Valor económico del agua
Tesis doctorales de Economía

 

 

Aspectos del uso y valoración del agua subterránea en el estado de Tlaxcala: Un análisis desde una perspectiva social

 

María de Lourdes Hernández Rodríguez

 

 

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3.6.3. Valor económico

Este es el valor del agua comúnmente abordado tanto por los administradores como por los consumidores del agua y se le relaciona con la ley de la oferta y la demanda, lo que le ha conferido la característica de mercancía.

La teoría clásica y neoclásica de la economía, sostienen que esta dimensión indica la importancia de la competitividad para alcanzar el desarrollo ya que cualquier bien escaso por definición se convierte en un bien económico que tasa su cuantía con base en su valor de uso, esto es; en su utilidad y escasez y su valor de cambio o la facultad de adquirir con éste otros bienes.

De acuerdo con Ricardo, D. (1985), “el valor” difiere de la riqueza, por que no depende de la abundancia, sino de la dificultad o facilidad de producción , por lo que la principal característica del valor de uso no puede estimarse con ninguna medida conocida ya que es apreciado de manera diferente por personas distintas e indica que:

...”la utilidad no es, por lo tanto, la medida del valor de cambio, aunque es algo absolutamente esencial al mismo”... El valor de cambio de las cosas que poseen utilidad tiene dos orígenes: su escasez y la cantidad de trabajo requerida para obtenerlas (D. Ricardo, 1985).

Los conceptos de propiedad y escasez son examinados por Ricardo (op, cit), y demuestra cómo la escasez relativa de un bien puede dar a una persona mayor riqueza en la medida que dicha persona es poseedora de un recurso escaso. El mayor valor que éste tiene, debido a su escasez, le permite disponer de más bienes y, por lo tanto, de más satisfacciones. Pero al mismo tiempo esta mayor riqueza individual no necesariamente se traduce en una mayor riqueza para la sociedad, y sí en un empobrecimiento de esa sociedad. Esto es, el mercado no registra utilidad colectiva.

Con relación al agua, Ricardo hace un ejercicio que describe su importancia y señala:

“Si el agua se hiciese escasa y fuese poseída por un solo individuo, éste aumentaría su riqueza, puesto que todos tendrían que entregar una parte de lo que poseen con el único objeto de obtener agua, la cual adquirían antes por nada.

Al pagar por el agua, la gente es más pobre y el propietario del agua se beneficia en lo mismo que éstos pierden. La sociedad en su conjunto disfruta de la misma cantidad de agua y mercancía que antes, pero se distribuyen de otro modo, esto suponiendo un monopolio del agua y no una escasez de ella.

Si el agua fuese escasa, entonces la riqueza del país y de los individuos disminuiría, puesto que se privarían de una parte de sus satisfacciones. No sólo habría una distribución diferente de la riqueza, sino una pérdida real de una parte de la misma” (op, cit).

Este planteamiento deja asentados los elementos básicos del pensamiento económico en un sistema capitalista incluso en el contemporáneo dónde los conceptos de escasez, valor de cambio y propiedad privada convierten a la naturaleza en mercancía.

De esta manera el agua se convierte en un bien económico, sujeto al mercado, donde su valor depende principalmente de un grupo de usuarios, quienes están dispuestos a pagar por utilizarla, así como por factores la disponibilidad ante demanda, movilidad y costos de transacción, razón por la cual debe existir un sistema administrativo fuerte para monitorear, medir, registrar y asegurar los derechos de agua (Ángeles, 2003).

El mercado, es un mecanismo de asignación de recursos en el que interactúan los compradores y vendedores de bienes y servicios fijando el precio de un recurso con base en la oferta y demanda del mismo (Ramos, 2004).

Este mecanismo facilita la asignación del uso del agua en función de su rentabilidad, pero sólo funciona si existe un buen sistema de gestión, conocimiento del balance hidráulico y regulaciones para no afectar a terceros (Douroujeanni y Jouravlev, 2000).

El problema en el caso del agua en México, es que la política ha generado un exceso en la demanda de agua, sobreexplotando los acuíferos y ha puesto en riesgo la sustentabilidad del ecosistema, al grado tal que en un futuro la demanda será superior a la oferta de agua (Ramos, 2004).

Otros autores señalan que el valor económico del agua, ayuda a determinar el precio que la gente, la agricultura, la industria y el gobierno puede pargar por los servicios, por lo que tambien se considera necesario para la sustentabilidad (Sumpsi et al, 1998), sin embargo, hay quienes recomiendan no ignorar que el componente central de cualquier estrategia para conservar el agua es asignarle el precio más cercano al valor real de suministro (Llamas et al, 2001).

El agua es un recurso natural, un bien común que ha dejado de ser desde el punto de vista de disponibilidad, un recurso inagotable y de libre acceso. Hoy día se sabe que no esta homogéneamente disponible en todo el mundo y por lo tanto su acceso es inequitativo, lo que le convierte en un recurso escaso.

Aunque por definición no puede ser una mercancía porque no es producto del trabajo del hombre, es claro que el agua siempre ha sido un bien escaso, sujeto a ser apreciado de acuerdo con su valor de uso y su valor de cambio, especialmente cuando su disponibilidad se ve restringida y afecta la generación de riqueza o bienestar, sin embargo esto no implica que deba perder su esencia –como derecho humano- al ser sujeto de retribución económica.

Douroujeanni y Jouravlev, (2000) deducen que no todo es negativo en la valoración económica del agua, ya que existen ventajas potenciales del mercado:

1. Fomenta la conservación y consumo racional y uso eficiente del agua, así como el tratamiento de las aguas residuales.

2. Controla a los usuarios de agua con el costo de oportunidad que tienen sus decisiones en materia de uso y transferencia.

3. Provee mecanismos para posponer la realización de obras hidráulicas costosas, mediante la reasignación de las disponibilidades existentes.

4. Ofrece un incentivo continuo para la adopción y desarrollo de tecnologías para la utilización y conservación del agua.

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