CAMBIO INSTITUCIONAL EN LA REPÚBLICA POPULAR DE CHINA
SU INFLUENCIA EN EL SECTOR INDUSTRIAL
José Salvador Meza Lora
Esta página muestra parte del texto pero sin formato.
Puede bajarse la tesis completa en PDF comprimido ZIP
(451 páginas, 1.96 Mb) pulsando aquí
En virtud de los resultados altamente negativos en lo económico y en lo político provocados por el “trauma” de la Revolución Cultural y el debilitamiento del liderazgo “post- Mao”, a fines de la década de 1970 todo apuntaba al desarrollo de cambios profundos en la dirección de la economía y en la transformación de las instituciones en China.
Durante el periodo Maoísta (1952-1978) se había alcanzado un incremento sustancial en el crecimiento de la economía: de acuerdo al Buró de Estadísticas del Estado y sobre la base de precios comparables, la tasa de crecimiento anual en el valor de la producción social, el valor de la producción industrial y el ingreso nacional, fue del 7.9%, 8.2% y del 8% respectivamente, lo que significaba una tasa mayor al crecimiento promedio mundial. Sin embargo, los costos en que se habían incurrido para alcanzar esos resultados habían sido también excesivos los que se expresaban en:
- Una disminución creciente en las tasas de consumo y consecuentemente una reducción permanente en el nivel de vida de la población, sobre todo para el sector agrícola, que durante todo este periodo se había distinguido por ser el soporte social del gobierno Maoísta .
- Se promovió una asignación ineficiente de los recursos lo que condujo a bajos niveles de eficiencia económica y a una severa distorsión en la estructura industrial .
- En lo político, se fue gestando un sentimiento de desconfianza e incredulidad a las propuestas gubernamentales propiciando serios cuestionamientos a los planes establecidos por el Estado y a una indefinición de liderazgos al interior del Partido.
- La burocracia gubernamental se mostraba seriamente debilitada, con un desgastado soporte ideológico y con fuertes fisuras en su control monolítico.
- Aunado a lo anterior, el rápido incremento en las relaciones con el mundo occidental (los Estados Unidos, en particular) y con sus vecinos del este de Asia habían acrecentado los flujos de información dejando ver su atraso con respecto a aquellos países (en particular Hong Kong, Corea del Sur, Taiwán y Singapur) los que poseyendo una raíz cultural e histórica similar a China habían logrado altas tasas de crecimiento con costos muchos menores a los tenidos por este país.
En consideración de esos efectos perniciosos a inicios del periodo (1979-1983) emergieron prácticas institucionales “desde abajo” en el sector agrícola, posteriormente se aplicaron experimentalmente, una serie de arreglos institucionales en las empresas estatales cuyo impacto fue decisivo en el crecimiento económico e industrial. Una característica esencial de este periodo consistió en que el mercado se mostraba como suplementario al sistema socialista, por lo que las nuevas medidas se hicieron sin descartar la estructura básica del viejo sistema de planeación central. A pesar de que prevalecieron las viejas estructuras institucionales, el reconocimiento de las instituciones del mercado, aunque incipientes y fragmentadas, marcó una ruptura con la etapa precedente y se inició un proceso de modernización gradual y continuo. Desde el punto de vista económico esta fase se distinguió por la aplicación de medidas de reorientación, con lo que se buscaba revertir la distorsión en la estructura productiva, establecer incentivos para el trabajo y modificar la desigual distribución del ingreso, que de manera persistente, habían reducido los niveles de consumo en la población y consecuentemente, suprimido una elevación en el nivel de vida de los trabajadores. Con ese propósito descrito, el Estado intervino en la redefinición de prioridades, y sin la pretensión de modificar sustancialmente las “reglas del juego”, se inició la aplicación de una política de “reorientación económica” a fin de revertir la situación prevaleciente. Dichas medidas consistieron en:
1. El restablecimiento del sector agrícola como prioridad para el crecimiento económico.
Debido a que en este sector se concentraba la mayoría de la población y había sido severamente afectado por la aplicación de la estrategia de industrialización, se había tornado en el más vulnerable y crítico . En razón de lo anterior, el gobierno central decidió asignarle un rol prioritario. En el Tercer Pleno del 11º Comité Central del PCCh celebrado en diciembre de 1978, el recambio político que se presentaba era favorable para dar marcha atrás al viejo esquema económico que se había continuado posterior a la muerte de Mao Tsedong y, aunque no se aprobaron cambios radicales, se resolvió la aplicación de nuevas políticas para incentivar un mejor desempeño del sector. Entre otras se consideraron las siguientes propuestas:
a. Mejorar los términos de intercambio en la producción agrícola:
En virtud de tal situación la reorganización de este sector fue apoyada por un incremento promedio del 20% en los precios de compra de los productos agrícolas procurados por el Estado, a la vez que se procedió a disminuir los precios en los insumos. De 1978 a 1982 los precios para las cuotas establecidas de granos, algodón y aceite se incrementaron en un 26%, 20% y 24% respectivamente.
b. Canalizar una mayor inversión estatal a este sector:
Aunque se dio una declinación en la inversión total, de 18.6% con relación al PIB en 1978 a 14% en 1981, las reducciones principales se concentraban en la inversión dirigida hacia la industria pesada, en cambio la inversión en la industria ligera y alimentos se vio incrementada; por ejemplo, en textiles y procesamiento de alimentos, que habían sido del 7% con relación al PIB, se incrementó al 13.5% entre 1981 y 1982, mientras tanto, la inversión en vivienda se dobló de 1.4% en 1978 al 2.8% en 1981
c. Cambios en la estructura organizativa rural:
Sin modificar la estructura institucional rural se acuerda otorgar una mayor libertad a las colectividades y comunidades rurales para organizar su trabajo, por lo que se establecen mecanismos para limitar cualquier intervención de las altas autoridades en los derechos de los equipos de producción y de la comuna local para decidir lo concerniente a los métodos de producción y distribución del ingreso, así como, ignorar órdenes arbitrarias de los órganos dirigentes o de los líderes.
2. Los cambios en la estructura productiva:
A diferencia de los periodos anteriores que se habían caracterizado por un crecimiento muy lento de la industria liviana y la agricultura y un crecimiento acelerado de la industria pesada, durante este periodo, se van a tomar medidas importantes para revertir esa situación, al grado que para el año de 1984 los montos de participación se habían ya balanceado. Se presenta un fuerte incremento en la producción para el sector de la industria liviana, mientras tanto, se da un franco decrecimiento en la participación de la industria pesada como se observa en la tabla:
Tabla IV. 1 El Valor de la Producción Agrícola e Industrial en el Valor de la Producción Total
Fuente: State Statistical Bureau, China Statistical Yearbook, Beijing, 1987, p. 46
3. Los cambios en la distribución del ingreso.
En virtud de haberse dado una fuerte disminución en el consumo y un alto nivel de acumulación durante la prerreforma, durante el periodo de “reorientación” se dio una declinación en la participación de la acumulación con relación al consumo, sin embargo, siguió conservándose en niveles cercanos al 30% del ingreso total. Para 1981 las familias participaban con el 66% del ingreso total, para el periodo de 1983-84 se había incrementado al 70%. De esta participación fueron las familias rurales las que lograron un mayor crecimiento: de un 30% del ingreso nacional en 1978 a cerca del 40% en 1981 y un 44% para 1984 . Por otro lado, gracias a los incrementos en el precio de los productos agrícolas, se aceleró el ingreso de los campesinos: de 1979 a 1986 el ingreso promedio de las familias rurales se incrementó 216.4% con un crecimiento anual del 15.5%. Si se ajustan a los precios, el incremento real fue de 167.7% con un incremento anual del 13.1%. En términos comparativos la tasa promedio anual fue de 2.9% de 1958 a 1978 .