Liliana María Dieckow
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Entre los actores rurales se establecen básicamente tres tipos: el campesino, el pos campesino (colono y farmer) y el empresario.
Los pos campesinos se diferencian de los campesinos por los aspectos culturales y cognitivos, pero la principal diferencia entre ambos radica en la organización de su vida económica.
Según ARCHETTI, los colonos pueden acumular capital sistemáticamente, lo que se
manifiesta en una adecuada tasa de reposición de tecnología, mayores inversiones
productivas y por lo tanto una expansión de sus actividades económicas,
inversiones productivas (por ejemplo en la educación de sus hijos), aparición de
organizaciones económicas cooperativas y un acelerado proceso de diferenciación
intra clase. (Archetti y Stolen, 1975: 123, in Schiavoni, G.; 1998: 45)
Por su parte, Leopoldo BARTOLOMÉ señala que aunque el término colono no es usado
en todas las partes de la Argentina con idénticas connotaciones, es generalmente
aplicado a agricultores inmigrantes de origen o que se instalan en colonias
agrícolas organizadas. (Bartolomé, L.; 2000: 16). Si bien se plantea el término
colono como una categoría, se debe reconocer que presentan diferencias internas
en función a ciertas variables socio- culturales y étnicas. (Bartolomé, L.;
2000: 162)
Es así que se configuró un estilo cultural colono derivado de la interacción
entre la herencia cultural campesina de los colonos europeos, la situación
matriz con la cual se confrontaron en Misiones y las estrategias adaptativas
concebidas frente a los nuevos recursos naturales y sociales. La postura
contemporánea de acomodación de los colonos es considerada como el resultado de
un proceso evolutivo que se realizó dentro del marco de una estructura de
oportunidad fluctuante, caracterizada por los ciclos sucesivos de altas y
bajas”. (Bartolomé, L.; 2000:179-180)
Esta estructura de oportunidad es percibida de manera diversa: la persistencia
de valores culturales y orientaciones económicas en algunos casos resultaron de
una falsa percepción del costo de oportunidad de las alternativas de producción
y en la búsqueda sistemática de estrategias de riesgo mínimo, en las cuales la
seguridad y la posesión de la tierra fueron los valores principales, sumado al
conformismo. El resultado ha sido la imposibilidad crónica de generar capital y
el deterioro del suelo y la calidad de las cosechas. (Bartolomé, L.; 2000: 180).
Esta estrategia de arriesgar lo menos posible (minimax) le ha impedido muchas
veces obtener beneficios de etapas iniciales de introducción e incrementar su
beneficio de plusvalía. (Rozé, J.;1994: 53).
Esto no significa que el colono no pueda ser un especulador económico, pero sí
que sus criterios para evaluar la operatividad de su granja y su renta en
ganancias frecuentemente difiere de los que son utilizados en un análisis
económico clásico. (Bartolomé, L.; 2000: 128)
Respecto del proceso de toma de decisiones de los productores rurales, se
plantean dos teorías: Por un lado, la Teoría de la firma o Teoría de la
Producción (TP): es la más conocida y trabaja con la hipótesis de la
racionalidad en la cual el productor elige la alternativa que ofrece mayor
lucro. Considera las cuestiones de “que”, “cuanto” y “cómo producir”. Se apoya
en la teoría de los precios de los productos y en la ley de la oferta y la
demanda. En ella, la mejor decisión es la que tiene el lucro económico máximo y
por ello es racional. Esta teoría presenta varias críticas, entre ellas: a- no
es una teoría que busca la comprensión de la toma de decisiones, sino el
equilibrio entre la oferta y la demanda, b- la imposibilidad del productor de
encontrar en la contabilidad los puntos de máxima eficiencia, datos precisos y
completos y, c- que el productor generalmente no tiene como objetivo único el
lucro máximo en la propiedad.
En particular, la Teoría del Comportamiento adaptativo de los Productores (TCAP)
desarrollada por PETIT en Francia a mediados de la década del ´70, procura
comprender y explicar el funcionamiento técnico económico de la propiedad y la
toma de decisiones del productor. Se basa en la postura de la coherencia: “los
productores tienen razón de hacer lo que hacen”. Los productores, dada su
racionalidad, no adoptan acciones que son contrarias a sus objetivos dentro de
ciertas prioridades que son jerarquizadas subjetivamente. Las decisiones se
concretan en un ámbito donde el productor es el propio agente y objeto de
decisión. La decisión se construye a partir de un diagnóstico sobre las
experiencias pasadas y una proyección de perspectivas futuras basadas sobre
escenarios optimistas, pesimistas o neutros en función de la jerarquía de
objetivos existente en ese momento. (Dossa, D.; 1998: 7)
Esta teoría se basa en cuatro conceptos fundamentales: la situación (factores
internos y externos que limitan la acción y los recursos disponibles), los
objetivos (que caracterizan el proyecto del productor para su familia y su
propiedad), la percepción (arbitraje entre objetivos y situación) y la doble
adaptación (sucesivamente la situación se ajusta a los objetivos y los objetivos
se ajustan a la situación). (Dossa, J.;1998: 7)
En este caso, la racionalidad significa utilizar adecuadamente los medios dada
su situación, para atender a sus propios objetivos. Esta es una racionalidad
difícil de ser evaluada, por ejemplo: si entre los objetivos del productor está
la diversificación de la renta, dado su interés en nuevas actividades que
generan renta menos serán producidas en la propiedad.
Por otro lado, Herbert SIMON (1964) argumenta contra la racionalidad absoluta en la toma de decisiones. En general, el productor busca reducir los riesgos, actuando mediante “ensayo y error” para llegar a una situación más aceptable, considerando como una solución satisfactoria, es decir, lo mejor dentro de lo peor.
Por su parte, Leopoldo BARTOLOMÉ sostenía ya en 1975 que los colonos misioneros se encuentran en un continuum cuyo polo ideal será lo que otros autores denominan modern family farm: explotación familiar en la que si bien el trabajo doméstico sigue jugando un papel importante, existen condiciones como para que sus funciones productivas se reduzcan considerablemente (Bartolomé: 1975, in Schiavoni, G.; 1998: 50).
En función de ello, presenta una nueva clasificación de tipos sociales agrarios,
más detallada, basada en la combinación de tres criterios: la fuente principal
de mano de obra, el potencial de acumulación y el eco tipo productivo,
clasificándolos en campesinos, colono tipo I, colono tipo II o farmer y
empresario agrícola. (Véase tabla Nº1 del anexo I)
Se considera Farmer a un tipo de productor que combina trabajo doméstico y
trabajo asalariado y que acumula capital, lo que permite en un lapso
significativo, ampliar el proceso productivo aumentando la productividad de
trabajo. El farmer es el producto del cambio tecnológico en el sector agrario,
lo que permite un aumento considerable de la productividad del trabajo. Este
tipo de producción agrícola va acompañado de un conjunto de ideas y creencias
que exaltan las virtudes de la autonomía y autosuficiencia familiar, lo cual se
percibe por la resistencia a contratar terceros, considerándolos “un mal
necesario.” (Arcketti y Stolen, in Schiavoni, G., 1998: 46)
Además de los tipos sociales, existen condicionantes de la capacidad de
acumulación de las explotaciones agrarias, entre las que se destacan: el tamaño
de la explotación, la calidad del suelo, la batería de cultivos, el grado de
tecnificación, el tamaño de la familia rural, entre otros. (Baranger, 1978:
49-50; in Schiavoni, G.; 1998: 51-52).
Por otra parte, se presentan dos modalidades de administración de las
explotaciones rurales:
a) La explotación familiar presenta como principal atributo la relación tierra-
trabajo familiar (característica principal que lo distingue del empresario
agrícola), acceso limitado a recursos de tierra y capital, una relación de
subordinación a los mercados por su escasa capacidad de negociación, la extrema
vulnerabilidad a condiciones adversas (aversión al riesgo) y la capacidad de
aprovechar todos los recursos del ámbito ecológico en el cual están insertos.
(BID- PROCISUR, 2001: 2-3)
b) La explotación Empresaria es la que, mediante acciones y actividades, al
perseguir la maximización de las ganancias culturalmente o idiosincrásicamente
definidas, se manipulan personas o recursos de maneras innovadoras en relación
con las que ya existían en su medio social. Por contener el inicio de
transacciones, se considera como el aspecto de un rol más que un status o rol en
sí mismo. (Barth 1963: 6; in Bartolomé, L.; 2000: 33)
El empresario es esencialmente un oportunista, un individuo que -por varias
razones- se encuentra en el “lugar” debido en el “momento” preciso para sacar
ventajas de modificaciones en la estructura de oportunidad. Las razones por las
cuales algunas personas entran en la carrera empresarial fueron analizadas como
factores sociológicos, culturales, históricos y sociológicos. Se sugiere que el
único factor en común es que; alguien en un momento determinado, rompe el modelo
predominante. (Kasdan, 1965; in Bartolomé, L.; 2000: 235- 236)
En términos generales, en Misiones se presentan tres tipos de empresarios
rurales: a) los residentes en la provincia de Misiones, quienes mediante su
desenvolvimiento han evolucionado de colonos a “farmer” y alcanzaron una
administración de tipo empresaria, b) las empresas y sociedades que desde otras
regiones del país o desde el extranjero han adquirido e invertido en
explotaciones agropecuario forestales de la provincia (por ejemplo las compañías
chilenas que realizan reforestaciones), c) empresarios misioneros /argentinos de
otros rubros económicos que han invertido en la actividad rural.
Si bien entre los grupos de Agroturismo existen algunos empresarios (Ruta de la Yerba Mate), en esta tesis se analizan principalmente “colonos” de diversas zonas de la provincia (inclusive de la última frontera agraria del Municipio de A. Brown, Departamento General Belgrano). Todas las unidades del estudio son “explotaciones de administración familiar”, aunque con diverso grado de capitalización, poder adquisitivo y aversión al riesgo.
En un estudio realizado por NEIMAN, (in Schiavoni, G.; 1998) se presentan tres
estrategias desarrolladas en las explotaciones familiares: reproducción,
capitalización y acumulación:
a) La reproducción, que presenta un conjunto dominante de acciones cuyo objetivo
es alcanzar al menos la reposición de los gastos (monetarios y no monetarios) de
la explotación y de la familia para recomenzar anualmente el ciclo productivo
bajo similares condiciones sociolaborales, técnicas y productivas.
b) La capitalización se basa en una estrategia de crecimiento vertical, que no se apoya necesariamente en la concentración de tierra. La familia sigue siendo la mano de obra principal, pero se logra una expansión del volumen de actividad por un uso más intensivo de la tierra, la mano de obra y la tecnología. Es habitual del tipo social colono I.
c) La acumulación agrícola, implica un cambio cuali – cuantitativo que consiste en la ocupación de tierras nuevas, creciente mecanización de las tareas de la explotación y una modificación en términos de la magnitud relativa como la asignación de tareas y funciones. (Schiavoni, G.; 1998: 58) Es habitual del tipo social colono II.