David Flores Ruiz
A la hora de analizar cuantitativamente los flujos turísticos de cada espacio natural protegido vamos a utilizar la información que, sobre la demanda, nos suministra los equipamientos de uso público -instalaciones de acogida- localizados en los mismos. No obstante, debe reseñarse que, tal y como ya apuntábamos anteriormente, el porcentaje de visitantes que suelen acudir a los centros de visitantes es muy bajo. En concreto, según estimaciones de EUROPARC (2004:35), por término medio, un 11,99 por 100 de las personas que visitan los parques son usuarios de los centros de visitantes, lo cual representa un porcentaje muy bajo sobre el total. Sin embargo, a la hora de realizar un análisis comparativo entre el PNSCSV y el PNSAPA, estos datos nos pueden aproximar a las diferencias cuantitativas -volumen total de visitantes al año, distribución de las visitas a lo largo del mismo, evolución de la demanda, etc.- que puedan existir entre los visitantes de estos dos espacios naturales protegidos, en la medida en que este estudio no pretende determinar, de forma exacta y en valor absoluto, el número de visitantes de tales espacios, pues su objetivo principal es detectar las diferencias más significativas que entre estos dos parques naturales.
Así, en el cuadro 6.47 se muestra la evolución del número de visitas realizadas a las instalaciones de acogidas del PNSAPA y del PNSCSV durante los últimos años, así como el porcentaje que representan sobre el total de visitas al conjunto de los parques naturales andaluces. En este cuadro también se muestra la evolución de las visitas al conjunto de los parques naturales andaluces -PNA-.
Como se puede apreciar en el cuadro anterior, el volumen de visitantes a los centros de acogida del PNSCSV es muy superior a los del PNSAPA, pudiéndose multiplicar esta cifra hasta por cuatro y cinco en algunos de los años analizados. De tal forma, que si tomamos los datos medios de los últimos cinco años, podemos decir que mientras el número anual de visitantes a instalaciones de acogida del PNSAPA se sitúa en unos 22.172, el del PNSCSV es de 105.392, lo cual representa un volumen 4,7 veces mayor. No, obstante, tal y como aparece reflejado en el gráfico 6.5, podemos observar cómo en los últimos años se ha producido un significativo decremento en el número de visitas al PNSCSV, si bien este decremento, aunque de forma más suave, también se puede observar en el PNSAPA, así como en el conjunto de los parques naturales andaluces. A pesar de ello, tal y como hemos comentado en el párrafo anterior, el número de visitantes al PNSCSV continua siendo muy superior al del PNSAPA, lo cual ha incidido muy positivamente en su mayor desarrollo turístico .
Por consiguiente, si tenemos en cuenta este análisis comparativo, podemos concluir que, en términos cuantitativos, el número de visitas a instalaciones de acogida y puntos de información del PNSCSV ha sido muy superior al del PNSAPA, pues, ya en 1987, según datos de la Consejería de Medio Ambiente (1986), el número de visitantes, de enero a agosto, al centro de recepción Torre del Vinagre, localizado en el PNSCSV, fue de 60.000 personas, lo cual supone un número inédito por sus dimensiones para las otras serranías andaluzas. Este importante volumen de demanda turística, sin lugar a dudas, ha reforzado el desarrollo de otros vértices del “diamante” de competitividad, tales como: los “sectores de apoyo y relacionados”, incentivado la creación la oferta complementaria, de restauración, etc.; el “efecto gobierno”, incentivando inversiones en infraestructuras de uso público, oferta formativa, etc.; y, por tanto, en la mejora de las “condiciones de los factores”: en las infraestructuras, en la oferta formativa directamente relacionada con la actividad turística, etc. Todo ello, en definitiva, pone de manifiesto las interrelaciones que es establecen entre los diferentes vértices del “diamante”.
Sin embargo, una vez analizada la superioridad de los flujos turísticos del PNSCSV, en términos cuantitativos debe analizarse la estacionalidad de los mismos, pues, en la medida en que éstos se repartan de forma homogénea a lo largo del año y del territorio -distribución temporal y espacial equilibrada-, contribuirá a asegurar unos niveles más adecuados de sostenibilidad en el proceso de desarrollo turístico. Para analizar los niveles de estacionalidad, en el cuadro 6.48, recogemos, para los años que venimos analizando, la evolución de las visitas a instalaciones de acogida e información durante los doce meses del año.
No obstante, para una mejor representatividad y análisis comparativo de los niveles de estacionalidad que presentan ambos espacios naturales protegidos, en los gráficos siguientes representamos la evolución de las visitas durante los doce meses del año para cada uno de los años que venimos analizando.
Como se puede observar en los gráficos anteriores, las visitas a las instalaciones de acogida del PNSCSV toman valores superiores a las del PNSAPA para todos los meses del año, aunque con una estacionalidad mucho más marcada, la cual viene representada por una línea más quebrada, representativa de las mayores oscilaciones de las visitas mensuales a las instalaciones de acogida de este espacio natural protegido. De esta forma, los flujos turísticos, para ambos parques naturales, suelen tomar valores elevados en la época de Semana Santa -marzo o abril- y en los meses de verano, fundamentalmente en agosto para el PNSCSV.
Así pues, mientras que para el PNSCSV los valores máximos se dan en agosto para todos los años analizados, en el PNSAPA sus valores máximos se encuentran repartidos en diferentes meses del año, concentrándose, según los años considerados, en mayo -2005-, octubre -2004-, abril -2003-, marzo -2002- y agosto -2001-, lo que corrobora la menor estacionalidad de su demanda turística. En este sentido, se manifiesta el Programa de Uso Público del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche (Consejería de Medioambiente, 2005a), al recoger que la máxima afluencia de visitantes se da en primavera y la mínima en verano, sobre todo en septiembre, lo cual se corresponde con los datos recogidos en el cuadro 6.48.
Otro indicador que nos permite contrastar esa mayor estacionalidad temporal de los flujos turísticos del PNSCSV viene dado por los mayores valores que toma el índice de estacionalidad en este Parque Natural. Dicho índice, que representa el porcentaje de demanda turística del mes de mayor afluencia de visitantes respecto al mes de menor afluencia, toma valores superiores en el PNSCSV. En este sentido, en el cuadro 6.49 podemos observar cómo, a modo de ejemplo, para el año 2005 el índice de estacionalidad del PNSCSV fue del 861%, frente al 327% del PNSAPA. Sin embargo, para el año 2001 estas diferencias eran aún superiores -un 2.379% para el PNSCSV frente al 507% para el PNSAPA-.
No obstante, como también podemos extraer del cuadro anterior, los índices de estacionalidad de las visitas a los centros de acogida de ambos parques naturales siguen una tendencia decreciente, por lo que podemos afirmar que, al igual que viene ocurriendo en la actividad turística, en general, también en el turismo que se practica en estos espacios naturales protegidos -turismo de naturaleza- se viene produciendo en los últimos años, aunque de forma muy lenta, una desestacionalización temporal de la demanda turística.
Sin embargo, a pesar de ello, aún sigue presente una alta estacionalidad temporal de la demanda, la cual incide negativamente en la sostenibilidad de los procesos de desarrollo turístico, de ahí que nos encontremos ante la necesidad de distribuir temporalmente este volumen de flujos a lo largo de todo el año. En este sentido, Pulido (2005:316) manifiesta que la estacionalidad en el comportamiento de la demanda de uso turístico y recreativo de estos espacios obliga a desarrollar instrumentos de desestacionalización, pues no debe olvidarse que estamos ante territorios muy frágiles con una baja capacidad de carga, sobre todo en algunas de sus zonas, lo cual obliga también a distribuir los flujos turísticos por aquéllas zonas menos frágiles, donde los impactos negativos se minimicen.
Esta estacionalidad no sólo pone en peligro la sostenibilidad natural de estos territorios, sino también la económica y social, en la medida que provoca el cierre de algunos negocios -alojamientos turísticos y empresas que ofertan actividades complementarias, fundamentalmente- durante determinadas épocas del año, destruyendo empleos y disminuyendo las tasas de rentabilidad de esos negocios. A su vez, el propio hecho de no ofertarse servicios en determinadas épocas del año no permite avanzar en la necesaria desestacionalización.
Otro factor de demanda que también influye de forma negativa en el desarrollo turístico sostenible de estos destinos lo encontramos en la concentración de los flujos turísticos en determinadas zonas del territorio. Esta concentración espacial de la demanda turística se analiza más en profundidad en el apartado que dedicamos en el capítulo siguiente al estudio de los sectores de apoyo y relacionados. No obstante, podemos adelantar que la mayor parte de la oferta turística de ambos espacios naturales, en torno al 65% de la misma, se localiza en tan sólo 4 ó 5 de sus municipios. De tal forma, que, además de concentrarse la demanda en períodos muy puntuales del año -concentración temporal-, también se concentra en determinadas zonas -concentración territorial-, poniéndose en peligro el proceso de desarrollo turístico que vienen experimentando durante las últimas décadas estos espacios naturales protegidos.
En definitiva, concluimos que ha sido el importante volumen de visitantes -crecimiento turístico- que desde las décadas de los sesenta y setenta comienzan a recibir las comarcas localizadas en el PNSCSV uno de los principales factores de demanda que ha impulsado su mayor desarrollo turístico. No obstante, este mayor volumen de demanda ha traído consigo una mayor estacionalidad de la misma, poniendo en serio peligro la sostenibilidad de este proceso de desarrollo.