Leandro Sánchez Zepeda
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III.2.3. Mercados y principales competidores
El panorama actual del mercado de vino mexicano se caracteriza por la existencia de una intensa competencia. México importa vino de gran parte de los principales países productores, lo que constituye una desventaja para los vinicultores mexicanos, pues, a diferencia de lo que sucede en dichos países, no reciben ningún tipo de subvenciones ni protección arancelaria por parte del gobierno. Todo ello, junto a las preferencias del consumidor por vinos importados dado su menor coste, reduce la demanda interna de vino mexicano. Por tanto, la única alternativa para su expansión radica en penetrar en los mercados nacionales e internacionales por la vía de la calidad.
Las importaciones mexicanas proceden, sobre todo, de España, Chile y Francia. Las españolas son consecuencia de las relaciones tradicionales entre ambos países además de la reconocida calidad-precio de sus vinos. En el caso de los vinos procedentes de Chile, las importaciones derivan de la política comercial agresiva adoptada en los últimos años por dicho país, política basada en unos precios competitivos y un producto no exento de calidad que le ha permitido ganar una importante cuota del mercado mexicano. Francia constituye el tercero de los mercados de importación. La penetración de sus vinos se basa fundamentalmente en la calidad y en la mercadotecnia, canalizándose hacia un segmento de consumidores de alto poder adquisitivo (Cuadro III.10.).
El mercado de exportación del vino mexicano lo constituyen un total de 27 países, si bien cerca del 50 por ciento se colocan en un solo país: Estados Unidos. Este elevado peso se explica por ser el principal socio comercial de México tras el acuerdo de libre comercio NAFTA. A gran distancia le siguen los países europeos, con Francia y Alemania a la cabeza. A ellos se destina el 22 por ciento del vino exportado. En suma, las exportaciones del vino mexicano en los últimos cinco años presentan una creciente diversificación de mercados con un débil grado de penetración. A tenor de la información provisional disponible para 1999-2003 (cuadro III.11.), tal penetración es creciente en los más importantes. Ahora bien, si subdividimos dicho período se constata que en 2001-2003 las exportaciones se reducen en la mayoría de los países, lo que lleva a pensar que la tendencia positiva de las exportaciones en el conjunto de 1999-2003 no está consolidada, ni siquiera considerando que los datos de los últimos años son provisionales y el retroceso registrado en los mercados principales pudiera ser algo más moderado. Parece más certero apuntar que las perspectivas exportadoras y de crecimiento de la producción vínica mexicana son poco halagüeñas.
Cuadro III.10. Importaciones de vino en México
Fuente: Elaboración propia con base a datos de INEGI (2002): Sistema Anual de Comercio Exterior de México (SACEM).
Los principales obstáculos a los que se enfrenta el sector son:
i) El bajo volumen de producción. Los altos costes fijos del proceso vitivinícola son difícilmente amortizables con una producción tan reducida. Es difícil lograr economías de escala significativas.
Cuadro III.11. Exportaciones de vino de México (miles de hl.)
Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI (2002): Sistema Anual de Comercio Exterior de
México (SACEM); O.I.V. (2005); Snipes, Kate (2004).
ii) La insuficiente permanencia en los mercados de exportación. Hasta ahora no ha sido posible sostener, en la mayoría de los casos, la relación comercial por varios años. La carencia de una mercadotecnia moderna que promocione eficazmente los vinos mexicanos en el exterior contribuye a ello.
iii) La ausencia de ayudas gubernamentales a la viticultura en su conjunto. Existen algunos apoyos para las exportaciones mediante exposiciones y ferias internacionales pero son insuficientes para contrarrestar las ayudas recibidas por otros países y competir en igualdad de condiciones con ellos a la hora de promocionar el vino mexicano en el exterior o de captar mayor cuota del mercado interno.
En definitiva, la significativa penetración del vino mexicano durante los últimos años en mercados tan importantes como Reino Unido, Dinamarca, Holanda, Canadá y Japón a pesar de sus manifiestas desventajas competitivas mantiene vivas las esperanzas de su empresariado vitivinícola de cara al futuro y nos induce a perseverar en la hipótesis de que el sector vitivinícola pueda constituir un factor de desarrollo endógeno relevante en el entramado económico del Valle de Guadalupe.