María de Lourdes Hernández Rodríguez
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II. PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN
2.1. La situación problemática
El agua dulce componente indispensable para todos los seres vivos y el ecosistema, se ha convertido en un recurso natural escaso, lo que le imprime diferentes formas de ser valorado, dependiendo de su disponibilidad, actividad a la que se destina, régimen de propiedad y administración, así como la percepción social de cómo ésta satisface las necesidades básicas y económicas de una región.
Silva (2004), señala que a principios del siglo XXI en el mundo se extrae 54% del volumen total de agua dulce disponible, situación que ha ocasionado desigualdad en su acceso, escasez y disminución de su calidad.
Estos fenómenos se han constituido en un círculo vicioso que afecta la salud pública y la producción de alimentos, al mismo tiempo que influyen en la degradación ambiental y generan conflictos sociales, razones que han llevado a que a nivel internacional se establezcan límites a su disponibilidad y posibilidad de extracción.
Con base en lo anterior, Tortoledo (2000) y Shiva, (2002) coinciden en que un país o región es insuficiente en recursos hídricos, cuando la disponibilidad del agua oscila entre 1,000 y 2,000 metros cúbicos por habitante al año y se consideran que sufre estrés hídrico, (llámese también escasez) cuando ésta cantidad es menor.
En México, los efectos de la explosión demográfica, la intensificación del riego y la industrialización, reflejan que mientras en 1970 con 48.23 millones de habitantes se disponía de 9,880 m3 de agua por persona al año, en el año 2000 con 97.48 millones de personas, el agua disponible disminuyó a 4,708 m3 per cápita; de seguir con esta tendencia, en 2025 habrá 124.65 millones de personas y la reserva de agua habrá disminuido a 3,822 m3, por habitante al año (CNA, 2003b y CONAPO, 2000).
Esto significa que en 55 años el agua disponible por habitante se habrá reducido a una tercera parte del volumen disponible en 1970, en un proceso que si bien no ubica a México como una región en estrés hídrico, si permite identificar que la asignación, oferta, distribución y competencia entre usuarios ocasiona escenarios de escasez y sobreexplotación de acuíferos.
Ambos fenómenos causan mayor impacto en 9 de las 13 regiones hidrológico-administrativas conformadas por territorios áridos y semiáridos entre el norte y centro de México que a su vez agrupan a todos los acuíferos sobreexplotados del país. Cabe señalar que dichos acuíferos abastecen al 75% de la población nacional, a 1.6 millones de hectáreas de riego y al 50% de la industria autoabastecida (CNA, 2001b).
Este incremento en la utilización del agua subterránea ha sido más significativo a partir de la segunda mitad del siglo XX, incentivado por el resultado de estudios técnicos que fomentaron el aumento en la perforación de pozos profundos y el desarrollo de tecnologías que aseguraron un suministro rápido y seguro del recurso, sin que a la par se realizaran trabajos para analizar aspectos legales, sociales y ambientales relacionados con el uso, distribución y aprovechamiento del agua subterránea lo que a lo largo influyó en una subvalorización del recurso.
Con base en lo anterior, se planteó la necesidad de realizar una investigación, en una región que dependiera del agua subterránea (en este caso el estado de Tlaxcala) con el propósito de contribuir al conocimiento de la valoración ambiental, social, económica e institucional que la sociedad contemporánea da a éste recurso.
En este sentido esta investigación pretende responder a las siguientes preguntas:
¿Dónde se ubica y en que se utiliza el agua subterránea en Tlaxcala?
¿Quiénes la usan y de cuanta disponen?
¿Existen regiones o usuarios que dispongan de más agua concesionada que otros?
¿Cómo afecta la disponibilidad y el uso de agua en su valoración?
¿Cuáles son los elementos que los usuarios de agua subterránea consideran para determinar su valor?
