Tesis doctorales de Economía


COMPETITIVIDAD SOSTENIBLE DE LOS ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS COMO DESTINOS TURÍSTICOS. UN ANÁLISIS COMPARATIVO DE LOS PARQUES NATURALES SIERRA DE ARACENA Y PICOS DE AROCHE Y SIERRAS DE CAZORLA, SEGURA Y LAS VILLAS

David Flores Ruiz


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4.4.4. Características de los sectores de apoyo y relacionados con la actividad turística

Ante el reducido tamaño de la oferta alojativa y la intensa competencia que comienza a experimentarse en el turismo de naturaleza ante un mercado, cada vez, más globalizado, se hace necesario, como apuntábamos anteriormente, el desarrollo de nuevos productos y actividades turísticas especializadas y adaptadas a cada uno de los segmentos de la demanda, para lo cual es imprescindible la cooperación y el trabajo en red entre los diferentes subsectores que participan en la actividad turística, pues ello permite aprovechar las economías de escala en los diferentes campos de actividad.

En este sentido se manifiesta Björk (2000) al recoger que para ser competitivo en el mercado del ecoturismo se necesita, entre otras cosas, fomentar un entorno empresarial que incentive la cooperación y el desarrollo de paquetes turísticos completos de interés para los turistas, ya que es la posibilidad de practicar estas actividades en un entorno natural privilegiado lo que constituye el principal factor de atracción de la demanda hacia este tipo de espacios. No se trata, por tanto, de incrementar la oferta alojativa y vender únicamente el producto turístico, sino de plantear un enfoque de gestión cuyo objetivo sea buscar una combinación adecuada de alojamientos, gastronomía y actividades complementarias, pensando únicamente en el cliente y evitando el desarrollo espontáneo y desequilibrado de esta tipología de turismo.

Una correcta gestión de las actividades turísticas en el ámbito rural también implica la necesidad de una comercialización moderna y eficaz del producto, para lo cual sería conveniente una actuación coordinada por parte de los oferentes que garantize el control sobre la gestión de sus negocios y la realización de actividades conjuntas que redunden en beneficios de todos los asociados. Tal y como recoge Mediano (2004), los empresarios rurales asociados deben disponer de una organización que lleve a cabo todo lo relativo al área de gestión, fundamentalmente en actividades como la difusión de la imagen, las reservas, el control de cliente y de calidad, el análisis estadístico,…, así como la necesidad de formación. Sin embargo, dados los volúmenes reducidos de turistas en las diferentes zonas rurales, estas organizaciones no pueden sostenerse económicamente sólo con las aportaciones de sus asociados, siendo necesaria la colaboración de otras instituciones . En este sentido, las administraciones públicas con competencias en la gestión de los espacios naturales protegidos -“efecto gobierno”- deben cumplir un importante papel como agente impulsor de este proceso de cooperación.

Así pues, ante este enfoque de cooperación entre todos los agentes implicados en el desarrollo turístico de los espacios naturales protegidos, los subsectores de apoyo y relacionados con la actividad turística adquieren una mayor importancia, hasta el punto de que los subsectores que ofertan este tipo de actividades relegan a un segundo plano a la oferta de alojamiento, considerada ésta, hasta el momento, como “oferta turística básica”. Y este vértice del “diamante” de competitividad turística se hace aún más importante si apostamos por una estrategia de desarrollo turístico competitivo y sostenible basada en la creación de valor de la experiencia turística, frente a una estrategia de competitividad a corto y medio plazo, basada en la simple creación de oferta alojativa a bajo precio.

No obstante, cuando hacemos referencia a los sectores de apoyo y relacionados con la actividad turística no nos referimos exclusivamente a aquellos que ofertan actividades turísticas complementarias en el destino, sino también a todos los que inciden, ya sea de una forma directa o indirecta, en la experiencia del turista: instituciones públicas, institutos de investigación y formación, empresas de transportes, restauración, agencias de viajes, etc. Por lo que, tal y como expusimos en el capítulo III, podemos afirmar cómo la existencia en los destinos turísticos de un entorno caracterizado por una amplia variedad de agentes competitivos implicados en la oferta turística -restauración, comercio, transporte, actividades complementarias, instituciones de investigación y formación, administraciones públicas, etc.-, así como de una red de intensas relaciones de cooperación entre estos, va a influir significativamente en los niveles de competitividad turística de los espacios naturales protegidos.

En consecuencia, la administración pública debe ejercer dos importantes funciones a la hora de fomentar la importancia que tiene este vértice sobre la competitividad sostenible, por un lado, asegurar la prestación de determinados servicios -formación, elaboración de estadísticas, investigación, uso público, etc.- y, por otro, fomentar la coordinación entre todos los subsectores que participan en la experiencia turística. En concreto, Crosby y Moreda (1996, 202-203) señalan que las administraciones turísticas locales pueden crear condiciones de competitividad en este vértice mediante:

- El establecimiento de sistemas de información que mejoren la capacidad de I+D.

- La potenciación del redimensionamiento competitivo de las empresas turísticas estimulando su asociación/fusión.

- La creación de empresas de servicios especializados y de apoyo.

- El desarrollo de canales de colaboración e interlocución entre los diversos sectores presentes en la actividad turística.

- La promoción de equipamientos deportivos, culturales y de ocio.

Así, en clara sintonía con todos los aspectos que venimos comentando sobre el papel que ejerce este vértice en la competitividad sostenible de los espacios naturales protegidos como destinos turísticos, la OMT (2002b), en la Declaración de Québec, formula una serie de recomendaciones al sector privado para que contribuya al desarrollo del ecoturismo , entre las que destacan:

- Velar por que la cadena de suministro utilizada en crear una operación de ecoturismo sea sostenible en todos sus eslabones y coherente con el grado de sostenibilidad que se aspira alcanzar en el producto o servicio final que se ofrezca al consumidor.

- Diversificar su oferta desarrollando una amplia variedad de actividades turísticas, extendiéndolas a diferentes puntos para difundir los posibles beneficios del ecoturismo y evitar la sobrecarga de determinados lugares.

- Crear y desarrollar mecanismos de financiación para sufragar la actividad de asociaciones y cooperativas empresariales que puedan brindar asistencia en los campos de formación, marketing, desarrollo de productos, investigación y formación en la esfera del ecoturismo.

- Dar una serie de directrices a las organizaciones no gubernamentales, a las asociaciones comunitarias y a las instituciones académicas e investigadoras, tales como: apoyo financiero y cooperación con las organizaciones públicas y privadas para garantizar que los datos y la información que se generen mediante la investigación se canalicen para apoyar los procesos de toma de decisiones en el desarrollo y gestión del ecoturismo.

En definitiva, en el vértice de los sectores de apoyo y relacionados con la actividad turística participan todos aquellos agentes, tanto públicos como privados, que generan valor a la experiencia del turista en los espacios naturales protegidos. Si bien, la generación de este valor está directamente relacionada con la necesidad de cooperación y coordinación de todos estos subsectores. De ahí la necesidad de fomentar e incentivar la coordinación entre todos los agentes que participan en el desarrollo turístico de los espacios naturales protegidos (Crosby, 2006).

Sin embargo, la realidad de la mayor parte de los espacios naturales protegidos nos muestra todo lo contrario, al caracterizarse por un escaso grado de coordinación entre todos estos agentes. Esta realidad se debe al pequeño tamaño de los agentes privados, lo cual incide en unos escasos recursos financieros y humanos ; a la escasez también de recursos financieros y humanos de las administraciones que gestionan los espacios naturales protegidos; y a la falta de una visión estratégica en la gestión de la actividad turística por parte de los gestores de los espacios naturales protegidos. Todo ello nos lleva a un crecimiento espontáneo de la actividad turística en la mayor parte de los espacios naturales protegidos, reproduciéndose, de esta forma, el modelo de desarrollo turístico experimentado en los espacios de litoral en las década de los sesenta, setenta y ochenta.


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