Celestino Castaño Guillén
Finalmente, cabe plantearse la posible valoración de una empresa concreta con ciertas características que se fije unos objetivos determinados (por ejemplo: aumentar el volumen de ventas, cambiar alguna tecnología, etc.), que tenga negocios cuya estructura pueda ser susceptible de ampliación vertical de la actividad o bien que sólo realice una actividad entre todas las necesarias para la producción final de jamones y paletas (cría, engorde, matadero, sala de despiece, secadero, comercialización, etc.).
Podemos, por otra parte, considerar la ampliación del mercado a países del entorno, como así está sucediendo en el caso de alguna de las empresas amparadas por la DO, en cuyo caso sería razonable considerar un crecimiento del volumen de ventas superior en los primeros años y mantenerlo constante a partir del 7º u 8º. La ampliación de mercados en los primeros años podría dar lugar a la creación de valor para las empresas que hagan un esfuerzo en este sentido.
Un objetivo habitual de las microempresas es tratar de eliminar en lo posible la dependencia financiera del mercado. El crédito para ellas tiene un coste alto, un periodo corto y una exigencia de garantía fuerte; consecuentemente, en periodos como el actual coincidente con la elaboración de esta tesis, con problemas de liquidez, la severidad restrictiva de las entidades financieras les crea problemas de difícil solución, que en el peor de los casos las hace desaparecer.
También es posible la autofinanciación en las microempresas, es decir, crecer con los recursos que va generando, a través de los beneficios no repartidos. En este caso concreto, inician la actividad con una sala de despiece y secadero y seguidamente van aumentando existencias e incrementando cuota de mercado hasta tener totalmente utilizada la capacidad productiva de las instalaciones. O bien, hacen integración vertical, como en el caso de los ganaderos, que agrupados, intentan comercializar directamente el producto final trabajando a maquila con la intervención de secaderos y salas de despiece que no tienen su capacidad productiva totalmente aprovechada. En ambos casos, se trataría de empresas que están tratando de crear valor. También los industriales han ampliado la actividad en forma vertical dedicando parte de sus recursos a la cría y engorde de cerdos.
A su vez podríamos considerar modificaciones en los niveles de riesgo que afectan a las empresas del cerdo ibérico considerados a través; por ejemplo, de la pertenencia a una marca que garantiza un determinado prestigio, como es nuestro caso. Además, no cabe duda que la publicación de la nueva norma de calidad (RD 1469/2007) del cerdo ibérico supondrá un aumento de la confianza de los consumidores en el producto final, hecho que terminará beneficiando a todo el sector.
La información disponible para la realización de la valoración de las empresas no ha permitido determinar cual es la proporción de la capacidad productiva individual que dedican a la fabricación de jamones y paletas amparados por la DO, de tal forma que existe un amplio abanico de posibilidades en este conjunto de firmas en el que se puede contemplar, desde empresas que simplemente quieren figurar en la DO para aprovechar de esta forma los efectos publicitarios con producción ínfima de jamones y paletas amparados por la DO, hasta aquellas que dedican la totalidad de su capacidad a los productos de la DO. Este es un elemento que a largo plazo dará prestigio a las empresas que de hecho estén en esta DO y el mercado terminará primando su buen hacer.
En las empresas con venta directa al público puede eludir la emisión de facturas cuando los particulares no las exigen, por lo que la cuenta de resultados no las refleja. En consecuencia, la proporción de gastos considerada al hacer la proyección de la cuenta de resultados es superior al real y evidentemente los flujos de caja son menores con lo que la valoración de la empresa también. En este sentido, no tenemos acceso a los datos que nos permitan determinar la citada proporción.
Las consideraciones anteriores y otras no enumeradas, son informaciones de las firmas a las que por razones obvias no se tiene acceso y hacen que la valoración de una empresa concreta sólo será posible disponiendo de la información necesaria y relevante, por lo que esta investigación simplemente sienta las bases para hacerla, con la posibilidad de crear escenarios a través de los cuales hacer valoraciones de empresas que cumplan determinados requisitos, lo que supone una herramienta útil para orientar la gestión de estas empresas hacia la creación de valor. No obstante, se ha realizado la valoración de algunas de las entidades amparadas por la DO y en muchos casos este valor ha resultado inferior a su valor contable, lo que no creemos razonable, porque son empresas que se mantienen en funcionamiento, en las que se sigue invirtiendo y los empresarios, en general, no suelen invertir cuando no ven posible la generación de flujos de caja o cuando este flujo no cubre el riesgo de la inversión.
La demanda del producto no es constante a la largo del año ya que tiene dos estaciones de ventas más acusadas, una es la estival y la otra, la de mayor nivel de consumo, es la correspondiente a los meses de noviembre y diciembre. Por otra parte, los cerdos de bellota sólo pueden ser adquiridos entre los meses de enero y final de marzo. Por tanto, para valorar correctamente las empresas cárnicas deberían de ser tenidos en cuenta estos hechos. Sin embargo, las cuentas presentadas por las cárnicas en el Registro Mercantil sólo contienen los datos correspondientes a cada ejercicio completo sin diferenciarlos de forma trimestral.
El capital intelectual (CI) de la empresa constituido por el conocimiento, la habilidad y la capacidad de los empleados para dar soluciones satisfactorias a los clientes. Además de las bases de datos, archivos de clientes, software, manuales, marcas, estructura organizativa, etc.