Celestino Castaño Guillén
Las opciones reales son aquellas que tiene como activo subyacente un activo real como por ejemplo, un inmueble, un proyecto de inversión, una empresa, una patente, etc. Las opciones financieras son aquellas cuyo activo subyacente es un activo financiero como, por ejemplo, una acción, un índice bursátil, una obligación, etc.
El valor de ambos tipos de opciones es función de seis variables que representamos a continuación:
Opciones de compra real Variable Opción de compra financiera
Valor de los activos operativos que se van a adquirir S Precio del activo financiero
Desembolso requerido para adquirir el activo X Precio de ejercicio
Tiempo que se puede demorar la cesación de inversión t Tiempo hasta el vencimiento
Riesgo del activo operativo subyacente. σ2 Varianza de los rendimientos de activos financieros
Valor temporal del dinero Rf Tasa de interés sin riesgo.
Flujos de caja a los que se renuncia por no ejercer la opción Div Dividendo del activo subyacente.
Mascareñas et al (2003)
La forma más habitual de valorar los proyectos en las empresas es el del valor actual neto (VAN), acorde con el objetivo de los directivos de maximizar el valor de la empresa, puesto que indica cuánto aumentará el valor de una empresa. Su ecuación general es la siguiente:
(6.1)
Donde:
A= Desembolso inicial del proyecto.
FCF = Free Cash Flow (Tal como se ha definido anteriormente).
WACC = Coste promedio ponderado del capital (weighted average cost of capital).
Este criterio considera realizable los proyectos de inversión sólo cuando el VAN es positivo, siendo desaconsejada su realización cuando es negativo. Sin embargo, es necesario tener en cuenta algunas de las limitaciones:
1. Los flujos de caja se reemplazan por su valor medio.
2. La tasa de descuento se toma constante, conocida y se hace depender exclusivamente del proyecto.
3. Se considera que el proyecto no admite demoras en su realización, con lo que infravalora el proyecto si éste posee una flexibilidad operativa.
4. No se tiene en cuenta posibles proyectos futuros que dependan de la realización de éste.
Teniendo en cuenta las anteriores conjeturas podemos redefinir el VAN anterior como básico y añadir a éste las posibles opciones en un término que denominaremos VA (opciones implícitas) al que llamaremos VAN total y que será:
VAN total = VAN básico + VA (opciones implícitas)
Según Mascareñas (2003) los tipos de decisiones que pueden ser alteradas por la metodología de las opciones reales podemos destacar:
a. La secuencia de etapas.
b. Si se prefiere adquirir el producto o fabricarlo.
c. Utilizar la contratación de recursos humanos (a tiempo completo, a tiempo parcial, por obra o servicio, por circunstancia de la producción, horas extras)
d. Obtener el inmovilizado en propiedad, en alquiler u otras operaciones que nos imponen diversos tipos de restricciones.
e. Detener y activar las operaciones de un activo determinado.
f. Cuándo y cómo renunciar a la propiedad de un activo o de su gestión.
g. La máxima inversión a realizar en un proyecto de investigación.
h. El precio para adquirir o vender patentes o licencias.
Los modelos de valoración de opciones se pueden dividir en dos grupos:
1. Modelos analíticos que en general se plantean en tiempo continuo y utilizan el desarrollo de Black-Scholes (1973). (en adelante B-S)
2. El modelo binomial de Cox-Ross-Bubinstein (1979) que exige la utilización de algoritmos de cálculo numérico.
El modelo de B-S se obtiene a partir del modelo binomial cuando suponemos que . Así, para un número de periodos inferior a 30 el método B-S es menos preciso que el binomial. Incluso si se toman solamente 2, 3, 4 … periodos presenta grandes diferencias con el binomial. Como la valoración de empresas mediante la metodología de opciones reales utiliza pocos periodos.
Conjuntamente con los dos modelos anteriores se utiliza el denominado método de Montecarlo propuesto por Boyle (1977). Su finalidad es aumentar el número de datos en la investigación simulándolos, condicionados a cumplir con las características observadas en la serie original.