Jorge Alfredo Blanco Sánchez
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Marshall McLuhan (1964) al referirse a los medios masivos de comunicación e información los dividió entre medios fríos y medios calientes. La división en la actualidad es muy útil para explicar la diferencia entre los medios de baja participación y los medios interactivos. Los medios calientes son repetitivos, especializados, en algunos casos mecánicos, con procesos estandarizados y uniformes. En cambio los medios fríos son interactivos, personales, permiten la originalidad, no son especializados ni estandarizados. Un ejemplo muy claro de medio caliente es la televisión y de medio frío sería la computadora.
Tapscott (1998) sugiere que una forma de medir la influencia de los medios entre los miembros de la sociedad sería a través de tomarle la temperatura a la tecnología que se usa y consume. Por lo pronto el mismo autor considera que los jóvenes que participan de la “generación net” han bajado la temperatura de la tecnología gracias a su mentalidad interactiva.
En este apartado se pretende destacar la importancia de los medios interactivos, en especial la computadora con conexión a Internet, como herramientas que permiten la participación activa de los usuarios, participar activamente requiere de conocer y reconocer una nueva cultura de la interacción como requisito indispensable para entender lo que está pasando dentro de la brecha digital al mismo tiempo destacar la relevancia de la cultura de la interacción como forma de expresión que permite el diálogo y la comunicación entre personas que utilizan con frecuencia el medio tecnológico. De igual manera los medios interactivos no son herramientas neutras, su mismo diseño implica cierta interpretación, la cual se integra a su parte técnica al momento de ser utilizada por el usuario. En este apartado se hará énfasis en el ciberespacio y la virtualidad como formas simbólicas que trae consigo la propia herramienta CMC y que se conceptualiza al momento de ser utilizada y consumida de cierta manera por el internauta que configura su interpretación simbólica del medio tecnológico y de la tecnología en general.
La comunicación medida por computadora conocida como la CMC es la comunicación que se da entre dos o más personas, utilizando la computadora con conexión a Internet como medio tecnológico que permite la interacción sincrónica o asincrónica. Se habla entonces de los sitios “Chats”, el correo electrónico, los mensajeros y las comunidades virtuales, como medios de intercambio público donde las ideas fluyen de un lado para otro con la finalidad de conformar relaciones personales en el ciberespacio. La realidad virtual o el Tercer Entorno son los espacios propicios para que los gustos y las preferencias de los usuarios se manifiesten (Echeverría, 2000). La discusión respecto a lo que es el Internet sigue polarizado, para unos es un espacio físico que ocupan los artefactos tecnológicos, para otros es un espacio simbólico, intangible, virtual donde el hombre construye la nueva realidad. Bonder (2002) por ejemplo indica que el mundo virtual es un terreno que pertenece al orden de lo intangible, pero que se accede a él mediante medios tangibles.
Mitra y Schartz (2001) indican que son los dos espacios a la vez, el ciberespacio ha ganado terreno doméstico al entrar en los hogares como parte de la decoración de la vivienda (como electrodoméstico), pero también ha ganado un tiempo de atención por parte de los integrantes de la familia, en especial las tecnologías de información y comunicación. El espacio simbólico que ocupan las diversas tecnologías según Jones (1995) se identifica con el uso y consumo que hacen las personas con ellos. No sólo es el utilizar una herramienta tecnológica, es un medio de información y comunicación interactivo que requiere de dedicarle un cierto tiempo y de inmiscuirse en él.
La CMC es un medio de relaciones sociales que utiliza como motor a la tecnología, pero conjuntamente tanto la tecnología como el usuario se dan cita en un espacio donde ocurren procesos simbólicos entre individuos, grupos, comunidades que comparten información y construyen ideas y conceptos con significados comunes. En este sentido Castells (2001) lo denomina “Espacio de flujos” donde los usuarios manifiestan significados culturales a otros sujetos con el fin de entablar un diálogo mediante el intercambio de mensajes que crean contextos singulares, ambientes propicios para la interactividad.
La CMC no sólo es un espacio al que se asiste como espectador, se actúa en él, se tiene la sensación de estar con alguien, de ser, de compartir, de sentirse partícipe. Utilizando la terminología de la dramaturgia, el usuario se convierte en actor y espectador, se convierte a la vez en autor, guionista, intérprete y crítico. Cumple el ciclo teatral en un solo espacio.
El Internet puede actuar como un espacio sociocultural y como sitio tecnocultural donde se dan cita para interactuar los miembros de una comunidad en tiempo real o diferido, pero lo importante es que existe un lugar apropiado para la interacción, que permite expresar singularidades y compartir gustos, también como lo indica Turkle (1995) en sus estudios de identidad, la CMC funciona como un transmisor de afectos, sentimientos e ideales. Es entonces de gran utilidad el tratar de entender la forma en que las personas utilizan el medio y el sentido que le dan los propios usuarios a la herramienta tecnológica y al proceso virtual de comunicación.
El sentido de apropiación del medio y del espacio comunicativo es de singular importancia para descifrar el gran auge que tiene la CMC. La comunicación mediada por computadora es sólo una parte del Internet, en donde se puede tener acceso a espacios comunicativos y en el cual los grupos son formados a voluntad, esta es la parte que interesa a la investigación que se realiza, por tal motivo se centra la atención exclusivamente en este proceso comunicativo tecnológico.
Rheingold (1995) establece que la CMC tiende a formar comunidades virtuales, asunto que ya se trató con anterioridad, y la necesidad de conocer personas y asociarse son los primeros factores que influyen en su desarrollo. El propio autor deja ver entre líneas que la CMC trata de llenar un gran hueco que se forma en la modernidad a causa de la escasa comunicación cara a cara que se produce durante el día entre sujetos, ya sea por las distancias, los horarios tan dispares de los integrantes de la familia. La realidad es que el contacto visual es importante y en ocasiones la naturaleza del trabajo actual requiere de estar constantemente en comunicación con sujetos que se encuentran a distancias considerables unos de otros. En pocas palabras, el autor trata de dar a entender que el hombre tiene la necesidad de sentirse en contacto con sus semejantes y por tal motivo, hace uso de la tecnología.
Gómez (2003) señala que el hombre vive entre dos mundos, los cuales dejan cierta influencia al convivir o exponerse en ellos, de hecho su actuar se nutre de los dos. Se ha acostumbrado a vivir en dos mundos paralelos el mundo virtual y el real, para los jóvenes tecnófilos resulta difícil en la actualidad, identificar cuál de ellos es real y cuál el irreal. Meyrowitz (1998) indica que la construcción de la identidad, en especial la de los jóvenes, no se construye exclusivamente a partir de las instituciones clásicas, como la familia, la escuela y la iglesia, gradualmente el mundo virtual proporciona opciones diferentes para que los adolescentes construyan u opten por otros entornos como referentes identitarios. El enfoque que interesa al presente estudio es el espacio cultural que fomenta la CMC como espacio simbólico con dos referentes bien identificados, el físico y el subjetivo y desde esa perspectiva será estudiado el fenómeno de la interactividad tecnológica.
González (2003) hace la diferencia entre la pantalla hacia fuera como el espacio físico y la pantalla hacia dentro como el subjetivo. Parece una distinción tajante, pero en principio muy útil para clarificar lo que ocurre con la CMC. El dispositivo externo, es el artefacto tecnológico cultural; el dispositivo interno sería el proceso comunicativo, simbólico y cultural.
La corriente culturalista que se encarga de estudiar la CMC ha destacado claramente por lo menos tres procesos fundamentales: a) La CMC como facilitadora de comunidades virtuales que su intención primordial es crear diálogo comunitario entre grupos con intereses afines (Rheingold, 1995); b) La CMC como protagonista de la Cibersociedad cultural, entendida ésta como un espacio de nuevas oportunidades de participación democrática entre diversos actores que aceptan la interacción hombre-máquina-hombre como una forma de conexión entre tecnología, sociedad y cultura (Jones, 1999); c) La CMC como laboratorio de personalidad, la construcción de identidades a partir del mundo real entrelazado con la tecnología informática (Turkle, 1995). Una de las características sobresalientes, comunes a todas las concepciones anteriores es la “interactividad”, la cual se considera el motor de cualquier actividad que se pretenda en la CMC. Es indispensable señalar la diferencia que existe entre actividad e interactividad , ya que es punto toral de las investigaciones en el campo cultural.
La actividad o proactividad se puede dar en una relación hombre máquina, pero la interactividad requiere de una respuesta específica y la CMC es el medio idóneo para la interactividad. Es importante remarcar que la interactividad requiere de un canal de dos vías, ida y vuelta donde los participantes tienen la oportunidad de enterarse de la información proporcionada por los emisores y a su vez tiene la ocasión de emitir sus propias concepciones mediante su participación retroactiva a los argumentos planteados. La capacidad dialógica es la parte sustancial en la relación hombre-máquina-hombre.
Mayans y Balaguer (2000) mencionan a la cibercultura como este espacio de encuentro donde los sujetos se afectan mediante el intercambio de mensajes en la CMC, pero no se quedan en el simple intercambio de información, sino que hacen énfasis en las afectaciones, en las construcciones a partir de la interactividad entre los sujetos participantes. De esta forma la creación de significados simbólicos, de construcción de identidades, adquiere un sentido distintivo que el medio tecnológico proporciona a los usuarios. Los mismos autores se refieren al ciberespacio como un lugar social y cultural “practicado”, es decir, este espacio solamente existe porque para el hombre es significativo, porque es un lugar de actividad para el individuo en el cual puede experimentar, crear, difundir, relacionarse e identificarse con sus semejantes.
Otros aspectos que también deben ser tomados en cuenta son las distinciones entre lo público y lo privado, entre lo local y lo global. En la actualidad las nuevas tendencias tecnológicas en el campo de la CMC permiten establecer un control sobre los procesos comunicativos al grado de poder diferenciar, especialmente en los mensajeros, a las personas conocidas de las desconocidas. Los mensajeros en CMC permiten a la persona con accesibilidad al medio, restringir la participación solamente a los miembros que aparecen visibles en su lista de contactos, o también dar el acceso a los nuevos contactos pero sólo con la autorización del receptor. Este es un buen ejemplo de lo mencionado anteriormente al hacer referencia en la manera como el medio facilita las comunidades virtuales. La idea de la privacidad es evidente en este ejemplo ya que no se está visible a cualquier persona que se encuentra conectado, se está visible sólo para aquellos que cuentan con mi aceptación, de la misma manera se puede hacer referencia entre lo público y lo privado y destacar que este medio puede ser considerado como particular, discriminatorio e íntimo para cierta comunicación particular de sentimientos y emociones que los usuarios solamente comentan con un número restringido de familiares y amigos.
Los chats por su parte, como facilitadores de la cibersociedad y de construcción cultural de la interacción, permiten delimitar el espacio de lo público, al ser la CMC un medio abierto a la comunicación de “muchos” a “muchos”, privilegia la interacción entre varios usuarios a la vez, como una conversación oral en línea. Se asemeja más a la reunión de amigos en que cada cual escucha y participa de toda la conversación o de gran parte de ella. Para otros es el espacio de la “tertulia” y de la socialización, donde se puede conocer a otras personas y pasar un rato conversando, pero no de manera privada, puede ser considerado como la extensión de la plática informal que se había iniciado en algún lugar y se continúa tiempo después en el ciberespacio.
Los jóvenes inmersos en el Chat, interactúan entre sí como si estuvieran hablando, la sintaxis, el tono y el estilo son característicos de la oralidad del encuentro frente a frente, no es como escribir un mensaje, reflexionado, cuidado y contextualizado. La comunicación tecleada es informal, lúdica, casual, utilizando abreviaturas libres, simbólicas, emocionales; lo importante en este espacio es contestar lo más pronto posible, sin racionalizar demasiado el texto escrito, sin correcciones (Balaguer, 2005). De igual manera la participación en espacios abiertos de Internet permite el juego de las identidades y la participación más igualitaria donde no importa el contexto social de los usuarios, ni su nombre verdadero, ni su aspecto físico, ni su posición económica. De esta manera se llega a suponer que la comunicación es más franca en algunos casos, ya que se borran las distinciones de géneros, edades y creencias que normalmente conforman las identidades cuando la comunicación es presencial.
La CMC entonces, se puede considerar como campo fértil para experimentar, replantear, reconstruir y poner a prueba la identidad, sin cuerpo, ropas ni posturas que los delaten, sin prejuicios sociales, el Chat permite crear personajes y representarlos a través de sobrenombres, de un disfraz, de mostrar otra cara, sea escondida, falsa o parte de la verdadera identidad del usuario. El juego es manipular la identidad construida para desinhibirse en algunos casos de las formalidades que atan, o esconderse tras un mote, tras el anonimato para decir aquello que no se atreve a manifestar como valioso o interesante ante los prejuicios sociales.
El lenguaje y el contenido de los mensajes son esenciales en la comunicación CMC, ya que el correo electrónico es uno de los instrumentos más útiles para la comunicación virtual. A diferencia del Mensajero y el Chat, el e-mail tiene sus peculiaridades que le permiten privilegiar al lenguaje escrito como la primordial fuente de interacción. Basta con indicar que en el correo electrónico, se escribe pensando y reflexionando la mejor manera de decir las cosas, de hacer uso tanto de formalidades como de informalidades, de demostrar la facilidad para la escritura y el manejo de un amplio léxico. Su carácter asincrónico permite enviar mensajes bien pulidos y trabajados.
Aunque la comunicación en el correo electrónico se reduce a las posibilidades del texto escrito, esto no ha limitado a la creación de signos específicos para demostrar estados de ánimo, sentimientos y afectos como lo son los “emoticones”, el subrayado, el resaltar ciertas letras, para dar a entender el énfasis, la intención del escrito. Aspecto importante a destacar es que el correo electrónico ha podido delimitar entre lo local y lo global en el sentido de distinguir la diferencia entre escribir un mensaje a un conocido, con todo el significado connotativo posible a diferencia del mensaje enviado a un desconocido donde la formalidad y los buenos modales de expresión son esenciales.
Mayans (2003) señala que el Internet por sí mismo despierta el sentido de la globalidad, como un todo accesible al usuario de CMC, pero no por eso el mismo sujeto deja de reconocer la importancia de sentirse entre los suyos, el comunicarse con los conocidos e interactuar con los amigos que hasta tiempo atrás había visto en la calle. Lo local sigue siendo un anclaje significativo para el sujeto que accede al medio electrónico, el sentido de pertenencia y de reforzar los vínculos es parte esencial del usuario de la CMC. Por ejemplo en las áreas de trabajo, el correo electrónico desplazó a los memorandas escritos en hoja de papel con membrete, la mayoría de los comunicados oficiales, formales, se pueden difundir por el medio electrónico, las casi desaparecidas cartas por correo normal han sido suplidas por este medio, donde lo local y restringido se encuentra bien delimitado por candados cada vez más difíciles de boicotear. Mientras los comunicados abiertos al público en general se encuentran al alcance de cualquier usuario de CMC, de grupos de trabajo bien definidos y en constante interrelación.
Para Octavio Islas (2005) los seres humanos realizan un amplio número de interacciones diariamente a través de interfaces inteligentes, los comunicados mediante el uso de tecnología abren un nuevo espacio de análisis, donde el hombre entra en franca relación con máquinas las cuales transforman el modo de interactuar, de construir y de relacionarse con los similares. El encuentro entre la computadora y el individuo permite el surgimiento de la realidad emergente, considerado como un espacio conceptual, con una estructura de significación propia que no pertenece del todo a la estructura técnica, ni tampoco en su totalidad a la estructura subjetiva del individuo. El resultado de este encuentro es un producto que depende de la relación entre personas y máquinas, es un encuentro dinámico, estructurado de modo diferente a todo lo existente con anterioridad. Es una interfaz que produce significados sustanciales para los usuarios internautas.
Manucci (2006) indica que el encuentro entre hombre y máquina es un encuentro entre dos sistemas, cada uno de ellos con características particulares y estructuras bien definidas para procesar información, por tal motivo es importante analizar la forma en que cada sistema trata de compartir información, no sólo se establece una relación entre sistemas objetivos y subjetivos sino en afectaciones mutuas que se requieren para entrar en plena convergencia. En el mejor de los casos es pensar en un sistema abierto a posibilidades no en desencuentros. La interactividad entre hombre y máquina no es del todo predecible y por tanto se concibe como un espacio de acercamiento, de construir rasgos significativos que posibiliten una relación virtual provechosa.
La CMC se convierte en el crisol de todos los señalamientos anteriores, es el recipiente donde se mezclan una cantidad importante de elementos que convergen en un momento dado en el que el hombre y la máquina redefinen sus circunstancias y entran en contacto para producir la etnocultura, para darle sentido al ciberespacio, para crear espacios suficientes donde la sociedad de la información sea incluyente, donde exista un modo equitativo de manifestarse, donde los individuos y las culturas entren en un remolino de interacciones al tratar de construir algo significativo para la sociedad, para los usuarios, para entender y comprender el determinismo tecnológico y el constructivismo social, para contextualizar la interactividad entre seres humanos como una de las diferentes herramientas con las que cuenta la humanidad.
Otro proyecto que vale la pena mencionar es el desarrollado en la Universidad de Carneige Mellon en Pittsburg. En el 2003 dieron a conocer los resultados de la investigación “The HomeNet Projet” , cuyo propósito fue entender el uso del Internet en el hogar. La investigación abarca del año 1995 al 2002 y tiene la particularidad que detalla las actividades que cada miembro de la familia efectúa frente a la computadora. Las preguntas claves de la investigación se sintetizan en ¿cómo integraron a la computadora con conexión a Internet al hogar?, ¿cómo cambió su vida familiar y personal a partir de la “domesticación” de la computadora? y el impacto que tiene el servicio tecnológico.
La investigación esta dividida por etapas:
Primer estudio de 1995-1996 con 93 familias entrevistadas que desarrollan actividades escolares y de la comunidad en Pittsburg.
Segundo estudio de 1997-1999 con 25 familias dedicadas principalmente a negocios en la misma ciudad.
Tercer estudio de 1998- 1999 con 151 hogares entrevistados en la misma ciudad y con actividades diversas.
Cuarto estudio del 2000- 2002 con una muestra nacional representativa en los Estados Unidos.
Las respuestas interesantes para el presente estudio es que la CMC sigue siendo la herramienta más utilizada en el tiempo que cada integrante le dedica a la computadora. En especial los resultados demuestran que el Internet es un medio para el placer, para el espacio lúdico, para el entretenimiento.
Las respuestas más frecuentes que las familias entrevistadas manifestaron respecto al uso de la computadora fueron:
a) Es el medio que permite la comunicación con familiares, amigos y en ciertos casos con extraños.
b) La computadora permite la interactividad en deportes y cultura
c) Es un medio útil para escuchar música
d) Es un medio interactivo para juegos
e) Es un medio de información y para completar intereses personales.
De esta manera se subraya que la CMC sigue siendo el medio más utilizado por los usuarios, a pesar de la gran variedad de información que proporciona la red mundial. El correo electrónico es el medio de comunicación más utilizado en la CMC. Le dedican mayor tiempo a comunicarse que a informarse.
Queda en entredicho aquello que decía que los internautas navegaban por Internet la mayor parte del tiempo dedicado al medio. Los estudios antes mencionados enfatizan que los internautas prefieren establecer relaciones socioculturales por el medio tecnológico más que informarse o desarrollar tareas tanto laborales como académicas.
Los datos antes señalados no son generalizables, la intención es que demuestren la diversidad de actividades que los consumidores efectúan frente a la computadora, una ellas es la comunicación y el establecimiento de lazos con otras personas, no con la intención de aislarse y convertirse en un ente tecnologizado por sí mismo, sino una forma alternativa, atractiva que las personas están utilizando y cada vez más se convierte en una herramienta que el hombre humaniza para sus actividades personales y colectivas.
Para cerrar este apartado, es conveniente indicar, aquello que los investigadores insisten reiteradamente, pero vale la pena recordarlo. Los usuarios de CMC utilizan la gran variedad de herramientas electrónicas disponibles, no se puede privilegiar a una sola, la combinación de varias o de todas es común entre los sujetos interactivos. Es más, la complementariedad de los medios es un suceso recurrente entre los usuarios, al grado de identificar que el individuo hace uso de medios ordinarios como de herramientas tecnológicas. Hasta el momento no se puede afirmar que el usuario que dedica más tiempo a la CMC inhiba el uso de la telefonía móvil por ejemplo o que la persona que navega en Internet para buscar información no utiliza a la par la misma tecnología para comunicarse. Lo que si es palpable es que cada vez los usuarios tecnificados dedican un mayor número de horas a estar inmersos en la virtualidad y el gusto por ello va en aumento.
Tampoco se puede afirmar que aquellas personas que utilizan de manera frecuente el Internet disminuyan por tal motivo su comunicación personal cara a cara, o que el uso del Internet sea factor de aislamiento social y cultural. Esta referencia está encaminada a identificar la necesidad actual de estar en contacto con los conocidos, estén donde estén. La necesidad de estar “on line” se encuentra más cercana a utilizar la gran oferta de medios tecnológicos actuales para entablar conversaciones, de sentirse conectado, disponible a los otros sujetos conocidos y la demanda constante de aceptar que la globalización y la modernidad son características actuales que permiten la mejor convivencia entre los miembros de la sociedad.
El carácter simbólico y cultural que la interacción social crea a partir del uso de un lenguaje o de un código cifrado que tiene significado para ciertos grupos o comunidades permite que el individuo encuentre formas de expresión cada vez mejor diseñadas, más sofisticadas y más satisfactorias para sus demandas, se puede visualizar que la inclusión de imágenes, voz, video, textos, signos diversos ayuda a diversificar la forma de comunicación, la CMC se encuentra en pleno desarrollo y también en pleno auge para los cibernautas y en cierta forma los hábitos sociales han modificado la concepción tradicional de manifestar sentimientos, creencias e ideales.
La cultura tecnológica reconoce que la interactividad es un motor de cambio, de modo de expresión, pero la esencia sociocultural está presente en su carácter simbólico en cada uno de los usos antes mencionados, su estudio y explicación se encuentran ahora en el plano de la inclusión, las razones de uso y consumo se está ampliando, los jóvenes parece que se adscriben de manera más rápida, pero no son los únicos. Esa es una de las razones del presente estudio y de su interés por analizar aquellos procesos tecnológicos involucrados en este suceso dialógico de construcción y reconstrucción de significados que permite humanizar a la tecnología y a su relación sociocultural.
“Son nuestras mentes —y no nuestras máquinas— las que procesan la cultura, sobre la base de nuestra propia existencia. La cultura humana sólo existe en y por las mentes humanas, generalmente conectadas a los cuerpos humanos” (Castells, 2001, p. 229)
La CMC como medio de comunicación tecnológico enfatiza su postura como instrumento de reconstrucción social. No sólo se ha convertido en un medio de interacción humano, multidimensional, multicultural, global y local al mismo tiempo, sino que también permite compartir códigos culturales, creencias y valores propios de las divergencias de raza, credo, nacionalidad.
Los encuentros convergentes o divergentes de las diversas culturas, se localizan implícitamente en las mentes de los cibernautas y desde ahí se expresan y se manifiestan en los mensajes que cada usuario construye al momento de entrar en la virtualidad. No son textos sin entorno y sin historia, son expresiones que conllevan parte de una cultura, lo cual agrega riqueza a las relaciones sociales en el ámbito tecnológico. De alguna manera este asunto ya fue tratado en el apartado de la cultura y solamente se vuelve a remarcar en este espacio como un suceso que no puede dejarse a un lado al momento de reconocer la influencia de los medios comunicativos en el proceso de uso y consumo de tecnología.
El beneficio implícito que aporta la CMC a los usuarios, puede ser analizado a partir de los orígenes del Internet, ya se hizo referencia al carácter libertario y anti jerárquico que motivó la invención de la comunicación electrónica. La emisión libre de mensajes, la interacción informal y formal, la posibilidad de creación de sociedades virtuales, la simultaneidad del diálogo y todos los protocolos que permiten la comunicación entre personas, son el sustento básico de la gran aceptación que ha tenido la computadora con conexión a Internet como medio idóneo para entablar relación entre sujetos que quieren expresar sus peculiaridades.