarrollo; tan creo que fue fundamental que a toro pasado, como se dice, los grandes economistas de la escuela de Economía de la Universidad de Sonora salieron cobijados bajo ese plan de estudios y quizá con otro tipo de mentalidad, menos dogmática que es la que veíamos y te puedo dar ejemplos ahí salió Miguel Ángel Vázquez, ahí salió [Enrique] Provencio Durazo, ahí salió Pablo Wong, todos los que son doctores ahorita y que son los economistas representativos nuestros salieron con ese plan de estudios, yo creo que eso fue lo más importante. Claro, batallamos para meterlo. Tuvimos muchos problemas porque no querían matemáticas, se hizo inclusive en esa época y tu te debes de acordar porque eras estudiante, se hizo un gran esfuerzo para traer conferencistas de la UNAM y vinieron grandes economistas académicos , Carrillo Arronte, te comento que fue muy impugnado; vino Enrique Semo, vino Rolando Cordera, vino el maestro Aguilar Monteverde, vino Carmona, vino también Pedro López Díaz, que era el Director de la Maestría de la Facultad de Economía allá en el doctorado, no se si de la maestría o del doctorado; excelente, eso ayudó mucho para tratar, aparte que se hicieron muchas polémicas porque como dato curioso la Escuela de Economía tenía aproximadamente unos 210 alumnos, pero tenía unas 7 u 8 tendencias distintas, había trotskistas, había del PC, había maoistas, había leninistas, había marxistas, todo tutifruti. En ese tiempo yo no entendía, yo los veía izquierda, nada mas, pero yo no sabía que había tantísimas corrientes y porque entre ellos no se ponían de acuerdo, salían a flote cuando venían las gentes estas, y yo creo que influyó mucho eso para que la carrera comenzara a despertar interés fue la devaluación de 1976. Cuando se vino la devaluación que nadie sabía ni que era, que demonios era una devaluación, pues comenzó la gente a voltear a ver a los economistas para que les explicaran, en ese tiempo me acuerdo que el primero que trató de explicar la devaluación fue Don César Gándara, increíble no, esa era mi crítica, porque tenían que explicar gente que no eran; afortunadamente en ese tiempo salieron dos personajes que abordaron muy bien el tema de la devaluación, uno Pico Pancho [Francisco Navarrete Santana], manejó muy bien el concepto y el otro José Antonio Arce que también manejó. Un economista metido de empresario, o sea, que trabaja en la iniciativa privada y que nos ayudó en la escuela de economía mientras yo estuve ahí en la coordinación, o sea lo convencí y fue a dar clases creo que era un taller, era un excelente maestro en cuanto a los cursos.
En aquel tiempo también era otro mundo la docencia, era muy difícil porque un maestro de Tiempo Completo tenía la obligación de estar parado frente al aula 20 horas, entonces era una odisea y por supuesto que eso repercutía demasiado en la calidad académica del alumnado porque para completar las 20 horas implicaba que daba 5 materias distintas, como había un grupo de primer semestre, uno de tercero no había posibilidad de repetir el mismo curso por lo tanto no podías agarrar una especialización de algo y al cambio del semestre volvías agarrar otras 5 o 6 materias, entonces un tiempo completo era todólogo, o sea prácticamente yo en el poco tiempo que estuve en la Escuela de Economía que fueron 3 años, prácticamente me eché otra carrera por lo mismo dí Comercio Internacional, Teoría Monetaria, que los famosos CEAS [Centro de Economía Aplicada], que la Econometría, Economía que la I, la III y la V, o sea te metías en todo, era uno todólogo y luego no había economistas, ese era el otro cuete, Hermosillo no tenía Economistas para completar la planta docente, entonces, eso implicaba que tenías que importar, ya sea de la UNAM, ya sea del Poli, y así fueron llegando los maestros a la escuela de economía de todos lados reclutábamos y venían y duraban a veces un semestre, con la grilla se asustaban, se iban y a volver a ir a buscar más, o sea que fue muy difícil esa etapa para consolidarnos, y con los conflictos que había dentro de la escuela, pues era un poquito tenso estar trabajando y, me acuerdo yo que les decía a los muchachos (a ti te tocó que te lo comentara), que yo pensaba que la carrera de economía en la Universidad de Sonora, iba a despuntar cuando ustedes se hagan cargo de ella. No me creían por supuesto, pensaban que yo venía a eternizarme ahí, y ahora creo que al final el tiempo me dio la razón. Ahorita la Universidad de Sonora prácticamente tiene quizás un 90% de los docentes egresados de su escuela que son los que tienen al final de cuentas más cariño que la gente que traíamos importada de otras partes.
Ahorita te comentaba que el Lic. Mur fue el que me propuso para ser secretario de la escuela de economía, pero el Lic. Mur también llegó un momento, duro un año y se fue, es cuando entro yo a coordinar la Escuela de Economía y a implantar ese plan de estudios que te hablaba, desde el punto de vista político, en ese tiempo estamos hablando de 74-77, que fue la época que yo anduve ahí, estaba muy encontrada la ideología del hermosillense por no decir el sonorense pero vamos hablar de Hermosillo, porque la Universidad está aquí en Hermosillo, había dos grandes corrientes, o eras izquierdista o eras derechista, no había otra cosa, con una sociedad tan conservadora como la de Hermosillo la escuela de economía de entrada se vio, o sea, nunca se aceptó y máxima porque andaba todo el mundo haciendo manifestaciones, todo mundo con ideas exóticas, por mencionar en aquel tiempo así lo mencionaban los periodistas y fue un choque muy fuerte; fue un choque muy fuerte entre la sociedad hermosillense y la misma escuela de economía, creo que en la misma escuela como decía anteriormente también pues había distintas corrientes y creo que eso enriquecía creo yo el aspecto debate, porque viéndolo a lo lejos los muchachos estaban preparados para debatir, o sea, no estaban inconformes, por estar inconformes, ellos tenían una idea y por su juventud, por lo que tu quieras, pero sin embargo estudiaban, leían para ir a debatir, no debatían nomás por debatir, tenían sus ideas y las defendían a como ellos podían ante una sociedad muy tradicional, claro había de todo, había gente que debatía por debatir nada más pero que no leía, o sea se llegaba a conclusiones tan absurdas en aquel tiempo y así lo vi yo de que, por ejemplo al maestro Navarrete, que era de muy avanzada, ideas muy avanzadas yo creo que fuera de su tiempo, lo acusaban, o sea no lo quería mucha gente porque le gustaba el béisbol y era un deporte de burgueses, o sea de ese tamaño estaba la enfermedad decíamos nosotros en aquel tiempo ya que te menciono al Maestro Navarrete ese fue un gran soporte para mi, una gente que me ayudo mucho mientras yo estuve en la coordinación de la escuela, nos hicimos grandes amigos con las diferencias ideológicas de ser una gente eminente, gente de izquierda, pero con una capacidad de análisis muy fuerte y que me ayudó muchísimo, porque a él le aprendí mucho en el andar en esos relajos ¿porque nos hicimos amigos Navarrete y yo si éramos muy distintos en la forma de pensar y actuar?, básicamente porque yo cuando llegué a la coordinación nunca se me ocurrió correr al Maestro Navarrete. Normalmente con anteriores coordinadores porque lo primero que se les ocurría es correr al Maestro Navarrete. Yo no, yo al contrario. Sabía que él me podía ayudar mucho y él se sintió muy, creo que se sintió muy a gusto conmigo, nos llevábamos bastante bien. Los grupos beligerantes de esa época pues básicamente eran todos los que mencioné hace rato de esas tendencias y que perseguían apoderarse de la Universidad, sin embargo, se les dio la oportunidad a pesar de lo reaccionario que decían que yo era, yo les fui dando oportunidades a esa gente, yo recuerdo que el maestro [Enrique] Montesinos, era uno de los contras fuertes, lo mande a que se fuera fogueando a dar clases; el maestro [Rodolfo Díaz] Castañeda que ese era una gente más, más bien sano, no se metía tanto, si disentía y una serie de cosas, también se fue fogueando, se le fue dando su lugar, pero hubo gente que de plano no manejo, por ejemplo Paquito [Francisco Vargas Serrano] , que en determinado momento fue mi adjunto, un alumno muy brillante. Estabas tu, que a ti te apoyó mucho el profesor Navarrete, o sea sí, sí se le fue dando oportunidad a la gente, y a mi me tocó también incorporar por ejemplo a un Eduardo González que acababa de egresar de la primer generación pero como era un maestro normalista con especialidad y todo eso, tenía mucha capacidad pedagógica, fue de los primeros egresados que entraron a la escuela de economía, el Profesor [José Antonio] Villegas también acababa de salir de la primer generación, y creo que ahí donde fueron comenzando a meterse cada uno de los dueños de la universidad que se puede decir que son lo egresados de ella, no.
El tipo de influencia que se recibía del exterior definitivamente había un..., como te decía, una sociedad tradicional pues le pedían al Gobernador del Estado en aquella época se metiera, que metiera orden en ese tipo de cosas, y que fuera pacificando esa universidad después de los hechos tan fuertes que había habido en el 67, primero, después a principios de los 70 que fuera tranquilizando la universidad. Se fue tranquilizando un poco a costo muy alto definitivamente, pero creo que si se llegó a finales de la década de los 70 a tranquilizar la Universidad pero en ese lapso hubo un impacto muy fuerte: la caída del Gobernador del Estado, y eso impactó tremendamente en la universidad. La universidad llegó a un momento en que pedía huelga, escuelas totalmente en paro, huelgas muy largas, me tocó esa experiencia, y yo creo que ahí lo que vino pasando al fin de cuentas que se politizó demasiado la Universidad y eso provocó también que el maestro se politizara y optara más por lo político que por lo académico, ahí yo creo que tuvimos un retroceso muy fuerte dentro de la Universidad a raíz de ese tipo de circunstancias. Sin embargo, mediante una promoción muy fuerte que me tocó hacer a mí, ir a visitar a las preparatorias, ir a promover ese nuevo plan de estudios que teníamos, logramos que entrara esa primer generación del nuevo plan de estudios, se sumaron aproximadamente 110 gentes, para aquel tiempo era muchísimo e ignoro cuantos hayan salido, pero calculo que salieron más de 60, no se cuantos saldrían porque yo en el 77 dejé la Universidad, en el 77 a mi me salió la oportunidad de irme a fundar una carrera a México, a una escuela de economía de la Universidad Panamericana actualmente, en aquel tiempo era Instituto Panamericano de Humanidades, era dependiente del IPADE la escuela, ahorita es la Universidad Panamericana y tiene una carrera de economía de la cual a mi me tocó ser de los fundadores, estuve un año allá y en ese tiempo se hizo cargo de la escuela el profesor Mario Camberos. Definitivamente a mí me tocó participar, por ser la escuela de economía especialmente un foco de conflictos, me tocó participar mucho en el Consejo Universitario y en tratar de encausar y mantener equilibrada la escuela de economía, que en parte se logró y en parte no se logró, pero creo que el saldo es más a favor que en contra, porque la gente salió, salieron las generaciones futuras y no salieron mal preparadas porque básicamente casi todos tienen empleos de las primeras generaciones, cuando menos las tres primeras yo creo que la mayor parte de la gente está colocada y muchos son docentes, otros están en el sector gubernamental, uno que otro en la iniciativa privada muy poquitos, no tiene o al menos en ese tiempo no tenía el enfoque empresarial la escuela de economía pese a las divisiones del plan de estudios pero no se llevaba una contabilidad que era indispensable para evaluación de proyectos, nunca se pudo aceptar la contabilidad ahí, muy poco se llevaba mercadotecnia o sea que había ciertos parámetros que no estaban contemplados, aspectos financieros, en el plano macro más bien se manejaban en el plano micro, o sea había algunas fallitas dentro del plan pero por algo se tenía que comenzar, no podía romper tan radical a darle un enfoque empresarial en aquel momento que estaba tan fuerte el aspecto social.
Los actores relevantes de esa época por el lado docente, pues a mí me tocó traer una planta, una planta docente, unos que ya estaban y otros que me tocó a mí impulsar. En el tiempo que estuve ya se incorporó, a mí me tocó incorporar al profesor Mario Camberos, a [Jesús Alberto] Cano Vélez, a José Antonio Arce, a Francisco Montaño Luna que también andaba por aquí, en esa época nomás veías un economista e ibas por él para que ayudara en la clase. A Contreras, José Luis Contreras, también Rosalía Silva Calderón actual esposa de Pancho Montaño y ahí se conocieron casualmente; Luis Felipe García, a Germán Valdez, básicamente esa era la planta, y había llegado con César Rubio, Jaime González que también formaba parte de la planta docente, siempre daba demografía, ese llegó con César Rubio y con Mur llegó Mauro, Mauro Rodríguez y Marcus [Marco Velazco Albo] como decía la profesora Brasileña [Gloria Marroni], llegaron con Mur. Básicamente esa era la planta docente que teníamos nosotros en esa época, muy tuti fruti, y buscábamos, pues buscábamos que el muchacho, o buscaba yo, perfiles que por un lado fuera técnico y por otro lado también perfiles de que le entendieran al Marxismo que era lo que estaba en boga, así fue como fuimos armando ese tipo de estructura por ahí.
En el aspecto político-académico ahí, mucha delincuencia que se dio aquí, porque llegaron los maestros de la UNAM o sea personas egresadas de la UNAM que habían participado en el 68 que traían una ideología que la querían meter y tenían un caldo ahí de cultivo muy interesante que era la juventud, el muchacho cuando recién ingresaba a la escuela, pues tenía 18 años, o sea, que ya había pasado por un tamiz en las preparatorias de la UNISON y ya en ese tiempo ya traían ciertas deformaciones, diría yo ideológicas, producto de la no objetividad, porque los maestros se iban, o sea mucha gente pensaba en el Marxismo no como una ciencia sino como una manera de hacer guerrilla y cosas por el estilo, recordemos que en ese tiempo estaba en boga la liga 23 de septiembre y ese tipo de cosas, y aquí en Sonora se dio un movimiento fuerte. Inclusive, yo me acuerdo que al maestro Luis Felipe [García Bojórquez], lo trataron de involucrar y él era un excelente maestro en Matemáticas que teníamos ahí en la escuela de economía y afortunadamente parece ser que no fue cierto eso.
Con las diferencias del pasado y en la actualidad, la escuela de economía era una islita, una novedad de la sociedad sonorense, no se sabía para que servía un economista y yo creo que se empezó a romper a partir de 1976, y ahora yo veo que la escuela de economía pues esta mucho mejor que antes, porque tiene un largo período de estabilidad, un largo período donde se pudieron ir preparando los cuadros de la escuela con maestrías, con doctorados, con diplomados, con una serie de cosas y creo que académicamente ha avanzado enormidades, porque el maestro ya es constante. Te aseguro que la antigüedad sin conocer así a priori, la Universidad cuando menos tiene una planta docente, un promedio de permanencia de 10, 12 años, en aquel tiempo el promedio de permanencia era de un año, año y medio, la gente se enfadaba de la grilla y se iba. En una ocasión me traje una maestro que terminó la escuela de economía en Yugoslavia [...Fajardo], entonces lo invité a que se incorporara a la escuela de economía porque yo pensaba que ese maestro iba a ayudar mucho en ver los aspectos sociales de la carrera, vino el maestro, se interesó al principio cuando platiqué con el y resulta que, mientras él y yo estábamos platicando ahí en la escuela de economía hubo una manifestación, nos encerraron, pintaron, se fue y ya no volvió, dijo “yo así no le entro”, es una inestabilidad o sea hubo maestros que duraron un semestre, los que duraron.
Ahora, a ti te tocó vivir todo en ese aspecto, y a toro pasado, viéndolo a través de los años, ya a uno le causa risa ese tipo de detalles, pero era muy especial la escuela de economía y más si nos comparamos con los vecinos, porque ya para esas alturas ya estábamos en el edificio actual de la escuela de economía y los vecinos, bueno la ECA que eran totalmente sumisos, tenían otra mentalidad, te dio que eran tan tranquilos que nunca pasaba nada ahí y la escuela de economía era un remolino, producto de la misma formación del economista, con ganas de cambios con una bola de cosas.
Pues, el saldo histórico de la escuela de economía es que ahí esta, contra viento y marea ha tenido una serie de egresados, la calidad académica yo la veo bien, uno de mis hijos acaba de egresar de la carrera, si yo tuviera algo en contra de la escuela de economía no lo hubiera dejado que entrara y él terminó y terminó bien, ahorita esta de ayudante de investigador en el IPADE y acaba de egresar, o sea que el cuadro esta bien formado.
Qué cosas quedan por hacer, pues, yo creo que muchas todavía. Al inicio de esta plática comentábamos que uno de los problemas que se ven no sólo en la escuela de economía sino prácticamente en todas las partes de la Unison y posiblemente en otras universidades, es que los profesores a veces no han tenido contacto con la realidad laboral y por lo tanto no pueden difundir gran conocimiento práctico, se puede decir, en el mercado de trabajo del alumno, es un gran problema; pero también otro gran problema que veo yo con mucho cuidado y que me llama poderosamente la atención es que se va reciclando conocimiento, eso se me hace muy grave, ahí si tengo elementos de juicio precisamente porque mi chamaco yo todavía veía que los maestros traen el libro de la Martha Harnecker y que traen los apuntes de no se quién, porque a lo mejor no están haciendo academia, a lo mejor es más fácil porque ese tema lo dominan desde hace 12 años y entonces para qué actualizarte en otro tipo de libro, con otro tipo de investigación, para que me pongo a estudiar la tercera vía, todavía no está; o sea, como que el maestro precisamente por estar encerrado y por no salir al exterior, recicla conocimiento. A lo mejor muchos maestros hacen lo que los dio Miguel Ángel Vázquez, por ejemplo, y agarran los apuntes que les dio Miguel Ángel y lo están reciclando no y ahí vamos, a lo mejor Erquizio les esta dando lo que le dio en los años 70 ahorita a los alumnos, pero yo creo que eso es un gran problema, no sólo en la escuela de economía sino en todas las escuelas y desafortunadamente aquí en Hermosillo, no nos podemos comparar como escuela de economía con otras porque no hay, o sea, somos exclusivos, no tenemos una comparación. Sé que ha habido un gran esfuerzo, sé que ha habido nuevos planes de estudio, que se han incorporado leyes para poder entrar al sector productivo, que ha habido acercamiento con el sector productivo que en aquel tiempo era imposible, no se permitía ese tipo de cosas y yo creo que si estaba avanzando en esto. Y, ¿qué mejora se podía hacer en el plan de estudios vigente? Yo creo que se debe meter, no se si ya lo tengan, estoy hablando sin conocimiento de causa porque hace tiempo que no aparezco en la escuela de economía; pero yo creo que se debe dar un gran impulso al aspecto financiero, el aspecto de la globalidad yo creo sería un área, a lo mejor eso lo traen en el área de la especialización, no sé, pero creo que sería muy interesante para poder meter más al alumno al sector productivo. El alumno de hoy no es igual al alumno de ayer, el alumno de ayer que a mí me tocó tratar, era un alumno más crítico, leía más. El alumno de hoy no lee porque el Colegio de Bachilleres no les enseño a leer, seguía un libro básico, con objetivos muy conductista y las bibliotecas están solas en las preparatorias, entonces no hay posibilidades de leer. Ahora el alumno es de otro rol: un alumno que maneja la computadora, que sabe inglés, que se mete a Internet y que hace las tareas de “corta y pega” como dicen ellos, que nos tañen como un hijo más abusado, no se si los alumnos de hoy sean lo clásico o anden en otros rollos, me llamó la atención que después que cuando yo llegué, como anécdota, acuérdate que les ofrecí el Samuelson, y no es burgués el Samuelson y me tiraban con él y ahora veo que ya lo usan, o sea que la mentalidad de los tiempos ha cambiado entonces ayuda bastante a desarrollar la carrera. No sé algún otro detalle (Silva, 2000).
Mario Camberos Castro ocupa la Coordinación Ejecutiva de la Escuela de Economía, de abril de 1977 a diciembre de 1978, sucediéndolo en el cargo Francisco Javier Montaño Luna, de enero de 1979 a diciembre de 1982. El 1981 entra en operación el quinto plan de estudios.
Mario Camberos nos cuenta acerca del acontecer de Economía en el tiempo que le tocó formar parte de ella, en la entrevista que realizamos Armando Moreno y el investigador, el día 5 de mayo de 2000.
(Se usarán las siglas AM por Armando Moreno, MC por Mario Camberos y DA referidas al autor)
DA: ¿Cuándo y en qué condiciones llegaste a la Escuela de Economía de la Universidad de Sonora, y cuál fue tu impresión?
MC: Personalmente llegué en agosto de 1976. Posteriormente llega un grupo de profesores, también egresados de la División de Estudios de Postgrado de la Facultad de Economía de la UNAM. La primera impresión que yo tuve de la Escuela de Economía no fue sorpresa para mí: era un grupo de estudiantes que peleaban por una enseñanza democrática, en el sentido que no hubiera una relación pasiva entre maestro y alumno. Los estudiantes querían por un lado, una participación activa en el salón de clases, y otra, querían tener injerencia y opinión en la construcción de los planes de estudio de la propia escuela. Esto obedecía a una serie de corrientes que se habían manifestado ya desde fines de los años sesenta en la mayoría de las universidades públicas de México, no es un caso particular de la Universidad de Sonora. Yo particularmente lo experimenté esto en la Maestría de la UNAM donde yo estudié, sin embargo, la Escuela de Economía, tenía sus particularidades, las que vamos a ir mencionando en el transcurso de esta entrevista.
DA: ¿La posición inicial tuya fue docente? ¿Te dedicaste inmediatamente a la docencia? ¿Algún curso particular que te haya parecido dentro del contexto de la época?
MC: Yo inmediatamente me incorporé como maestro de tiempo completo porque cubría por un lado los requisitos formales de tener título de licenciatura, además yo había terminado los estudios de maestría, había terminado todas las materias, y en el momento que yo estuve en la Universidad de Sonora en agosto de 1976, y a mí me interesaba incorporarme a los dos grupos de materias que constituían la parte central del plan de estudios, que eran teoría económica y economía política. Inmediatamente me incorporé a ellas.
DA: ¿Y era fácil dar clases en Economía? ¿Había condiciones para desarrollar un trabajo académico?
MC: Dar clases en la Escuela de Economía nunca ha sido fácil. Era difícil porque aunado a las exigencias de su momento, los estudiantes tenían mucho cuidado en que el maestro no presentara situaciones de ausentismo muy prolongado y muy repetido. Estaban muy al tanto de que esto no ocurriera. Había estudiantes que constantemente cuestionaban al maestro, no solamente sobre cuestiones académicas, sino también sobre cuestiones políticas, sin embargo esto, es bueno decirlo, no constituía problemas para los maestros que realmente estábamos interesados en dar clases en la Escuela de Economía, que teníamos realmente vocación de maestro; la discusión en lugar de desalentarnos, nos nutría. Yo siento que nos nutría y nos exigía que nos preparáramos más en las clases que íbamos a impartir, y nos obligaba a tener una relación más activa con los estudiantes, que yo creo que es como debía de ser, ahora y como siempre la ha habido.
DA: Respecto al ambiente político de la época, Economía, dentro del marco político de la Universidad de Sonora en los años setenta, ¿qué significó, cuál fue el papel de Economía en la vida universitaria de la época?
MC: La Escuela de Economía tenía un peso específico, puesto que estaba a la cabeza de las transformaciones de la propia Universidad, desde dos aspectos: Uno, en los cambios en la actualización de los planes de estudio, en el sentido de que estaba al tanto de las nuevas corrientes, a pesar de ser una escuela de reciente creación. Considérese que la Escuela de Economía se creó en septiembre de 1970, que es cuando inicia con la primera generación, y esto que platicamos a finales de 1976, a escasos seis años de vida de la Escuela de Economía, sin embargo ya tenía un peso específico, ya gravitaba sobre las decisiones. Se había propuesto un cambio en el plan de estudios, un cambio de fondo en el plan de estudios, pero además estaba a la vanguardia de los movimientos estudiantiles y sociales que se sucedían al interior de la Universidad y fuera de ella; movimientos sociales y políticos, pero dentro de los márgenes institucionales.
DA: En el ambiente político general del Estado de Sonora, y su relación con la Universidad, ¿qué características tenía y en ese marco de relaciones, cómo se pudiera evaluar la acción de Economía?
MC: La efervescencia política era de muy alto nivel; considérense varios hechos que habían ocurrido y otros que se estaban gestando en este tiempo: hacía menos de un año que había caído el gobernador de Sonora en turno, Carlos Armando Biebrich Torres, con el cual se había creado una época que llamaron los universitarios, una época “oscurantista”, con tanto que cerró las puertas al libre pensamiento de los estudiantes. Considérese también que la Universidad estaba presidida por un rector, Alfonso Castellanos Idiáquez, cuyo único interés era convertir a la Universidad de Sonora en una Universidad “modelo”, modelo en el sentido de que no hubiera movimientos de ningún tipo y mantenerla en paz. Donde el aspecto académico no jugaba el papel más importante. Considérese también, que en ese año ocurrió un hecho que señaló al campo sonorense, que fue la expropiación de tierras del Valle del Yaqui.
Esta serie de hechos alimentaron, en cierta forma, el activismo político de los estudiantes de la institución, y los hizo sentir que era necesario que se continuara este tipo de actos. No faltaron los estudiantes que personalmente acudieron al Valle del Yaqui a vivir esta experiencia directamente, a tratar de organizar la nueva forma de tenencia de la tierra, a tratar de aportar su granito de arena en esta tarea. También se sucedió un hecho que culminó en 1977, con la formación de uno de los primeros sindicatos independientes del Estado de Sonora, que fue el Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad de Sonora, STEUS, como también la formación del STAUS, Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora, que fue la primera forma de organización independiente de los trabajadores académicos que surgió en el Estado de Sonora. Son hechos que influyeron bastante en este mundo de cambios en la forma de pensar del estudiantado que tuvieron, por supuesto, repercusiones a futuro en la formación de los propios estudiantes.
DA: Se pueden distinguir algunas etapas en el desarrollo de la Escuela de Economía. Desde tu punto de vista, ¿cuáles son esas?
MC: Pudiéramos ubicar como una etapa de construcción e la Escuela, prácticamente todos los años setenta, en donde sucedieron la mayor parte de los cambios, desde el inicio de la Escuela hasta su reconocimiento durante esta década, su reconocimiento por parte de la propia Universidad de su existencia; por parte de la sociedad de la existencia de la Escuela de Economía. Por supuesto siempre se trata de que sea un reconocimiento académico. Sin embargo, en la misma década de los setenta, fue reconocida como una escuela que estaba aportando a la sociedad nuevas ideas, o lo que se dio en llamar en aquel tiempo, una concepción crítica de la evolución de la economía. Se señaló que la economía sonorense no se podía quedar más en el desarrollo solamente agropecuario, sino que tenía que cubrir una etapa superior de organización económica. Fue dicho a voz en cuello por un eminente maestro de tiempo completo de la Universidad, Francisco Navarrete Santana, reconocido por todas las generaciones de su tiempo; por supuesto que el reconocimiento personal para él es indudable; entonces, por primera vez dentro de la Universidad se señalaba la necesidad de cambios económicos y sociales en el Estado de Sonora. Éstos probablemente se estaban dando, pero estaban ocurriendo de manera espontánea, lo que calificaba la Escuela de Economía, es en el sentido de que debían de tener cierta dirección estos cambios, y eso constituyó un aporte importante.
Los años ochenta fue otra etapa importante en la Escuela de Economía, porque presentó una conversión, desde el punto de vista organizativo: se convierte de Escuela en Departamento de Economía. En los años ochenta se consolida, prácticamente, el Departamento de Economía. ¿Qué importancia tiene este cambio? No es solamente un cambio de nombre, sino que el Departamento de Economía, por regla, por norma, ya tenía la facultad de tener injerencia en otras escuelas de la propia Universidad. Tenían que impartirse cursos de economía en escuelas como la Escuela de Derecho, la Escuela de Sociología, Administración Pública, Trabajo Social; además, el Departamento de Economía aumenta su nivel de calificación de los maestros. Hay maestros con grado de Maestría en los años ochenta en una cantidad mayor que en los setenta.
En los años ochenta se inicia un programa de formación académica, impulsado por las autoridades universitarias, que habían dado un vuelco importante en 1982 con la llegada a la rectoría del Ingeniero Manuel Rivera Zamudio, y que sirvió para replantear el rumbo de la Universidad y poner como un aspecto importante, lo que debe ser en una institución universitaria, la superación académica.
Se mantuvo en los años ochenta la efervescencia de tipo política al interior de la Universidad; se sucedieron cambios administrativos muy rápidos y sin embargo se logró mantener durante todos los ochenta la idea de que había de fortalecer académicamente a la Universidad, tanto la administración del Ingeniero Manuel Rivera Zamudio, la de Manuel Balcázar Meza, y la del propio Marco Antonio Valencia Arvizu, convinieron en que lo importante era la consolidación académica de la Universidad, y Economía formó parte de este proyecto. A la sazón, habían llegado maestros, como decíamos, con un mayor nivel académico, con una mayor madurez magisterial y que impulsaron estas transformaciones desde adentro. Eran maestros, por primera vez, que habían egresado de la propia carrera de economía, y que se habían ido a hacer estudios de postgrado a diferentes instituciones nacionales y extranjeras, y habían regresado a fortalecer el aspecto académico de la institución. Ya había dado frutos el programa de formación de profesores, se habían ido profesores, ya habían regresado a la institución, en este caso, el Departamento de Economía.
En los noventa, pensamos nosotros, es una etapa de consolidación que se señala iniciando la misma década con la creación del Diplomado en Comercio Exterior y Aduanas, que es una forma de postgrado para que los maestros del Departamento se entrenaran en la enseñanza de un más alto nivel de la economía en un área más específica, a pesar de que el Departamento de Economía contaba con maestros que ya habían sido responsables de la enseñanza a nivel de maestría en la propia Universidad y otras universidades de la localidad; sin embargo, por primera vez el Departamento de Economía contaba con un postgrado propio. Esto rindió muchos frutos de tal suerte que se esperó que en un plazo perentorio, evolucionara hacia una Maestría y aún un Doctorado.
Por supuesto se siguió consolidando la formación académica de maestros con grado de Maestría. Ahora el porcentaje de maestros con grado de Maestría, supera a los que solamente tienen grado de licenciatura. Se invirtieron las proporciones de los años setenta. Esto es importante de señalar y que puede considerarse una calificación positiva en la evolución académica del Departamento de Economía.
DA: ¿Cuáles son los aspectos más relevantes de tu gestión? ¿Cómo evaluarías a la Universidad y al Departamento de Economía?
MC: Cuando llegamos en 1976, el coordinador en turno era el Licenciado Lauro Silva Escalante. Él había sido compañero mío en la Facultad de Economía de la Universidad de Guadalajara; habíamos sido compañeros de generación. A la Escuela de Economía no vine por invitación de alguien en especial, yo había visitado la Universidad de Sonora años antes, y me gustó la ciudad de Hermosillo y me gustó la Universidad, y me gustó el ambiente universitario que se vivía en años antes. Yo había estado en 1975 y había estado en los años sesenta. No estaba interesado en entrar en la Universidad, apenas era estudiante de secundaria; había venido por cuestiones deportivas y había conocido a la Universidad y me gustó mucho: unas instalaciones muy bonitas... Considérese que yo venía de un pueblo, Empalme, entonces a mí me pareció maravillosa la ciudad de Hermosillo, y la Universidad de Sonora me pareció más todavía. En el tiempo en que yo estudiaba economía la visité varias veces, pues para platicar con los estudiantes en sus momentos, entonces me fijé en la cabeza la idea de regresar a la Universidad de Sonora como maestro, a aportar algo.
En el tiempo que yo regresé, eran tiempos de cambios en la Universidad. Había una rotación de maestros impresionante, entonces no me fue difícil cuando llegué que me contrataran como tiempo completo; además, como dije al principio, reunía el requisito de ser titulado, y el requisito más importante, que yo quería estar en la Universidad. Ya como maestro, sentí un ambiente que a mí me gustaba, que me llamaba la atención. Para esto, yo había pasado por un proceso de formación estudiantil, de formación profesional... Me tocó la época de transición de un sistema de enseñanza tradicional donde los alumnos escuchan nada más, a otro en donde los alumnos pueden cuestionar, pueden discutir... Por ese proceso me parecía normal los cuestionamientos de los estudiantes, lo que – me daba cuenta - no ocurría con otros maestros que sí, no les gustaba que los estudiantes los cuestionaran, mucho menos que los increparan. Lo que nunca acepté yo fue que los estudiantes discutieran con argumentos solamente ideológicos y no académicos, eso si no me gustaba. Lo que ocurre es que es más fácil ganarle a la discusión si así se puede llamar. Si se está discutiendo un tema académico y ellos se meten por el lado ideológico, se les acaban los argumentos rápido.
Entonces, llegué en esas circunstancias, como maestro de tiempo completo. Me nombraron secretario del Departamento, perdón, de la Escuela. A los meses me nombraron secretario quizá porque me la vivía en la escuela, no faltaba a clases, preparaba las clases y aparte me preocupaba por otras cuestiones: le ayudaba al Coordinador en turno, porque éramos amigos, era de la generación, amigos en ese momento; yo lo hacía con mucho gusto, es decir, no necesitaba tener el mismo encargo para ayudar, había muchos problemas pendientes ahí, de tipo administrativo y yo me encargaba, en la parte que podía, de hacerlo. Y esto creo que llamó la atención, en primer lugar del propio Coordinador y de las autoridades en turno, de tal suerte que me facilitó el camino para que, en el momento que renunció el Licenciado Lauro Silva, en mayo de 1977 (él se fue a buscar otros horizontes), y yo quedé como Coordinador. Me nombraron Coordinador y eso hizo cambiar bastante mi perspectiva de la Escuela: no es lo mismo ser maestro de tiempo completo, incluso Secretario, que ser el responsable del funcionamiento de la Escuela, e inmediatamente se me vino a la cabeza una serie de ideas que había que poner en práctica y que consultamos con los profesores responsables de las materias en turno, para no cometer errores “de primer año”, como luego dicen, poner en práctica medidas sin considerar a los directamente afectados, que eran, en primer lugar los estudiantes, y luego los maestros. Entonces, nos dimos a la tarea de consultar, pero también de formalizar estas decisiones, formando lo que en aquel tiempo era la máxima autoridad de la Escuela, que era el Consejo Directivo. Cuando yo llegué no había Consejo Directivo en la Escuela, porque no había el número suficiente de maestros titulados para formar el Consejo Directivo, sin embargo, me di a la tarea también de invitar a maestros que estuvieran titulados y que tuvieran intereses académicos, para que la Escuela se apoyara en ellos y que sirvieran a la tarea de elevar el nivel académico. Entonces formamos el Consejo Directivo, y esto que platicaba diariamente, de manera informal con los maestros y también con estudiantes, a la salida de clases, lo formalizamos en el Consejo Directivo, y también fue formalizado en el Consejo Universitario. Se aprobó el Consejo Directivo en la Escuela de Economía por primera vez. Nos dimos a la tarea de procurar, en primer lugar, una asistencia permanente de los maestros del Departamento, y luego nos dimos a la tarea de buscar alternativas... opciones de
titulación para los maestros que había en ese momento, pero que no estaban titulados y que no podían desarrollar una tesis de licenciatura, no les interesaba a la mejor, y viendo a futuro, propusimos nosotros al Consejo Universitario, la máxima autoridad en ese momento, la creación de los cursos de pretitulación. Hicimos una exposición de motivos en su momento, y nos hicieron sugerencias para que lleváramos un proyecto más terminado. Por supuesto, hubo cuestionamientos muy fuertes hacia esa modalidad de titulación; había escuelas que no nos veían con buenos ojos, otras sí, que ya lo estaban desarrollando. Nosotros lo propusimos, les hicimos la aclaración que no se trataba de ninguna manera de eliminar la tesis como forma de obtener el grado, sino que se trataba de buscar opciones, una de ellas la de los cursos de pretitulación, que exigían necesariamente un determinado número de horas, serían mínimo 120 horas de los cursos de pretitulación, y además que aprobara ese curso de pretitulación, y que fueran impartidos por maestros que tuvieran postgrado. En aquél tiempo como no había maestros de postgrado, pues todos los teníamos que traer invitados de fuera, por fuera de la Universidad, que no es el caso afortunadamente ahora, pero, en aquel tiempo sí; no había, no había maestros con postgrado en Sonora. Terminaba el curso de pretitulación; lo tenían que aprobar y luego tenían que hacer un trabajo, un ensayo sobre uno de los temas impartidos en el curso, y debería ser aprobado. Se puso un número de páginas, de 20 páginas el ensayo; se desarrollaba un tema, se evaluaba por el asesor del tema más dos revisores, igual que la tesis, pero sin tener la óptica que debería ser igual que una tesis. Un ensayo es una cosa distinta a una tesis. No había que plantear necesariamente ni hipótesis ni probarla, ni hacer una investigación de campo, por supuesto sí tenía que llevar una revisión bibliográfica, llevar conclusiones, llevar un cuerpo del trabajo, lo que requiere un ensayo.
Buscamos esas opciones; también procuramos que los maestros se organizaran en lo que ahora se llaman las academias. En aquél tiempo no eran academias, eran áreas de investigación, y le dimos impulso, por primera vez, a las especializaciones dentro de la carrera: una era Economía Política, otra era Política Económica, para que los estudiantes tuvieran cuando menos dos opciones de desarrollarse. Economía Política, era para los estudiantes que buscaban un desarrollo teórico más fuerte, y la Política Económica, que buscaran una forma de aplicar lo que sabían de economía, de teoría, de aplicarlo ya a casos más concretos. Eran las dos visiones que se tenían de terminación de la formación de los estudiantes de la carrera de Economía. Se procuró mucho, en aquél tiempo, hacerles ver a los estudiantes que las cuestiones éticas en la formación del economista eran tan importantes como las formaciones académicas. Nunca se podía sustituir, o se podía caer en el pragmatismo de la enseñanza económica en detrimento de la formación teórica de los estudiantes. Jamás se les dio a entender que era más importante su participación en el mundo exterior de la economía, de la escuela o del muro de la Universidad, que era más importante que su estadía en las aulas. Su obligación como estudiantes de economía estaba primero en las aulas y después fuera de ellas. Nosotros no les íbamos a exigir que participaran en movimientos fuera de la Universidad, de tipo solidario, jamás; eso era cuestión de cada estudiante. La cuestión era su estadía o su estancia en las aulas. Para conseguirlo, bueno, teníamos que contar con una planta de maestros que, en primer lugar, cumpliera con su estancia. Se buscó también que los maestros se especializaran en un grupo de materias, que no cambiaran cada semestre las materias que impartían, en el afán de que ellos fueran adquiriendo [...]. Se les invitó también a los recientemente egresados a que hicieran estudios de postgrado. Se dieron apoyos para que se fueran a hacer postgrado, como becas. En ese tiempo no había un programa de becas muy consolidado, había prácticamente apoyos personales... porque no existía todavía un programa fuerte dentro de la propia Universidad.
Por aquél tiempo la máxima autoridad era el Consejo Universitario. Ahí tenían que llevarse todos los problemas tanto de tipo académico, como de aspectos formales que normaban las relaciones maestro – estudiante, maestro – trabajador, trabajador administrativo – autoridades universitarias, etcétera. Todos los casos tenían que tratarse ahí. El Consejo Universitario, por aquél tiempo, estaba constituido en forma paritaria: un tercio eran maestros, un tercio eran estudiantes, y otro tercio estaba formado por los coordinadores de las escuelas; es decir, era una paridad aparente, pero por lo menos era más real que otras situaciones que se habían presentado años anteriores en la propia Universidad, contempladas por otras leyes orgánicas de la Universidad.
¿Cuáles eran los problemas más difíciles que se presentaban en esta discusión del Consejo Universitario? El primero era la formación del propio Consejo Universitario. Tenía que haber elecciones anualmente para nombrar estudiante y maestro representantes de cada escuela, un titular y un suplente, ante el Consejo Universitario. Los coordinadores duraban en el Consejo cuatro años porque era su duración como coordinadores de la escuela, con derecho a reelegirse por otros cuatro años. Entonces, se presentaba en ocasiones difícil el nombramiento de los consejeros estudiantes y maestros por las diferencias tan grandes que había, que se llegaron a tener en las escuelas entre autoridades y maestros y estudiantes. Había escuelas en donde había más independencia en el nombramiento del consejero maestro y el consejero estudiante. Por aquél tiempo se hablaba que las escuelas que no eran controladas desde arriba por las autoridades universitarias, eran la propia Escuela de Economía, la Escuela de Ciencias Químicas, Altos Estudios... Y todas las demás, se decía, que el rector directamente o a través de alguno de sus colaboradores, que fue el caso en su momento del coordinador en turno de la Escuela de Ingeniería; y todas las demás escuelas eran de cierta forma influenciadas y hasta, en ocasiones, se determinaba quién iba a ser el Consejero Universitario en turno. Entonces, cuando era el caso de imposición de un consejero, esto ya constituía un problema en el seno del Consejo Universitario, porque ahí se cuestionaba la elección de este consejero.
Otro de los problemas difíciles que se presentaban en el seno del Consejo Universitario, era el de las expulsiones de estudiantes que habían infringido la Ley Orgánica de la Universidad. ¿Por qué razón esto presentaba dificultades graves? Porque es muy difícil para un universitario, en esencia, atentar contra la libertad de otro universitario. Entonces, se discutía que se expulsara a un universitario por los propios universitarios, era como estar coartando el derecho de libertad entre universitarios; máxime cuando había sospechas de que la expulsión se debía más a cuestiones de tipo ideológico – político, que realmente a las contempladas dentro de la Ley Orgánica 103. El caso extremo se presentó en mayo de 1978, previo a la elección de Consejero Universitario, cuando varias escuelas presentaron una solicitud de expulsión de estudiantes, que suscitó uno de los movimientos que no solamente fue estudiantil, sino también magisterial. Se conjuntaron, hicieron una manifestación muy grande allá en las afueras del Edificio Quiñones, situado en Veracruz y Bulevar Rodríguez, en donde después de discusiones acaloradas en las cuales, por supuesto, nosotros nunca estuvimos de acuerdo con la expulsión, finalmente se aprobó por mayoría: se requería de mayoría relativa de los consejeros universitarios, se decretó la expulsión de estudiantes de Ingeniería y Derecho y esto, acendró más las diferencias entre el grupo llamado en aquel momento, activista, y el grupo de los Micos, Movimiento de Integración Cristiana, que servía de apoyo, o en los que se apoyaba en ocasiones el rector y algunos de sus colaboradores para realizar ciertas acciones antiuniversitarias, por cierto. La queja generalizada de los activistas, es que se habían detectado integrantes de estos grupos, que habían golpeado a universitarios y que, sin embargo, no habían sido llevados a juicio universitario nunca. No solamente no habían sido expulsados, sino nunca propuestos para su expulsión en el Consejo Universitario. Ese fue un hecho a destacar.
Otro hecho, fueron las discusiones que se daban, al interior del Consejo Universitario, por cuál debía ser la posición de la Universidad de Sonora ante la andanada de críticas provenientes del exterior, directamente por el gobernador en turno, Alejandro Carrillo Marcor, y por grupos empresariales, principalmente del norte de Sonora, que pedían la renuncia del rector Castellanos. Igual era la Cámara de Comercio que la Cámara de la Industria de la Construcción, que el Centro Empresarial del Norte de Sonora, que agrupaciones profesionales. Toda esa serie de grupos... las asociaciones de organismos de agricultores del norte del estado también, las AOANS, las AOAS, también del sur del estado. Llegó un momento en que, prácticamente todas las organizaciones reconocidas pedían la renuncia del rector. El Licenciado Alfonso Castellanos alegaba que eran peticiones hechas periodísticamente por medio de desplegados, y él alegaba que esos desplegados habían sido pagados por el propio Gobierno del Estado, y esto hacía que se dieran posiciones encontradas; por supuesto habíamos gentes que sí pedíamos la renuncia del rector, sí lo pedíamos pero también estabamos conscientes que el Gobierno del Estado quería tener injerencia para poner al rector que ellos consideraran fuera el que satisfaciera sus necesidades de tipo político, a lo cual nosotros nunca estuvimos de acuerdo. Yo particularmente nunca estuve de acuerdo en que quitaran a Castellanos, Alfonso Castellanos, y poner el que el gobernador Carrillo dijera. Yo nunca estuve de acuerdo, y me alejé un poco de las discusiones en la que estabamos varios grupos de gentes opuestas al rector Castellanos. Me alejé porque si bien es cierto era dentro de la propia Universidad enemigo de las prácticas castellanistas, fuera de la Universidad no iba a apoyar las prácticas del gobernador que quisieran atentar contra la autonomía de la Universidad. Así, y era el sentir de varias gentes en su momento. Fue una discusión muy fuerte que se dio con periodicidad y que finalmente no lograron que renunciara Alfonso Castellanos.
¿Qué otro hecho importante se consideró en su momento? Fue la reelección de Castellanos en 1978. En ese tiempo éramos 33 consejeros universitarios, y la ley contemplaba que debía de elegirse al rector por las dos terceras partes; es que se necesitaban 22 votos. El rector tenía seguro 21 votos, 21 votos; en ese tiempo el voto número 22 era el del consejero universitario de Economía. Se hizo traer pagándole todos los gastos, avión, en su momento, al Licenciado Jesús Alberto Cano Vélez que ya tenía más de un año que no laboraba en la Universidad de Sonora, porque él trabajaba allá en la ciudad de México en otros menesteres. Se le hizo traer a pesar de que había suplente en caso de ausencia prolongada del consejero titular el suplente entraba en funciones, pero se le hizo traer expresamente para que votara por Castellanos. La sorpresa fue mayúscula para los integrantes del Departamento de Economía, alumnos y maestros, cuando vieron que el que iba a entrar a la sesión del consejo no era, en ese tiempo el suplente, Eduardo González González, sino que era Cano Vélez. Por supuesto que votó por Castellanos, y esto se sabe porque la votación fue nominal. Se propuso que la votación fuera nominal, que quería decir que cada quien dijéramos de viva voz y que quedara asentada en actas por quién votábamos. Eso es lo que ocurrió, que quedara asentado perfectamente.
Para esto, la asamblea de maestros del Departamento de Economía, había mandatado, en primer lugar, que el que asistiera a la sesión de Consejo fuera Eduardo González González, dada la ausencia prolongada del Licenciado Alberto Cano Vélez, quien además por ley ya no debería haber sido Consejero Universitario porque, la ley es muy clara, que dure en su cargo un año; el año ya había pasado, de que él había sido elegido Consejero Universitario. Entonces, había mandatado la asamblea de maestros que votara el Licenciado Eduardo González y que votara por el Matemático Jorge Ontiveros Almada, que era el otro candidato a la rectoría. Sin embargo hizo acto de presencia, a última hora, Cano Vélez y emitió su voto por Castellanos. Se eligió a Castellanos y, por supuesto se produjo un movimiento universitario de rechazo mayúsculo. Se cerró la Universidad, se puso en huelga la Universidad y a partir de ese momento se vivió una situación de inestabilidad, de incertidumbre que duró prácticamente hasta 1982, que es cuando fue nombrado otro rector para que sustituyera a Alfonso Castellanos.
Por supuesto, en la Escuela de Economía se sucedieron muchos movimientos, comenzaron las presiones más fuertes a mi persona puesto que yo había emitido mi voto en favor del Matemático Jorge Ontiveros Almada, por representar una opción académica más clara y más confiable. Las autoridades comenzaron a formar un grupo de maestros de economía para que rompiera el bloque que teníamos en su momento la planta de profesores de la escuela y que había dado muestras ya en otras ocasiones de que todos perseguíamos la misma idea académica, y que todos estábamos sumando esfuerzos para ello. Hubo varias pruebas de que esto fue así, entonces ahora lo que estaba haciendo la rectoría a través del coordinador de Ingeniería, era romper ese bloque ofreciendo algunos privilegios a un grupo de maestros, para, en cierto momento, destituirme a mí como coordinador, que se supone que por ley no me podía destituir el rector, puesto que existía un Consejo Directivo en la Escuela y solamente a propuesta del Consejo Directivo se podía destituir a un coordinador, una vez turnada al Consejo Universitario, el Consejo Universitario analizaría el caso y el Consejo Universitario es el que me destituiría. Por supuesto que mi caso se trató en el Consejo Universitario, y el Consejo Universitario no me destituyó. Mi destitución fue de hecho: mediante un oficio el rector ordenó mi destitución, que fue ejecutada por el Jefe de Personal; se pasó sobre las instancias en la Universidad y se me destituyó como coordinador, y se me dejó como secretario y después se me destituyó como tiempo completo. Ahí todavía más, pasando sobre la Ley Federal del Trabajo, me destituyeron... Por supuesto que no me pagaron nada. La Universidad nunca me ha pagado, nunca me pagó absolutamente nada. Yo seguí dando clases cuatro meses del año 1979.
AM: ¿La destitución cuándo fue?
MC: Fue en octubre de 1978.
AM: ¿Y como tiempo completo?
MC: Diciembre de 1978. Para avalar esta destitución lanzaron una campaña contra mi persona.
AM: ¿Qué maestros estaban metidos en el enjuague?
MC: Estaba metido Francisco Montaño Luna, Salvador Pulido Jiménez, ellos dos, los demás maestros no quisieron hacer causa común; y dentro de la campaña orquestada contra mi persona, que después confundieron una persona con una institución, se ordenó una serie de noticias falsas, unas dichas en boca del propio rector, publicadas tanto en El Imparcial como en El Sonorense, en ese mes de octubre, previo a mi destitución, así como un desplegado firmado por un grupo de economistas militantes la mayoría del partido oficial, encabezados por Montaño Luna, por José Antonio Villegas Figueroa, por Francisco Machado Mendivil, en donde lo más grave, no es que pidieran mi salida moral de la Universidad, sino que pidieron, cometieron el error histórico, de pedir el cierre de la Escuela de Economía. Incluso... no sé si estuvo Víctor Hugo Celaya. No recuerdo muy bien...
Esos fueron los hechos más destacables, desde el punto de vista político – académico, en mi breve estancia en la rectoría. Fui destituido como maestro de tiempo completo, sin argumentos académicos... Volveremos, voy a regresar y así ocurrió el 83, y es cuando echamos a la calle a todos esos... pero nosotros sí con la ley por delante. Con la ley por delante.
Nosotros siempre pedimos exámenes de oposición. Pedimos exámenes de oposición desde 1978, como una forma de garantizar un mínimo de calidad académica en el departamento. Si hubiera demandado a la Universidad me hubieran tenido que pagar en el 83 que regresé... A mí nunca me movieron intereses mercantiles en éstas... No se si con esto hayamos abundado lo suficiente en esta relación.
DA: Podemos concluir con un balance. ¿Cómo ves la situación, qué cosas hay pendientes? ¿Hemos avanzado?
MC: Indiscutiblemente que la Escuela ha avanzado, después de superar dos situaciones difíciles porque pusieron en peligro la existencia misma de la Escuela. Una es en 1978, en donde se pidió el cierre de la Escuela por un grupo de economistas que ya mencionamos, y otra es a principios de la década de los noventa, cuando se pidió también la desaparición de la carrera de economía por un grupo de maestros, varios de ellos estaban en la firma del desplegado de 1978, y otro de ellos, la última vez que se pidió el cierre de la Escuela, uno de los firmantes era el vicerector de la Unidad Sur, en su momento; era un economista también. Me parecen dos crisis fuertes porque, el que un grupo de economistas pida el cierre de la carrera de la cual ellos egresaron, es estarse negando a sí mismos como profesionales.
Esas son las crisis más graves que ha sufrido Economía, porque llevar la situación hasta pedir el cierre, es confundir comportamientos de personas con los de las instituciones. Las instituciones se crean para permanecer, las personas somos pasajeras. Es cierto que en un momento le imponemos nuestro sello, pero no va a ser el sello que va a mantener durante toda su existencia. Creo que en situaciones de crisis, los universitarios no deberíamos de confundir una crisis personal con la crisis institucional. No pensar que la crisis de la institución es como nosotros la sentimos personalmente; eso nos lleva a errores como el que incurrieron estos colegas economistas, en pedir el cierre de la carrera de economía. Yo me pregunto, ¿cuál hubiera sido el avance del gremio de los economistas o del pensamiento económico del estado de haberse cerrado el Departamento de Economía en 1978, como lo pedían estos colegas que mencionamos y algunos otros que están por ahí.
Hemos avanzado. Hay una serie de indicadores en los cuales se puede basar uno para saber si hemos avanzado, qué tanto hemos avanzado. En primer lugar, tendríamos el grado de formación académica de los maestros. Ahorita, el promedio rebasa la licenciatura. Tenemos más maestros con grado de maestría que con grado de licenciatura. Tenemos algunos doctores. Tenemos un programa de postgrado: diplomado, pero es un postgrado. Tenemos un grupo de investigadores en el Departamento de Economía, reconocidos local y nacionalmente. Tenemos académicos que son investigadores y que son profesores. Es algo que le ha costado a la institución no solamente tiempo sino que también esfuerzo. Hemos consolidado nuestra imagen dentro de la Universidad como también dentro de la sociedad. Nuestra voz se hace escuchar en distintos ámbitos, no solamente locales, sino también nacionales.
¿Qué falta por hacer? Falta por hacer algunas cosas. Varias cosas.
Una de ellas es aumentar la calidad de los postgrados, calidad en el sentido en que tengan que ver con cuestiones de la economía y con cuestiones metodológicas, porque ayudan, en primer lugar, a que los maestros sepan más de economía, tengan más conocimientos económicos, y por la parte metodológica, que sepan cómo enseñar a los alumnos y llevarlos mediante un proceso de construcción sistemática de sus investigaciones, de sus tesis... que es algo que todavía falta por hacer. Falta que evolucionemos de escuela, de departamento, a lo que se califica como facultad. Es decir, que pasemos de un diplomado a una maestría y a un doctorado, no solamente por el hecho de cubrir las formas, sino porque es una manera de autoalimentarnos. Retroalimentarnos, interactuar y aumentar nuestro nivel académico. La maestría, el doctorado, si bien es cierto que no garantizan que eliminemos todas nuestras fallas académicas y/o de habilidad para transmitir el conocimiento, yo creo que sí las reducen. Es decir, nos ayudan a ser mejores, nos crea una disciplina, más que nada si son postgrados que tengan que ver con la economía, directamente con la economía, con la teoría o con la economía aplicada, más directamente. Por supuesto que también es respetable el estudio de los postgrados de los economistas en otras áreas. Es respetable... pero yo creo que en este momento el Departamento requiere de una formación más rigurosa en la economía, en la metodología, que en otras disciplinas que son importantes, pero son menos importantes para nosotros.
Y por último, un tema que hemos descuidado y que en cualquier momento se convierte en un tema importantísimo, es el de la ética académica y ética profesional. Hay una presión muy fuerte para que los departamentos, las escuelas y los colegios, tengamos nuestro propio código de ética para que norme la actuación de los profesionales en cada rama y que no actúen en dos sentidos que son negativos: uno es en contra de su propio gremio, en el caso de los colegios; o en contra de su propia escuela, institución. Que no confundan el Departamento de Economía con el comportamiento de un maestro con el cual tienen diferencias y luego calificar a todo el Departamento por un maestro, y lo peor, por sus percepciones individuales del maestro. Y por otro lado, que se le quede en la cabeza la idea que un economista no se puede guiar en sus comportamientos por cuestiones mercantiles, principalmente. Menos un maestro (Camberos, 2000).
Rodolfo Díaz Castañeda ocupa la secretaría académica y ejerce funciones de coordinador ejecutivo, de enero de 1983 a octubre de 1985. Miguel Ángel Vázquez Ruiz es coordinador ejecutivo, de noviembre de 1985 a noviembre de 1989, con lo que, en la accidentada vida de la Escuela de Economía, se da por primera vez el caso de un Coordinador Ejecutivo que cumple cabalmente el período legal de su cargo. Los anteriores, no habían logrado completar los cuatro años que señala la legislación universitaria.
En entrevista efectuada el día 16 de noviembre de 2000, nos dijo lo siguiente:
Llegué a la Universidad de Sonora, en el verano de 1983. Más preciso: en los archivos del Departamento de Personal, tengo como fecha de ingreso el 15 de agosto de 1983. Acababa de egresar de la primera generación de la Maestría en Economía y Política Internacional del Centro de Investigaciones y Docencia Económica (CIDE), y mi contratación en el Departamento de Economía se hizo vía Consejo Directivo. Después de haber sido profesor de asignatura durante casi cuatro años en el Colegio de Bachilleres, dar el salto del nivel preparatoria a licenciatura significaba un gran reto y una gran responsabilidad.
El estado de cosas en la Universidad y en particular en el Departamento de Economía era optimista. Acababa de salir el Licenciado Alfonso Castellanos y con la llegada del ingeniero Manuel Rivera Zamudio se percibía una atmósfera de cambio y perspectivas positivas para la institución. En particular en el Departamento de Economía, aprovechando el nuevo contexto universitario, se estaba en búsqueda de conformar una planta de profesores que se identificaran con los aires democráticos que se vivían en la universidad.
Ingrese a la Universidad con el carácter de profesor de Tiempo Completo.
El Coordinador Ejecutivo era el Licenciado Rodolfo Díaz Castañeda, quien cubría un interinato ante la salida del Licenciado Francisco Montaño Luna.
El Plan de Estudios de la época tenía una integración general alrededor de la Economía Política y la Teoría Económica, además de dos especialidades terminales: Economía Agrícola y Política Económica. También se comenzaba a vislumbrar la importancia del desarrollo regional, con una materia que se llamaba, Estructura Económica de Sonora.
Mi primera experiencia como docente fue impartir una clase sobre economía internacional a los estudiantes de ciencias de la comunicación y en el Departamento de Economía, Estructura Económica de México y Estructura Económica de Sonora.
Al año siguiente de mi llegada había que renovar a las autoridades administrativas del Departamento. Se pensaba entonces, que lo primero era diagnosticar la situación del departamento y plantear las líneas de trabajo del futuro en materia de docencia, investigación, vinculación y extensión. Para discutir en torno de lo anterior, se organizó el Primer Foro de Transformación Académica del Departamento, en el cual participaron la totalidad de los profesores del Departamento, especialmente, los de Tiempo Completo. La discusión que tuvo como escenario el salón donde estuvo ubicado el Centro de Economía Aplicada, fue profunda y ríspida. Las distintas posiciones se enfrentaron en un ambiente de pasiones entre los profesores que querían hacer prevalecer sus puntos de vista. Discutidos los problemas y las soluciones tentativas, vinieron las propuestas de maestros que podrían conducir los destinos del Departamento. El licenciado, Rodolfo Díaz, presento su propio proyecto, que tuvo poco eco entre la comunidad del Departamento. Otros aspirantes fueron: Alicia Rodríguez Esquivel, Héctor Segura Ramos, Rafael Pérez Ríos y un servidor [MAV]. De acuerdo a la normatividad de la Ley 103 entonces vigente, la designación la debería de hacer el Consejo Directivo, de entre una terna que enviaba el rector. Pero el acuerdo estimulado por los profesores conjuntamente con los alumnos, fue que se llevará cabo una votación secreta y ponderada, donde los maestros tuvieran el 50 por ciento y los alumnos el otro cincuenta por ciento. Así, quien tuviera mayoría sería enviado al rector para que lo incluyera en la terna, y el Directivo haría la designación correspondiente. Así fui elegido Coordinador Ejecutivo del Departamento de Economía para el periodo 1984 – 1988.
El entorno del Departamento de Economía en ese entonces era bastante paradójico. A nivel nacional, en diciembre de 1982 se había dado el cambio a nivel de presidencia de la república, y con el llegó una nueva concepción o modelo económico para el país: de la economía cerrada se pasaba a la economía abierta, del Estado Benefactor al Estado mínimo y promotor: dicho en otras palabra, el país se encaminaba hacia el neoliberalismo. En este sentido, el entorno se delineaba en posiciones antagónicas entre los que buscaban mantener el viejo modelo y los críticos del nuevo que lo tachaban de conservador y decimonónico. Esta realidad habría de reflejarse en la vida interna del Departamento, donde los antagonismos no se hicieron esperar. Más allá de ellos, quien adoptara una posición de centro era calificado como socialdemócrata. Sin embargo, hay que decir que había un buen ambiente para impulsar las actividades del Departamento: se comenzó a trabajar en investigación, se organizaron los primeros números de la revista Economía, que conforme el tiempo avanzó fue mejorando de calidad, e inexplicablemente durante otras administraciones desapareció.
Si de grupos se trata en el Departamento había tres: el de los profesores que habían sido contratados en la administración de Francisco Montaño ( a quien se le catalogaba de castellanista), entre los cuales hubo quienes rápidamente asumieron otra definición, pasando a conformar un segundo grupo, cuya militancia en la vida interna se deba en el marco de la critica propia de la Economía Política; y un tercer grupo estaría integrado por profesores de posiciones intermedias, que sin abandonar el papel de la critica buscaban entender los términos en que había que insertarse en un país y un mundo que establecía nuevas coordenadas para la convivencia..
Desde distintas trincheras o puntos de vista diferentes, creo que lo que cada grupo perseguía, era hacer prevalecer su concepción acerca del contenido de la enseñanza de la ciencia económica. Es esa perspectiva, creo que lo intereses de cada grupo eran bastante genuinos.
La influencia del exterior tuvo varias afluentes: una se alimentaba del entorno económico del mundo que estaba dividido en países capitalistas y socialistas, y los profesores de alguna manera deseaban dejar testimonio en sus enseñanzas de sus preferencias personales; la otra provenía de la formación que cada profesor tuviera de acuerdo a la escuela donde habían estudiado la licenciatura o en su caso la maestría. Así por ejemplo, los que venían de la UNAM, traían la aureola de marxistas, por definición críticos del orden existente, mientras que los que habían estudiado en la Universidad Autónoma de Guadalajara, eran catalogados de “reaccionarios”, que venían a defender el status quo capitalista. Los primeros por lo general enseñaban las materias teóricas como Economía Política o Historia Económica, mientras que los segundos estaban más dotados académicamente para impartir las materias de Teoría Económica, Contabilidad Nacional, entre otras.
Como estudiante de la Licenciatura en Economía, la década de los setenta, en Universidad de Sonora, me tocó participar de los desencuentros ideológicos entre los “Micos” y los “activistas”, asimismo en las jornadas y marchas que dieron lugar al nacimiento del STEUS. Los ochenta, fueron menos prolíficos en movimientos universitarios, empero participe en algunas de las huelgas organizadas por el STAUS a propósito de las revisiones salariales y contractuales.
Se puede decir que la participación en eventos políticos se hace por convicción o llevado por el calor de las circunstancias. Las huelgas universitarias fueron, en mi caso, circunstancias en las cuales estuve presente porque estaba convencido de su importancia como método de defensa de los derechos de los trabajadores.
Los actores políticos de la época se puede decir que son institucionales y personales: a nivel de instituciones la Universidad de Sonora, tenía siempre que dirimir los conflictos con ambos sindicatos (STAUS y STEUS). Los profesores del Departamento tuvieron siempre una actuación destacada en el sindicato de Profesores. En términos académicos, el Departamento destacaba poco, a no ser por la opinión pública en el sentido de que era una escuela, fábrica de “grillos”.
Son varias las diferencias entre el pasado y el presente. Una de ellas, sustancial, es la concepción de la escuela, antes se pensaba en el economista como un profesional, critico, que podría contribuir con su pensamiento al desarrollo de la sociedad; hoy entre los estudiantes cada vez gana más terreno la idea de que se trata de una escuela de negocios, privilegiando la Microeconomía, y desdeñando el entorno que enseña la Macroeconomía, así como cualquier visión critica de la realidad. Los estudiantes del Departamento, así como algunos profesores se tomaron muy en serio la famosa frase de que con la victoria del capitalismo neoliberal se había llegado al final de la historia. Lo anterior encierra la paradoja de que hoy el número de alumnos se puede multiplicar por cinco y la inmensa mayoría de los profesores cuentan con algún postgrado, ya sea maestría y/o doctorado.
Sin embargo, el saldo histórico de la Escuela es positivo. Esta es semillero de profesionista que cubren la demanda del sector público, de las instituciones de enseñanza y más recientemente de empresas que solicitan sus servicios. Además, cada vez se tiene más consciencia de la necesidad de que la escuela se vincule con su entorno. Hoy, por ejemplo, la discusión sobre la situación de la economía sonorense, es un debate que los profesores del Departamento sostienen con altura.
Siempre habrá cosas por hacer: mejorar los sistemas de enseñanza aprendizaje, estimular y desarrollar la investigación, tener un medio para publicar, realizar evaluaciones en un marco de autocrítica, impulsa siempre la actualización de profesores y estudiantes, por sólo mencionar algunas.
Del pasado habría que retomar, aspectos institucionales que ahora están ausentes, por ejemplo: la Revista Economía que daba salida al trabajo de investigación de los profesores, desapareció cuando estaba a punto a punto de cumplir las diez ediciones.
El Plan de Estudios vigente representa un avance respecto al anterior en lo correspondiente a los instrumentos que se le proporcionan al alumno para insertarse al mercado laboral. Pareciera como si el objetivo fuera formar hombres de negocios. Este enfoque a mi juicio, le proporciona al estudiante una visión parcial de la realidad, en demérito de una formación integral de economistas, donde los alumnos se entusiasmen igualmente por la Teoría Económica, la Economía Política, las Matemáticas, la Historia Económica, el Desarrollo Regional y la economía de la empresa.
Los Planes de Estudio siempre son modificables en función de los cambios en la realidad, de manera que siempre hay que estarlos evaluando. En nuestro tiempo ya no es suficiente sólo hacer diagnósticos, es necesario que el alumno vea el mundo hacia delante. Una materia de análisis económico prospectivo sería ideal; asimismo, la condición de estado fronterizo que tiene Sonora, sugiere, hasta por sentido común, incluir el estudio de la economía fronteriza, así como un curso sobre la economía norteamericana. No es posible que no conozcamos la estructura y funcionamiento económico del país con quien realizamos el 80 por ciento del comercio exterior (Vázquez, 2000).
Héctor Segura Ramos es el último Coordinador Ejecutivo, quien ocupa el cargo de noviembre de 1989 a noviembre de 1991.
La siguiente es la entrevista que le efectué, el día 25 de mayo de 2000. Se usarán las siglas DA para referirnos al entrevistador y HS para Héctor Segura:
DA: Vamos empezando desde el principio, desde tu llegada a la Universidad, particularmente a la escuela de economía, ¿cómo llegaste?
HS: Mi llegada a la Universidad de Sonora es en Agosto de 1982, particularmente a la Universidad de Sonora, a su Departamento mejor dicho y podemos decir que es una llegada fortuita en el sentido de que yo venía en un plan de vacaciones, a propósito mi objetivo nunca se ha culminado, era conocer el norte, arribando al norte por el Pacífico y nuevamente regresar a la ciudad de la que soy originario, México, por el golfo, llegar por el pacífico y regresarme por el golfo, conociendo todo el norte de la República Mexicana, porque Sonora, bueno en ese tiempo, 82, al terminar mi maestría tenía un compañero que es nativo del estado, Fabián Galindo Duarte, que me invita a conocer el Estado, cuando yo llego me dice, “sabes que terminó una huelga que duró dos, tres meses y desgraciadamente estamos trabajando, no voy a cumplir entonces con lo que era el plan original que era que te iba a llevar acá, allá para que conozcas cuestiones del Estado, pero porque no me ayudas con una materia”, y me invita a que participe con él en el curso de Crecimiento Económico, Teoría Económica VI que su temática era el de Crecimiento Económico VI, pero antes me presenta a [Francisco Javier] Montaño [Luna], que era el Coordinador de aquel entonces; tenían problemas para dar un curso del área de Economía Agrícola y también me piden, ya que estoy ahí, que soy un egresado con maestría etc. Yo venía de la Universidad Metropolitana en ese momento, bueno, pues hasta con cierto prestigio por lo que es la Metropolitana. Yo dije “no hay nada, me dicen que ayude, pues ayudo”, sobre todo que en aquel tiempo había una amistad muy estrecha con Galindo y acepto con mucho gusto, y ya me dicen de este curso y del otro. “Te pediremos como maestro invitado”, fue el atractivo en ese entonces y es como yo llego a la Universidad de Sonora. Reitero: en condiciones que son más que planeadas, fortuitas. En plan vacacional y termino cruzándome en la Universidad de Sonora, en el Departamento de Economía, ayudando en tres cursos; Economía Agrícola, Teoría Económica VI y el Curso de Comercio Internacional II.
DA: Las condiciones para el desarrollo del trabajo académico, ¿cómo eran?
HS: Muchos de los que están actualmente en el Departamento de Economía, con todo el respeto que me merecen (algunos fueron alumnos, ahora son maestros), se habrán dado cuenta que las condiciones en que se llega, en pleno mes de Agosto, hubo un contexto en el cual no hay condiciones a las que uno esta acostumbrado, sobre todo académicas. No hay fotocopiadora, no hay apoyo de infraestructura, ni administrativa, ni humana, entonces en esas condiciones es mucho muy difícil trabajar. Pero eso fue lo bonito, puesto que tú enfrentabas un reto en condiciones, en lo personal, no contempladas y muchos menos previstas ni cotidianas para tu quehacer. Soy maestro desde el 70 a nivel normalista, y soy maestro universitario desde el 74, en un contexto, en un ambiente donde estaba todo, sobre todo en la Metropolitana, y cuando tú llegas a un ambiente en el cual, ves que no hay apoyo secretarial, infraestructura humana, administrativa, con todo lo que ella implica, ni siquiera los alumnos eran respetados como ahora, pues fue muy difícil, pero eso era lo bonito: enfrentar ese reto, en esas condiciones. Si le agregas que el contexto interno del Departamento de Economía, en aquel tiempo todavía escuela, no departamento sino escuela, después te digo porque soy muy enfático en esto, y veo con tristeza de que la concepción del Departamento se ha deteriorado muchísimo, y aquellos que veíamos con buenos ojos ese concepto de Departamento al decir “dejamos de ser escuela para constituirnos en Departamento”, veíamos esto como el realce, el repunte de la disciplina de la ciencia económica en una universidad, en un contexto específico que es la escuela, con lo que implica la departamentalización, y yo lo vi en lo particular como el despegue. Pero ese concepto se ha deteriorado y con lo que ha pasado en el concepto de investigación sobre todo, veo con tristeza y con mucho coraje que se haya pervertido y que seamos una escuela más. Entonces, te digo que todos esos fueron retos, en ese entonces, vuelvo al punto, era una escuela. Así se llamaba la escuela de economía, pero muy bien le hacía honor a ese concepto académico: eran maestros que venían y daban su clasecita la mayoría de ellos.
Qué pasaba con los alumnos, y si ellos tenían condiciones para estudiar, si la biblioteca estaba en buenas condiciones, etc., de eso se encargaba el director: yo cumplía con dar mi clase y ahí nos vemos. Entonces era eso, una escuelita. Yo ya venía de la estructura departamental, el Departamento de Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana con todas las implicaciones y con todo lo que estaba detrás obviamente, que también eso fue un reto para mí: ¿cómo moverse en un concepto de escuela y un concepto de departamento? Yo no estaba acostumbrado a que el maestro llegaba y se iba, yo estaba acostumbrado a un contexto en donde el maestro era de tiempo completo, estaba contigo, veía como avanzabas, veía sus esfuerzos, cómo fructificaban en el campo de la investigación, sus esfuerzos al nivel de difusión en revistas, radio, televisión, etc., etc. Era otro concepto que yo tenía de lo que era la formación del economista, pero bueno la estructura departamental de donde yo provenía. Ahí me eduqué también en esa estructura por eso la conozco: soy egresado del Departamento de Economía de la Metropolitana. Entonces, vi la diferencia que había del concepto escuela y del concepto departamento. La investigación era un elemento fundamental en la Metropolitana, a la fecha los maestros viven y tienen realce a nivel nacional con sus aportaciones en el campo de la ciencia económica. Gracias a eso, a lo que se hace en el campo de la investigación, no a lo que se hace en el aula, eso les ha permitido a ellos manifestarse, promoverse y ser reconocidos no sólo en el ámbito nacional sino internacional.
Aquí esas cosas no existen, aquí el maestro se conformaba con dar su clase y los tiempos completos que imperaban, que había en ese tiempo, eran además de pocos, supercargados. Tenían que dar una carga académica de 13 horas y a veces dando 3, 4 cursos distintos. En esas condiciones pues no puede haber investigación. Si a eso agregamos un descontento entre las partes que constituyen una instancia académica: descontento de trabajadores hacia autoridades, de autoridades hacia trabajadores y de ésas también retroalimentándose con el descontento de estudiantes, pues el ambiente era propicio para que uno aprendiera muchas cosas. Afortunadamente soy aceptado, mis clases les parecen muy bien a los muchachos, les parecen muy bien a las autoridades, y por tanto recibo creo que todos los apoyos para desarrollarme tanto en el campo de la enseñanza como en el campo de la difusión. Y eso hizo que para mi fuese atractivo el Estado de Sonora y su Universidad y en especial su departamento, para hasta la fecha estar aquí después de una cosa fortuita. Mi plan de vida y mi plan académico, mi plan profesional está aquí en el Estado de Sonora y en su Departamento de Economía.
DA: ¿Qué características tenía el Contexto Político?, porque hablas de descontento, de inconformidad. Recién había terminado una huelga, una huelga grande, larga de 2, 3 meses, pero ¿cuáles eran las condiciones, así como tú lo percibiste?
HS: Primero vayamos al aspecto del descontento estudiantil, sobre todo dentro de un ámbito donde el estudiante nunca ha sido homogéneo. Había estudiantes que estaban en la línea oficial, llamémosle así, con la línea del, en aquel entonces, Jefe del Departamento de Economía [en este caso se refiere al Coordinador Ejecutivo de la Escuela] y había otros que propugnaban por un cambio, un poco auspiciados por el cambio que había habido en Rectoría. El anterior rector había salido, dentro del cambio hay una huelga de 2, 3 meses y donde [el Ing. Manuel] Rivera Zamudio, ya como nuevo rector, auspicia una visión distinta de lo que debe ser el quehacer universitario y, obviamente, al nivel de disciplina también una forma distinta de ver las cosas. De hecho también hay lagunas, ya que los estudiantes no sabían si eran escuelas o departamentos, porque se hablaba de que había una estructura departamental, lo que se llamaban “departamentos”, por la [calle] Reforma.
Pusieron los edificios departamentales y que allá había unas autoridades y acá había una escuela. En realidad a mí me parecía legítimo el descontento estudiantil: “¿qué somos en realidad?” Ellos aún sin percibir la diferencia que hay entre el significado de escuela y significado de departamento Es estar y venir, “que allá somos departamento y acá somos escuela y allá nos dicen una cosa y aquí encontramos otra y viceversa”. Eso los descontrolaba académicamente, y obvio que había un descontento y que además su formación, y para mi fue una experiencia inolvidable, había estudiantes muy activos, estudiantes muy participativos de su formación.
Yo vengo de una Universidad, provengo de una Universidad, como estudiante y como maestro de la Metropolitana, donde la Metropolitana responde a algo. También tiene el descontento del 68, del 70, etc., ya que ve cada instancia donde el gobierno pudiese descentralizar a la Universidad, pero sobre todo bloquear políticamente a los estudiantes y con la estructura departamental lo cumplieron. La Universidad Metropolitana nació con ese concepto. Como nosotros somos departamento, bueno, como departamento recibimos clases con los sociólogos, con los administradores, con los abogados. La identidad propia no la encontrábamos con todos ellos, pasamos otros trimestres o nuestros siguientes cursos y nos vuelven a poner con otros estudiantes. Dónde quedaron los otros que estaban con nosotros en el primer trimestre, quien sabe, no sabemos; es decir, hay una desmovilización total y eso implicó mucho en cuanto a lo que ellos querían: no somos la Facultad de Economía de la UNAM, ni la Escuela de Economía del Politécnico y ahí están concentrados donde se conocen, por lo tanto todo es contento.
DA: Interactúan
HS: Exactamente interactúan. Nosotros estábamos desmovilizados, y cuando yo llego aquí veo que eso que se vio en el 68, 70 en México, aquí estaba en efervescencia: los estudiantes quieren ser responsables de su propia formación sobre todo porque había un cambio a nivel de rectoría que les permitía encausar esa iniciativa auspiciado también por una rectoría que exige también eso: “bueno pues, si quieren que haga cosas pues díganme por dónde”, un poco el nuevo rectorado suelta también, “bueno venga la iniciativa”. Pero para eso, en primer lugar había que tener un plan de estudios que respondiera a los intereses de los estudiantes y generar autoridades que impulsarán también y que fuesen también el receptáculo de esa iniciativa estudiantil. Entonces hay ese descontento, de un coordinador que no es y que no es un coordinador que sea de las preferencias del nuevo rectorado sino que es un coordinador que responde al anterior rectorado, por lo tanto con criterios distintos, iniciativas distintas que choca, por lo tanto, con lo que es la nueva época de la Universidad. Porque es una nueva época, que en ese entonces trata de impulsar. Pero lo bonito era ese descontento, pero que estaba cobijado por iniciativas, iniciativas que yo no había visto, que para mi era novedoso y también se veía a nivel magisterial, había compañeros que iban a dar su clasecita, que por ahí estaban, que decían “queremos una nueva concepción también, no solamente académica, sino sindical: el sindicato que tenemos, también es un sindicato que no nos deja desarrollarnos, un sindicato blanco, un sindicato controlado, queremos un sindicato autónomo, un sindicato independiente, que no sólo responda a criterios laborales, sino también criterios académicos”, y obviamente ese cuadro, a mí como persona inquieta también, me favorece en mi desarrollo. Aprendo nuevas cosas, me interiorizo en las mismas y, obviamente, entonces participo en ellas. Por decir que me tocó ser el maestro que lo que va a ser después el STAUS, como maestro que esta ahí y que me piden que los apoye, etc., sabiendo de mi independencia política. Yo no tenía ninguna liga con ninguna autoridad, me podía mover libremente, yo era un maestro invitado, en el momento que quisieran yo me iba si no les gustaba como era yo y como me desenvolvía. Me respetaron eso afortunadamente y por lo tanto pude elegir mi sindicato, mi partido y pude elegir a los alumnos, con los que me podía llevar y con los que podía desarrollar mi actividad académica. Pero había ese descontento tanto en general en la Universidad como a nivel interno. No había maestros de tiempo completo que se abocaran a un trabajo, un quehacer académico que impulsara al Departamento, en ese aspecto que involucra tanto la docencia como la investigación. Eran pocos. Y además ese descontento propiciado por una efervescencia estudiantil que quería responsabilizarse por su propia formación.
Cuando yo llego se trata de impulsar un nuevo plan de estudios, del 81, me parece 81-1, en el cual los estudiantes participaron mucho. Entonces a mí me tocó también participar en ese aspecto tomando en cuenta mi parecer y un poco tratando de suavizar las cosas para que la propuesta de la coordinación que tiene que ceder a ese impulso, porque sabe Montaño donde estaba parado. No respondió a los intereses, hay una iniciativa por acá, un descontento pues yo tengo que responder un poco y por lo tanto trata de acogerse también a ese documento, pero si es bueno, también esa es mi propuesta, entonces me toca intermediar, tratar de suavizar las cosas y un poco hacerles ver a los estudiantes de que hay cuestiones que no se pueden ver, pero también hacerles ver a las autoridades que también hay aspectos de los estudiantes que se deben contemplar y, afortunadamente pues se salió.
Entonces me toca ese plan de estudios, que tiene todo un nivel de formación general para todos igual desde el primer semestre hasta el 7º semestre, en aquel tiempo eran 10 y los últimos 3 semestres, son lo que se llamó áreas de especialización. Entonces ahí era bonito, porque había estudiantes que decían, “yo quiero especializarme en política económica”, otros en economía agrícola. La controversia era economía agrícola, revolucionarios del campo, contra los de política económica, técnicos, entonces eran técnicos contra “ultras”, etc. Eso era lo bonito, a mí me pareció en ese sentido, de que independientemente de los términos, resaltar este aspecto: los estudiantes querían ser y fueron copartícipes de su propia formación. Eso ya no lo hemos vuelto a ver, y eso es triste: ver que ni en economía, ni en ninguna otra parte como está la estructura general académica de la Universidad, eso ya no lo hemos vuelto a ver. Los estudiantes son punto muerto, y a mi me tocó ver eso y es una experiencia muy fructífera que estoy seguro que no volveré a ver a menos que haya otro movimiento de esa naturaleza, que yo lo dudo a menos en el corto y muy mediano plazo, lo dudo que se pueda ver eso.
DA: Héctor, en el tiempo que estamos hablando, estaban las coordinaciones ejecutivas, había un consejo directivo que era la máxima autoridad, pero ¿cómo llegas a coordinador?
HS: Pues mira, yo llego en el 82, te repito, hay presiones para el cambio, en aquel tiempo Montaño es otra cosa con respecto a los intereses del nuevo rectorado. Ambos pensaban distinto, se hace una negociación para su salida, y llega entonces un nuevo coordinador que es Rodolfo Díaz Castañeda, pero llega como un coordinador, digamos interino en el sentido de que llega a cubrir el hueco que deja uno, y los que nos quedamos en aquel entonces y los que llegamos sobre todo los que llegamos, yo me quedo a raíz de que llego como profesor invitado del periodo de Agosto del 82 a diciembre de ese mismo año, pero con la idea de que me quede. Había una plaza en disponibilidad en el Departamento de Economía que es la que me ofrecen, a partir de ahí empiezan mis controversias con una profesora, con la Maestra Alicia Rodríguez, porque esa plaza era suya, pero por X o Z las circunstancias, no se por qué no se presenta y dicen: “bueno, no la vamos a echar a perder y se la ofrecemos a Héctor Segura que ya hizo un trabajo, etc.” Te voy a decir que esto es fortuito, porque cuando ellos me dijeron quédate con nosotros, [Segura:] “si se arreglan ustedes a nivel de jefes de Departamento de Economía, yo con gusto me quedo”. Mi jefe del departamento de Economía de la Metropolitana dijo: “sí que se quede”, y yo muy a disgusto con la situación, (“no va a aceptar”): me dio los motivos, “en términos de tu formación te conviene, pocos maestros a tu edad - yo tenía 24 años, cuentan con un papelito que diga profesor invitado, y eso te va a servir a ti cuando regreses y te conviene para formarte, estas muy joven, etc.” “Indudablemente que esa experiencia te va a servir”. Lo vi por el lado positivo y sí, es cierto, tienen razón; sobre todo en ese contexto que te platico de efervescencia académica al interior del Departamento, hacia fuera un rectorado como decían, que se va, pero que se niega a morir en aquello de que se decía en aquel tiempo de un modo de producción, que derogas pero que se niega a fenecer contra otro que aparece pero que todavía no se sabe como se va a reproducir. Me tocó vivir eso. Entonces ese descontento, con grupos de choque, los famosos “micos”, etc. Si tú hablabas de marxismo se veía mal, etc. Afortunadamente para mí yo no conocí esos aspectos, pero por lo que me cuentan dentro de la historia del departamento, era difícil hablar como yo llegué hablando y eso para mi fue un golpe de suerte. Yo si pude decir cosas que otros compañeros no estuvieron en condiciones de decir, no se si por su formación no se les permitía o porque el contexto de la represión se los impedía, pero yo puedo decir que a mi nadie me lo impidió nada. Yo lo pude hacer bajo el cobijo sobre todo aquellos estudiantes que requerían de esa formación y que fueron el principal cobijo, y sobre todo esa condición en la que yo llego de maestro invitado, me permitió hacer eso, y respetuosamente, en un sentido estrictamente académico.
Ahora bien, regresando a la pregunta, Díaz Castañeda, - es tu amigo - no responde a los intereses de los que nos quedamos, te digo que en ese tiempo éramos dos nuevos: Alicia Rodríguez, un servidor los que ya estaban ahí y los que pretendían ingresar sabían que Díaz Castañeda no era el elemento y que por lo tanto había que impulsar un cambio. Se dan entonces los elementos, primero con la formación de un Consejo Directivo y un Consejo Universitario que fuese el elemento propulsor de este cambio diciendo, “bueno no queremos aquél sino queremos entonces a otro” y se da lo que en términos históricos, si te digo, esto es lo bonito, para mí, en mi formación, de decir, un nuevo coordinador, si, pero elegido democráticamente. Montaño representaba los intereses, de un Castellanato que, en crisis y todo pero estaba ahí, y Díaz Castañeda representaba los intereses de un nuevo rector que, con todo lo que implicaba, al fin y al cabo era también un coordinador impuesto para unos estudiantes que decían “vamos a legitimar, nosotros tenemos que decidir a nuestra formación y por lo tanto tenemos que decir, a ver quién nos la puede dar”, entonces quizá eso Díaz Castañeda nunca lo entendió y eso va ser también por lo tanto su muerte. En términos académicos eso es lo que va a explicar el por qué él es un coordinador transitorio, entonces tanto estudiantes como maestros decimos “bueno, debe ser un coordinador que responda a los intereses, que tiene que venir de abajo, nosotros debemos decidir quien nos debe gobernar, quien nos debe coordinar”. Me toca participar en eso y decir cuál es la mejor forma, cómo hacerles ver a las autoridades que esto lo podemos hacer para que no choquen contra la ley, porque la ley decía que era el Rector quien elegía una terna, la mandaban al Consejo Directivo y aquí le decía quién, si estaba acorde con lo que él había decidido, pues no había problema pero si no se ponían de acuerdo entonces el Rector podía decidir quien era.
¿Cómo evitar eso? Había que decirle a Rivera Zamudio que eso para legitimar esa forma de elegir al Coordinador que nos permitiera hacer un foro académico, el primer foro; no tengo yo por ninguna referencia al respecto de que en la vida del Departamento de Economía se ha hecho un Foro, ese fue el primer foro que se llamó “Foro de Transformación Académica”, el primer foro de transformación académica, te estoy hablando del 83, con resultados académicos que supuestamente iban a surgir de ese foro, cobijar entonces la elección del próximo coordinador y se hace una terna, ya que había nuevos, y dentro de esa terna está Miguel Ángel Vázquez que recién tenía un semestre de haber arribado al Departamento de Economía, esa gente como Rafael Pérez Ríos que también llegan, gente nueva, los viejos ya estaban de otra forma, ya los estaban finiquitando, ya discretamente ya los estaban retirando. A Díaz Castañeda le toca cumplir con esa ingrata labor, eso es lo que hay que reconocer, que él es el que tiene que sacudirse a los montañistas, yo digo que lo hizo bien, porque le tocó ese ingrato trabajo de sacar gente. Se encargó de hacerlo y lo hizo, a raíz de eso se forma una terna. Miguel Ángel Vázquez, surge de ese proceso democrático y me jacto de decirlo, es la primer experiencia que se tiene en la Universidad de Sonora y de esa experiencia se retroalimentan después todos los cambios que empiezan a ver en la Universidad de Sonora, es decir, los coordinadores tenían que ser elegidos democráticamente y a partir de ahí, de ese impulso, surge otro impulso, es decir porque los coordinadores, también los rectores tienen que ser sujetos de una voluntad de las masas, de una voluntad que venga de abajo, de los que conforman la comunidad universitaria.
Somos pioneros en ese aspecto y más gusto me da de haber sido no sólo pionero sino haber sido copartícipe de un foro y decir: se elige bajo esta tónica. Te acuerdas de aquellas pláticas que teníamos, de que nos encerrábamos y discutíamos, etc., toda la noche, después de ahí como buenos camaradas nos reuníamos, etc. Había un compañerismo, esa parte fue romántica, lastima que no la hayamos sabido sostener, que la hayamos hecho más sostenida, más fructífera, después vino el divisionismo con la entrada de otros elementos y ahí algo pasó; sé lo que pasó, pero te digo Miguel cumple con sus 4 años y entonces se dice, sigamos impulsando este cambio, el nuevo también tiene que responder a esos intereses, quizá la comunidad es la que determine quien es, y nuevamente se hace una nueva terna en la cual me toca a mí entonces ser elegido para coordinar el Departamento en el periodo, si mal no recuerdo en el periodo 88-92, con un inconveniente, y quizá ese inconveniente me iba a pesar mucho en mi gestión la cual no termino, y ¿cuál es el inconveniente principal? Que a diferencia de Miguel Ángel Vázquez, que es elegido masivamente en el sentido de que el reúne el consenso tanto de estudiantes como de maestros, en lo que a mi respecta, yo tengo el consenso estudiantil pero la división de los maestros, y tu sabes que a la larga eso pesa porque el estudiante se va y los que se quedan son los compañeros y yo pienso que les pesa a los compañeros tanto como a mí, porque yo estoy consciente de lo que significa ser un coordinador con la experiencia que tengo desde que llego.
Veo actuar a Miguel Ángel Vázquez y sé lo que significaba ser coordinador y, por lo tanto, el respeto que me infundían todos mis compañeros. Pero hubo compañeros que no aceptaron la democracia, no aceptaron sus resultados en el sentido de que este es mi gallo, que era Alicia Rodríguez, al fin y al cabo es una terna pero dentro de esa terna esta el Profesor Taide Navarro, pero él dice yo no. No, mentira, no está el Profesor Taide Navarro, finalmente somos dos nada más. Somos dos, dentro de los dos se decide, y a la hora de llevar a la terna es Vargas Mendía, Gilberto Vargas Mendía, el que llena nada más esos requisitos, pero ya presidida por un proceso electoral de urnas en el que se dice Héctor Segura, con el consenso de estudiantes, pero con un voto dividido entre el magisterio. Estos me dicen: “bueno si no es mi gallo por lo tanto al otro no lo acepto”. Es difícil trabajar así. Miguel Ángel tuvo ese tipo de condiciones, nos tocó vivir aquella efervescencia donde todos estábamos unidos, trabajábamos junto con él, lo impulsamos y vimos ese aspecto romántico de camaradería a mi ya no me tocó eso, al contrario, me toca ese divisionismo que hasta la fecha impera dentro de los maestros y que es producto de eso, yo siento que es una fase en al cual no supimos captar en un buen sentido a los maestros que llegaban, en el sentido de decir bueno, aquí hay un proyecto, etc., yo quiero suponer porque ese proyecto al final no se veía y cada quien agarró por su lado, manifestó sus intereses, ese divisionismo, esos intereses por lo tanto fructifican un divisionismo académico que hasta la fecha perdura. No hay un consenso ahorita, hasta la fecha, ahora mejor dicho en lo que debe hacer el departamento en su quehacer académico y que por lo tanto ese quehacer es que reúnan conciencia de la camaradería, el trabajo lectivo sería no. Dime si alguna vez se va alcanzar, difícil ya, tenemos que volver a nacer y quien sabe todavía, y es así como llego a ser coordinador del Departamento de Economía, siendo respetuosos de ese proceso electoral donde le demostramos a la comunidad que las cosas se pueden hacer desde abajo.
DA: Cuando llegas a la coordinación quién te acompaña en el viaje, porque hay un secretario. Esa es una cuestión y también los problemas más relevantes con los que te enfrentas, hasta dónde llega Economía después de ese trabajo.
HS: Mira, en la primera parte de la pregunta, quién es el compañero de fórmula, y le digo así de fórmula un poco para decirte que también para llegar como primarias, en el sentido de que el compañero que es el Secretario Académico, Leonardo Félix Escalante también quería ser el coordinador de Economía, “éramos amigos, si hacemos un buen dueto porque no, yo también quiero serlo, pero por qué no se lo dejamos a nuestra base que era sobre todo estudiantil y los compañeros maestros que decidan quién de nosotros es”; y también nos vamos a primarias, también hacemos nuestros trabajo entre maestros, estudiantes, etc., y entonces dice: “tú como coordinador Segura, y tú como Secretario, Leonardo Félix”. Y a partir de ahí iniciamos, por lo tanto, nuestro trabajo, que fundamentalmente iba orientado a rescatar el Departamento de Economía: a rescatarlo en el sentido de que era necesario reestructurar el Plan de Estudios, a rescatarlo en el sentido de que era necesario generar una infraestructura del Departamento, yo no cometía ese error, que a la mejor sin infraestructura, porque seguía siendo el mismo edificio de dos plantas etc. Pero bueno, como estaba destrozado completamente, aulas divididas por tablas, tablones que al mínimo recargón se rompía, etc., muy deteriorada la escuela.
Infraestructuramente, había que rescatar ese departamento, pero sobre todo en el aspecto de una reestructuración académica, a todas luces ya necesaria. Estamos hablando ya del 88, en aquel período, hablando de lo que es el estado mexicano y su política que lo cobija, ya había cambios. Ya estamos hablando de aquel período donde pasamos de una economía protegida a una economía que se abre con todo lo que eso implicaba en la concepción de lo que habría de ser dentro de ese contexto la formación del economista, si a eso le aunamos de que ya los tecnócratas dizque habían desplazado a los populistas, etc., y por lo tanto había una visión de lo que debe ser la economía y su formación, y por lo tanto caemos en ese impulso retroalimentado por acontecimientos que se dan dentro del contexto en el que nos movemos. Había una nueva hegemonía política, una nueva élite gobernante, una concepción del poder y por lo tanto cómo se ejerce el poder y como se forman a los que van a ser copartícipes de ese ejercicio y de esa concepción de poder que se tiene.
La apertura económica exige una nueva concepción de cómo formar economistas, y bueno, ante ese impulso sí era evidente que teníamos que cambiar el plan de estudios, además de que también las necesidades lo exigían y que además había gente con formación nueva. Tenemos un equipo con Masters que ya estaban haciéndose de tiempos completos, que para mí es uno de los elementos que veo buenos en la gestión de Miguel Ángel, que logre incrementar la planta de maestros de tiempo completo y con maestros calificados. Los maestros que empiezan a llegar son maestros fundamentalmente con maestría, y eso te permite decir, sí hay material humano, podemos impulsar el cambio, sí hay condiciones académicas y condiciones externas que te impulsan al cambio y sobre todo hay material humano para impulsarlo.
A mí me toca, por lo tanto, fructificar ese esfuerzo que nace a partir del 81 con lo que es el Segundo Foro de transformación académica y que tiene que concretarse en un nuevo plan de estudios, en el cual a mi me toca echar las bases, impulsando inmediatamente un foro a nivel nacional o regional, de ver cómo, cuál es el estado que guardan los economistas en escuelas, facultades y departamentos del país, y en ese plan estamos hasta 1991. En el año 91, 92, era el año en el que en lo personal y en aquel tiempo, ya como secretario académico, sustituto de Leonardo Félix, Benjamín Burgos Flores, era el cierre para nosotros para concretar el nuevo Plan de Estudios.
Desgraciadamente no podemos por el cambio de Ley Orgánica y ese le toca al siguiente, sin embargo, creo que logramos concretar ese esfuerzo y lo hacemos nuestro porque, si tu sabrás que dentro del nuevo plan de estudios los que se corresponsabilizan de ser gestores y rectores para la concreción de ese nuevo plan de estudios que somos tres personas, Alfredo Erquizio, Benjamín Burgos Flores y un servidor, entonces ni Benjamín, ni un servidor dejamos eso, creíamos que eso era nuestro y hasta que no lo vimos nos sentimos satisfechos, entonces lo logramos, ese era el reto fundamental, una reestructuración académica del Departamento de Economía que desgraciadamente no logramos concretar, que nos preocupamos porque se concrete con la gestión de Pedro Moctezuma ya entonces como Jefe del Departamento de Economía.
DA: Hubo un cambio de ley, estamos hablando de una transición, de la segunda transición que se tuvo.
HS: Si es la segunda transición, yo vivo las dos, a lo mejor hasta la tercera en vías de verse. Así como una primera transición del Castellanato al rectorado de Rivera Zamudio y Balcazar fué una transición, “bueno si, vamos a regirnos respetando una voluntad, respetando un proceso democrático”, bueno claro, con sus candados, pero hubo libertad para hacer cosas. Me tocó otro rectorado, otro rectorado sí, en un contexto totalmente distinto: una nueva ley orgánica impulsada, como alguien lo dijo, bajo un estado de sitio, bajo la represión. Si no esa represión, digamos en un ámbito más violento, en el sentido de que no fue física, pero si fue una represión académica, una represión bajo la amenaza. La nueva ley entra, quitando luz, quitando agua, un estado de sitio que se somete la Universidad de Sonora para que acepte la nueva ley orgánica, con un rector que la historia así nos lo ha hecho ver que favorece todo ese tipo de cosas.
DA: ¿Cuál fue la posición de Economía, en ese momento representada por ti, como coordinador, respecto a estos cambios, no sólo de personas o del titular de la rectoría sino también estamos hablando del marco normativo?, ¿cuál fue la posición de la escuela?
HS: Antes de tocar esa pregunta quisiera decirte, regresando un poco a la primera para completar a la anterior.
Se da otro aspecto. Lo que uno pretendía en la parte que toca coordinar, era un ambiente muy difícil, te digo, porque si bien es cierto fue bien visto por los estudiantes, no así por los maestros, con ellos había que trabajar, entonces había que hacerlos copartícipes de la reestructuración del plan de estudios y, sobre todo, echar andar, ser más ambiciosos, tratar de llevar al Departamento de Economía más allá de formador de licenciados y sentar las bases para generar un postgrado. Me toca llevar esa iniciativa también ya impulsada por un grupo de compañeros bajo el cargo de Miguel Ángel Vázquez, pero no legalizada todavía; me toca llevar esa iniciativa al Consejo Universitario y obviamente la avalo.
DA: Tú eres consejero.
HS: Yo soy coordinador. Me toca llevar la iniciativa, si queremos un postgrado en Comercio Exterior y Aduanas como para sentar las bases para lo que posiblemente pueda ser una maestría como quiero, yo quiero un postgrado, entonces este curso es un curso de especialización de los pocos que hay a nivel nacional con carácter de postgrado, donde la gente sale no con un diplomado, sino con un título de especialización. Eso lo logramos también y hasta que no lo vimos fructificado. Aquí los estudiantes son de postgrado y por lo tanto tienen que tener su reconocimiento de la SEP y de la Universidad. Lo logramos también, impulsamos también esa parte, la cual también, bueno, actualmente también veo abandonado.
DA: ¿La etapa inicial es de diplomado?
HS: Siempre es una especialidad. Pomposamente para comercializarlo le llamamos diplomado, porque es una forma mercantil de vender algo. Pero no, dentro del Consejo Universitario en lo particular siempre fui enfático: es un curso de especialización a nivel de postgrado. La Secretaría nos dio un apoyo en aquel tiempo para impulsarlo, posteriormente ese apoyo se pierde, y es hasta que llega el nuevo rector, el maestro Ibarra, que a su vez se preocupó y hasta la fecha nos dice, bueno esa especialidad debe tener - como cualquier postgrado- debe tener su partida. Empieza a tener ya su autonomía, empieza a tener ya su partida, que ni el anterior rector Valencia le quiso dar. Entonces, esa parte la trabajamos y empezamos a trabajar también la parte de infraestructura. Eso también yo lo quisiera recalcar: regeneramos el edificio, una nueva construcción para lo que viene a ser el postgrado, donde debe haber su aula, su aula para la academia, un aula audiovisual para el propio postgrado y sus oficinas, y ampliar con una nueva construcción la biblioteca. Es cuando me toca ampliarla, con cubículos, con un área más idónea, más refrigerada; cubículos individuales, mesas de trabajo y además un área especial para una discusión colectiva, para aquellos trabajos que así lo exigieron. Cubículos dentro del departamento de economía, y bueno, con la población que tiene ahora esto hubiera sido insuficiente, pero en aquel tiempo, con una población que llegó a ser de 60 estudiantes, pues la biblioteca les quedaba grande, pero cumplimos con eso. También retirar todas las publicaciones ya en desuso, ya en retirada y tratar de actualizarlas, también eso lo logré, dentro del campo de la difusión, pues había que hacer dos cosas para mi, primero: trascender con el quehacer académico del Departamento, conferencias, seminarios, donde participara la planta, tenían que participar, porque también para eso les pago, consolidar la revista de economía y el boletín de información y coyuntura que se llamaba Ecoyuntura, ambos producto de la gestión de Miguel Ángel y que yo decía eso lo debemos consolidar y trabajamos en esa línea con todo lo que implicaba en cuanto a limitaciones presupuestales, logramos hacer eso.
DA: Estabas comentando que economía tuvo publicaciones, ¿qué características tenían, cómo funcionaban?
HS: Primero había que consolidar dentro del plan de difusión lo que Miguel Ángel [Vázquez Ruiz] había hecho, que era tener nuestra propia revista, y un órgano de coyuntura que hablara de las cuestiones que eran cotidianas pero que exigían que la comunidad tuviese el conocimiento de cual era el parecer de los economistas, es decir, que es lo que hacen los economistas, tantos en los acontecimientos económicos, que opinan, como lo dicen, como lo recalcan y como lo justifican, eso fue lo que hizo Miguel Ángel, a mí me toca consolidarlo y sobre todo consolidar una línea, que también Miguel es primero en esto, pero que a mí me toca impulsarlo que es empezar a hacer libros. Miguel había hecho ya; tenía los borradores, pero a mí me toca impulsar eso, reconocer que ese trabajo tenía que ser publicado, entonces me toca generar, ser pionero de eso. El libro de Miguel sale también bajo mi auspicio: “Sonora más allá de los Valles”. Él ya lo dejó en la imprenta y todo; a mi me toca sacarlo de ahí y darlo a conocer, pero con mi apoyo, porque ese quehacer, esa también era mi preocupación. Está bien eso también nos podemos dividir pero se pueden hacer cosas y tengan la seguridad de que yo voy a ser un promotor de ese quehacer, y lo demostré publicando el libro de Miguel Ángel y traté de sacar la revista Ecoyuntura, aún cuando decían: no hay condiciones presupuestales, etc. Yo decía: debemos tener nuestros propios órganos de difusión y, Pedro Moctezuma, será lo que tú quieras, pero trata de mantener la presencia de la revista, aunque con esas limitaciones que le hacían de presupuesto no fue más allá, pero si trató de defender esa línea editorial del Departamento de Economía.
Yo veo ahora con suma preocupación que las dos últimas administraciones del Departamento no hayan respetado esa línea y que vean por cuestiones de “¡ah!, para que tener un cúmulo de revistas que no salen”. Pero no se trataba de producir para vender, sino que los maestros fueran incentivados a hacer cosas, ese quehacer iba hacer que poco a poco la revista, nuestra revista, fuera mejorando y que por lo tanto fuese más aceptable. Ese era el trabajo de Miguel [Ángel Vázquez] a largo plazo, y que una revista para tener aceptación no se hace de la noche a la mañana. Había que seguir esmerándose en ese campo. Veo con suma tristeza que en ese aspecto el Departamento de Economía rompió: no existe ya la revista ni mucho menos ese órgano de difusión y eso para mí es castrar, castrar para cualquier departamento. Fuimos el primer departamento que tuvo su propia revista porque se hacían esfuerzos editoriales, primer departamento que tuvo su propia revista y lo hicimos bien. Anteriormente había otra, también hubo otra con Montaño, ellos también sacaron 2, 3 números de su revista y esas cosas no hay que criticarlas, independientemente de quien haya sido el propulsor de esa iniciativa. Un departamento, una academia debe tener su área de difusión, la gente debe saber qué hacen, cómo lo hacen, cómo lo defienden, cómo lo justifican y por lo tanto cómo lo defienden, por eso yo digo que el departamento se castró. ¿Qué hace el Departamento actualmente, quién lo sabe? Tú, yo, los que estamos adentro a lo mejor, pero afuera quiénes lo saben, cómo piensan aquellos.
Oye, si que tienes que escribir en un periódico, etc., con Miguel Ángel y conmigo, escribieron en “El Imparcial”, escribió en aquel periódico llamado “El Sonorense” o en otro que salía antes “El Información”, etc. Aprovechamos esos espacios. Pero nuestra revista, donde hay trabajo más elaborado, más estructurado, más disciplinado y con más consistencia, eso también necesita su salida. Actualmente existe la revista de la División, pero con todo lo que me han dicho con sus limitaciones. Economía no tiene sus limitaciones, nada más esto: tú quieres hacer cosas, hazlas, no importa, primero hazlas y trata de justificarlas hacer un trabajo ordenado, consistente, la misma forma de ir escribiendo te va ir ordenando y va hacer que sus artículos cada vez sean mejores y por lo tanto la aceptación y la difusión de los mismos sea cada vez más aceptable también. Veo con suma preocupación, te voy a insistir, que el Departamento de Economía fue castrado eso y ya lo noté y quisiera también decirte entonces, terminando esto de la difusión: yo quería a dar a conocer el Departamento de Economía a nivel nacional, y una, me jacto de hacerlo porque esa difusión primero fué para dar a conocer al Departamento de Economía y qué mejor que lo den a conocer aquellos que son líderes dentro del campo de opinión, por sus trabajos, por sus investigaciones, por la forma en que han trascendido y traje lo mejor que había en aquel tiempo, en el campo de la agricultura, Dr. José Luís Calva, en el campo de la Historia Económica, el Dr. Enrique Semo; se me va ahorita otro personaje también ya fallecido. De la Peña. Bueno a mi memoria escapan todos aquellos personajes que yo traje que eran líderes de opinión.
En todos los ámbitos no hubo personaje que en ese momento pesara que fuese conocido por el Departamento de Economía. Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Silva Herzog, muchos personajes tanto de la política como de la academia, pasaron por el Departamento de Economía y eso, a mi en lo personal, me llena de orgullo y satisfacción que el departamento fuese conocido por esos personajes, que después iban a decir que acá en Sonora estamos haciendo tales cosas, y ellos veían que, bueno, que el traerlos había un quehacer académico muy interesante y que además nos dan un campo para poder difundir nuestras ideas y nos damos cuenta que también nosotros trascendemos y los vamos a ayudar a que ustedes también trasciendan. Muchos personajes, afortunadamente yo guardo todavía los informes que rendía de que son estos y son algunos, ahorita escapan a mi memoria algunos de ellos, pero si alguna vez tu dijeras quiénes fueron aquellos que llegaron al Departamento de Economía, ahí tengo todavía los informes y por lo tanto ahí aparecen quiénes eran, a qué venían, en qué nos ayudaron, cuáles fueron sus aportes al Departamento de Economía.
Quise meter al Departamento en esa línea, que conocieran lo que hacían otros personajes, y te digo, un Departamento dividido. Muchos académicos no respondieron a ese llamado, pero sí el estudiantado llenaba el auditorio; trabajábamos viernes, sábado y domingo, viernes y sábado con algunos de ellos. Y los estudiantes asistieron y fueron copartícipes de ese trabajo.
DS: Hubo otras líneas de difusión, por ejemplo de la radio: hay un programa de radio.
HS: También es un programa de radio que surge con Montaño, el primer Coordinador de ese programa es el Prof. Juan Ojeda [Cárdenas], Miguel Ángel también fue. Era obvio hay cosas que nuevamente volvemos a insistir, no importa quien las haga, quién haya sido el padre del chamaco, por decir algo, pero hay cosas que, uno dice, son en beneficio de la comunidad, y así como la revista hasta la fecha había de existir, como existe el programa de radio.
El programa de radio nació con Montaño, no querido por muchos, pero sin embargo él lo impulsó, un poco por la iniciativa que tuvo el Prof. Juan Ojeda. No tanto porque le haya dicho alguien “Prof. Juan Ojeda...” Es una cosa también que hay que recalcar; él es peruano, fue profesor del Departamento de economía, también durante el 82 al 84, si mal no recuerdo, 85 a lo mejor. Y en ese tiempo desde que él llega tiene esa idea: bueno difundamos nuestras ideas, hagan de cuenta que hay una radio y por qué no la aprovechamos. Y antes que la revista fue el programa de radio y hasta la fecha lo mantuvimos: había que consolidarlo y afortunadamente también logró mantener la presencia del Departamento de Economía en la radio. Queríamos llegar incluso a Radio Sonora, donde nos abrían ese espacio, pero por X o Z razón, no me preguntes cuál fue la razón, pero no aprovechamos ese espacio.
Posteriormente veo que se pierde, pero afortunadamente veo que ese programa existe todavía; así como critico que se haya desaparecido la revista, también realzo este aspecto que el programa de radio se siga manteniendo. Ese es un aspecto que viste al Departamento de Economía, podemos decir todo lo que queramos, nadie nos lo impide y qué mejor que nuestros críticos sean los que nos están oyendo, y ese es un aspecto que le falla todavía al programa; pero es un aspecto que siempre ha fallado. Desgraciadamente, Radio Universidad no tiene un campo receptivo tan amplio como lo quisiéramos y la población cuenta con un nivel educativo que no es tan idóneo como uno también desease y por eso el programa no es tan escuchado como uno quisiera; pero hay que fortalecerlo, hay que seguir trabajando con él, y sí veo también con beneplácito que eso se ha consolidado y creo que como no cuesta, no hay pretexto de que el presupuesto no lo permite, el que diga “quiero hacer difusión” tendrá que seguir aprovechando ese espacio que no tiene costo alguno. Ahí no hay pretexto alguno, ahí lo que se requiere es cooperación.
Sí Darío. Entonces en conclusión, te digo entonces yo siento que en el trabajo académico, primero reestructurar el plan de estudios, echar andar la especialidad a nivel de postgrado en Comercio Exterior y Aduanas, y son cosas que yo traería a colación. En el campo de la difusión, traer lo mejor, consolidar la revista, el orden de la difusión de Ecoyuntura, dar a conocer al Departamento, traer conferencias, seminarios, impartidos por gente de fuera. Pero también gente del Departamento salió a Bachilleres, sobre todo a bachilleres o a escuelas dentro de la propia Universidad.
Ese período también la gente lo aprovechó para trascender y, dentro de la infraestructura, pues yo siento que la imagen del Departamento se mejoró; un Departamento con mejor presentación, sus instalaciones nuevas fueron la biblioteca, el área de postgrado y esa área cubículos que si es que así se puede que decir, muy fea como tu quieras, pero donde el maestro tuvo su campo en un área que siempre les dije esto es transitorio. Si me dejan, si puedo terminar, mi proyecto era conseguir una área de cubículos bien hecha, bien estructurada, a lo mejor no tan bonita como la que se tiene ahora en el monstruo ese pero, la mía era más independiente; pero aún así todos los maestros dijeron, “bueno al menos ahí tengo donde estudiar”, aunque a Darío le haya dado ahí esa parte que se llenaba toda de humedad, en donde respirabas todo ese tipo de cosas, pero te fuiste a tu espacio. También me tocó ampliar los cubículos y eso con todos los pretextos que te hacían, presupuestales y todo eso. Nosotros luchamos y entonces ya no éramos criticados hacia adentro, sino hacia fuera donde decían, “por qué Economía tiene y nosotros no”. Yo quiero suponer que porque hubo capacidad de gestión, quiero suponer que por eso aunque tu digas que por otras cosas.
¿Qué papel jugó economía en el trancazo, en el golpe que le dan a la universidad? Yo pienso que economía juega un papel fundamental. Al inicio de la plática, cuando me decías “cómo llegas”, pues yo llego producto de un proceso democrático, de elección de urnas, y esas cuestiones economía las impulsó para toda la universidad, incluso para elección de rectorado. Fuimos pioneros en ese aspecto, cosa que nos enorgullece, y nos enorgullece en el sentido de que la democracia se puede impulsar, la democracia no necesita candados. El ser director, rector, tener a su cargo un puesto de gestión implica tener el apoyo, el impulso, la capacidad y el conocimiento de lo que una base quiere y lo que una base le puede decir, “queremos que hagas esto, queremos que impulses esto”, no que cuando alguien llega con el propósito de echar abajo todo esto, pues los que representamos ese interés genuino de respetar ese cambio, ese proceso democrático, decir que la base es la que determina, no la base la que recibe. Tenemos que defender eso, y el Departamento de Economía, los que en aquel tiempo son consejeros y a mi como coordinador me toca impulsar eso, defender de esas causas las cuales desgraciadamente por el impulso que tiene el interior, por la forma en que se tratan de fortalecer, por la forma como se las hace ya las consideran intocables, ya no sujetas a ninguna negociación, cuando un rectorado ve que sobre eso ya no puede, porque la gente los considera ya intocables, ya no hace falta ninguna negociación. Son producto de un impulso, de un contexto histórico, donde una comunidad universitaria vivió una represión, vivió un autoritarismo y de otra forma impulsa reivindicaciones democráticas que se consolidan en proceso de elección, y que trata de defender porque eso no solamente lo ve a nivel de elecciones de coordinadores, de rectorados, sino lo ven en los sindicatos también. Entonces ese impulso, ese quehacer democrático, los universitarios con todos sus bemoles y sus fallas lo tratan de defender y, obviamente, que a los que nos tocó ser pioneros de eso a nivel Consejo Universitario nos toca defender. Cuando la gente que esta al cargo de la Universidad ve que no puede contra eso desgraciadamente se abre ¿no?, y como dijo un personaje de aquel tiempo, “al no poder encausar nuestro proyecto como nosotros queríamos de dejar la universidad a ese impulso democrático, preferimos dejárselo a la policía”, y cumplió. Porque así fue como entró la nueva ley orgánica, sobre la base del autoritarismo, en base a una represión, en base a una coacción y bajo ese sometimiento que si bien es cierto no fue su máxima expresión en todo ese tiempo, porque sí hubo una agresión policíaca. En la última marcha, fuimos agredidos, y eso lo traigo a colación porque denota esa amenaza a ese impulso democrático: “a dejárselos a ustedes y su impulso, preferimos dejárselo a la policía”. Hubo compañeros que llegaron al CERESO y tú lo sabrás Eso habla de que fue cierta esa amenaza efectivamente.
La nueva estructura académica de la Universidad, desgraciadamente es una estructura académica impuesta, impuesta por la vía del sometimiento académico, que la incapacidad de un rectorado para impulsar un cambio por una línea académica, para impulsar su postura y no la de los universitarios, vende la universidad y por lo tanto el quehacer universitario y aquel impulso democrático es sometido y es sometido por la vía de la represión ya en su última etapa. Tú tendrás conocimiento de eso. Entonces primero fue quitándonos la luz, el agua, suspendiendo las partidas financieras, después ya la fuerza empezó a imperar; universitarios en la cárcel y un movimiento universitario que en su última marcha salió herido, entonces se cumplió con ese lema, “de dejárselo a ustedes, a dejárselo a la policía”, se cumplió. El departamento tiene que jugar a nivel, el departamento debe defender ese proceso y a nivel personal por tus convicciones y porque había que ser consecuente con esa forma de ver las cosas, de plantearse el quehacer universitario bajo una línea democrática, de un impulso al quehacer académico en base a la consulta, en base al parecer de todos los universitarios, tiene que defender esa línea hasta sus últimas consecuencias. Desgraciadamente, siento yo de que un sector que pudo haber sido garante en propósito fue el que falló, fue el que reculó y fue el que posibilitó que las cosas estén como están actualmente. No es grato decirlo: los maestros universitarios tienen mucho que ver con lo que pasó actualmente. No hubo solamente incapacidad, sino una falta de voluntad para defender ese quehacer, que fue lo que permitió que una comunidad cuando se divide, bien dice el dicho - no en balde existe - divide y vencerás; los maestros se dividieron y, tú recordarás, había grupos y esa división fue lo que acabó con ese proyecto.
También, hay que hacer autocrítica, ese divisionismo entre nosotros propició que la entrada autoritaria de una nueva ley tuviese que campo fuerte: eso sí, si nos dan esto, a aquellos no, si pasa esto... Al final de cuentas ni ellos ni nadie quedaron al frente de la universidad, y pasarán muchos años para que alguien diga que el que tienen enfrente es alguien que responda a los intereses genuinos de los universitarios. Desgraciadamente siempre hemos tenido rectores impuestos por un buen tiempo. Eso fue lo que pasó.
DA: Hubo cambios importantes. Por ejemplo, cambios en el plan de estudios, ¿qué características tuvo? ¿Cuáles fueron los ejes de ese proyecto de reforma curricular?
HS: A diferencia de ejes que se establecieron, que trataron de establecer en administraciones pasadas, sobre todo el eje fundamental que trata de decir, un economista comprometido con las causas populares, con las causas democráticas, con las causas que reivindican al quehacer nacional, ¿suena pomposo no?, pero eso era lo que se manifestaba. Un economista crítico que responda a los intereses de una gran mayoría, de una gran mayoría que aspira a una mayor democracia, a una mayor participación y sobre todo a niveles de bienestar y de participación cada vez más elevados, un economista comprometido entonces con la realidad nacional por lo tanto un economista crítico, formado fundamentalmente en el campo de la economía política marxista. Está bien, sonaba muy bien. En la revisión del plan de estudios decía, “bueno, pues podemos rescatar eso”, pero también es necesario que el eje sea un economista con ese sentido crítico que le dicte su formación, sino una formación íntegra; una formación que lo desarrolle como economista en todos sus campos, en todos sus ámbitos, que le permita tener esa visión para saber si eres crítico o no, si efectivamente ese es su quehacer, ya como profesional te comprometa o no con esas causas populares. Es un poco decir que el compromiso del economista sea efecto y no causa.
Entonces, primero nos formamos íntegramente y que esa concepción, o esa convicción mejor dicho, de servir a algo sea el producto y no sea la causa para la profesión de economistas, y esto lo digo porque los estudiantes empezaron a ser tan disímbolos, tan distintos. Ya no fueron tan homogéneos como lo fueron en los 70, o al inicio de los ochenta.
Los estudiantes de las nuevas generaciones, no hablemos solamente de los estudiantes, hablemos de los jóvenes, actualmente piensan distinto. Los hijos de la crisis, piensan distinto a los que antecedieron, los hijos que anteceden a la crisis eran más participativos, más preocupados por el ambiente donde se movían, por su realidad social. Los de ahora por el impulso este del individualismo, que solamente detrás a adelante y te fortaleces en el campo del individualismo de la competencia, de que si quieres ser mejor, tienes que demostrar por ti mismo, etc., llevan a que se vaya olvidando ese campo de las concepciones sociales y por lo tanto sus reinvindicaciones más que sociales, tienden a ser reivindicaciones del proceso competitivo, donde el ego es lo primero que se tiene que llenar. Entonces empiezan a pensar en ser empresarios, en ser directores de una empresa, gerentes, etc. Ese es el nuevo estudiante que tenemos, esos son los jóvenes, como piensa ahora, el individualismo es lo primero que impera dentro de ellos, es lo que los mueve a actuar en la sociedad, eso se refleja en la universidad.
Tú no puedes conocer la materia prima que tienes y por lo tanto habría que tener, habría que cambiar el eje rector en la discusión del plan de estudios que responda a eso. Un proceso de formación integral se va desarrollando ya en el plano de la currícula a nivel horizontal y a nivel vertical, y con esa idea de sacar un estudiante formado íntegramente, especializado no, porque para eso son las maestrías, para eso son los doctorados, y es imposible especializar un estudiante en su proceso formativo, por lo tanto formémoslo íntegramente. Que sí él quiere casarse con los intereses populares, etc., que se case y que lo demuestre en su quehacer profesional; que si quiere especializarse, que se especialice por la vía de la visión de una maestría, o una especialidad de postgrado y que lo consolide en un doctorado. Esas fueron las líneas que se siguieron. Que si esas han resultado no después de haberme salido del departamento para hacer mi doctorado y no ver como a prendido el plan de estudios, este plan, esta concepción del plan de estudios. Yo me voy en el 96, justo cuando el plan de estudios empieza a impulsarse, no se si esto he aprendido, por lo que escucho, por lo que veo, bueno, pues hay muchas cosas, y hay que hacer también ese proceso del plan de estudios. Hay quienes llaman a reunión, hay quien dice que no a un nuevo plan de estudios, ¡qué sé yo! ¡Adelante!, ahí hubo una concepción, un concepto, una idea de hacer las cosas, una idea de formar. Si eso ha tenido o no sus resultados, habrá que analizarlos y autocríticamente habrá que aceptar también las consecuencias. Si se dio lo que uno había propuesto, ¡qué bien!, y si no, habrá que corregirlo. Te digo: no voy a ser juez y parte. Si se vuelve hablar de ese caso yo tendré que decir: yo soy director o partícipe en ese proceso. Actualmente son palabras criticadas, me corresponde hacerme a una lado para que venga un nuevo impulso de cambio y donde me digan, participo. Es que no puedo ser juez y parte.
DA: Bueno, algún otro comentario que se ocurra de momento o dejamos el asunto para mejor ocasión.
HS: Pues no, Darío. De momento no se me ocurre nada, salvo decirte que a mi regreso al Departamento de Economía, creo que veo cosas negativas como las hay siempre, y veo desgraciadamente al Departamento más dividido de lo que estaba. Veo la necesidad de que este Departamento, para que trascienda, exija un nuevo impulso. Pero ese nuevo impulso tiene que nacer otra vez de adentro y veo que no hay voluntad política para que los gestores de este nuevo quehacer se aboquen a ese trabajo de cómo trascender. Hoy el individualismo no solamente es estudiantil sino también es académico y eso es triste, pero veo que es el reto. Creo que en mi regreso me tocará nuevamente decir que es lo que veo, y lo que yo veo y lo he dicho y lo he gritado sobre todo a los que son punta del Departamento de Economía, es decirles: en primer lugar, pienso que el Departamento perdió si identidad, no hay identidad. Antes siquiera sabíamos que había gente que pensaba así, que pensaba diferente... Perdió su identidad. Te habló de un individualismo que también se ve a nivel del departamento: no revistas, no boletines, no conferencias. “Las publicaciones son de los seminarios que yo haga, porque a mi me interesan más los libros que las revistas, entonces, de cualquier acontecimiento, yo voy hacer el primer seminario de la problemática sonorense, etc., etc., y luego voy hacer todas las ponencias, las voy a hacer libros”. Entonces, no ves ahí un interés limpio, un interés genuino de difundir sino un interés individualista de aprovecharnos para hacer libros porque esto vale más en términos del puntaje, que en términos de trascender académico, que es difundir lo que hacemos, cómo lo concebimos y cómo lo justificamos, entonces veo ese individualismo no sólo en los estudiantes sino también de la planta docente, por lo tanto como yo te digo veo una falta de identidad. No saben para que está ahí el Departamento de Economía, y a mí me preocupa mucho que el Departamento haya perdido esa identidad.
Prefiero mil veces ver un departamento como lo vi en el 81, donde había puros y no había puros, donde había “ultras” y donde había gente allegada en el departamento a las autoridades, pero con una idea de trascender, con un propósito y un objetivo bien delimitado. No veo aquí los compañeros maestros que trataban de generar un nuevo proyecto y que por lo tanto había que impulsarlo. ¿Cómo? Con foros, investigando, haciendo difusión, participando en eventos académicos.
Había que trascender y sobre todo participando en el campo de las ideas, foros, o ya en la concreción en el plan de estudios. Todo ese impulso que le dio identidad al Departamento de Economía, yo veo que se ha perdido, y yo veo, como miembro del departamento de Economía, que mi reto es eso y quizá, fíjate, se me olvidaba algo, a lo mejor ya encaminado, otro elemento que veo que se pierde es el de la investigación. Veo con profunda tristeza y al mismo tiempo con un coraje tremendo de que se haya perdido el concepto de investigación.
Cuando me tocó formar parte del proyecto del Estatuto del Personal Académico que afortunadamente se concreta, que no solamente fue hacer un anteproyecto sino que se concretice con su autorización en el Consejo Universitario, nosotros teníamos una idea y esa era una idea que recogía la estructura del concepto departamental. Un departamento es una unidad que combina investigación y docencia, donde sus actores hacen docencia pero también son investigadores. Donde los actores dan clase, pero nutren sus clases de lo que investigan, de lo que difunden, de lo que analizan. Donde el investigador investiga en función de las correcciones, de las observaciones que le hacen las academias, que le hacen los alumnos en la clase. Donde el estudiantado no solamente recibe concepciones teóricas, sino que recibe críticas en función de lo que está impartiendo y en la realidad. Entonces, donde el quehacer académico se concreta en el desarrollo que en el aula hace un individuo, se trata de hacer la síntesis de la investigación y la docencia, y donde la estructura departamental llegó a su máxima expresión cuando la investigación empieza a dominar a la docencia, y en donde la docencia, por lo tanto, en ese aspecto de dominación se empieza a nutrir del campo de la investigación. Según las categorías administrativas del personal académico, reconocer eso significaba generar condiciones para que esto se concretara, en donde el investigador empieza a dominar al docente. Pero empieza a dominar en el sentido de que no se olvida que es docente, sino que la docencia la nutre de la investigación, y por eso el elemento que nutre el departamento es la investigación; donde no nos olvidamos de que hay docentes, pero esa docencia se nutre de lo que yo como unidad hago dentro del campo de la investigación.
Se sabía que este era un esfuerzo que implicaba no uno, 2, 3, 5 años, sino que implicaba un esfuerzo de 5, 10 15, 20 años, donde a partir de 15 años, te decías: “tengo un investigador consolidado, tengo un investigador con conocimiento de causa, un investigador que se nutre en los problemas donde al saber que es lo que hace Darío Arredondo en el campo del municipio y donde yo, de lo que yo hago en el campo de la Política Económica, puedo nutrirme de lo que él dice y él puede nutrirse de lo que yo hago por lo tanto desde donde me dicen, sabes que hay que hacer esto, como generar un nuevo, como darle a un poblado el estatuto de municipio, saber que yo sé política económica y lo puedo hacer en el campo de diseñar un proyecto, de qué es lo que puede hacer este como municipio de este poblado”. Pero de la concepción del municipio, etc., se nutren los esfuerzos, que en el campo de la investigación hace otro compañero, entonces al periodo de, quién sabe, 20 años, la comunidad avanzaba y se nutría. Los elementos se nutrían uno con respecto al otro. Esto se pierde, esto se pierde y en concreto te digo como nosotros decíamos al llegar a titular: “tú fundamentalmente tienes que ser investigador y para ello tu carga académica, si eres investigador, no debe de exceder de las 5 horas, de 3 a 5 horas, dedícate a la investigación”. No cualquiera se iba a hacer investigador o no cualquiera iba a ser titular, y veo ahora que cuando yo quiero investigar me dicen no, no puedes investigar; bueno, puedes investigar pero no te puedes descargar. Tienes que dar tus 9 horas. Pero cómo. ¡Ah sí!, si quieres abocarte al Estatuto del Personal Académico, tienes que pasar por todo un proceso.
Y ahora también, para mi mayor tristeza, no se quién estaba en el sindicato que permitió que eso incluso quedara en el Contrato Colectivo. Si yo quiero someterme a lo que me dice el estatuto, tienes que pasar por toda una serie de instancias ajenas al Departamento de Economía, y tú dices, ¿quién puede evaluar mi investigación como economista si no es otro economista? ¿Quién puede decirme si lo que estoy haciendo esta bien o mal, si no es una academia conformada por investigadores del Departamento de Economía quien me tiene que decir? Y no porque esté menoscabando el esfuerzo que hacen mis compañeros de Ingeniería, de Física, etc. A quien le puede decir si lo que esta haciendo bien en el campo de la física, es el físico, no el economista. Y no sé qué personaje, por mucho que esté en Desarrollo Académico, sea el Director de Postgrado, etc., tendrá la responsabilidad, para decirme a mí como economista, si estoy bien o estoy mal.
Eso se pierde, Darío, y lo que estamos haciendo es que nuevamente los departamentos son escuelitas, porque aunque yo sea titular, si yo quiero ser titular basta con que yo de 9 horas de clase y se acabó, y ya de la investigación y lo otro, como ya no preocupa. Como ya eso salió y otra instancia se encarga de eso, ¿quieres ser investigador? Pues simplemente presenta tu proyecto, te lo van a aprobar. Entonces tú dices, “para qué queremos un programa de investigación, para qué queremos academias”. Y eso es lo peor: se castró al Departamento al nivel de difusión quitándole la revista, pero veo todavía peor que se castró a toda la universidad al quitar la investigación.
En investigación son los consejos en aquel tiempo, son los consejos directivos los que van a determinar qué es lo que se investiga y cómo se investiga, y ese es el propio núcleo de adentro el que te dice cómo, cuándo y por dónde. Cuando el consejo debe decir esta bien, porque adentro del Consejo Directivo esta representado el que te dice lo que se investiga y cómo. Además hay un plan, hay un programa que se llama de investigación que se nutre de un jefe, el cual supervisa todo el proceso, auspiciado por el trabajo que se hace en las academias pero eso es interno: se esta retroalimentando. Ahora no, ahora hay que pedir permiso, castramos, castramos al que sigue, castramos y lo que tenía de buena la ley, que es reconocer la estructura departamental y reconocer, por lo tanto, que hay un programa de investigación y docencia. Legalmente ya no había ningún problema, estábamos reconocidos, y en lugar de impulsarnos y concretizarlo, lo echaron a perder. Y veo con tristeza que no solamente fueron los maestros del Departamento de Economía que lo que permitieron esto sino que el propio sindicato y las propias autoridades echaron a perder todo esto.
Esto es lo último que yo te podría decir, entonces yo llegaría a decir, “la regaron, a ver como le hacemos para darle una vuelta, dar al traste con esto”; porque si hay corrupción, es la corrupción la que se debe atacar, no la esencia de la departamentalización que es hacer investigación a partir de la gestación que en ese campo hacen sus academias. ¿Para qué queremos academias?, la academia en un sentido estricto, en un sentido estrictamente académico, abundado un poco, es el núcleo, es el entre donde se reproduce todo el quehacer académico de cualquier departamento y eso hemos castrado, es lo último que podría decir, Darío.
Ojalá que mi departamento rescate ese sentido, el sentido tanto de la difusión, como de la investigación, y si para eso habrá que hacer cambios, pues ni modo, y si tengo que ser de los inconformes y que nuevamente se me califique, yo lo voy a ser, no importa quien esté al frente. Seré el eterno descontento (Segura, 2000).
A su salida, se cierra el ciclo de las coordinaciones ejecutivas, y queda al frente de Economía, Pedro Moctezuma Navarrete, quien funge como el primer Jefe de Departamento, conforme la nueva Ley Orgánica de la Universidad de Sonora, número 4, ejerciendo sus funciones de noviembre de 1991 a noviembre de 1995. En este período entra en operación el sexto plan de estudios.
Los siguientes jefes de Departamento son: José Ángel Valenzuela García, noviembre de 1995 a noviembre de 1999; Benjamín Burgos Flores, de noviembre de 1999 a agosto de 2001; lo sustituye Germán Palafox Moyers, quien ocupaba el cargo de secretario y ocupa la jefatura de agosto de 2001 a noviembre de 2005. En este tiempo entra en funcionamiento el séptimo plan de estudios de Economía y se crea la licenciatura en Finanzas. Germán Palafox es reelecto y continua al frente del departamento por el período que va de noviembre de 2005 a 2009.
En este breve recorrido, cabe hacer notar que ocurrieron cambios sustanciales en el marco normativo de Economía, al igual que el resto de las unidades académicas universitarias, merced a tres cambios de legislación que marcan tres épocas y tres estilos de conducir los destinos de la institución en general y de la escuela en particular: De la Ley 39 a la ley orgánica 103, termina la época de los directores de escuela para dar paso en 1973 a los coordinadores ejecutivos, con lo que surgen en las escuelas los órganos de gobierno paritarios: igual número de alumnos y profesores, representación también paritaria en el Consejo Universitario, por la época el máximo órgano de gobierno. En 1991, cambia la legislación universitaria y rige la Ley 4, misma que consagra la figura de los jefes de departamento en las otrora escuelas, agrupando varias licenciaturas; el conjunto de departamentos componen la División, que es encabezada por un Director. El conjunto de divisiones crean una Unidad Regional, a cargo de un Vicerrector.
Ahora ya no hay órgano de gobierno en los departamentos, en cambio lo hay en la División: el Consejo Divisional, integrado por los jefes de departamento y una mínima representación de profesores y estudiantes: un profesor y un estudiante por departamento, siendo presidido por el Director.
La unidad regional es gobernada por el Vicerrector quien preside el Consejo Académico, y como autoridades superiores a éste tenemos al Colegio Académico y, por último, a la Junta Universitaria. Como se ve, quedaron muy lejos los tiempos en que la comunidad podía contar con representación en la toma de decisiones institucionales, y podía resolver in situ sus problemas cotidianos.
La ampliación de las estructuras burocráticas muy pronto devino en la reducción de la participación colegiada, quedando disminuida la academia a los límites del aula y a los eventos contemplados en las tablas de acreditación. Las reglas de funcionamiento, el manual de procedimientos, el instructivo, los formatos, la página electrónica de la administración, fueron las coordenadas de los nuevos canales de comunicación. El estudiante pasó a ser “cliente”, según la jerga administrativa, y el profesor, un empleado que había que controlar, supervisar, evaluar y capacitar, a tono con los nuevos tiempos marcados, desde lejos, por el reloj de la política neoliberal.
Mientras que el docente ve reducirse sus espacios de participación, el alumno-cliente salta al primer plano mediante un modelo de educación “basado en las teorías del aprendizaje”, ahora, merced al PNE 2001-2006 y, desde luego, la recomendación de organismos internacionales.
En este marco de relaciones, Economía, con una población que ha fluctuado entre los 200 y los 400 estudiantes y una veintena de profesores de tiempo completo, se incorpora al nuevo modelo curricular, y recibe la nueva de las tutorías. La relación maestro-alumno que se daba de manera espontánea, ahora pasa a ser mediada por un sistema de asignaciones obligatorio que pronto tiene su expresión electrónica mediante la creación de la página electrónica del PIT. Los cargos y abonos de la relación entre el docente-proveedor y el alumno-cliente pueden ser medidos y evaluados. El sistema de puntajes para los estímulos económicos se liga de esta manera a la tutoría e influye para transformarla, de una posibilidad de interacción académica, en una relación que tiene por móvil el interés económico.
Ayer, el estudiante de economía alternaba con los profesores en la toma de decisiones, en el seno de los órganos colegiados existentes, o en la informalidad organizada de las asambleas conjuntas que afrontaban problemas comunes. Hoy, el estudiante es alguien que debe ser objeto de un trato especial suponiéndolo menor de edad para los efectos de la consideración oficial. Hoy se le tutela, se le dicen cómo son las cosas en la institución, se le dicen dónde están las cosas y cuáles de ellas están disponibles para él; se le instruye acerca del bien y el mal, sobre el manejo de la ira, sobre lo social y políticamente correcto. La vida universitaria deja de ser un reto, un período iniciático, una aventura personal vivida generacionalmente, a veces azarosa pero finalmente gratificante, para convertirse en un laberinto tramitológico que requiere de conductores designados. La emoción del hallazgo queda para después, porque la iniciativa propia es costosa para los indicadores de eficiencia escolar.