Tesis doctorales de Economía


COMPETITIVIDAD SOSTENIBLE DE LOS ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS COMO DESTINOS TURÍSTICOS. UN ANÁLISIS COMPARATIVO DE LOS PARQUES NATURALES SIERRA DE ARACENA Y PICOS DE AROCHE Y SIERRAS DE CAZORLA, SEGURA Y LAS VILLAS

David Flores Ruiz


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3.5. LA POLÍTICA TURÍSTICA ESPAÑOLA: UN ENFOQUE ESTRATÉGICO

Una vez expuestos los principales modelos explicativos de la competitividad de los destinos turísticos que comienzan a elaborarse durante la década de los ochenta, caracterizadas por un enfoque estratégico -largo plazo- y estructural, pasamos en este epígrafe a analizar las repercusiones que ha tenido esta nueva forma de entender la competitividad a la hora de orientar las actuaciones de las administraciones públicas en turismo. Para ello revisamos la política turística que se ha aplicado en España durante las últimas décadas, pues ello nos dará una visión sobre sus principales características

3.5.1. Causas del cambio de orientación de la política turística española

Puede decirse que a finales de los setenta y en los ochenta autores como Cals (1974), Figuerola (1984) y Torres Bernier (1985), entre otros, comienzan a reflexionar y cuestionar la política turística que se venía aplicando en España desde el boom turístico de los sesenta, la cual nos llevó a implementar un modelo de desarrollo turístico caracterizado, entre otros elementos, por (Figuerola, 1984: 70): una fuerte concentración espacial de la actividad turística en el litoral; una masiva explotación del segmento turístico de sol y playa, dejando sin explotar otras motivaciones turísticas de mayor significado cultural y rendimiento económico ; y una importante estacionalidad que reducía la utilización y rentabilidad de cuantiosas inversiones, impidiendo una normal amortización.

En definitiva, tal y como quedó recogido en el capítulo anterior, durante todo este período se aplicó una irregular política de desarrollo turístico, incompleta en los medios y actuaciones, y demasiado indolente en cuanto a ciertas acciones llevadas a cabo por sujetos activos del proceso (Figuerola, 1984:70) . Acciones que se caracterizaron por una total improvisación, sin precisarse con claridad el horizonte que debían alcanzar, si bien, la mayor parte de ellas estaban caracterizadas por el corto plazo.

Por tanto, como recoge Cals (1974:65), la política turística española aplicada hasta los años ochenta se caracterizó por la obsesión por las marcas, lo que desembocó en un crecimiento turístico carente de criterios selectivos y de un análisis económico en términos coste-beneficios. Por lo que más que una política microeconómica y sectorial, la política turística española se caracterizó por ser, fundamentalmente, macroeconómica, estática y a corto plazo. Podemos hablar de una política turística instrumentalizada, puesta al servicio del crecimiento y desarrollo del sector industrial español, pues el principal objetivo no era más que la maximización de las entradas de divisas a España para que, de esta forma, se pudiera financiar el incipiente desarrollo de su débil sector industrial.

El agotamiento de este modelo de crecimiento impidió continuar con este tipo de política turística, si bien hay que reconocer que también existieron otros factores que impulsaron este cambio, entre los cuales destacamos, siguiendo a Torres (1985:110): la irrupción del Estado de las Autonomías, pues significó la adopción de objetivos parciales de cada región y la consideración del turismo interior; las transformaciones de las propias estructuras internas del turismo español; y los propios efectos de la crisis y la misma evolución de la economía nacional, pues mientras que sectores económicos tradicionales como la agricultura, la ganadería, la minería, etc., entraban en una profunda crisis, en la actividad turística ésta apenas se notó, pues se recuperó rápidamente de la misma.

Sin embargo, tal y como recogen Bote y Marchena (1996:306), los objetivos fundamentales de la política turística no cambiaron durante el período 1974-1982, ya que existía una resistencia a abandonar el objetivo maximizador y fundamentalmente cuantitativo de décadas anteriores y a abordar los importantes problemas estructurales que arrastraba la actividad turística española. Las razones que motivaron este retraso en la adaptación del nuevo enfoque de la política turística española la encontramos, según estos autores, en: la necesidad imperiosa de dar respuesta a la profunda crisis económica general; la transición política española, que desviaba el centro de atención hacia la esfera política; y la persistencia de la instrumentalización de la actividad turística por parte de la política económica general para profundizar en la reconversión industrial del país.

Por consiguiente, la política turística de este período -década de los ochenta-, siguiendo fundamentalmente con sus objetivos de maximización de las llegadas de turistas extranjeros y de los ingresos, se caracteriza por ser una política neoliberal que, si bien mantiene los mismos instrumentos -promoción, crédito oficial, inversiones en infraestructuras turísticas, formación y estudios e investigación-, está marcada por un repliegue institucional, una insuficiente asignación de recursos financieros y una importante privatización de algunas empresas públicas -Viajes Marsans, Empresa Pública del Turismo, etc.-. En definitiva, esta política neoliberal refleja el desconcierto y la incapacidad para definir objetivos estratégicos por parte de la Administración Turística Central para hacer frente a la nueva situación que implica la intervención creciente directa o indirecta en la política turística de otros niveles (CC.AA., Municipios, etc.) (Bote y Marchena, 1996:309).

Esta etapa neoliberal termina a finales de los ochenta cuando volvemos a entrar en una etapa de crisis, generalizándose, por consiguiente, los diagnósticos pesimistas sobre la situación de la actividad turística española . Esta situación demandó una profunda revisión de la política turística que se venía aplicando hasta entonces. Dicho proceso de reflexión marcó los primeros comienzos de la aplicación del enfoque estratégico -largo plazo- desde el que actualmente se viene elaborando la política turística de nuestro país, tanto por parte de la Administración Turística Central como de las Comunidades Autónomas.

Así pues, aunque ya a finales de los setenta y durante los ochenta se comienza a debatir sobre la necesidad de implementar un nuevo modelo de desarrollo turístico para España, basado en la calidad y, por lo tanto, en aspectos cualitativos, -diferenciación del producto, diversificación de la oferta turística, formación de los recursos humanos, etc.-, no va a ser hasta finales de esta misma década, y principios de los noventa, cuando verdaderamente se comienza a aplicar esta nueva política, la cual pasamos a comentar.


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