Leandro Sánchez Zepeda
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Capítulo I: Introducción
En los últimos veinticinco años la economía mundial ha registrado un proceso evolutivo altamente dinámico sin parangón en etapas anteriores. Dicho proceso ha sido propiciado por factores económico-financieros y políticos y, en particular, por un cúmulo de información que favorece el flujo de capitales, mercancías, seres humanos, así como de ideas, pensamientos y teorías. La creciente intercomunicación de la humanidad a escala mundial da pauta al nuevo paradigma de globalización económica y social. “Globalización se ha denominado a ese conjunto de múltiples procesos que estratifica los movimientos que configura un mundo de distintas velocidades; un mundo en el que es un valor poder elegir la movilidad” .
El pensamiento económico y social ha evolucionado en la misma dirección para dar respuesta teórica y coherente a las nuevas tendencias y paradigmas. En este contexto resurge con fuerza la antigua discusión del crecimiento económico entre países, sintetizada en explicar desde distintos enfoques por qué unos países alcanzan tasas de crecimiento más altas que otros. En dicha línea hay que situar la nueva propuesta teórica del desarrollo endógeno surgida en los años de 1970, cuyo objetivo central es ofrecer una respuesta alternativa a las teorías tradicionales sobre el desarrollo. La nueva propuesta se sustenta en la acumulación de capital físico y humano a escala local, posibilitando formas más flexibles de producción en los procesos de crecimiento y cambio estructural. Enfatiza la aparición de un nuevo marco de actuación caracterizado por la revalorización del capital humano en la función de producción y por una nueva concepción del espacio basada en el paradigma territorial en contraposición al paradigma funcional dominante hasta entonces.
En consecuencia, las tres últimas décadas del siglo XX han confirmado el paso de la producción en masa a la producción flexible, lo que se traduce en creciente descentralización productiva y mayor protagonismo de los sistemas productivos locales. Ahora es en el entorno local donde los empresarios, organizaciones, instituciones, sociedad civil y cultural crean un espacio de entendimiento que convierte al territorio en la célula del capitalismo. El territorio ya no es un mero soporte físico de los objetos y actividades empresariales. Es algo vivo, un verdadero agente de transformación social que apuesta por mejorar la cualificación de la mano de obra, por una actitud empresarial orientada hacia la cultura de la innovación y por un mayor papel de las instituciones locales en el aprovechamiento sustentable, eficaz y racional de los factores endógenos.
En el marco de esta nueva concepción teórica del territorio, el objetivo central del presente trabajo consiste en analizar, y en su caso esclarecer, las condiciones a partir de las cuales la industria vitivinícola se convierte en un factor de desarrollo endógeno importante para el crecimiento y desarrollo económico del Valle de Guadalupe y de La Manchuela.
Bajo esta perspectiva, la principal hipótesis defendida en esta Tesis es que la organización productiva de los conglomerados industriales constituidos por las bodegas del Valle de Guadalupe, por un lado, y por las de La Manchuela, por otro, han logrado un grado de calidad en la elaboración de sus vinos que les permite no sólo competir a escala internacional sino influir positivamente en el desarrollo económico, social y cultural de los espacios analizados, al producir efectos de eslabonamiento hacia detrás y hacia delante en otras actividades del tejido económico de las vinícolas.
La evolución reciente, relevancia alcanzada y potencial de dicho sector, junto a la existencia de otros factores endógenos (climáticos, edafológicos, tecnológicos, externalidades positivas de capital físico y humano, sistema socio-institucional y educativo...), son propicios para impulsar un crecimiento económico sostenible en los espacios de referencia. Ello nos orienta, tras sucinta revisión de las principales teorías del crecimiento, a circunscribirnos con las teorías del desarrollo endógeno, sin dejar de lado otras aportaciones de la ciencia.
Como período fundamental de estudio se considera el quinquenio que comprende de 1999 a 2004, al producirse durante dichos años en los espacios de bodegueros de referencia un resurgimiento de la actividad con una actitud empresarial más moderna, dinámica y competitiva, basada en la idea de diferenciar sus caldos mejorando su calidad y cuyo objetivo último es aumentar su penetración y presencia en mercados de ámbito nacional e internacional.
Por otro lado, considerando que en México hay poco conocimiento de su pasado vitivinícola, se estimó oportuno hacer una breve alusión a la historia de su viticultura con la única intención de esclarecer por qué el sector vitivinícola tiene tan escasa relevancia a escala nacional hoy por hoy. La historia en este aspecto guarda también un pasado cultural y social que explican las características de la comarca y auguran las bases del progreso en Baja California. En paralelo, se incluye también una breve referencia del pasado vitivinícola de La Manchuela, un territorio con tradición productiva que ha obtenido el reconocimiento como zona de Denominación de Origen (en adelante D.O.) hasta fechas recientes.
Para obtener información sobre el tema se consultaron diversas fuentes. Entre las más importantes destacan: a) A nivel general, la Oficina Internacional de la Viña y el Vino (O.I.V.); b) Por parte de México: Instituto Nacional de Geografía Estadística e Informática (INEGI), Asociación Nacional de Vitivinicultores de México, Asociación de Vitivinicultores de Baja California, y Banco de Comercio Exterior de México (BANCOMEXT); y c) Para Castilla-La Mancha: Instituto de la Vid y del Vino de Castilla-La Mancha (IVICAM), Anuario Estadístico de Castilla-La Mancha (Junta de Comunidades, IES), y Consejo Regulador de la D.O. Manchuela.
Ante la necesidad de información más específica y de datos estadísticos concretos de los espacios estudiados sobre cuidados vitícolas y enológicos en la elaboración de caldos, montos de producción y comercialización de las industrias vinícolas, se realizó un arduo trabajo de campo basado en entrevistas personalizadas y directas a los empresarios y técnicos de las bodegas. De este modo se obtuvo una información directa e indispensable para el análisis e imposible de recabar por otra vía. En nuestro recorrido vivimos experiencias diversas que no sólo expresan los aspectos teóricos del proceso, sino también, manifestaciones sociales, culturales y empuje empresarial.
La encuesta se realizó en dos fases:
i) Durante el período marzo-mayo del 2000 se visitó a todas las bodegas localizadas en Baja California, logrando entrevistar a 9 de ellas (90 por ciento de las existentes), 7 establecidas en el propio Valle de Guadalupe y 2 en la ciudad de Ensenada. La información obtenida resultó esencial para confeccionar un diagnóstico sobre la estructura del entorno vitivinícola.
ii) Entre septiembre de 2004 y enero de 2005 se realiza una encuesta a las bodegas localizadas en el Valle de Guadalupe y en La Manchuela con el fin de comparar las prácticas vitícolas y enológicas en la elaboración de vino tinto de calidad y obtener datos que permitieran medir los promedios de calidad de los caldos por bodega en cada territorio y, por ende, demostrar el objetivo central de nuestra Tesis: la calidad del vino tinto es el principal factor para desarrollar una diferenciación de producto en los espacios de referencia y aumentar las posibilidades de éxito a la hora de penetrar en nuevos mercados o ampliar la cuota alcanzada en los ya existentes.
En Baja California se ubican 18 bodegas, la mayoría integradas en el conglomerado industrial del Valle de Guadalupe. Al ser un número tan reducido se estimó oportuno entrevistar al universo en vez de seleccionar una muestra. Para realizar las encuestas fueron precisas varias visitas previas a la Asociación de Vitivinicultores de Baja California con objeto de coordinar el calendario de las entrevistas y aprovechar sus canales para informar a los bodegueros de nuestros propósitos, así como de la programación. Se visitó personalmente a 16 bodegas antes de la fecha de la entrevista para explicar dudas y detalles de la investigación. Posteriormente, a petición de empresarios y enólogos y, considerando su disponibilidad de tiempo se les envió el cuestionario por correo electrónico. Se obtuvo una aceptable respuesta (7 bodegas) .
En cuanto a Castilla-La Mancha, inicialmente estaba previsto seleccionar una muestra de bodegas acogidas a la D.O. La Mancha. Sin embargo, ante la reducida dimensión de la industria vitivinícola del Valle de Guadalupe, las comparaciones hubieran sido inadecuadas habida cuenta de la gran superficie de viñedo, número de bodegas y volumen de producción de La Mancha. De ahí la elección de la comarca de La Manchuela que, de entrada, presenta mayores similitudes con respecto al Valle en extensión del viñedo, relevancia productiva, grado de desarrollo del sector vitivinícola y factores naturales.
Es preciso aclarar que la historia de la producción vitivinícola en dicha comarca apenas difiere a la de La Mancha y, en lo esencial, coincide con las de las principales zonas vitivinícolas interiores españolas. No obstante, su constitución como D.O. Manchuela es muy reciente. El proceso de formalización se inicia en el año 2000 con el reconocimiento por parte de la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente de la D.O. Manchuela y de su Consejo Regulador. Su creación oficial es otorgada en junio de 2004 por la Consejería de Agricultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha certificando las normas de producción de vinos con D. O. Manchuela.
La metodología seguida en la realización las encuestas en La Manchuela fue una replica a la realizada en el Valle, con dos matices:
i) De las 28 bodegas acogidas a la D.O. Manchuela sólo algunas embotellan parte de su producción. El resto comercializa su vino a granel. Ante ello se consideró oportuno elegir una muestra de bodegas utilizando como criterio excluyente el de no embotellar vino. Dicha muestra quedó reducida a 11 bodegas. Las 17 restantes, al orientar su producción a la venta a granel, quedan excluidas al no cumplir con los parámetros enológicos mínimos para que sus caldos sean considerados como vino de calidad pues sería imposible comprobar variables como añejamiento en barrica, envejecimiento en botella, y tipo de corcho. Por tanto, quedarán ubicadas en el segmento de vinos jóvenes, segmento que dejamos fuera del ámbito de estudio.
ii) Tras realizar tres vistas a las oficinas del Centro de Desarrollo Rural (CEDER) y de la propia D.O. Manchuela - ubicadas en Fuentealbilla (Albacete) - para informar de los propósitos de la encuesta y programar las entrevistas con las bodegas seleccionadas, se acordó entrevistar personalmente a cada uno de los bodegueros que, en general, desconocían la existencia de bodegas en el Valle de Guadalupe e incluso de la elaboración de vino en México. De las 11 bodegas seleccionadas, 6 están localizadas en la provincia de Albacete y 4 en la de Cuenca . El nivel de respuesta fue excelente (90,9 por ciento).
En cuanto a la metodología utilizada en el capítulo IV para medir la calidad vínica (variable dependiente) se eligió como más adecuado, entre los distintos modelos econométricos posibles, el modelo multivariante. La justificación de tal elección radica en el tipo de modelos que recogen una combinación de regresión múltiple y análisis discriminante múltiple, donde una o más variables explicativas predicen una única variable dependiente. Son los más recomendables cuando la variable dependiente es cualitativa y las variables explicativas son una combinación de variables cuantitativas y cualitativas. En este caso se cumplen dichos supuestos.
El objeto del modelo es predecir la escala o grado de calidad del vino tinto. La variable dependiente cualitativa es, como ya se ha señalado en repetidas ocasiones, dicha calidad. Se excluye del estudio el análisis de vino blanco por una serie de factores enológicos, entre ellos, la diferencia sustancial originada en el proceso de fermentación, en el caso del vino blanco no hay contacto con los hollejos y en el tinto es fundamental; el tiempo de añejamiento en barrica, para el vino blanco oscila entre 3 y 6 meses incluso puede no pasar por barrica, en cambio para el tinto el tiempo de añejamiento es más prolongado oscila entre los 12 y 24 meses en barrica. En consonancia, los vinos blancos son más ligeros, afrutados y los tintos son más complejos con cierto grado de astringencia debido a la presencia de taninos, los cuales no se encuentran en el vino blanco.
Las variables explicativas son tanto cualitativas (suelo, clima, agua,) como cuantitativas (prácticas vitícolas, fermentación, prácticas enológicas, añejamiento en barrica y envejecimiento en botella). La medición de la calidad es un caso de variable no métrica (cualitativa) que sólo permite dos posibilidades (que se tenga o no se tenga; sí o no). Por tanto, se define como una variable dependiente cualitativa dicotómica. Para su desarrollo metodológico se recomiendan los modelos de probabilidad lineal y, en concreto, el conocido como modelo de regresión logística binaria. Dicho modelo queda fuera del método de regresión lineal que, como es sabido, está diseñado para efectuar regresiones con variable dependiente métrica. El diseño del modelo es completamente original, no se encontró en ninguna fuente algún modelo que midiese la calidad como variable dependiente, sin embargo, se validó con asesoría y sugerencias de enólogos de Monte Xanic, L.A. Cetto y Casa de Piedra en el Valle de Guadalupe.
El trabajo está estructurado en cinco capítulos, siendo el primero de ellos la introducción que nos ocupa. En el segundo se sintetiza el marco teórico de referencia. En él se retoman los aportes analíticos iniciales en torno a la teoría del crecimiento económico desde Adam Smith y David Ricardo, pasando por el enfoque más sistematizado de Solow a fines de la década de 1970, hasta el replanteamiento de la teoría neoclásica del crecimiento económico, representado esencialmente por las discusiones de Paul Romer y Robert Lucas a partir de 1986. Asimismo, se incluye una revisión del paradigma de la globalización en cuanto a sus aportaciones al crecimiento. En dicho capítulo se incorpora el desarrollo endógeno como sostén argumental de un crecimiento estable mediante la producción flexible en un territorio, así como un vínculo para aprovechar mejor las economías internas y externas generadas por un conglomerado industrial o empresarial estructurado bajo la forma de sistema productivo local, distrito industrial o cluster.
En el tercer capítulo se describe la evolución de la vitivinicultura y los mercados del vino a escala mundial y local, con el propósito, por un lado, de establecer las tendencias vigentes en producción, comercialización y consumo de vino (lo que servirá para situar la problemática de las industrias vinícolas del Valle de Guadalupe y de La Manchuela) y, por otro, desarrollar un análisis comparado de ambas industrias para establecer similitudes entre sus procesos de elaboración de vino tinto, siempre bajo el supuesto de que ambos espacios buscan obtener caldos de calidad para ampliar sus cuotas de mercado nacional y exterior.
El capítulo cuarto incluye la parte empírica de la tesis. Se comparan los procesos vitivinícolas de las bodegas del Valle de Guadalupe y de la D.O. Manchuela para medir y determinar la calidad vínica por bodega. Por último, el quinto capítulo recoge las conclusiones obtenidas de la investigación realizada.
Como corolario de este capítulo introductorio quiero hacer patente mi agradecimiento a todas aquellas personas, bodegas e instituciones cuyos apoyos desinteresados contribuyeron a finalizar mi propósito. Particularmente, mi eterna gratitud con dos ilustres académicos, los doctores, Alejandro Mungaray Lagarda de la Universidad Autónoma de Baja California y Juan Ignacio Palacio Morena de la Universidad de Castilla-La Mancha, quienes no sólo me alentaron a emprender esta noble tarea sino que me persuadieron de que aún el tiempo era propicio. A mis compañeros profesores Rogelio Varela Llamas, Francisco Soto Angli, Carlos Álvarez Aledo y Ángela Triguero Cano quienes amigablemente me brindaron invaluables consejos y discusiones teóricas sin las cuales el trabajo hubiese sido todavía más arduo. Igualmente, mi más sincero reconocimiento a Luis R. Sánchez Fregoso quien me ayudó en la parte práctica del modelo econométrico y a Reyna Roa Rivera por su asesoría en el área de informática. Finalmente, quedo en gran deuda académica con el Dr. Miguel R. Pardo Pardo, profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha por haber aceptado ser mi tutor de tesis y cumplir a cabalidad su labor a través de oportunas indicaciones y recomendaciones acordes con su gran talante investigador. A decir verdad, me honró con mucho más tiempo del ordinario permitiéndome discutir con él a profundidad cada uno de los temas de la tesis. Con todo, los fallos en que pueda incurrir la presente tesis son de mi responsabilidad.