ESTRUCTURA ECONOMICA Y MIGRACION INTERNA EN AYARIT. UN ANALISIS MICROECONOMÉTRICO
Eduardo Meza Ramos
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Cotidianamente se discute el fenómeno de la migración por autoridades mundiales, nacionales o estatales, políticos, investigadores y público en general. El Fondo de las Naciones Unidas para la Población, sostiene que entre las causas que motivan la migración, se encuentra la búsqueda de una vida mejor (tanto individual como familiar), las disparidades de ingreso entre distintas o incluso dentro de una misma región, así como las políticas laborales y migratorias de los países de origen y de destino. Por su parte, el Fondo Monetario Internacional, argumenta que la migración de mexicanos a Estados Unidos y la expansión de las actividades económicas informales en el país, han constituido una válvula de escape a la escasa creación de empleos y oportunidades para las nuevas generaciones (Carstens, 2005). Por otra parte, Obrador (2004) sostiene que la migración es una de las consecuencias de los bajos ingresos económicos, afirmando que ''millones de personas se ven obligadas a emigrar o a aceptar la incertidumbre de la economía informal”.
Los factores que influyen en la decisión migratoria están relacionados con las características del mercado laboral del área de destino, en donde los migrantes buscarían beneficios monetarios (como el aumento de sus ingresos) y no monetarios (como la accesibilidad a determinados servicios urbanos) y, en general, mejores condiciones de vida, los cuales constituyen los llamados “factores de atracción”. Asimismo, la emigración implica costos monetarios (como el transporte y la falta de información) y no monetarios (como el costo de oportunidad y los costos físicos). En sentido opuesto operan los “factores de expulsión”, entre los cuales se podrían señalar la falta de empleos permanentes, la incertidumbre de buenas cosechas y las escasas posibilidades de acceso a determinados servicios sociales como la educación o la sanidad.
De ahí la importancia de analizar ese fenómeno en los municipios de Nayarit, porque no obstante la existencia razonable de recursos naturales, disponibilidad de suelos fértiles y agua, se ha carecido de programas públicos eficaces para alentar el desarrollo empresarial, lo que se manifiesta en el bajo nivel de actividad manufacturera (Ruíz, 1994). En lo que se refiere a la infraestructura pública de Nayarit, en 1998 el estado registraba índices por debajo de la media nacional en aeropuertos, carreteras, ferrocarriles, telecomunicaciones y hospitales. En cambio Fuentes (2003) encontró que Nayarit está por arriba de la media en infraestructura de puertos y en escuelas primarias.
Sin embargo, se tiene rezago en la dotación de vías de comunicación. En otros estados existen carreteras de “cuota” paralelas a las vías libres, en cambio en el tramo de la ruta México - Nogales que cruza la entidad en sentido sureste a noroeste (del crucero de San Blas al entronque con el vecino estado de Sinaloa) sólo existe una vía de dos carriles, ocasionando con ello altos costos de transporte, tanto de orden monetario como de tiempo, por lo tardado que resulta transitar por carreteras de este tipo.
La población en general percibe bajos ingresos económicos. Los datos recientes disponibles sobre el Producto Interno Bruto de la entidad son verdaderamente reveladores al respecto. Si las décadas de los años ochenta y noventa se catalogan como perdidas para la sociedad mexicana, en esta región durante ese período parece haber ocurrido una disminución severa en el nivel de vida.
El estado de Nayarit ha perdido terreno en su contribución al producto nacional como consecuencia de contar con una estructura productiva que adolece de suficiente desarrollo tecnológico. Esto trae como resultado la tendencia al estancamiento de los rendimientos tanto de los cultivos agrícolas como de la productividad general, lo cual se traduce en bajos niveles de competitividad. Entre los trabajos que evalúan la riqueza de la población a partir del ingreso per capita y el cálculo de crecimiento del mismo (Rodríguez, 2003), señala que en Nayarit el ingreso anual per capita (medido en miles de pesos de 1993), fue de 7.8 en 1970, se incrementó a 11.4 en 1985, pero descendió a 10.2 en 1993, lo cual significa un crecimiento de 1.46% en el período 1970-1985. Sin embargo, para el período 1985-1993 fue de sólo 0.89%, lo cual implica una caída del 39% en los ingresos de la población del primero al segundo período.
Por otra parte, en el quinquenio 1980-1985, Nayarit registra una tasa de crecimiento del PIB per capita real de 2.3% que lo ubicaba en el onceavo lugar nacional, pero para el período 1993-1999 pasó al lugar 32, con una tasa de crecimiento del -1.0% (Arroyo, 2001). Los niveles de renta per capita de Nayarit, son inferiores hasta en 16 veces en relación con la renta más elevada de las entidades federativas y hasta más de cuatro veces inferior a la media nacional.
El fenómeno anterior está estrechamente ligado a una estructura ocupacional sumamente precaria, ya que el empleo es la principal fuente de ingresos de la población. Parte importante de la población económicamente activa del estado obtiene sus ingresos por la vía de la ocupación como asalariados, como trabajadores del llamado sector social, compuesto por ejidatarios y asociaciones de pescadores; o bien trabajando por cuenta propia en segmentos ocupacionales informales. De esta forma, el conjunto de actividades económicas que constituyen la base del empleo, con seguridad tienen niveles de productividad sumamente reducidos en términos de valor y son actividades poco dinámicas, lo que permite inferir un desempeño no satisfactorio.
El crecimiento de la población a nivel de la entidad, es sumamente lento y con una tendencia a disminuir aún más en virtud de la creciente emigración hacia otros estados y a los Estados Unidos de Norteamérica. En el último período censal (año 2000), la tasa media de crecimiento anual supera ligeramente el uno por ciento, por lo cual Nayarit constituye una de las pocas entidades que cruzó el umbral del nuevo milenio con una población inferior al millón de habitantes (INEGI, 2001).
Aunque el ritmo de crecimiento poblacional ha sido lento, existen marcadas diferencias al interior de las regiones de Nayarit. En el momento actual se puede hablar de crecimiento nulo o hasta de decrecimiento poblacional en la mayoría de las regiones agropecuarias del estado; de un crecimiento moderado en la principal concentración urbana de la entidad y en las áreas conurbanas, y; de un crecimiento comparativamente acelerado en la zona sur que está dedicada a actividades de servicios relacionados con el turismo. Tal es el caso del nuevo municipio de Bahía de Banderas, el cual está más integrado a la economía de Puerto Vallarta, Jalisco. En Bahía de Banderas, municipio creado a fines de los años ochenta, los datos muestran que en el año 2000 la población residente habitual de la región es superior en más del 50% a la que existía diez años atrás.
De lo anterior es posible suponer una intensa movilidad espacial de la población en búsqueda de oportunidades de empleo y de mejores ingresos salariales, dividida en dos vertientes: una formada por migrantes intermunicipales que arriban a las zonas de actividades económicas dinámicas de la entidad, principalmente a la capital, su área de influencia y la zona de Bahía de Banderas; la otra conformada por migrantes interestatales e internacionales.
En este sentido, las preguntas que se trata de responder en este trabajo son: ¿Quiénes migran?, ¿Por qué migran? ¿Cómo se relacionan las actividades económicas y el fenómeno de la migración interna en Nayarit? ¿Si Nayarit está entre los estados que arrojan un saldo migratorio neto negativo, por qué algunos municipios tienen tasas de crecimiento de población por arriba del promedio nacional?