David Flores Ruiz
En el presente apartado profundizamos en el análisis del turismo practicado en los espacios naturales protegidos, el cual identificaremos, de una forma genérica, por las razones que esgrimimos a continuación, con el turismo de naturaleza. En este sentido, el tratamiento diferenciado del turismo de naturaleza se hace necesario ya que, tal y como recoge Pérez (2004: 70), si la sostenibilidad turística es, como el desarrollo sostenible, un objetivo al que se debe tender, la existencia de diferentes segmentos en esta industria hace que al hablar de sostenibilidad sea necesario considerar cada uno de ellos, de forma individual, pues, aunque todos los segmentos del mercado turístico tienen muchas características en común -características, todas ellas, propias de la actividad turística-, también poseen ciertas peculiaridades que hacen necesario su tratamiento diferenciado, ya que serán esas peculiaridades las que se habrán de contemplar.
Por otro lado, dado el importante crecimiento que ha experimentado en los últimos años el turismo practicado en espacios naturales, en la literatura científica generada al respecto han aparecido una gran variedad de términos relacionados con este fenómeno, tales como: turismo sostenible, turismo verde, turismo blando, turismo activo, ecoturismo, turismo de aventura, turismo de naturaleza, etc., lo cual ha generado una gran confusión en torno a la delimitación conceptual de este fenómeno. Así pues, nuestro propósito en el presente epígrafe es clarificar, en la medida de lo posible, esta confusión para poder delimitar los conceptos sobre los cuales desarrollar de una forma precisa los siguientes apartados.
En este mismo sentido se manifiestan Wearing y Neil (2000: 95-96), al afirmar que los gestores de los parques deben tener claro tanto los objetivos de los mismos como las importantes diferencias entre los distintos tipos de turismo y los impactos que producen cada uno de ellos, por lo que será conveniente realizar una delimitación conceptual de las tipologías de turismo practicas en este tipo de destinos.
El importante crecimiento que ha experimentado en los últimos años el turismo de naturaleza hace que las interpretaciones y valoraciones genéricas sean demasiado simplistas, pues dentro de lo que se consideran actividades turísticas en la naturaleza existen una variedad de prácticas muy diferentes en cuanto a su integración ambiental y a su relación con lo natural, que pueden ir de las más convencionales e impactantes a otras claramente compatibles e integradas en la naturaleza, de forma que, incluso, pueden contribuir a su conservación.
Así pues, siguiendo a Torres (2004), si partimos de las motivaciones que impulsan al turista a visitar determinados destinos, se pueden distinguir dos grandes grupos de turistas, los cuales dan lugar, a su vez, a dos grandes grupos de tipologías turísticas. Estas motivaciones son:
- Motivaciones genéricas: aquellas que impulsan al turista a visitar un determinado destino, fundamentalmente, para descansar, divertirse y disfrutar del ambiente que proporciona el mismo. De forma que este tipo de motivación da lugar a los denominados turismos genéricos. Dentro de este grupo encontramos, entre otras, las siguientes tipologías de turismo: turismo de sol y playa o de litoral, turismo de ciudad, turismo de naturaleza y turismo en espacios rurales. En todos ellos el turista se desplaza a determinados lugares para descansar y disfrutar del ambiente específico que ofrecen cada uno de ellos.
- Motivaciones específicas: aquellas que impulsan al turista a visitar un determinado lugar para satisfacer necesidades muy concretas como puedan ser: observar determinadas especies de aves, practicar determinados deportes, visitar determinados monumentos, degustar una serie de platos típicos, etc. Estas motivaciones dan lugar a los denominados turismos específicos. Y dentro de este grupo encontramos, entre otras, a las siguientes tipologías de turismo: turismo monumental, turismo gastronómico, turismo de aventura, turismo cinegético, ecoturismo, turismo de salud, turismo ecuestre, etc.
No obstante, a parte de esas motivaciones y actividades principales podemos considerar también otras motivaciones y actividades complementarias, que serían oportunidades de ocio de carácter secundario que el turista, tanto genérico como específico, practica de una forma adicional a sus motivaciones principales durante sus estancias en los lugares visitados.
Por consiguiente, el hecho de que una oportunidad de ocio dé lugar a un turismo específico o genérico se debe al lugar que ocupe en el cuadro motivacional del turista, ya sea ésta una motivación principal o secundaria. Así por ejemplo, tal y como expone Torres (2004:127) el golf dará ocasión a un turismo específico para aquellos que se desplacen a un destino con el objetivo principal de jugar a este deporte, y constituirá parte del turismo genérico o de una actividad complementaria cuando constituya una distracción más para aquél que se desplaza a un destino con la única idea de descansar y ocasionalmente emplea su tiempo libre en jugar al golf.
En este sentido, en función de todas estas consideraciones y argumentos, en el cuadro 4.1, a modo de ejemplo aclarativo, se clasifican algunas de las diferentes tipologías de turismos que continuamente encontramos recogidas de una forma un tanto confusa en la literatura especializada. Dentro de estas tipologías de turismo aparece el turismo de naturaleza, objeto de análisis del presente apartado.
Sin embargo, como consecuencia de la continua diversificación de las motivaciones que experimenta actualmente la demanda turística, constantemente surgen nuevas tipologías turísticas que podemos encuadrar dentro de los denominados turismos específicos, pudiéndose decir que a medida que se diversifica el cuadro motivacional del turista se incrementan las tipologías turísticas y, por tanto, el número de turismos específicos. Ello no es más que una consecuencia de la madurez que está adquiriendo el mercado turístico, en general y el mercado de turismo de naturaleza, en particular.
Por tanto, el turismo de naturaleza puede considerarse como un turismo genérico, el cual incluye una gran variedad de tipologías de turismos -turismos específicos-, variedad que se irá incrementando a medida que se desarrolle esta tipología de turismo genérico. Así, la demanda de turismo de naturaleza se caracteriza, entre otros aspectos, por su gran heterogeneidad, pues en ella encontramos desde turistas motivados simplemente por la “moda ecológica” y por necesidades artificiales creadas por campañas de marketing, hasta turistas motivados por la necesidad de entrar en contacto con la naturaleza, observarla, comprenderla e implicarse en su conservación, así como en la repercusión de su actividad en las comunidades locales.
En definitiva, el turismo de naturaleza se asocia a aquel tipo de turismo en el que el cliente elige un destino con un fuerte componente natural para pasar sus vacaciones, aunque su motivación no tenga porqué estar relacionada exclusivamente con una absoluta implicación con los valores naturales del entorno, sino más bien con el disfrute de los recursos que ese entorno ofrece. El turista de naturaleza, por tanto, pretende pasar sus vacaciones en contacto con la naturaleza aunque, según los casos, con diferente grado de implicación en la misma. De ahí la necesidad de identificarlo como un turismo genérico.
Como consecuencia de ese carácter genérico, las definiciones que se han dado de esta tipología turística han sido muy variadas y confusas. Así, la Organización Mundial del Turismo ha definido al turismo de naturaleza como todo tipo de turismo basado en la naturaleza, en la que la principal motivación es la observación y apreciación de la naturaleza, así como las culturas tradicionales (OMT, 2002b:16). Este concepto es mucho más restrictivo que el que hemos comentado anteriormente, donde las motivaciones son mucho más variadas.
Por su parte, El Plan de Impulso del Turismo de Naturaleza en España define a éste como aquél que tiene como principales motivaciones la realización de actividades recreativas y de esparcimiento, la de interpretación y/o conocimiento de la naturaleza, con diferente grado de profundización y la práctica de actividades deportivas de diferente intensidad física y de riesgo que usen expresamente el medio natural de forma específica, garantizando la seguridad del turista, sin degradar o agotar los recursos (Secretaría General de Turismo, 2004:6). Esta definición, a pesar de contemplar una importante variedad de motivaciones en el turismo de naturaleza, hace referencia a la ausencia de impactos negativos en el turismo de naturaleza, aspecto que no compartimos si consideramos a esta tipología turística como genérica, practicada por turistas con una gran variedad de motivaciones, los cuales pueden, o no, impactar negativamente en el entorno .
Consecuencia de lo anterior, en muchas ocasiones se confunde el turismo practicado en espacios naturales protegidos, o turismo de naturaleza, con el ecoturismo, ya que este último, siguiendo a Ceballos-Lascuráin (1996), puede definirse como el viaje medioambientalmente responsable, a áreas relativamente poco alteradas, para disfrutar y apreciar la naturaleza a la vez que se promueve la conservación, tiene un bajo impacto ambiental y proporciona un beneficio socioeconómico a la población local. Sin embargo, el turismo de naturaleza, a diferencia del ecoturismo, tal y como venimos comentando, puede generar impactos tanto positivos como negativos en el entorno donde se practica, en nuestro caso en los espacios naturales protegidos.
Por su parte, la Sociedad Internacional de Ecoturismo -The International Ecoturism Society- define a esta tipología turística como un viaje responsable, a zonas naturales, que es respetuoso con el medioambiente y mantiene el bienestar de la población local (Epler, 2002: 9). Por lo que, en este caso, nos encontramos ante un tipo de turista con un perfil bien delimitado que, a diferencia del turista que practica un turismo de naturaleza, genera unos impactos positivos en el lugar visitado .
Por consiguiente, analizando todas estas definiciones de ecoturismo, puede decirse que la gestión activa de la actividad turística en los espacios naturales protegidos, tal y como vamos a recoger posteriormente, debe tender a ofertar esta tipología turística, pues, tal y como recoge la OMT (2002b:67-68), el ecoturismo se adhiere a los siguientes principios específicos, que repercuten positivamente sobre el territorio en el que se desarrolla:
- Contribuye activamente a la conservación del patrimonio natural y cultural.
- Incluye a las comunidades locales e indígenas en su planificación, desarrollo y explotación y contribuye a su bienestar.
- Interpreta el patrimonio natural y cultural del destino para los visitantes, contribuyendo a la educación ambiental de los mismos.
- Se presta mejor a los viajeros independientes, así como a los circuitos organizados para pequeños grupos de tamaño reducido.
Pérez (2003:23) sintetiza en los siguientes cuatro puntos los principales aspectos que se deben recoger en toda definición de ecoturismo: a) máxima satisfacción del turista; b) mínimo impacto ambiental negativo; c) máximo respeto por las culturas locales; d) máximo beneficio económico para el país. Aspectos que no tienen porqué recogerse cuando hablamos de turismo de naturaleza.
Mientras que Wearing y Neil (2000:30-33) sostienen que toda actividad turística para ser considerada como ecoturística debe contener cuatro elementos fundamentales: a) suponer un viaje a zonas naturales relativamente inexploradas o protegidas, ya que el interés principal del ecoturismo se centra fundamentalmente en la experiencia de encontrarse rodeado de ambientes de naturaleza -no obstante, esto no significa que el ecoturismo se limite exclusivamente a marcos naturales relativamente inexplorados, pues también puede contribuir a la rehabilitación de zonas degradadas-; b) el viaje debe estar íntimamente ligado a la naturaleza; c) el viaje debe contribuir a la conservación medio ambiental y cultural de los territorios que se visitan, así como a garantizar un desarrollo sostenible para los mismos; y d) el viaje debe tener una función educativa, pues el ecoturista expresa un deseo por apreciar, estudiar e interpretar la naturaleza.
En definitiva, características como la implicación del turista con la conservación de los recursos naturales, la función educativa que asume la actividad turística, el alto contenido interpretativo de las visitas, etc., contribuyen a diferenciar el ecoturismo del concepto más genérico de turismo de naturaleza. En este caso nos encontraríamos ante un turismo específico.
Así, en base a todas estas observaciones, en el presente trabajo consideraremos al turismo practicado en espacios naturales protegidos como turismo de naturaleza. No obstante, si la motivación principal del turista es específica -práctica de actividades deportivas, degustación de determinados platos típicos, visitas a pueblos o comunidades, etc.-, las tipologías turísticas que practiquen estarán relacionadas con tales motivaciones. Por lo que en los espacios naturales protegidos se podrán practicar, entre otras, las siguientes tipologías de turismo: cultural, ecuestre, de aventura, cinegético, gastronómico, científico, etc. No obstante, como hemos recogido anteriormente, la gestión activa de este tipo de destinos turísticos debe tender a buscar al cliente ecoturista por los beneficios que genera sobre los mismos.
Sin embargo, en los espacios naturales protegidos españoles, en general, y andaluces, en particular, la práctica turística está ligada al concepto más amplio de turismo de naturaleza, pues, tal y como recoge la OMT (2002a), para ese año, el mercado español de ecoturismo ascendía a no más de 80.000 personas. Y ello se debe a que aún nos encontramos en los primeros comienzos del desarrollo del turismo de naturaleza, pues a medida que éste se vaya desarrollando aparecerán nuevas tipologías de turismos específicos, entre ellas, el ecoturismo. No obstante, tal y como defendemos en los siguientes apartados, serán los espacios naturales protegidos mediante una gestión turística activa los principales agentes implicados en captar a este segmento minoritario del mercado turístico de naturaleza.
Una vez identificado el turismo practicado en los espacios naturales protegidos como un turismo de naturaleza genérico, en el siguiente apartado comenzamos a analizar la problemática de la gestión turística de los espacios naturales protegidos, así como la importancia, ya apuntada en el apartado anterior, que en los últimos años han adquirido éstos como destinos turístico.