Celestino Castaño Guillén
Las empresas, especialmente las que tienen ánimo de lucro, fijan unas metas que subdividen en objetivos, en este caso de tipo económico, entre los que podemos destacar las siguientes:
1. Maximizar la riqueza. Para alcanzarla se fomenta la voluntad de obtener la máxima rentabilidad de los activos. Este objetivo se desglosa principalmente en dos sub-objetivos:
a) Obtener el máximo beneficio del mínimo capital.
b) Tener un coste financiero mínimo del endeudamiento.
2. Minimizar el riesgo.
a) Manteniendo una proporción equilibrada entre los capitales propios y el endeudamiento.
b) Manteniendo una relación equilibrada entre la deuda a corto y a largo plazo, a fin de que no se produzcan tensiones en la tesorería.
c) Vigilar la evolución del tipo de interés, el tipo de cambio, la fluctuación de los activos en mercados cotizados, el riesgo de crédito, etc.
La consecución conjunta de los anteriores objetivos converge en la creación de valor como finalidad última de la empresa, atentamente observada por sus grupos de interés , en especial los propietarios o accionistas cuyo deseo principal es el aumento de su riqueza. Por tanto, todas las actuaciones y decisiones empresariales (de inversión, financiación, ventas, compras, dividendos, etc.) que se tomen tienen como objetivo contribuir al incremento de valor para el accionista.
El funcionamiento conjunto de los elementos que conforman la empresa, con la finalidad de creación de valor, podríamos representarlo de la siguiente forma.
Flujo circular de la tesorería.
Elaboración propia
Gráfica 18
Como podemos observar en el esquema anterior una empresa es un conjunto de elementos interrelacionados y la creación de valor depende de todas las relaciones que se establecen entre ellos. Si las actuaciones directivas son correctas los flujos deben producirse en el sentido contrario de las agujas del reloj, aunque en momentos de crisis puede hacerlo de otra forma. Además, el hecho de que los flujos de tesorería funcionen correctamente no quiere decir que la remuneración del capital sea suficiente para crear valor. Para eso en necesario que la remuneración sea superior a la exigida por el capital. Por tanto, cualquier actuación de la empresa que obtenga diferencias positivas de tesorería superiores a las esperadas por el mercado entre la rentabilidad de los activos y el coste de los pasivos genera riqueza y crea valor para el accionista.
Teóricamente la medición del valor es muy simple. Consiste en actualizar los flujos netos de caja a una tasa que considere la rentabilidad y el riesgo del proyecto o empresa al principio y al final del periodo, comprobando por diferencia que se ha producido un incremento en el valor, o si se trata de un nuevo proyecto comprobar que tiene un Valor Actual Neto (VAN) positivo. Desde el punto de vista práctico es difícil encontrar una tasa de descuento que recoja la rentabilidad y el riesgo antes mencionado y hacer las predicciones de los flujos de caja libres que razonablemente se espera que genere la actividad.
Los directores de los negocios, los accionistas o los clientes y hasta los empleados tienen, por tanto, como objetivo, maximizar el valor de la empresa y para ello han de generar el máximo flujo de tesorería con la menor tasa de descuento. Para el cumplimiento de este objetivo algunas de las acciones más importantes que han de tomar están relacionadas con:
- El crecimiento de las ventas. Las ventas crecen atendiendo a nuevas oportunidades de negocio, investigación y desarrollo, nuevos productos, etc.
- El crecimiento del EBITDA. El crecimiento de las ventas acompañado por la reducción de costos es uno de los aspectos más importantes para que este parámetro se vea incrementado.
- Buscar ventajas fiscales para obtener el mejor trato en los impuestos.
- Encontrar la mejor relación entre la financiación que nos proporcionan los proveedores y la proporcionada a nuestros clientes, así como el mantenimiento de las existencias en un punto óptimo.
- Utilizar los activos para obtener de ellos la máxima productividad.
- Vigilar el coste de capital equilibrando las fuentes internas y externas.
- Identificar las ventajas competitivas de la empresa para obtener el mayor beneficio de ellas.
Una vez identificados y desarrollados los objetivos de este apartado estudiaremos la problemática referente a los indicadores de la creación de valor. Para ello utilizaremos los ratios y parámetros que nos midan la aportación de las decisiones, actuaciones y nuevas inversiones a la generación de riqueza en la empresa. Con ese fin dividiremos la exposición en dos apartados: primero, estudiaremos los indicadores tradicionales y, posteriormente, los indicadores modernos de creación de valor.