CAMBIO INSTITUCIONAL EN LA REPÚBLICA POPULAR DE CHINA
SU INFLUENCIA EN EL SECTOR INDUSTRIAL
José Salvador Meza Lora
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La discusión y el análisis sobre la naturaleza y el rol del Estado en el desarrollo económico se ha extendido por un periodo de tiempo considerable. Desde los mercantilistas en el siglo XVIII, quienes privilegiaban la intervención del Estado para incrementar las exportaciones y reducir las importaciones, pasando por Friedrich List, quien preocupado de cómo la Alemania pudiese desarrollar las manufacturas, en un periodo en el que Inglaterra tenía la supremacía industrial, consideraba el rol estratégico que debería jugar el Estado con la finalidad de dominar las fuerzas del mercado doméstico e internacional y lograr un vínculo adecuado de esas políticas con el interés económico nacional.
Ya a principio de la tercera década del siglo XX, en el contexto de la “Gran depresión”, John Maynard Keynes, describe toda una serie de fallas e imperfecciones que presenta el mercado y que cuestionan la validez del pensamiento económico “laissezferiano” dada su incapacidad teórica y práctica para explicar los ciclos depresivos de la economía. Keynes llega a las siguientes conclusiones:
Contrario a la propuesta de la “ortodoxia liberal”, del mecanismo de libre mercado no resulta un equilibrio natural ni se presenta un ajuste automático. Por lo tanto, el sistema de precios en condiciones de libre mercado ni es perfecta ni es el medio más eficiente para la asignación de los recursos.
El libre mercado no garantiza el equilibrio en pleno empleo en virtud de que pueden aparecer desequilibrios por fallas o desajustes en cualquiera de los tres mercados: el mercado de bienes y servicios, en el mercado monetario y en el mercado de trabajo. Por lo tanto, el sistema de precios no cumple, ni en el corto ni en el largo plazo, con las funciones asignadas por la teoría clásica.
Considerando que las acciones de los agentes económicos están basadas en una información incompleta, se incrementa la incertidumbre y el riesgo asociado en el proceso de toma de decisiones.
En otras palabras, la incapacidad del mecanismo de mercado de generar un equilibrio automático en el que la asignación más eficiente de los recursos no obedece siempre a un sistema de precios de mercado, y del surgimiento de un mayor riesgo e incertidumbre en la toma de decisiones dada la presencia de un sistema de información incompleto; se deriva la necesidad del Estado para intervenir en la economía. En consideración de las fallas de coordinación que presenta el mercado, Keynes considera que:
• Existe la necesidad de la planeación social, sin la cual las crisis del sistema capitalista sería inevitables.
• El Estado debe intervenir en la actividad económica a través de la aplicación de diversas políticas macroeconómicas que contribuya a mejorar la asignación de los recursos y la distribución del ingreso. Considera que el Estado debe desempeñar una política económica activa mediante un manejo eficiente y eficaz de la combinación de políticas monetaria y fiscal, como el mejor medio para evitar ciclos depresivos y tasas de desempleo socialmente inaceptables. Parte del supuesto de que las decisiones de inversión y empleo, guiadas por la maximización de beneficios no conducen al pleno empleo y de que las fluctuaciones macroeconómicas y el surgimiento de la incertidumbre resultan de la tendencia inherente al desequilibrio entre oferta y demanda, por lo tanto, se requiere de la coordinación económica estatal para mejorar el desempeño de la economía. La coordinación económica entre sujetos sin la intervención del Estado es poco probable.
• El objetivo fundamental del Estado consiste en producir un clima social y económico, promotor del interés público (pleno empleo y elevación del bienestar social). En virtud de lo anterior el gasto público puede asegurar un nivel de ingreso y producción suficientes para asegurar el pleno empleo.
• Para que funcione mejor la economía, sin perder su carácter de capitalista, debe ser regulada a través de la intervención estatal con el consecuente establecimiento de sistemas de control, basado sobre la confianza en el liderazgo intelectual.
En sintonía con los planeamientos originales los neokeynesianos aceptan las propuestas fundamentales de Keynes, consideraban que la acción del Estado debería de:
• Orientarse hacia el crecimiento económico y el bienestar de la población a pesar de que incurra en déficit fiscal o en un proceso inflacionario. Consideraban a la inflación como un mal necesario intrínseco al sistema de mercado capitalista cuando opera cercano al pleno empleo
• Discriminar entre aquellas políticas que son más favorables al crecimiento y las que no lo son, en tal sentido, proponen se favorezca las políticas fiscal y monetaria que favorecen la inversión de largo plazo mas que aquellas que estimulen el consumo
• Desempeñar una política económica activa, mediante un manejo eficiente y eficaz de la combinación de políticas monetaria y fiscal, como el mejor medio para evitar ciclos depresivos y tasas de desempleo socialmente inaceptables.
Los teóricos de la CEPAL , de mediados de siglo XX, tuvieron una enorme influencia en las políticas industriales adoptadas por los países de Asia y América Latina en las décadas de 1950 y 1960, consideraban que el deterioro en los términos de intercambio resultante del establecimiento de vínculos comerciales entre los países centrales (exportadores de manufacturas) y los países de la periferia (exportadores de bienes primarios), origina la dependencia externa de los países subdesarrollados y ahonda la brecha entre el desarrollo y el subdesarrollo. El deterioro en los términos de intercambio, no solo impide que los países periféricos logren las ganancias esperadas del comercio, sino que resulta ser una de las causas principales que explica las condiciones de subdesarrollo de los países periféricos. Sobre la base de esta explicación surge la necesidad de un nuevo modelo de desarrollo, conocido como estrategia de industrialización por sustitución de importaciones. Este modelo de industrialización exigía una intervención activa del Estado a través de la aplicación deliberada de medidas e instrumentos de política comercial y financiera, con la finalidad de regular y dirigir las fuerzas hacia los objetivos establecidos de desarrollo industrial:
Surge así la regulación de precios relativos y la fijación y control de los precios fundamentales de la economía que son: los bienes de consumo básico, los servicios públicos, la tasa de interés, el tipo de cambio, el salario mínimo y, en muchos, el pago de alquileres de vivienda”
A fines de la década de 1960 Gunnar Myrdal considera la importancia de la participación del Estado en el contexto de las “macrodecisiones” y de su capacidad para imponer criterios y “reglas del juego” económico. Fue uno de los primeros estudiosos que le atribuyó una importancia particular a la “fortaleza” del Estado en el proceso de desarrollo: “... el éxito de la planeación para el desarrollo requiere de (...) un esfuerzo riguroso para toda la población, en los cuales la coacción juega un rol estratégico” . Consideraba las necesidades de coordinación y planeación económica en los diversos países, acción que solo podía ser atribuida al Estado. Se pronunció en contra del laissez faire y por la necesidad de crear una minuciosa planeación que englobe a la economía en su totalidad para que posibilite a las empresas tomar decisiones sobre la base de un plan establecido. Estas acciones generarían una mayor confianza en el quehacer de los diversos actores económicos y alentaría los efectos impulsores del desarrollo (integración industrial, empleo e ingreso). Consideraba que los países siguen una trayectoria en su desarrollo histórico que va: del control gubernamental (mercantilistas) al liberalismo y de éste a una mayor intervención. Sin embargo, a fin tener la capacidad de atender las necesidades de las grandes masas de la población para el logro de un bienestar social mayor, consideraba que los países no desarrollados, no requerían seguir esa trayectoria de manera necesaria, sino que debían iniciar con políticas de planeación a nivel “macro” que se extienda hacia todos los rincones del país con la finalidad de que estimule las actividades económicas atrasadas e induzcan al desarrollo industrial y promueva un incremento en el bienestar de la población.