Celestino Castaño Guillén
El IPC mide la evolución del conjunto de precios de los bienes y servicios que consume la población residente en viviendas familiares en España.
Para realizar este estudio se dispone de observaciones mensuales desde enero de 1976 hasta octubre de 2007, obtenidos de la base de datos de la Dirección General de Política Económica.
Utilizaremos estas series de observaciones para estudiar la evolución histórica de los precios y controlar los riesgos que de éstos se deriven, medidos por los vaivenes de los precios de las carnes respecto al conjunto de productos que forman la cesta de la compra de los hogares españoles. La influencia de esta magnitud macroeconómica solamente va ser tenida en cuenta a efectos de diferencias de riesgos entre el sector en estudio y la economía global.
La representación gráfica iniciada con valor 100 en enero de 1976 nos ofrece una perspectiva inmejorable sobre los movimientos conjuntos y relativos de la evolución de los índices de las carnes más demandadas por el mercado español. La Gráfica 22 muestra su evolución.
Evolución de los índices de precios de las carnes y del índice de precios de consumo (IPC), tomando como base 100 enero de 1976, para la muestra de enero de 1976 a octubre de 2007.
La evolución del IPC ha sido mayor que el índice de las carnes y además lo ha hecho de una forma más estable. De la observación de la gráfica se desprende que el precio de la carne de porcino ha crecido menos que el resto de las carnes, aunque lo ha hecho de forma más regular. Además, la carne de ovino es la que más ha oscilado en el mercado.
A la vista de la gráfica, parece que los ganaderos, en particular, y el sector industrial cárnico, en general, han ido perdiendo poder adquisitivo con el paso del tiempo. La realidad, no obstante, puede obedecer a otras causas, tales como: el aumento de los productos que forman la cesta desde 1976, y que ha provocado la disminución del peso de las carnes en la cesta de la compra. Además, se ha producido un incremento de la renta que ha incrementado la cantidad y calidad de la cesta de la compra aumentando el bienestar en los hogares, que han destinado menos proporción de renta al mismo consumo de los antiguos productos y con la renta sobrante han adquirido otros nuevos.
Para hacer un análisis numérico más preciso de los índices representados en la Gráfica 22, calculamos los estadísticos básicos más comunes que se muestran en la siguiente tabla:
Estadísticos básicos sobre la tasa de crecimiento interanual del precio de las carnes expresado en tanto por cien. (enero-1977 a octubre-2007)
La Tabla 23 muestra que la tasa de variación del IPC general mantiene la menor desviación típica después de vacuno, porcino, ovino, aves y; por tanto, el mayor riesgo histórico sobre precios corresponde a las actividades económicas dedicadas al ganado aviar, teniendo un riesgo intermedio las empresas dedicadas al porcino. A su vez el rango de variación de las series también sigue el mismo orden detectado en la desviación típica. Los índices utilizados no siguen una distribución normal, pues el coeficiente de JB es rechazado en todos los casos ya que al 5% de significación este estadístico es muy superior al , la curtosis más cercana a 3 es la del precio de la carne de aviar, por lo que sería ésta la que mantendría una distribución más cercana a la normal.
Las Gráfica 23 y Gráfica 24 representan las series de variación interanual de la carne de porcino y el IPC.
La serie de tasas de crecimiento mensual de la carne de porcino, una vez diferenciada, presenta media casi constante aunque mantiene periodos en los que existe más agitación en los precios que en otros, por ejemplo después de 1986 con la entrada de España en la CEE los precios son más estables. En cualquier caso, esta claro que la serie presenta heterocedasticidad.
La inflación media en el periodo observado presenta una tendencia a la baja desde 1976 a 1986 y a partir de la entrada en la UE se ha mantenido en el largo plazo más constante, aunque en los últimos años no han dejado de producirse variaciones.
A partir de 1991 se observa un cambio en la estructura de del IPC manteniendo una menor varianza y una media más pequeña y constante. Este hecho nos indica que a partir de aquí España es un país con menor riesgo. Para confirmarlo estadísticamente hemos dividido la serie en dos parte, una desde enero de 1976 a diciembre de 1990, y la otra de enero de 1991 a octubre de 2007, contrastando H0: σ12 = σ22 frente a H1: σ12 ≠ σ22, el resultado obtenido es , rechazando de esta forma la hipótesis nula. Para contrastar la igualdad de medias de muestras con diferente varianza hemos contrastado H0: μ1 = μ2 frente a H1: μ1 ≠ μ2 con lo que se rechaza la igualdad de medias, consecuentemente se produce un cambio de estructura.
Se ha comprobado que ambas series presentan heteroscedasticidad ya que la vibración no se mantiene constante, observándose en el caso del IPC una pequeña tendencia decreciente, lo que nos indica que en largos periodos de tiempo no mantiene ni estabilidad en media ni en varianza. Además, la inflación ha disminuido en los últimos años, principalmente a partir de la entrada en la Unión Europea, lo que nos indica un cambio en la estructura.
En el caso de la inflación en la carne de porcino podemos comprobar que la volatilidad es mayor que la del IPC general.
Finalmente, modelizamos las series utilizando el análisis Box y Jenkins (1976). En esta modelización, solamente vamos a utilizar las tasas de crecimiento interanual de los índices comprendidas entre enero de 1995 y julio de 2007, ya que al existir un cambio en la estructura entendemos que serán éstas las que más pueden influir en nuestros modelos de valoración. De la citada aplicación hemos obtenido los resultados que se muestran en la nota final y que resumimos en la tabla siguiente:
La media anual a largo plazo de inflación obtenida de los datos históricos del IPC es igual a la constante, es decir, 3,03%. Para el caso de la carne de cerdo. este mismo valor es 2,8%. Como puede observarse el crecimiento es mayor que el del IPC pero los modelos aplicados para la corrección de la heteroscedasticidad tienen más en cuenta los últimos años, en los que el precio de la carne de porcino ha crecido más. Observamos que las volatilidades marcadas por el modelo ARCH a largo plazo concuerda con lo revelado en la Gráfica 22.