LOS FACTORES DE LA ALTERNANCIA EN TLAXCALA. 1991-2001
Angélica Cazarín Martínez
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Se entiende a la competencia electoral, como la acción ordenada y simultánea donde dos o mas partidos políticos presentan posturas que les permiten contender para ganar cargos de elección popular para sus candidatos, esto bajo ciertos lineamientos y en condiciones de igualdad y libertad (Martínez Silva:2002). Estas condiciones suponen la igualdad de oportunidades de todos los participantes en la carrera por lograr el poder. Mediante la competencia se racionalizan los antagonismos políticos, de modo que se encuentre una solución institucional y pacífica, de la que puede resultar la ratificación de la mayoría o la alternancia en el gobierno de diferentes partidos; es decir, la continuidad o el cambio de fuerzas políticas que concurren en una elección. La competencia implica la propuesta de ideologías, programas, posiciones políticas y candidatos; es una acción que conlleva a la movilización de recursos humanos y financieros con el objetivo de persuadir y conducir a las urnas a los electores en un número suficiente que permita alcanzar el triunfo electoral, con la posibilidad efectiva, que tiene cada elector de decidir su voto libremente. En la medida en que existen más partidos la condiciones de competencia se vuelven también más complejas. Según Sartori (1997) la competencia es una regla en el juego político, y la competitividad es una cualidad de la competencia; por ello debemos tener clara la diferencia en estos dos conceptos:
Competencia: Es la acción y efecto de contender en una elección, con la presencia de un número indefinido de partidos políticos o candidatos (Martínez Silva: 2002).
Competitividad: Es la acción y efecto de contender en una elección, donde las cualidades o capacidades intrínsecas de aquellos que compiten tiene un impacto, ya sean estos partidos o candidatos (Martínez Silva: 2002).
Los términos competencia y competitividad electoral se utilizan con varios significados. Siguiendo a Bartolini (1999), podemos distinguir al menos cuatro dimensiones diferentes relacionados con el concepto de competencia electoral:
Apertura del mercado electoral
Disponibilidad de los electores para votar a distintos partidos
Diferenciación de las alternativas políticas
Vulnerabilidad electoral del partido en el gobierno.
Apertura del mercado electoral
Al hablar de elecciones libres, justas y competitivas, se habla de elecciones en las cuales hay libertad para competir por el voto de los ciudadanos, donde ninguna alternativa ha sido restringida, por lo tanto el pluralismo político es un a característica de la apertura del mercado electoral. El grado de fragmentación electoral puede considerarse entonces un indicador para que exista la competencia electoral.
Disponibilidad de los electores para votar a distintos partidos
Un segundo elemento de la competencia aborda el hecho de que los electores estén dispuestos a dejarse convencer por los partidos. Si todos los electores tienen preferencias electorales por un partido determinado, los demás partidos no pueden competir por su voto. Esto sucede cuando la estructura de clivajes marca profundamente un electorado, de manera que una persona vota en función de su clase social, su religión, su lengua, etc. Sucede al contrario cuando los electores no han determinado su preferencia y entonces pueden cambiar de opción política entre una elección y otra, lo que hace que el grado de volatilidad electoral, se considere también como un indicador de competencia electoral.
Diferenciación de las alternativas políticas
La competencia también implica que las distintas opciones políticas estén claramente diferenciadas y que esas diferencias sean percibidas por los electores. En ocasiones, los partidos tienen posiciones poco claras y poco diferenciada, por otra parte, cuando existe un exceso de diferenciación el resultado puede ser una excesiva polarización de las preferencias electorales en este caso, pueden utilizarse como indicadores de diferenciación la ubicación ideológica de los distintos partidos, la información obtenida a partir de los programas electorales de los partidos e incluso el reconocimiento de la figura del candidato, lo implica un tránsito entre la propuesta ideológica del partido a los liderazgos personales políticos .
Desde la perspectiva de las diferencias ideológicas o posturas, se señala la existencias de polarización política (Sani y Sartori, 1983), termino que hace referencia a la distancia ideológica entre los diferentes partidos, dentro de un sistema. Se refiere al proceso de formación de antagonismos entre grupos, clases o sectores sociales (burguesía y proletariado, Iglesia y Estado, campo y ciudad, por ejemplo).
Vulnerabilidad electoral del partido en el gobierno
Finalmente, una cuarta dimensión de la competencia electoral implica que el partido o partidos en el gobierno están en una situación de vulnerabilidad, es decir, que existen posibilidades de alternancia política percibidas tanto por los partidos como por los electores. Cuando se habla de elecciones muy competitivas se hace referencia precisamente a esta circunstancia (se percibe la probabilidad de que el gobierno pierda las elecciones) o a que el resultado de la elección sea incierto. Por el contrario, cuando no se percibe ninguna amenaza de derrota para el gobierno o el resultado es muy previsible, se habla de unas elecciones poco competitivas.
Esta última dimensión de la competencia resulta más útil y fácil de interpretar en sistemas bipartidistas como el norteamericano o casi bipartidistas como el británico. En sistemas multipartidistas, la diferencia entre el primer y segundo partidos más votados no indica necesariamente el grado de incertidumbre de la elección (Harrop:1987). Se ha criticado también como indicador del grado de incertidumbre de una elección se tomen datos relativos al resultado de la misma. Si la competitividad es una percepción anterior a la elección, a la hora de operacionalizarla deben emplearse indicadores también previos, como las estimaciones de resultados elaborados por los institutos demoscópicos. En otras palabras, una elección puede percibirse como competitiva y arrojar un resultado con un claro vencedor por un amplio margen de ventaja, por el contrario una elección previsible puede finalmente producir un resultado sorprendente.
Estas cuatro dimensiones de la competencia electoral varían de manera independiente sobre la realidad.
En un sistema de partidos puede haber efectivamente competencia; sin embargo, la competitividad puede ser escasa o incluso nula. En una elección es competitiva cuando dos o más partidos consiguen resultados aproximados y donde el triunfo se diferencia por márgenes muy estrechos en la votación, ya que los resultados o el margen de victoria es finalmente, lo único que demuestra hasta que punto es competitivo un sistema dado, en función de una distribución casi igual de fuerzas entre los partidos principales.
Si bien uno de los espacios donde se legitima hasta hoy la democracia, sin quitarle valor a la participación y movimientos sociales, las elecciones son el espacio legalmente establecido donde los ciudadanos expresan sus preferencias a través del voto, las elecciones se convierten entonces en una de las arenas de lucha efectiva por el poder político, y aunque los procesos electorales hoy en día han motivado la participación ciudadana y la competencia entre partidos, no es posible afirmar aún, que se haya llegado a sistemas plenamente democráticos, la democracia es un sistema y estado político aun ideal, en la medida en que se deben incluir otra serie de factores que no necesariamente son de corte político.
La existencia de nuevas reglas e instituciones electorales para hacer frente a las nuevas exigencias de la competencia política los partidos, está generando reformas en los procesos de decisión interna de los partidos y de los procesos electorales mismos, lo cual hace al menos hipotéticamente que los actores políticos se desempeñen de acuerdo a estos códigos igualmente democráticos, que exigen en primer lugar el respeto a la legalidad (Woldenberg:2002). La fuerte competencia política exige la aplicación estricta de la ley, so pena de poner en riesgo la suerte misma de la vida institucional en el contexto de un país con un modelo democrático representativo.
El reconocimiento de los triunfos de la oposición expresado concretamente en gobiernos de alternancia, colocó a los procesos electorales en el centro de la vida y decisiones políticas, se revalorizó el voto como el instrumento más eficaz para el cambio político, sin embargo, la competitividad para ganar hoy no quiere decir necesariamente seguir ganando después. La democracia electoral conlleva como ingrediente básico la incertidumbre de los resultados, es por esto que se hace necesario el establecimiento de acuerdos y compromisos explícitos entre los actores políticos con respeto a la ley.
Lo anterior remite a nuestro espacio de estudio que es el gobierno local (municipio), siendo este el espacio donde para el caso que nos interesa la alternancia en el gobierno es cada vez más frecuente. Para el estudio de los gobiernos locales se parte desde el enfoque localista que se describe con más detalle en el apartado siguiente.