ESTRUCTURA ECONOMICA Y MIGRACION INTERNA EN AYARIT. UN ANALISIS MICROECONOMÉTRICO
Eduardo Meza Ramos
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Si bien en México se cuenta con un Instituto Nacional de Inmigración, aún no existen políticas públicas de migración. Este importante fenómeno es analizado desde la perspectiva del Consejo Nacional de Población (CONAPO). Precisamente en uno de sus programas recientes se propone apuntalar como destinos alternos de la migración a las ciudades con potencial de desarrollo sustentable. El CONAPO (2003), fundamenta su actuación en la política de población que se institucionalizó desde 1974, la cual tiene por objeto “regular los fenómenos que afectan a la población en cuanto a su volumen, estructura, dinámica y distribución en el territorio nacional, con el fin de que participe equitativamente de los beneficios del desarrollo económico y social.”
Al respecto el CONAPO señala, entre otros aspectos, que se ha logrado reducir el ritmo de crecimiento de la población. Por lo visto, en Nayarit esta situación ha ido mucho más lejos, pues varios municipios registran tasas de crecimiento negativas. Sin embargo, el CONAPO reconoce que todavía está por alcanzarse uno de sus objetivos fundamentales, que es el de propiciar una distribución territorial de la población acorde con las potencialidades del desarrollo regional sustentable. Sin duda, este objetivo no se ha logrado después de 30 años. Además, cuando se propuso esa política (en el año de 1974), el país se había beneficiado de la denominada “política de desarrollo estabilizador”, lo cual ocurrió en el período de los años de 1954 a 1970; período, según Dussel (2005), donde hubo empleo y altas tasas de crecimiento. Sin embargo, en los últimos años la economía ha crecido muy por abajo de su potencial y no se han generado los empleos que demanda la población económicamente activa.
Si se tiene la idea de que el mejoramiento económico ha incentivado la inmigración, se puede argumentar que en Nayarit, en los años siguientes a 1995 ésta siguió incrementándose debido al mejoramiento que reportan las variables económicas analizadas en los tres municipios líderes de Nayarit: Tepic, Xalisco y Bahía de Banderas. Mientras Tecuala, considerada como una comunidad urbana, sufrió un retroceso y ahora es una comunidad con características de rural, la cual además, según CONAPO (2003), mantendrá ese estatus al menos en los próximos 25 años. De aquí se podría derivar la idea de que los signos de avance económico actúan como señales de atracción para los inmigrantes potenciales.
En las zonas metropolitanas de Tepic y Xalisco vive el 37.2% de la población del estado, municipios que junto con Bahía de Banderas y Puerto Vallarta, registraron tasas de crecimiento anual cercanas al 5% en el período de 1990 al 2000, lo cual demuestra que son las zonas más atractivas para los emigrantes, no sólo por las señales usuales del mercado, tales como ingresos salariales, productividad per capita, costo de transporte y capital humano, sino por las características asociadas a una concentración de población que genera economías de escala.
En lo que se refiere al empleo, se pueden detectar dos áreas con amplio potencial de crecimiento: la primera formada por los municipios de Tepic y Xalisco y la segunda por Bahía de Banderas. En la primera, se concentra mayor infraestructura y servicios públicos perfilándose ya como un área metropolitana conurbada; y su dinámica económica influye decididamente en la tendencia del empleo en el estado. La segunda área, de incipiente crecimiento, observa vocación neta orientada a los servicios, principalmente turísticos y hacia actividades de construcción. El contexto económico anterior, indica que estas dos áreas son receptoras de emigración y atraen flujos laborales, en tanto que los diez municipios señalados con vocación a las actividades del sector primario son expulsores de mano de obra.
Estas condiciones específicas de la estructura económica bien pudieran obedecer a rezagos en los cambios estructurales e institucionales necesarios en la economía, entre ellos la diversificación productiva, una mayor eficiencia en los canales de distribución y comercialización, así como en la eliminación del intermediarismo y de los cacicazgos. Es recomendable que se impulsen la libre competencia del mercado y la inversión, pero bajo lineamientos y observancia de una política industrial activa que impulse el empleo, la productividad y un mayor nivel de bienestar.
Las ciudades del país juegan un papel fundamental en la superación de las desigualdades regionales, en tanto constituyen nodos estratégicos para la producción, intercambio y distribución de bienes y servicios a escala regional, nacional e internacional, según su jerarquía dentro del sistema urbano nacional. Sin embargo, se requiere aprovechar al máximo el potencial de sus ventajas competitivas, así como las relaciones de complementariedad entre ellas. Si entre los objetivos de la política regional mexicana está la superación de la marginación social (que permita el acceso equitativo de la población a la educación, la infraestructura y los servicios), así como la conservación de su entorno ambiental; entonces, por los resultados obtenidos en Nayarit, las fuerzas del mercado están en conflicto, pues esa política no se ha instrumentado en la mayoría de los municipios del estado o, en todo caso, ha sido insuficiente.
Es importante que las políticas de desarrollo municipal tengan en consideración los elementos derivados de este y otros estudios sobre el tema, y se enfoquen de manera especial hacia aquellos municipios en donde predominan las actividades productivas del sector primario. De lo contrario la desigualdad se podría seguir acentuando, pues hasta ahora sólo se apoya el desarrollo de los municipios más poblados, en tanto ya cuentan con los elementos de atracción que sustentarían el crecimiento natural, en perjuicio de aquellos municipios menos poblados. Si a esto se agrega que quienes migran tienen en promedio mayor nivel de riqueza y son más jóvenes que quienes permanecen en los municipios de origen, el proceso estaría conduciendo a un falso desarrollo.
En otro sentido, si se desea incrementar la eficiencia económica de la migración como un mecanismo de mercado, es recomendable mejorar los mecanismos de información de ofertas de trabajo en todos los municipios del estado. Es decir, ofertar la oportunidad entre todos los individuos, y considerar todos los mercados regionales y no sólo aquellos cercanos al lugar donde viven.
Por otra parte, si se desea mejorar la desequilibrada distribución de la población laboral del estado, ello debe estar inscrito en una política nacional activa, que considere la situación de las cabeceras municipales, así como la dotación de la infraestructura adecuada que propicie la instalación de empresas generadoras de puestos de trabajo, factor que ha estado estancado desde hace años y el cual en gran medida impulsa a la población a buscar nuevos horizontes para su supervivencia. Aquí cabe preguntarse: ¿Cuánto tiempo deberá transcurrir antes de que un desarrollo satisfactorio haga que los emigrantes cambien su objetivo respecto al destino desde los mercados de trabajo? Después de todo, al emigrar también se está adquiriendo experiencia (parte de su capital humano), al adquirir más destreza en un trabajo en la industria de un municipio de destino.
Cabe apuntar que aún falta por estudiar cuáles son los roles de los migrantes en las sociedades de origen y en las de destino en que está implicada la persona que migra. Esto podría arrojar luz sobre el conocimiento de los motivos de la migración, la capacidad de la persona para decidir sobre su migración, la elección de un lugar de destino y la manera en que se integra en la sociedad de llegada. Asimismo faltaría incorporar al análisis el marco legal laboral, pues si bien, en general, la legislación en sí no es discriminatoria, su aplicación muchas veces sí lo es.
En adición, también faltaría conocer físicamente las condiciones geográficas de los municipios del estado, considerar el papel del lenguaje en la decisión de migrar, estudiar su riqueza cultural, la cual muchas veces los impulsa a migrar (sin importar el transporte y aún a caminar meses enteros) para cumplir con ritos religiosos y de paso trabajar en actividades agrícolas del estado (Pacheco, 1999). Es importante que el investigador tenga suficiente conocimiento del área de origen y de destino, para encontrar otras variables factibles de ser incorporadas, que correspondan al marco teórico económico, pues la aplicación empírica debe considerar que la toma de la decisión de migrar también implica conflictos.
Por último, es necesario hacer hincapié en que una política orientada a mejorar las comunicaciones y el transporte, propiciaría la canalización de inversiones hacia las comunidades, sobre todo hacia aquellas que cuentan con potencial de desarrollo, lo cual contribuiría a contrarrestar los flujos migratorios internos, o por lo menos a reorientarlos. Para terminar, cabe señalar que tal vez una aportación adicional de este trabajo sería desarrollar una metodología para estimar la probabilidad de migrar a partir del enfoque de la teoría de la utilidad, la cual bien se podría aplicar en otros estados del país.