4.4.6. Efecto sinergia

Un último factor que identifica Porter, y que también tiene una gran importancia a la hora de asegurar la competitividad turística sostenible de los espacios naturales protegidos, lo encontramos en el “efecto sinergia”, el cual tiene en cuenta las interrelaciones, es decir, el efecto conjunto, que se establece entre todos y cada uno de los factores recogidos en los vértices del “diamante” de competitividad de estos destinos. De tal forma que este efecto conjunto es superior, tanto en su aspecto positivo como negativo, a la suma de los efectos que puedan ejercer, por separado, cada uno de los factores con influencia sobre la competitividad turística de los espacios naturales protegidos, produciéndose, de este modo, un autorrefuerzo entre los mismos.

Así, por ejemplo, los segmentos de demanda turística más exigentes, sensibles y respetuosos con el medioambiente requerirán unos recursos naturales y culturales bien conservados, así como de unos adecuados factores avanzados y especializados -guías turísticos e intérpretes cualificados, gestores de alojamientos turísticos cualificados, adecuados sistemas de información de la oferta y la demanda turística, etc.- que aseguren la correcta gestión de los mismos. Y, a su vez, este tipo de segmentos incidirá en la cualificación del vértice “condiciones de los factores”, en aspectos tales como la conservación e, incluso, puesta en valor, del patrimonio natural y sociocultural. Esta situación se corresponde con lo que Yunis (2003) denomina “ciclo sostenible del turismo”.

En cambio, si, basándonos en un rico y bien conservado patrimonio, no gestionamos correctamente la demanda y ofertamos una experiencia turística estándar para sus diferentes segmentos -entre otras razones, porque no tenemos información sobre las características de la oferta y de la propia demanda turística-, aquéllos menos concienciados respecto al medioambiente no lo valorarán en su justa medida y terminarán deteriorándolo, mientras que aquellos segmentos más exigentes y cualificados no verán suficientemente satisfechas sus expectativas como consecuencia de esa experiencia estandarizada. Este deterioro en las condiciones de los factores atrae a los segmentos de demanda menos sensibles al patrimonio y, por tanto, con una menor predisposición a pagar un precio más elevado por su disfrute, en detrimento de aquéllos más respetuosos con el mismo, para los cuales la experiencia turística carecerá de valor. Este modelo de gestión nos lleva a lo que Yunis (2003) denomina “ciclo negativo de crecimiento exponencial”.

Por consiguiente, a raíz del ejemplo anterior, y de todo lo comentado a lo largo del presente apartado, podemos afirmar cómo unas condiciones favorables en algunos de los factores de cualquiera de los vértices inciden, a su vez, en el fomento de unas condiciones favorables de los factores localizados en los restantes vértices -ciclo sostenible del turismo-. Por el contrario, unas condiciones desfavorables influyen en el deterioro de determinados factores pertenecientes a otros vértices del “diamante” -ciclo negativo de crecimiento exponencial-. Esto conlleva, por tanto, la necesidad de poner en común todas y cada una de las actuaciones de las administraciones públicas sobre estos vértices, pues ello asegurará que dichas actuaciones sean coherentes y obedezcan a un mismo objetivo y estrategia de política turística. En este sentido, no debemos olvidar que el desarrollo turístico de este tipo de destinos es producto de la conjunción de los valores que toman cada una de los vértices del “diamante” de competitividad turística.

4.4.7. Efecto causal

Porter utiliza este efecto como variable explicativa residual del éxito de determinadas actividades económicas en determinados territorios. No obstante, consideramos que, si bien este factor puede ser el desencadenante del interés y, por tanto, de la llegada de turistas a determinados destinos, en general y a los espacios naturales protegidos, en particular -crecimiento turístico -, sin una adecuada política turística de gestión activa de estos flujos turísticos, la competitividad sostenible de estos destinos se verá seriamente amenazada, tanto por el incremento de la competencia en el mercado turístico -pérdida de competitividad-, como por el deterioro de los valores naturales y socioculturales de estos espacios -pérdida de sostenibilidad-.

Por consiguiente, este factor puede explicar en algunos casos el crecimiento turístico de determinados espacios naturales protegidos, dado éste por la conjunción de forma casual de un factor o grupo de factores -determinados acontecimientos no planificados de interés en el espacio protegido, cambios en las motivaciones de la demanda, etc.-, si bien no va a ser determinante a la hora de explicar la competitividad sostenible de este tipo de destinos, la cual quedará explicada por las interrelaciones que se establezcan entre los factores que se recogen en el resto de vértices del “diamante” de competitividad, fruto de una política turística activa de este tipo de destinos.