CAMBIO INSTITUCIONAL EN LA REPÚBLICA POPULAR DE CHINA
SU INFLUENCIA EN EL SECTOR INDUSTRIAL
José Salvador Meza Lora
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Como antes se había señalado había un convencimiento de que el bajo nivel de eficiencia de las empresas grandes tenía como explicación la presencia de un problema no resuelto de autonomía. Su expresión más fehaciente se mostraba en la carencia de una clara separación entre las administraciones del gobierno y las empresas. Consideraban que, mas que un problema que encuentra su raíz en el antagonismo que resulta entre los mecanismos de propiedad, era un problema que tenía que ver con la estructura organizativa de las empresas por lo que su resolución estribaba en establecer mecanismos efectivos de gobernación corporativa. En el 15º Congreso del Partido Comunista, celebrado en septiembre de 1997, Jiang Zhemin, Secretario General del PCCh, va a hacer explícita esa propuesta. Va a reconocer la posición dominante del Estado en aquellas industrias clave para la economía nacional, a la vez señalaba la importancia de que en las empresas industriales propiedad del Estado se implementara un sistema de empresas moderno. Al no encontrarse contradicción alguna en este planteamiento se va a justificar la presencia mayoritaria (y exclusiva) del Estado en las nuevas corporaciones industriales que se establecieron durante este periodo. Del total de las empresas corporativas en que participaba el Estado, en el 80% era el único propietario y solo en el 20% restante compartía su participación con inversionistas privados o extranjeros. El hecho de que el Estado disponga de un alto porcentaje, o de su totalidad, en las participaciones de las empresas corporativas, durante esta primera fase, van a presentar a las empresas grandes como corporaciones públicas. Las corporaciones públicas se presentan, por lo tanto, como empresas corporativas en una fase intermedia entre las empresas gubernamentales “de viejo cuño” y aquellas que se rigen con las reglas que establece la propiedad privada. Son empresas que buscan incorporar un sistema moderno con respecto a la gobernación de las empresas, sin embargo, la burocracia gubernamental sigue jugando un papel decisivo en la Junta Directiva como en la Junta de Supervisión por lo que no se dan cambios reales en la administración. Se trata de que se desempeñen bajo fuertes restricciones presupuestarias, sin embargo, la administración está seguro de la intervención estatal ante cualquier eventualidad. En otras palabras, en las corporaciones públicas se van a perpetuar las prácticas que resultan de la persistencia de los viejos arreglos institucionales de las empresas. Haciendo alusión a esta vieja práctica algunos autores la va a sintetizar en la frase: “viejo vino en odres nuevos” dado que se plantean nuevas prácticas corporativas sobre la base de un funcionamiento al viejo estilo. Son inercias que impiden que las instituciones económicas cambien con rapidez y dificultan alcanzar los objetivos de la privatización. En virtud de lo cual, y como se deduce del cuadro VII. 1, en la práctica se va a presentar una “irreal” separación definitiva entre quien detenta la propiedad de las empresas, el Estado, y de quien dispone los derechos de control de las mismas. Esta situación de indefinición en las corporaciones públicas, a pesar de los enormes esfuerzos hechos durante la década, persiste como uno de los problemas más relevantes aún no se resuelve para las empresas estatales todavía a principios del siglo XXI.
Cuadro VII.2
Elaborado sobre la base de: Ma Jun, The Chinese economy in the 1990s, St. Martin's Press, New York , 2000, p. 103-112
De cómo interviene la autoridad gubernamental en apoyar y rescatar a las empresas el Premier Li Peng en su “Reporte de Trabajo gubernamental” presentando al Congreso Nacional del Pueblo en 1996 lo confirma al señalar que de esas 1000 empresas grandes solo 300 habían mejorado su posición después de la inyección de recursos frescos provenientes de la banca central y de que de éstas 57 habían formado grandes grupos modernos de empresas, amén de que año tras año el Estado haya tenido que continuar proveyéndolas de una gran cantidad de recursos para asegurar la sobre vivencia de esas empresas. A pesar de estas transformaciones que se fueron operando en las empresas y del apoyo financiero otorgado por el gobierno, las ganancias posibles que presentaban estas empresas, en el contexto de la totalidad de las empresas, eran solo marginales dado que un número importante de empresas continuó operando con pérdidas. Para 1997 el 42% de las empresas operaban con pérdidas, para 1998, en lugar de reducirse, el número de empresas se incrementó a un 50% del total. La separación de la propiedad y administración en las empresas estatales se vio mayormente limitada en consideración de la crisis financiera asiática de 1997. La crisis externa y los efectos deflacionarios golpeaban el crecimiento económico. Dadas las nuevas circunstancias el gobierno debía tomar mas en calma la transformación de las empresas estatales. Zhu Ronghi, apenas habiendo sido nombrado Premier en marzo de 1998, no solo no reforzó los mecanismos de participación de los sectores no estatales en las empresas públicas ni propició la privatización de las mismas, sino que en lugar de ello, se comprometió a fortalecer la estructura administrativa e impulsar mecanismos de supervisión de las empresas y a no ser tan radical en la aplicación de fuertes restricciones presupuestarias en las empresas grandes. Desde la perspectiva del gobierno se había avanzado en el cumplimiento de la estrategia básica dada la reducción en el número de empresas con pérdidas: de un total de 79,000 empresas estatales (las mayorías pequeñas) un 40% participaba con pérdidas, sin embargo, para 1998, de 500 grandes empresas solamente el 10% trabajaba con pérdidas.