Capítulo 1. Revisión teórica acerca del papel del Estado y el mercado en los procesos de industrialización

Introducción

Analizar el proceso de industrialización en los países del Este de Asia es uno de los tópicos de mayor interés e importancia para los estudiosos de hoy en día, no solo de quienes trabajan en el campo de la economía, sino de los estudiosos de las ciencias sociales en su conjunto. De manera particular para quienes nos desempeñamos en las Relaciones Internacionales Transpacíficas resulta fundamental conocer a fondo las experiencias tenidas por los países del Pacífico Asiático, dado que con ello, no solo aprendemos las lecciones que se derivan para nuestro país de esas experiencias, sino que conociéndolas mejor, tenemos la posibilidad de aprovechar al máximo esos vínculos en aras de lograr mejores niveles de crecimiento económico y bienestar social.

De esos países de Asia, por sus niveles de crecimiento alcanzado, el análisis de China se me presentaba como un reto académico interesante. Mi interés en ese país se centraba en hacer una contribución que permitiera responder al porque un país que se encontraba sumido en el mayor de los atrasos se convirtió, en un tiempo relativamente muy corto, en un país con una tasa de crecimiento, con mucho, mayor a la de otros países con niveles de desarrollo similar. Además de su crecimiento en su PIB, que en los últimos 23 años se había incrementado 7 veces, otros indicadores llamaban mi atención, como era:

- Su participación en el volumen de comercio mundial que lo llevaban a ocupar el sexto lugar y con una dinámica de crecimiento mayor a cualquier otro país en el mundo. Volúmenes de comercio, que a principios de siglo XXI, lo ubicaban como el segundo país en las importaciones de los Estados Unidos, desplazando a México y Japón, que desde muchos años atrás, se habían alternado esa posición.

- El hecho de que un “país socialista”, se hubiera convertido en el país número uno en la captación de inversión extranjera directa en el mundo ubicándose por arriba de los Estados Unidos.

Lo que más llama mi atención en el despegue económico seguido por China fue la importancia tenida por el sector industrial y el hecho de que la velocidad en su crecimiento no haya sido homogénea durante todo el periodo. Como se observa en la gráfica anexa la tasa de crecimiento en la participación del sector industrial en el PIB durante el periodo comprendido durante la prerreforma fue con mucho inferior al alcanzado durante la reforma: ¿Cuáles fueron las razones que explicaban que las tasas de crecimiento del sector industrial fuesen menos dinámicas durante la prerreforma?, ¿Cuál fue el papel jugado por el Estado y el mercado en esa dinámica?. Fueron éstas las preguntas fundamentales a las que me interesa responder.

Gráfica I.1

Fuente: China. Hechos y cifras 2003, Editorial Nueva Estrella, Beijing, 2003

En la búsqueda de una respuesta me di a la tarea de revisar diversas teorías que soportaran mi investigación. Sin menospreciar otras escuelas de pensamiento privilegié dos enfoques teóricos. Uno que he denominado centrada en el Estado interventor; es este un enfoque que considera que solo a través de una fuerte intervención estatal se pueden explicar las transformaciones profundas y radicales tenidas en la economía china. El otro, lo ubiqué como centrado en el mercado, desde esta perspectiva teórica los avances en el crecimiento económico encuentran se fundamentan en un aflojamiento de los controles del Estado sobre las empresas y la aplicación de políticas que permitieron un mayor juego a las fuerzas del mercado (mayor competencia, cambios en los mecanismos de propiedad de las empresas, apertura hacia el exterior, jugar con las reglas del juego de los mercados internacionales, etc.) Sin embargo, después de un análisis minucioso de los estos enfoques teóricos y del proceso histórico seguido por China, llegué a la conclusión de que tanto el Estado como el Mercado, en cuanto instituciones, jugaron una función importante en el éxito del sector industrial chino. Una conclusión de esta naturaleza redimensiona la importancia del análisis del fenómeno chino desde el punto de vista de la teoría económica y renueva la discusión con respecto a los procesos de industrialización en países subdesarrollados al reconsiderar el papel jugado por esas instituciones.