1.4.1.1.3. Visión que alienta al mercado

Desde esta perspectiva las instituciones que resultan del mercado, como aquellas cuyo desarrollo promueve el Estado, deben ser seriamente analizadas para entender el desarrollo seguido por una economía, contrastando, por supuesto, con el acercamiento convencional basado sobre la dicotomía mercado- gobierno. Masahiko Aoki, Kevin Murdock y Masahiro Okuno- Fujiwara basándose en la experiencia vivida por China y los países del este de Asia, hacen una propuesta teórica que se opone a los planteamientos radicales de las visiones “del mercado” y de la “intervención estatal”. Buscando conciliar ambas visiones proponen lo que ellos han denominado: “Visión que alienta al mercado”. Para estos autores las instituciones del sector privado tienen una ventaja comparativa importante con respecto al gobierno en la habilidad para proveer incentivos apropiados en la resolución de las imperfecciones del mercado. Las instituciones del sector privado presentan la mejor opción para resolver los problemas de coordinación, dado que poseen los elementos necesarios para su autorregulación, como son: la competencia, la disponibilidad de entrar y salir de la actividad económica, su mejor capacidad de responder a la información local, etc. Sin embargo, cuando los problemas permanecen irresueltos por la acción del sector privado y éstas no son capaces de resolver, de manera importante, esas imperfecciones se acrecienta el papel del Estado con la finalidad de complementar y fomentar la coordinación privada. En el sentido descrito la acción del Estado no compite contra el privado, antes bien, dirige sus esfuerzos hacia la promoción de las instituciones del sector privado a fin de que sean éstas las que coordinen las acciones del mercado. En tal sentido el Estado no es una institución rival ni compite con otras instituciones por controlar la actividad económica. Desde esta visión, las políticas gubernamentales no ayudan directamente en la introducción de mecanismos sustitutos en la resolución de fallas del mercado, sino más bien, incrementan la capacidad de las instituciones del sector privado para hacerlo. Obviamente esa intervención para “alentar” la acción del sector privado no se encuentra libre de dificultades y problemas, en virtud de que:

 El gobierno puede tener sus propios incentivos, los que no necesariamente convergen con los del sector privado. La interacción de los intereses privados y los procesos económico- políticos reflejan un intrincado juego de intereses públicos y privados;

 Dependiendo de su ambiente y capacidad, el Estado puede desempeñar un rol complementario para ayudar a otros elementos institucionales de la economía para que emergen y funcionen. Sin embargo, pueden darse otros ambientes en que puede ser motivado a actuar de manera que suprima la evolución del experimento privado y fomente otro tipo de instituciones;

 La forma de organización por el cual una economía ordenará tal experimento privado dependerá parcialmente de su experiencia histórica y de sus condicionamientos sociales y culturales. Por lo que el gobierno puede jugar un rol en determinar la dirección que seguirá la economía supliendo la acción de otras instituciones;

 En el caso de los países subdesarrollados el ajuste de las instituciones del sector privado hacia una coordinación de mercado, no garantiza automáticamente la efectividad el activismo estatal o una intervención estatal incondicionada. La capacidad y los incentivos del gobierno serán moldeados por la estructura política y económica en la cual están envueltos;

Por lo tanto, al efectuar el análisis desde esta óptica, resulta necesario tener presente la singularidad histórica y social de cada país, su experiencia de crecimiento y desarrollo económico, así como, la evolución seguida por sus instituciones sociales y políticas.