4.5.2. El papel del Estado en el establecimiento de los nuevos arreglos institucionales

El despegue en el crecimiento industrial a partir de 1979 solo puede ser explicado por la reforma implementada a partir de ese periodo. Su punto de partida se ubica en las transformaciones económicas, políticas e institucionales dirigidas por el Estado para el logro de los objetivos de crecimiento. Entre estas medidas destacan: la aplicación de incentivos para incrementar la producción agrícola, industrial y comercial (“Sistemas de Responsabilidad” y “Sistema de participación de utilidades”); los cambios en la estructura de los derechos de la propiedad en el sector agrícola y en las empresas rurales, el establecimiento de sistemas de contratos en las empresas públicas, las reformas administrativas y financieras dirigidas, principalmente, a las empresas de los Poblados y Villas; el impulso a las medidas de mercado y de privatización, a la par que se mantenía la propiedad de empresas estatales; las transformaciones en los vínculos entre el gobierno central y las provincias y en los diversos niveles de gobierno; la combinación entre centralización y descentralización, etc. Durante este periodo pueden visualizarse dos fases en la participación del Estado. En ambas todavía persiste la confianza en el mejoramiento del sistema de planificación central y de que mediante ese mecanismo aún es posible resolver los problemas de crecimiento por los que atravesaba el país.

En la primera de estas fases, el liderazgo gubernamental, heredero del maoísmo, consideraba solo la necesidad de cambios de forma y no de fondo en la administración gubernamental. La aplicación de una política de esta naturaleza produjo una mayor inestabilidad, falta de credibilidad y confianza. En esta primera fase, sin dejar el control gubernamental, el equipo gobernante competía con un liderazgo emergente, que si bien procedían, al igual que ellos, de la revolución comunista, eran portadores de una visión que alentaba la instauración de nuevas instituciones. En este periodo va a coexistir dos posiciones divergentes al interior del grupo gobernante. Cada una de ellas soportada por grupos que ambicionaban el control político y mantener una posición hegemónica. Desde el punto de vista institucional van a coexistir arreglos que proceden, unos de un sistema de planificación central” y otros que responden a un sistema de incentivos y estructura institucional de “mercado”. Será un periodo en que los arreglos de mercado se van a profundizar y adquirir una importancia creciente, sin embargo, el “plan” seguirá considerándose como prioritario y el “mercado” como complemento de aquel. En un segundo momento, el más importante de este periodo, se impuso el liderazgo de quienes, al abandonar la creencia ideológica del maoísmo, fundaban su pensamiento en la práctica “como el último criterio de verdad”. Consideraban que la aplicación correcta de una política no dependía de su justificación ideológica sino de sus resultados prácticos. La sintetizaban en la frase: “no importa el color del gato lo que importa es si caza ratones”. Era un grupo que propugnaba por la aplicación de una reforma económica gradual, continua y experimental. A pesar de que el mercado va a retomar una importancia creciente durante este periodo, al grado de que ya se avizora que puede incluso sustituir al ‘plan”, será el Estado quien intervendrá activamente en la aplicación de la reforma económica, establecerá los arreglos institucionales correspondientes, dará “luz verde” a los arreglos que proceden ‘desde abajo” y alentará el establecimiento de las instituciones que coadyuven al cumplimiento de las metas establecidas. La transformación de las empresas de las comunidades y brigadas en empresas municipales y de villas, la descentralización financiera y el conceder una mayor autonomía en el proceso de toma de decisiones, el sistema de participación de utilidades en sus diversas modalidades, el establecimiento de Joint Ventures de empresas chinas y extranjeras, la autonomía en la regulación económica a las provincias de Guangdong y Fujian. Son solos algunas de las instituciones que establecidas por decisión de la autoridad gubernamental central. Fue el Estado el que modificó y alteró las “reglas del juego” cambiando la estructura institucional de la sociedad y fue quien moldeó la estructura que soporta la acción social y económica .

En concordancia con la teoría neoinstitucional, cuando las instituciones de mercado no funcionan adecuadamente, son ineficientes o sus costos de transacción son muy altos, prevalece un pobre desempeño en la economía. Dado que las instituciones importan, una situación como la anterior, hace relevante la intervención estatal como el mecanismo de coordinación más idóneo en la asignación de los recursos y en alentar el establecimiento gradual de instituciones de mercado. Conforme se vayan fortaleciendo las instituciones del mercado se le irán cediendo mayores atribuciones de coordinación y responsabilidad en la dirección económica en un proceso donde al incrementarse el mercado la acción del Estado decrecerá paulatinamente. Los aspectos más relevantes que denotan una, cada vez mayor presencia de las instituciones de mercado y una reducción de la participación del Estado en China, son entre otros, los siguientes:

• La delegación de mayores responsabilidades a los gobiernos locales, y por lo tanto, a una desintegración de las funciones de centralización económica dirigida por el Estado.

• En el mismo sentido de la descentralización administrativa y financiera el proceso de descolectivización en el campo redujo de manera significativa el control del gobierno en la vida económica de la sociedad generando a la vez que los gobiernos, las familias y las empresas rurales pudiesen responder, de manera mas autónoma, a sus propias condiciones de mercado.

Durante este periodo, y como resultado de los cambios en las “reglas del juego” dirigidas por el mismo Estado y con la finalidad de establecer un “sistema de incentivos” que reanime a la economía, da como resultado una reducción de la participación del Estado en la actividad económica en su conjunto en aras de una mayor presencia de las organizaciones “no estatales”.