David Flores Ruiz
Llegados a este punto, para concluir con el análisis de las teorías del comercio internacional, paradigma sobre el cual comenzó a desarrollarse, como expondremos posteriormente, el análisis de la competencia, en general, y en la actividad turística, en particular -enfoque macroeconómico-, es conveniente profundizar en las diferencias, ya apuntadas, existentes entre las teorías clásica y neoclásica del comercio internacional, pues ello se traduce en enfoques diferentes a la hora de analizar la competitividad de los países y en determinados sectores y subsectores productivos.
En lo que se refiere al análisis de la competencia, aspecto que nos ocupa en el presente trabajo, como ya se ha apuntado, la teoría clásica del comercio internacional, apoyada en la teoría de la ventaja absoluta de Adam Smith y las teorías neoclásicas del comercio internacional, apoyadas en la teoría de la ventaja comparativa de David Ricardo, suelen confundirse y asociarse bajo un mismo paraguas, el de la ventaja comparativa, pues existe la idea de que todas parten de unos mismos supuestos.
Sin embargo, mientras que la teoría clásica para determinar los costes medios de producción, sobre los cuales descansa la competitividad de los países en determinados sectores productivos, tiene en cuenta tanto del salario como la productividad del factor trabajo, para la teoría neoclásica del comercio internacional la productividad del trabajo no es importante, pues se niega la teoría del valor-trabajo, creando, por el contrario, la teoría del valor-utilidad.
Por otro lado, el análisis de la competencia desde la perspectiva neoclásica es un análisis de estática comparativa, en el que a medio y largo plazo los costes de producción y las tecnologías de las empresas vienen dados , mientras que el análisis clásico, desde el momento en que tiene en cuenta la productividad en la determinación de los costes medios de producción está aceptando la posibilidad de disminuir los costes de producción mediante la acumulación de capital, conocimientos, etc., de forma que ello pueda mejorar la productividad del trabajador.
Así pues, tal y como expresa Guerrero, el cambio técnico está omnipresente en el enfoque “clásico”, desde el momento en que la causa fundamental del cambio de valor de las mercancías estriba en las mejoras de productividad de la fuerza de trabajo que derivan de la introducción de nuevas “artes, oficios o máquinas” como resultado del proceso de acumulación del capital (Guerrero, 1991:54). En este sentido, el análisis de la competencia desde la teoría clásica del comercio internacional es un análisis dinámico, pues tiene en cuenta los aumentos de la productividad, mientras que desde el análisis neoclásico la estructura de coste de las empresas pertenecientes a un sector económico va a venir determinada por una misma tecnología, dicha tecnología es idéntica para todas las empresas de un país. En este sentido, mientras que el análisis clásico es un análisis dinámico a largo plazo y, por tanto, estratégico, el análisis neoclásico es un análisis estático a corto plazo.
Siguiendo este hilo argumental, debe resaltarse también el diferente papel que ocupa la empresa y, por tanto, la teoría de la empresa, en cada uno de los enfoques, pues mientras que para la teoría clásica la empresa es activa, jugando un importante papel el cambio tecnológico como instrumento para aumentar su productividad y, por tanto su competitividad, para la teoría neoclásica la empresa se convierte en un agente pasivo -competencia perfecta- o aparentemente activo -competencia imperfecta- pero que sigue siendo una empresa técnico-pasiva.
Así pues, los defensores del principio de ventaja absoluta parten de una concepción de la empresa y de la competencia que es incompatible con el análisis estático neoclásico, donde la técnica está dada y es inalterable para la empresa (Guerrero, 1991:54). Por tanto, si tenemos en cuenta que la innovación tecnológica no sólo debe hacer referencia a la inversión y acumulación de capital, sino también a la acumulación de conocimiento y generación de nuevas técnicas y métodos para producir, la teoría clásica del comercio internacional se presenta como el paradigma más adecuado sobre el que se elaborar las nuevas teorías del comercio internacional, de forma que den explicación a los nuevos retos que actualmente plantea la competencia internacional. En este sentido, mientras que el enfoque macroeconómico de la competencia se fundamenta en la teoría neoclásica del comercio internacional, el enfoque estratégico debe buscar sus orígenes en la teoría clásica.
Como conclusión a este apartado podemos recoger en el cuadro siguiente un análisis comparativo de las principales diferencias entre ambas teorías, pues aunque muchas veces se suelen agrupar dentro de un mismo paradigma, el de la ventaja comparativa -teoría clásica del comercio internacional-, bien es cierto que los supuestos de partida y, por tanto, sus implicaciones en el análisis de la competitividad, como ha quedado recogido a lo largo de este apartado, se presentan bien distintos entre ambas
Dentro del enfoque en el que se sustenta la teoría clásica del comercio internacional se deberían incluir no sólo las aportaciones de algunos autores pertenecientes a la escuela clásica -Smith y Mill, entre otros- sino también los pertenecientes a la de Marx y a otras aportaciones, antiguas y modernas, que comparten algunos de sus elementos comunes, especialmente el enfoque dinámico y el carácter realista, y no idealizado, que le asigna al fenómeno de la competencia en el sistema capitalista.
Por consiguiente, teniendo en cuenta todas estas apreciaciones, podemos afirmar, tal y como argumentamos en el capítulo siguiente, cómo el enfoque estratégico de la competitividad de los territorios tiene importantes semejanzas con la teoría clásica del comercio internacional. Sin embargo, es el enfoque macroeconómico, fundamentado en las teorías neoclásicas del comercio internacional, sobre el que comienza a analizarse la competencia en la actividad turística -competencia entre destinos turísticos-, la cual pasamos a comentar en los siguientes apartados.