CAMBIO INSTITUCIONAL EN LA REPÚBLICA POPULAR DE CHINA
SU INFLUENCIA EN EL SECTOR INDUSTRIAL
José Salvador Meza Lora
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En el presente trabajo se ha denominado “enfoque basado en el mercado” la propuesta teórica que restringe a un nivel mínimo la intervención del Estado en la economía. Congruente con este postulado va a privilegiar en su análisis las fuerzas del mercado y las medidas de liberalización como las determinantes del crecimiento económico e industrial. Desde esta perspectiva teórica el éxito o el fracaso de la industrialización depende de un óptimo funcionamiento del mercado; y este solo será posible si se elimina cualquier tipo de restricción impuesta por el Estado y por todos aquellos agentes que son externos al mercado. Solo así se aprovecharán al máximo las ventajas comparativas y se logrará una asignación eficiente de los recursos disponibles para cada país. Desde esta óptica para explicar el crecimiento tenido por los países de Asia Pacífico, Anne Krueger va a afirmar categóricamente que: “... las ventajas comparativas han sido, en última instancia, el pilar sobre la cual descansan (el éxito de) las políticas construidas en esos países”. Mientras tanto, Byrd Williams, con respecto a China, afirmará que el éxito de la “reforma” aplicada en este país debe de ser atribuido al intento del gobierno por instituir el funcionamiento del mercado dado que es éste el mecanismo más eficiente para la asignación y localización de los recursos. Edward Steinfield, por su lado, plantea que el éxito del sector industrial rural en China se pudo haber logrado sin intervención del Estado dejando simplemente que actuaran las fuerzas del mercado. Desde la perspectiva de este estudioso, la eficiencia industrial solamente se puede lograr dejando a las empresas sujetas a la competencia individual sin los apoyos distorsionadores del gobierno, considera que: “... el equilibrio general es la condición para que los individuos efectúen elecciones óptimas bajo condiciones de fuertes restricciones presupuestarias”
El enfoque basado en el mercado se identifica con el “laissez faire” y el “libre mercado”. Dadas las transformaciones de la década de 1990 esta visión se ha visto fuertemente reforzada, debido entre otros, a los siguientes factores:
- Al fenómeno de globalización económica que se expresa por las políticas de liberalización y desregulación aplicadas por las economías a nivel internacional. Estas medidas son consideradas como necesarias para que los países se inserten exitosamente a ese proceso y logren niveles elevados de crecimiento.
- El fracaso del socialismo real en la Unión Soviética, la desaparición de la amenaza “comunista”, etc. le han dado un impulso “inusitado” a las propuestas “neoliberales”, contrario sucede con las propuestas de “planificación”, “estatización”, socialización, que se han visto severamente cuestionadas.
- La aceptación por la mayoría de los países subdesarrollados a las propuestas recomendadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, etc. Organismos fuertemente comprometidos en impulsar esta visión.
Esta teoría establece la “autorregulación” de la economía a través del mercado, es decir, un sistema de “precios correcto” permite que la oferta y la demanda se ajusten de manera automática, lográndose con ello una asignación eficiente de los recursos. Parte de dos principios básicos:
a. La consideración de que los mercados son competitivos, es decir, los cambios en la oferta y la demanda, en un contexto de precios flexibles, genera un ajuste automático en el mercado.
b. Establece que la maximización de los beneficios individuales coincide con la maximización del bienestar social. Las decisiones microeconómicas conducen, automáticamente, a la coordinación macroeconómica.
Entre los supuestos más relevantes, establece que los individuos que participan en el intercambio (consumidores, productores y gobierno) se comportan racionalmente, por lo tanto buscarán maximizar su utilidad sobre la base de diversas opciones posibles y de que ellos dispondrán, no solo de toda la información necesaria sobre los precios, sino que tendrán acceso a ella de una manera gratuita y en el momento en que lo requieran para la toma de decisiones a fin de maximizar su utilidad, es decir, operan con costos de transacción nulos. En virtud de las premisas anteriores, se concluye, que es innecesaria, y hasta contraproducente, algún tipo de coordinación externa al mercado. La ingerencia de fuerzas externas al mercado (como sería la intervención del Estado) conduce a ineficiencias y distorsiones en la economía. Se concluye, por lo tanto, que el Estado no debe intervenir en la regulación o en el establecimiento de reglas para el funcionamiento de la economía. El Estado, por lo tanto, no tiene derecho para intervenir, alterar o juzgar en un resultado que ha sido determinado por el libre contrato entre lo individuos. En el contexto de esta teoría, la única política económica posible consiste en dejar que actúe solo la “mano invisible”, de ahí justamente el laissez-faire. Las propuestas más importantes, en las que se fundamenta esta apreciación teórica son, entre otras, las siguientes:
- La competencia entre las unidades económicas es considerada como el mecanismo idóneo para la coordinación de los esfuerzos humanos en alcanzar los fines económicos óptimos.
- Se supone que los mercados se autorregulan, por lo que resulta innecesaria, y contraproducente la interferencia de actores ajenos a la actividad económica. Es por lo anterior que se rechaza la participación directa y estrecha del Estado en dicha actividad.
- Se asume que los principios económicos neoclásicos son universalmente válidos, tan relevante para Europa o Norteamérica, África, Asia y América Latina.
- Parte del supuesto de que al dejarse actuar libres a las fuerzas del mercado, sobre la base de la determinación de precios relativos internacionales para la economía doméstica, se dará una localización y asignación eficiente de los recursos. Por lo tanto se impulsan los mecanismos de desregulación de la economía y se promueve el libre comercio (o al menos acercarse a él lo más posible).
En consideración de lo anterior, para que una economía alcance un crecimiento y un desarrollo de largo plazo, es requisito indispensable lograr una asignación eficiente de los recursos sobre la base de un ambiente de libertad, competencia y de una asignación de precios correctos; que no haya distorsiones en el mercado ni se presenten tomas de decisiones centralizadas por el Estado. En ese sentido, la emergencia de una economía habría que atribuirla a las fuerzas que se derivan de un mercado libre no regulado, y el estancamiento habría que identificarlo con las distorsiones del mercado que resultan por la intervención del Estado en la economía . La mayoría de los impulsores del “modelo neoliberal” tradicional, acuerdan que el Estado debe limitar su acción en:
• La definición de reglas generales para el desarrollo de la actividad productiva;
• Preservar las condiciones de competencia;
• Vigilar que las contradicciones entre los actores sociales no afecten los mecanismos propios del mercado;
• Evitar cualquier interferencia de elementos extraños a la economía;
• Proveer un medio ambiente favorable que permita una localización eficiente de los recursos y la realización de las “ventajas comparativas”
Aseguran que una política industrial, en consideración de que implica la intervención del Estado, puede conducir a una burocratización política que acabaría por decidir quienes serían los ganadores y perdedores en el proceso productivo. Esta situación generaría distorsiones en el mercado, lo que, finalmente, actuarían en detrimento de la actividad económica y de la sociedad en su conjunto. Por lo tanto afirman que las intervenciones del Estado sofocan la operación de los mercados y contribuyen a que se de una forma económica ineficiente de industrialización dado que, en la práctica, las políticas intervensionistas han propiciado una reducción en el crecimiento de las exportaciones y han ignorado la especialización sobre la base de las ventajas comparativas.