Teoría Instrumental y la evolución de la técnica

En la teoría instrumental las tecnologías son herramientas listas para servir a los propósitos de los usuarios. La tecnología es considerada neutral porque se valora exclusivamente en términos de eficiencia. En términos de su uso y aplicación (Feenberg, 1991, p. 5). En este sentido el término tecnología se encuentra más cercano al de técnica —anteriormente señalada—, ya que su concepción se centra en los artefactos producidos, los procesos, métodos y usos, ya que no posee ningún contenido valorativo extrínseco. Esto quiere decir, que la tecnología, mejor dicho, la técnica es indiferente a la variedad de fines para los que puede ser utilizada, fuera del sentido primario de herramienta de uso, útil para ejecutar una acción y esperar un resultado determinado.

Esta percepción de neutralidad rechaza cualquier influencia de corte social, político, económico o cultural. La tecnología desde esta perspectiva se encuentra descontextualizada de las corrientes humanísticas, en otros términos, el discurso instrumentalista considera a la técnica como un factor exógeno a las consideraciones valorativas, morales, ambientalistas que preocupan al ser humano, y no es factor de cambio o de impacto para las relaciones sociales como principio causal sino por añadidura de otros factores externos que el propio ser humano otorga a la tecnología.

Las tendencias instrumentalistas “tecnófilas” ven al desarrollo tecnológico como el proceso lógico de la evolución, se equipara casi automáticamente con la idea de progreso. El progreso es el devenir de la tecnología, pues se asocia de manera natural con la mejora continua, con la eficiencia de los artefactos. La lógica tecnológica es producir un artefacto más eficiente que sus predecesores en una escalada sin fin. La tecnología se interpreta como un factor puramente técnico (o científico), objetivo, indiscutible y al margen de cualquier consideración no ingenieril. Para la teoría instrumental queda muy claro el concepto de “universalidad tecnológica”, ya que el parámetro para medir la eficiencia y la productividad siempre es el mismo, entonces pueden ser aplicados en diferentes circunstancias y contextos. De esta concepción se desprende la idea de que la tecnología aumenta la productividad en diferentes países, en diversas áreas y en escenarios similares a los originales. Y entonces la transferencia tecnológica se administra de manera similar a las diferentes civilizaciones sin considerar la adaptabilidad de la técnica a otras culturas ya que las normas de eficiencia serán equivalentes en cualquier contexto.

De esta manera el instrumentalismo tecnológico provee un marco teórico seguro para los procesos de industrialización y de adquisición de tecnología sin riesgo aparente. Su implementación por tanto no considera a los usuarios como distintos y diversos, mantiene la unidireccionalidad de la tecnología sin posibilidad de tensiones en los usuarios. La transferencia de tecnología se preocupa de coordinar y replicar todos los procedimientos originales, porque no existe ninguna posibilidad de error que no sea de carácter técnico. Por lo anterior, la técnica y tecnología, mantienen la conexión idónea entre práctica y teoría instrumental como la parte que focaliza el ámbito ingenieril de los artefactos, el conjunto de acciones concretas para alcanzar un objetivo productivo determinado y el procedimiento para organizar tanto las acciones prácticas como las operaciones conceptuales son el resultado de estandarizar y alinear los procesos, ya que no existe factor externo que modifique las acciones planeadas y los resultados esperados.

Desde la perspectiva instrumental se puede pensar en una evolución y un desarrollo sostenible de la tecnología ya que los eventos se dan en cadena y de manera lógica, unidireccional y por tanto predecible. No son aceptados los saltos discontinuos en la tecnología, cada paso debe sentar las bases del siguiente de manera uniforme y esperada. La idea de progreso que se trató con anterioridad relacionada con la tecnología en sentido amplio le va muy bien a la propuesta instrumentalista ya que siguiendo los modelos, protocolos que han dado resultado en el pasado, garantizan la tendencia progresista de la tecnología y por tanto su éxito.

El autor propone la postura contraria a la corriente instrumental ya que se trata de demostrar que es imposible la universalidad de la tecnología en su etapa de implantación, de transferencia, el filtro sociocultural por el que pasa la tecnología debe ser tomada en cuenta y esa es una debilidad de la teoría instrumentalista. Es erróneo pensar solamente en los factores endógenos de la tecnología como procesos productivos, creativos y de diseño ingenieril, sin contextualizar los factores exógenos que rodean a cualquier proceso tecnológico. Los usuarios, consumidores también juegan un papel importante dentro del desarrollo, este es uno de los factores importantes a explorar en la investigación que está en curso.

Winner (1983) ya lo había señalado al decir que la tecnología implica forzosamente la política y se agregaría, la sociedad, la economía, las artes, en fin las demostraciones humanas que conforman una forma de vida a la cual pertenece la tecnología. El concepto instrumentalista es útil para el desarrollo creativo de la tecnología en su plano unidireccional, pero solamente como propuesta inicial, ya que las tensiones a las que será sometido en la etapa de maduración tendrán que enfocarse a factores exógenos como los antes descritos. La tecnología instrumentalista entonces, seguirá su trayectoria acumulada hacia la evolución irrefrenable, los factores exógenos como los consumidores finales, la economía, política, cultura y sociedad serán poco relevantes para la propia tecnología que seguirá su rumbo sin tomar en cuenta las consecuencias futuras propias de su desarrollo. Tal vez si los hombres fueran convertidos en máquinas o artefactos tecnológicos, —como ya se mencionó—, la teoría instrumentalista tendría menos problemas argumentativos, ya que la norma de medición quedaría reducida a la utilidad y eficacia de los aparatos en pleno funcionamiento.